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Lilit



Lilit o Lilith (del sumerio lilitu y del hebreo: לילית) es una figura legendaria de la mitología mesopotámica y del folclore demonológico judío. A los hijos de Lilit se les denomina lilim. [2]​ Lilith es una figura iconográfica representada en las artes plásticas en la tradición judeocristiana, como mujer fatal en los finales del siglo XIX y actualmente utilizada en publicidad.[3]

El origen de Lilit se remonta a Lilitu y Ardat Lili, dos figuras femeninas de la mitología mesopotámica (sumeria, acadia y asiria) relacionadas con el espíritu del viento. Lilit a veces se considera diosa de la oscuridad o demonio maligno, Lilu. En los nombres de esta familia de demonios aparece la palabra lil, que significa ‘viento’, ‘aire’ o ‘espíritu’.

Lilit aparece mencionada dos veces en la Tablilla XII de la Epopeya de Gilgamesh -narración épica acadia de poemas sumerios de 2100 a.C-, si bien esta tablilla no consta en el original de las tablillas en babilónico antiguo, fue añadida posteriormente cuando se llevaron a cabo las traducciones y recopilaciones al acadio y al asirio. En esos días lejanos, también conocidos como Gilgamesh, Enkidu y el Inframundo, es la fuente de la traducción acadiana incluida como tableta XII en la versión estándar, que cuenta el viaje de Enkidu al Inframundo. También es la principal fuente de información para el mito de la creación sumeria y la historia de "Inanna y el árbol Huluppu".

había sido plantado en la orilla del Eufrates, había sido regado por el Eufrates, (...) El árbol crecía, pero su tronco no producía follaje, (porque) en sus raíces la serpiente que no conoce hechizo había puesto su nido; en su copa el pájaro Imdugud había colocado a sus pequeñuelos; en su interior la joven Lilith había construido su casa. La joven siempre risueña, siempre alegre, la joven Inanna, ¡cómo lloraba (ahora)! A cada despuntar del día, ante cada clarear del horizonte, cuando Utu salía de su campo principesco, su hermana, la divina Inanna, decía a su hermano Utu: - Hermano mío, cuando en los días de antaño los destinos fueron acordados, (...) Su hermano, el héroe, el valeroso Utu, no la ayudó en su petición.(...) Su hermano, el héroe Gilgamesh, la asistió en este asunto. Se ciño en su pecho su armadura de cincuenta minas de peso -cincuenta minas las manejó como cincuenta siclos-, su hacha de campaña -siete talentos, siete minas- empuño en su mano y entre las raíces abatió a la serpiente que no conoce hechizo; en su copa el pájaro Imdugud, tomados sus pequeñuelos, hubo de huir al monte, y en su interior la virgen Lilith, deshecha su casa, hubo de huir al desierto. En cuanto al árbol, le arrancó sus raíces, le podó su copa

Los judíos que vivían en Babilonia llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre, adaptado a la fonética del hebreo como לילית (Lilith), se puso en relación con la palabra parónima hebrea ליל, laila, ‘noche’. El origen de la leyenda que presenta a Lilit como primera mujer se encuentra en una interpretación rabínica de Génesis 1, 27.[4]​ Antes de explicar que Yahveh dio a Adán una esposa llamada Eva, formada a partir de su costilla,[5]​ el texto dice: «Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó». Si bien hoy suele interpretarse esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y solo más tarde creó de la costilla de Adán a Eva.

La figura de Lilit como esposa rebelde de Adán, que abandona a su marido y el jardín del Edén, aparece por primera vez en el folclore judío de mano del Alfabeto de Sirach, un texto medieval de tono satírico datado entre los años 700 y 1000. Formula la historia como parte de una narración contada por Ben Sira al rey Nabucodonosor II, la cual también introduce la tradición mágico-religiosa de poner un amuleto alrededor del cuello de los niños recién nacidos, con el nombre de tres ángeles (Snvi, Snsvi, Smnglof), a fin de protegerles de Lilit hasta recibir la circuncisión.

El Génesis Rabba, midrás sobre el libro del Génesis, recopilado en el siglo xv en Palestina, señala que Eva no existía todavía en el sexto día de la Creación. Entonces Yahvéh había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, macho y hembra, Adán —que ya era un hombre de veinte años— sintió celos de su amor, y aunque copuló con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. Por ello exclamó: «¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!», y rogó al Dios que remediara esa injusticia.

Según el Yalqut Reubeni, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco, recopilada por R. Reuben ben Hoshke Cohen (muerto en 1673) en Praga:

Adán y Lilit nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilit se sentía ofendida por la postura acostada que él le exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilit, encolerizada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.

Saliendo del Edén fue a dar a las orillas del mar Rojo (hogar de muchos demonios). Allí se entregó a la lujuria con éstos, dando a luz a los lilim. Cuando tres ángeles de Dios fueron a buscarla (Snvi, Snsvi y Smnglof), ella se negó. El cielo la castigó haciendo que muriesen cien de sus hijos al día. Desde entonces las tradiciones judías medievales dicen que ella intenta vengarse matando a los niños menores de ocho días, incircuncisos.

El novelista italiano de origen judío Primo Levi pone en boca de uno de sus personajes esta visión de Lilit:

La única mención en la Biblia de dicha criatura aparece en Isaías 34:14:פגשו ציים את־איים ושעיר על־רעהו יקרא אך־שם הרגיעה לילית ומצאה לה מנוח׃. En la Biblia de Jerusalén el pasaje se traduce como: «Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso». En la Vulgata לילית se tradujo por Lamia, equivalencia que se conserva en algunas traducciones modernas, como la de Nácar-Colunga: «Y las bestias montesas se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará a su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo». Otras versiones, en fin, traducen el término como «criatura nocturna» o «lechuza». Al tratarse de un término que aparece testimoniado en una sola ocasión (hápax legómenon), no resulta posible saber con certeza si para el autor del texto לילית era un nombre propio o común, y en este último caso, si se trataba de una criatura sobrenatural o de una rapaz nocturna. Sin embargo, en la Biblia de las versiones Reina Valera 1960: Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo. Y en la versión Latinoamericana, este pasaje Isaías 34:14 se menciona:Allí se juntarán los gatos salvajes con los pumas, y se dara cita a los chivos; allí también se echará a descansar el monstruo llamado Lilit.

El profesor G. R. Driver opina que la palabra hebrea (li·líth) deriva de una raíz que denota «toda clase de movimiento de torsión u objeto retorcido», tal como la palabra relacionada lái·lah (o lá·yil), que significa «noche», da a entender un «envolver o rodear la tierra».[6]

Blair (2009) sostiene que las ocho criaturas mencionadas en Isaías 34:13-16 son todas animales naturales.[7]

En el mito sumerio Lilit es una diosa o fuerza independiente asociada a la oscuridad y temida por los hombres. En el mito hebraico representaría la igualdad frente al hombre ya que fue creada a su semejanza. Así, viéndose igual a Adán se rebeló ante sus exigencias de sometimiento y lo abandonó. Tuvo otros amores y muchos hijos. Fue, en este sentido la primera mujer libre de la historia y por ello considerada tradicionalmente como 'mujer fatal', la perdición de los hombres, la diablesa, la demoníaca, la femme fatal de la que había que alejarse. Representaba todo lo contrario de la esposa fiel y madre abnegada y obediente. En la tradición judeocristiana, se perpetúa la imagen de Lilith a lo largo del tiempo con diferentes iconografías y características: serpiente, mitad animal y mitad humana, diablesa, mujer de belleza y sensualidad arrebatadora, siempre desnuda y provocadora.

En el último tercio del siglo XIX aparecen, primero en los prerrafaelistas, diversas representaciones de la mujer como mujer fatal o femme fatale como respuesta a las demandas de emancipación -igualdad de derechos, libertad sexual, sufragio- de la mujer. Estos artistas recuperan la iconografía tradicional, actualizándola, ante el miedo que sentían ante las reivindicaciones de los movimientos de las sufragistas. Erika Bornay sostiene que la sociedad patriarcal no aceptaba esas demandas y, algunos de los artistas de la época ofrecieron representaciones extravagantes y exageradas del peligro que la mujer podía representar, para lo que la pintaban recurriendo a la iconografía histórica -Judit, Salomé, Lilith- siempre representadas desnudas y en actitud insolente, provocadora o altiva. Dichas obras reflejan el desconcierto, el miedo y oscuro deseo de los hombres que no llegaban a comprenderlas.

Mefistófeles: Mírala bien. Es Lilith.

Fausto: ¿quién?




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