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Los Científicos



Los Científicos es el nombre con el que se conoció a un grupo de políticos, intelectuales y hombres de negocios que influyeron, en gran medida, la política de México durante los últimos años del porfiriato.

Hacia 1890 el presidente Porfirio Díaz enfrentó una crisis financiera provocada por la pérdida de cosechas, debido a las sequías, y a la devaluación del peso, moneda nacional del país, debido a la depreciación de la plata en los mercados mundiales. Adicionalmente la guerra del Yaqui en el noroeste y una rebelión sin trascendencia liderada por Catarino Garza en el noreste habían perturbado la paz en el país. De esta forma el porfirismo, que se había cimentado en la paz y en la prosperidad, se vio amenazado en las elecciones federales de 1892.

El 5 de abril de 1892 se creó por iniciativa de Manuel Romero Rubio, Secretario de Gobernación, la Unión Liberal que apoyó la reelección del general Díaz[1]​; más tarde, este grupo llegó a conocerse como los Científicos porque apoyaban sus argumentos en la teoría positivista de Augusto Comte [2]​. A la muerte de Manuel Romero Rubio quien fue su original líder y protector[1]​, José Yves Limantour, Secretario de Hacienda de 1892 a 1911, asumió el liderazgo de los científicos[1]​.

El apelativo de "los científicos" se consolidó cuando estos políticos afirmaron que tenían el propósito de "abogar por la dirección científica del gobierno y el desarrollo científico del país". En México, el término de los Científicos se aplicó de forma irónica a todos los positivistas.[3][4]

Fue una generación nacida entre 1840 y 1856, la mayoría de ellos eran capitalinos puros, y los que no eran gente urbana distanciada de la vida provinciana. Fueron considerados como los "niños bonitos" por la gente de pocos recursos. De alguna u otra manera se infiltraron en el mundo de las finanzas logrando, algunos de ellos, amasar grandes fortunas. Tendían hacia el conservadurismo, la oligarquía y la tecnocracia.[5]

Tomaron como modelo a Francia, pretendían reformar el ramo de la guerra; sustituir el sistema tributario apoyándose en el catastro y en las estadísticas; eliminar las aduanas interiores, así como reducción de tarifas arancelarias; atraer colonos y capitales extranjeros mediante una política comercial; mejoramiento de la enseñanza pública y de la justicia; y desde luego, prever una reforma para el sistema de sustitución del presidente para evitar "peligros graves" al régimen oligárquico y técnico.[6]Los Científicos esperaban que Porfirio Díaz, por su avanzada edad, algún día les daría la oportunidad de sucederlo en el gobierno del país.[7]

Entre los integrantes de este grupo, los cuales no eran más de cincuenta, destacan los siguientes: Francisco Bulnes, Sebastián Camacho, Joaquín Diego Casasús, Ramón Corral, Francisco Cosmes, Enrique C. Creel, Alfredo Chavero, Manuel Flores, Guillermo Landa y Escandón, José Yves Limantour, Miguel S. Macedo, Pablo Macedo, Jacinto Pallares, Porfirio Parra, Emilio Pimentel, Fernando Pimentel y Fagoaga, Emilio Rabasa, Rafael Reyes Spíndola, Olegario Molina y Justo Sierra Méndez.[8]

Porfirio Díaz basó muchas de las decisiones de su política en estos veinte individuos del grupo de los Científicos, pero también confío a otro grupo independiente de cinco hombres otras secretarías de estado: Joaquín Baranda, Diódoro Batalla, Teodoro Dehesa, José López Portillo y Rojas, y Bernardo Reyes.[4]​ Porfirio Díaz tuvo la habilidad de contar con la ayuda y asesoría de los Científicos —tratándolos de forma individual y nunca en forma de grupo— manteniéndolos alejados en las cuestiones de orden público.[6]

José Yves Limantour

Emilio Rabasa

Ramón Corral

Enrique C. Creel

Pablo Macedo

Antonio V. Hernández Benavides, Pablo Macedo y Justo Sierra




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