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Lula



Eurídice Ferreira de Melo

Maria de Lurdes da Silva (1969-1971)
Miriam Cordeiro (1971-1974)

Obrero metalúrgico
Sindicalista

Luiz Inácio da Silva (Acerca de este sonido audio ; Caetés, Pernambuco; 27 de octubre de 1945), más conocido como Lula da Silva, es un político brasileño. Fue el 35.º presidente de la República Federativa del Brasil entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2010. Miembro fundador y presidente honorario del Partido de los Trabajadores (PT), Lula obtuvo la victoria en las elecciones de 2002, y fue investido presidente el 1 de enero de 2003. En las elecciones de 2006 venció otra vez en las elecciones presidenciales y obtuvo un segundo mandato como presidente, el cual finalizó el 31 de diciembre de 2010.[2][3]

De origen humilde, Lula fue obrero metalúrgico y sindicalista, y a mediados de la década de los 80 ocupó la presidencia del sindicato de los obreros de la metalurgia. Fue uno de los principales organizadores de las mayores huelgas durante la dictadura militar, que pusieron en jaque al régimen y aceleraron su caída. Candidato a la presidencia de Brasil en varias ocasiones —en 1989, 1994 y 1998—, no fue hasta 2002 cuando logró obtener la victoria. Durante sus ocho años como presidente de Brasil, hizo reformas y radicales cambios que produjeron la transformación social y económica de Brasil, que triplicó su PIB per cápita según el Banco Mundial, al punto de convertir a la República en una potencia mundial.[4][5][6]

Es ampliamente reconocido como una figura de su tiempo y se considera que su gobierno fue clave para los éxitos económicos de su país, en particular en materia de reducción de la pobreza, con programas sociales como Hambre Cero o Bolsa Familia, que contribuyeron a sacar de la pobreza a unas 30 millones de personas en menos de una década. A la salida de Lula de la presidencia, 52 millones de personas —el 27% de la población total— se beneficiaban del programa Bolsa Familia. En el plano internacional, jugó un papel destacado en asuntos como el programa nuclear de Irán y los debates sobre el cambio climático.[7][8][9][10][11]

Lula abandonó la presidencia con una gran popularidad, tanto en Brasil —contando con más de un 80% de aprobación— como en el resto del mundo. En octubre de 2011, a Lula —fumador durante más de 40 años— se le diagnosticó un cáncer de garganta y empezó a recibir un tratamiento de quimioterapia con el que meses después superó la enfermedad y pudo reanudar sus funciones.[12][13][14][15]

En marzo de 2016, en medio del escándalo de corrupción de Petrobras y 11 días después de su detención para ser interrogado por su supuesta participación, fue nombrado Ministro de la Casa Civil por el gobierno de Dilma Rousseff, algo visto por sus detractores como una manera de obtener inmunidad judicial. Este nombramiento fue inmediatamente suspendido por un juez del Supremo Tribunal Federal en Brasilia, pero procedió al día siguiente, después de que un tribunal de Río de Janeiro levantara la medida cautelar que impedía su nombramiento, aunque de nuevo el mismo día volvió a ser suspendido por el juez Gilmar Mendes, miembro del Supremo Tribunal Federal de Brasil.[16][17][18][19][20]

El 12 de julio de 2017 Lula fue condenado en primera instancia a nueve años y seis meses de prisión por el juez Sérgio Moro, siendo la primera vez en la historia de Brasil que un expresidente era condenado por corrupción pasiva. Tras lo cual se entregó el 7 de abril de 2018 y estuvo 580 días encarcelado e imposibilitado de presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, que ganó Jair Bolsonaro, quien a su vez nombró al juez Moro como ministro. l 8 de noviembre de 2019 tras cumplir su sentencia: se ordenó su liberación.[21][22]​ El 8 de marzo de 2021 uno de los jueces de la Corte Suprema anuló todas las sentencias dictadas contra Lula, debido a que el juez Moro carecía de competencia para entender en los supuestos delitos que le imputó.[23]

Luiz Inácio da Silva nació el 27 de octubre de 1945 en el pequeño pueblo de Caetés, en el Estado federado de Pernambuco, en el seno de una familia de labradores, fruto del matrimonio de Aristides Inácio da Silva y Eurídice Ferreira de Melo. El matrimonio tuvo siete hijos: cuatro varones y tres mujeres, siendo él el séptimo.[24]​ Desde pequeño es conocido por el apodo de «Lula», diminutivo de Luís (o Luiz) muy común en Brasil, y que también significa calamar en portugués. Lo agregó oficialmente a su nombre en 1982. Muy poco después de nacer, su padre se mudó a São Paulo para trabajar como estibador en el puerto de Santos.[25][26]​ Hasta sus cinco años, Lula no conoció a su padre. En una biografía autorizada, describió a su padre como «un pozo de ignorancia» y un alcohólico.[24]

En 1952 Lula, su madre y todos sus hermanos viajaron durante trece días en un camión hacia Guarujá, y finalmente en 1956 toda la familia se instaló en São Paulo, la principal ciudad de Brasil. Allí, Lula comenzó trabajando a los doce años como limpiabotas, más tarde consiguió un trabajo como ayudante en una tintorería y también trabajó de vendedor ambulante de tapioca y frutas tropicales.[26]​ Los padres de Lula se separaron en 1956.[24]

A los catorce años consiguió un puesto en una planta de producción de tornillos, donde trabajaba doce horas diarias tras haber abandonado la escuela en el quinto curso, pese a ser un excelente estudiante, debido a la necesidad económica de su familia. Al mismo tiempo, realizó un curso de tornero mecánico de tres años impartido por el Servicio Nacional de Industria (SENAI), terminándolo en 1963.[25]​ Perdió gran parte del dedo meñique de su mano izquierda cuando se encontraba empleando una prensa hidráulica, durante un turno de noche en una fábrica de carrocerías de automóviles[26]​ en 1964, justo cuando se instauró la dictadura que destituyó a João Goulart.

En 1966 comenzó a trabajar en las Industrias Villares (en São Bernardo do Campo) en donde, pese a que era un obrero "despolitizado", se inició en el sindicalismo debido a que en 1968 su hermano mayor, Frei Chico, apodado "José" y afiliado al ilegalizado Partido Comunista Brasileño, fue arrestado y torturado por los militares. A partir de entonces Lula participó de forma activa de la vida sindical, repartiendo boletines políticos producidos en la clandestinidad en donde criticaban al régimen militar, encabezado por el mariscal Artur da Costa e Silva, además de defender los derechos de los trabajadores.[25][24]

Los dos hermanos Da Silva fueron elegidos en 1969 para formar el Comité Ejecutivo del sindicato, con José como secretario de área y Lula como suplente.

En 1972 fue elegido director del Departamento de Protección Social del sindicato, una posición sindical que interrumpió su trabajo en la cadena de montaje. Ya entonces era un respetado obrero por sus esfuerzos en favor de los derechos básicos de los trabajadores, que iban desde la reivindicación de aumentos salariales y cobertura social a la preparación profesional y cultural de los trabajadores metalúrgicos del ABC paulista. En 1975 Lula ascendió a la presidencia del sindicato con un arrollador 92 % de los votos, convirtiéndose así en el líder de aproximadamente 100 000 trabajadores.[24]​ En febrero de 1978 fue reelegido con un 98 % de los votos. Optó por una fuerte oposición a la dictadura gobernante, ahora encabezada por el general Ernesto Geisel.

Fue el principal enlace de las mayores protestas y huelgas de obreros de São Paulo. En 1979 el Gobierno brasileño aprobó una ley que prohibía los paros a aquellos sectores de la economía declarados "esenciales". El 13 de mayo, días antes de la asunción de la jefatura del Estado por el general João Baptista Figueiredo, Lula desobedeció la ley llamando a un paro general. Esta acción hizo que las autoridades ordenasen a los huelguistas regresar a sus respectivas fábricas y el sindicato fue intervenido. Por entonces comenzó a gestarse la formación de un nuevo partido para romper con el bipartidismo imperante, un partido que defendiese a los trabajadores. Se formó así el 10 de febrero de 1980, en el Colegio Sion de São Paulo y con el apoyo de algunos políticos e intelectuales de izquierdas el Partido de los Trabajadores (PT), de tendencia socialista, trotskista.[26]

En abril de 1980, Lula fue el principal dirigente de una huelga que duró 41 días; la protesta fue brutalmente reprimida. En ella habían participado 300.000 trabajadores paulistas. Acusándolo de "desorden público", un tribunal militar lo condenó a una pena de 3 años y 6 meses de prisión. Sin embargo, la sentencia fue anulada en apelación. El 26 de agosto de 1983 se produjo una importante fusión entre varios sindicatos paulistas y la Central Única de Trabajadores (CUT), vinculada directamente al PT,[24]​ siendo precisamente uno de los fundadores de la CUT. En enero de 1985, un colegio electoral designó a Tancredo Neves como el primer presidente civil de Brasil en 21 años, si bien murió antes de tomar posesión. Asumió el cargo en su lugar José Sarney. En 1986 Lula fue elegido diputado e integró la Asamblea Constituyente que restableció la votación libre y directa del presidente de la República.[25][26]

Una vez disuelto el régimen militar, en las elecciones constituyentes del 15 de noviembre de 1986 el Partido de los Trabajadores fue el partido de izquierda que mayor número de votantes atrajo y con un 6,9 % de los votos obtuvo 16 diputados. En las elecciones municipales el PT logró ganar treinta y seis alcaldías en ciudades como São Paulo, Pôrto Alegre o Vitória. Durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el 17 de diciembre de 1989, el candidato Fernando Collor de Mello, de tendencia derechista, se impuso frente a Lula. Fue la primera vez en la historia de Brasil que un candidato a la presidencia procedía del mundo sindical. En su programa presentó un plan de salario mínimo para los trabajadores, una solución contra la inflación y una reforma agraria.[24]

En 1989 se celebraron por fin elecciones directas a la presidencia de la República. Lula era candidato a presidente, liderando todas las encuestas hasta semanas antes de la elección. Sin embargo, las elecciones acabaron siendo ganadas por Fernando Collor de Melo con el 53 %. El candidato conservador del Partido de la Renovación Nacional (PRN) recibió un fuerte apoyo de una parte de la clase media y los industriales, aparentemente intimidados ante la perspectiva de que Lula, como sindicalista que había sido, gobernara desde parámetros excesivamente izquierdistas una vez tomado el poder.

Los medios de comunicación vinculados a la izquierda y la oposición afirmaron que el resultado de las elecciones presidenciales de 1989 fue manipulado por ciertos sectores de los medios de comunicación alineados con la derecha conservadora. Fue demostrado que Collor de Melo inició una campaña de difamación contra Lula, presentando en los espacios de publicidad electoral gratuita a una antigua pareja del sindicalista con la que había tenido una hija. Según ella, Lula le había propuesto abortar tras quedarse embarazada. La mujer era de raza negra, por lo que Collor de Mello acusó a Lula de racista.

Según algunos,[¿quién?] la clave de la campaña estuvo en el último debate televisivo entre los candidatos (en horario de máxima audiencia) en el que se concedió más tiempo a Collor de Melo que a Lula. También se habló en este sentido de la interrupción del servicio de transporte público urbano en áreas de baja renta, dificultando el traslado de electores afines a Lula hasta las mesas electorales, así como la presunción de fingimiento del secuestro al notable empresario Abílio Diniz, en vísperas de las elecciones.

Los secuestradores (nueve extranjeros y un brasileño) afirmaron ser integrantes del MIR de Chile (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Pocos días antes de las elecciones se mostró en la televisión a dicho empresario, liberado de su cautiverio, portando una camiseta con un emblema del PT, que supuestamente sus secuestradores le hicieron poner.[27]​ Sin embargo, también se acusó en 1989 a la policía de ser la misma que vistió y fotografió a los presos con camisetas del PT, aunque la investigación fue archivada dos años después por falta de pruebas.[27]

En 1991 el presidente Collor de Mello, oriundo de una tradicional familia de Alagoas de políticos y empresarios del sector de las comunicaciones, fue denunciado por corrupción activa y pasiva por sus relaciones con el empresario y secretario de campaña Paulo César Farias. El escándalo provocó una amplia movilización social en lo que fue conocido como el movimiento Cara Pintada, donde Lula tuvo un papel destacado entre los canalizadores de las protestas. En su punto álgido, las protestas pacíficas reunieron a más de 50 000 000 de brasileños,[cita requerida] algo jamás visto en dicha proporción, exigiendo la destitución parlamentaria del presidente. Finalmente, y por la presión social sobre los congresistas, Collor de Mello dimitió a su cargo el 29 de diciembre de 1992 e Itamar Franco se encargó de completar su mandato. En su gestión contó con Fernando Henrique Cardoso como ministro de Hacienda, quien puso en marcha el Plan Real, con el que se dio solución a la hiperinflación crónica de Brasil, además de estabilizar la moneda nacional.[25]

En 1994 Lula volvió a presentarse como candidato a la presidencia y fue nuevamente derrotado, esta vez por el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el sociólogo Fernando Henrique Cardoso (posteriormente apodado por la prensa FHC). El senador Cardoso tenía un pasado político ligado al centro-izquierda, habiéndose visto obligado al exilio durante la dictadura militar, además de ser un destacado intelectual.

En 1998 se presentaría nuevamente a la presidencia sin llegar a ganar, siendo derrotado nuevamente por Fernando Henrique Cardoso, quien gobernaría hasta el 1 de enero de 2003.

El domingo 27 de octubre de 2002 Lula fue elegido presidente derrotando al delfín de Cardoso, José Serra, del PSDB.[28]

Asumió la presidencia de Brasil el 1°. de enero de 2003, tras ganar las elecciones en segunda vuelta con el mayor número de votos de la historia democrática brasileña, 52 400 000 votos, alcanzando el 61 % de los sufragios. En su discurso de toma de posesión, Lula declaró entre sollozos:


Así respondía a los numerosos ataques que había sufrido por sus carencias en educación formal, que muchos consideraban incompatibles con ocupar el cargo más importante de la República.

El gobierno de Lula corresponde al período de la historia política brasileña que se inicia con su toma de posesión el 1°. de enero de 2003.

Este gobierno, al momento de conformarse, fue considerado por la prensa internacional como un nuevo horizonte para una posible «nueva izquierda». Según el expresidente portugués Mário Soares, Lula representó el «fin del cinismo en la política».

El 24 de octubre de 2003 recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

En su gabinete se destacaron Celso Amorim (Ministro de Relaciones Exteriores), Antonio Palocci (Ministro de Hacienda), Ciro Gomes (Ministro de Integración Nacional), Guido Mantega (Primero, Ministro de Planificación y después Ministro de Hacienda), Marta Suplicy (Ministra Turismo), Cristovam Buarque y Gilberto Gil (Ministros de Cultura) y Dilma Rousseff (Ministra de Minas y Energía, que en 2011 sería la sucesora de Lula en la presidencia).

Lula sorprendió a propios y a extraños cuando, desde el inicio de su gestión, designó al presidente del BankBoston USA, Henrique Meirelles, para la dirección del Banco Central do Brasil. Meirelles, identificado con la política económica tradicional de la derecha y los grandes capitales, aparentemente no iba a encajar en el gobierno de izquierdas de Lula. Fue elegido diputado federal en el Estado de Goiás en octubre de 2002. Lula también designó al médico sanitario y antiguo alcalde de Ribeirão Preto, Antonio Palocci, un antiguo militante trotskista de su confianza personal, como Ministro de Hacienda.

En su gestión Lula se opuso a mantener un modelo económico similar al de su predecesor Fernando Henrique Cardoso. Sin embargo, en la práctica el país ha continuado su camino sobre principios fundamentales muy similares. La política en tasas de interés, cargas tributarias, responsabilidad fiscal, relación de gobierno con el Banco Central y relación con el Fondo Monetario Internacional siguieron esencialmente el mismo rumbo.

El gobierno de Lula se caracterizó por resultados económicos positivos como la baja inflación, y alta tasa de crecimiento de PBI, así como por la reducción del desempleo, una mayor división de ingresos y aumentos de la balanza comercial. También destacó por el incentivo de las exportaciones y la creación de microcréditos, entre otros. Pero en su gestión su medida económica más notoria ha sido la de liquidar anticipadamente el pago de las deudas con el Fondo Monetario Internacional y el BIRF.

Cuando llegó el gobierno de Lula, las cuentas bancarias rondaban en los 70 000 000, para pasar ocho años después a 115 000 000, en donde se incluyeron a 26 000 000 de jubilados. Fortaleció el mercado interno por medio del aumento en los salarios, la diversificación de los créditos, y facilidades para que la clase media pudiera acceder a los mismos.[4]

Sobre la crisis de fines del año 2008, Lula expresó una abierta crítica al sistema financiero internacional y al Gobierno de los Estados Unidos en particular:

En agosto de 2002, la devaluación se encontraba en un 30 %, desde el mes de enero, la inflación se acercaba al 2 % mensual, las calificaciones internacionales de la deuda pública y el riesgo inversor de Brasil eran negativas, Lula ―que poco antes a esa fecha había calificado la asistencia del FMI como un «beso de la muerte»― concede a Cardoso la garantía en principio de respetar el reciente acuerdo suscrito por el Gobierno con el organismo internacional, para que Brasil accediera a una línea de crédito de 30 000 millones de dólares (de los que 26 000 están condicionados a la política económica del futuro ejecutivo), y podrá gastar 10 000 millones adicionales de sus reservas para defender el real de los ataques especulativos. A cambio, el Gobierno deberá perseguir un Superávit presupuestario primario para 2003 de al menos el 3,75 % del PIB.[26]

Expuso la necesidad de relanzar la producción industrial, en la cual se encontraba en declive desde comienzos de 2001, también manifestó que había que lograr obtener tasas de crecimiento anuales no inferiores al 4,5 % o el 5 % del PIB, de reducir el tipo básico de interés, que se encuentra entre los más elevados del mundo, del 18,5 % al 13 %. Con el abaratamiento de los créditos se pretende reactivar las inversiones productivas y el consumo, desanimar las inversiones financieras típicamente especulativas y aflojar el dogal de la deuda pública interna, que en mayo de 2002 se situaba en los 175 000 millones de dólares (259 000 000 en términos brutos), colosal cantidad que representa el 70 % de la deuda pública total y el 42 % del PIB.[26]

Entre 2003 y 2010, los ingresos del 10 % de la población más pobre crecieron un 8 % anual: mucho más rápido que la economía y que los ingresos del 10 % de la población más rica (+1,5 %).[30]

En enero de 2002, al asumir Lula, Brasil tenía un PIB anual de 0,50 billones de dólares estadounidenses, que lo ubicaba en el lugar 13.º en la lista de países.

En enero de 2011, cuando Lula dejó la presidencia, Brasil tenía un PIB anual de 2,6 billones de dólares estadounidenses, que lo ubicaba en el lugar 6.º en la lista de países.[31]

En el plano internacional el Gobierno de Lula intentó buscar el liderazgo entre los países en desarrollo más importantes y hacer frente a los más ricos. Lula se ha caracterizado por intentar derribar las barreras de precios que mantienen los países de Europa y América del Norte. Durante su gobierno viajó a más de ochenta países. Una de las metas era ganar un puesto como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro del Grupo de los Cuatro, hecho que no se llegó a dar.[32]

En diciembre de 2002 Lula realizó una pequeña gira para encontrarse con mandatarios del continente americano, entre ellos el entonces presidente argentino Eduardo Duhalde, el chileno Ricardo Lagos, el mexicano Vicente Fox y el presidente estadounidense George W. Bush. Esta última reunión se concretó el 10 de diciembre en la Casa Blanca.[26]

Es necesario destacar la relevancia de la integración de América del Sur a través del Mercosur, siendo uno de los principales promotores de la inclusión de Venezuela en el esquema. En la cumbre de julio de 2006 y en ocasión de la inclusión venezolana se mostró partidario de una América Latina más independiente, marcando distancia de la expansión estadounidense, como lo hace al oponerse a la propuesta del ALCA según el modelo del norte.[33]

Lula propuso mediar junto con Turquía para llegar a un acuerdo con el programa nuclear de Irán, y además visitó Teherán para llegar a un acuerdo pacífico en medio de tensiones internacionales.[34]​ Asimismo, Brasil apoyó el programa nuclear iraní, siempre que esté destinado a fines pacíficos. El responsable de relaciones exteriores del gabinete de Lula, Celso Amorim, se puso a disposición para mediar entre Irán y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AEIA) sobre la energía nuclear.[35]​ Finalmente, Brasil, Turquía e Irán firmaron un acuerdo de intercambio de combustible nuclear. Funcionarios iraníes declararon que se haría un intercambio de 1200 kilogramos de uranio enriquecido por combustible nuclear para reactores de investigación médica, el intercambio se realizaría en Turquía.[36]

Se ha dedicado también a buscar nuevas rutas comerciales con países con los cuales Brasil casi no se relacionaba en el pasado, como el mundo árabe y África. En su política exterior Lula fue promotor de la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, buscando que Brasil fuese un miembro permanente del mismo.

Un minucioso retrato de la realidad brasileña (divulgado a finales de noviembre por el IBGE) muestra que el gobierno del presidente Lula estaba haciendo de Brasil un país menos desigual; y de acuerdo con la encuesta PNAD, la FGV divulgó el estudio, demostrando que la tasa de pobreza del año 2007 bajó un 11 % comparada con la de 2006. Su principal programa social, Beca Familia, que tiene como objetivo atender, en 2007, a 13 200 000 familias, es considerado el mayor programa de transferencia de renta del mundo, contando con recursos de unos R$10,5 billones en 2007.

El ministro de Defensa, José Viegas, aplazó hasta el año 2004, la adquisición para la Fuerza Aérea de una docena de aviones de combate de un coste total de 760 000 000 de dólares, y también la implicación de efectivos de las Fuerzas Armadas en labores de construcción civil. Más destacable, fue que Lula le encargó al Ministerio de Justicia y a la Secretaría Nacional de Derechos Humanos la elaboración de varios proyectos para entregar títulos de propiedad, a aquellos millones de habitantes que sobreviven en las favelas, las cuales han sido levantadas ilegalmente en los cinturones de miseria urbanos, y también para brindar asistencia del Estado a los jóvenes de estas áreas marginales que desearan abandonar el submundo de las drogas.[26]

Lula da Silva, de religión católica, se pronunció a favor de legalizar el aborto, con lo que provocó la oposición del Vaticano. También apoya la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.[37]

En el campo de la educación podemos ver cómo Lula da Silva ha conseguido alcanzar fuertes niveles de escolarización en todos los ámbitos, tanto universitarios como primarios, y en muchas regiones del país. En solo treinta y seis meses la población no escolarizada ha sido reducida entre 18 % y 29 %, considerando el grupo de cuatro a diecisiete años de edad.

Con la creación del FUNDEB (Fondo de Manutención y Desenvolvimiento de Educación Básica), el gobierno Lula espera atender 47 000 000 de estudiantes brasileños, con inversiones anuales de hasta R$ 7,3 billones.

En el área de educación superior, el PROUNI (Programa Universidad Para Todos), se destaca como el mayor programa de becas de estudio de la historia de la educación brasileña y latinoamericana, posibilitando el acceso de millares de jóvenes a la educación y estimulando el proceso de incluirse en la sociedad. En el año 2007, el PROUNI ofreció 265 000 becas de estudio en 1985 instituciones en todo el país. El gobierno también invirtió en la creación de once nuevas Universidades públicas federales, interiorizando el acceso a educación de calidad, pública y gratuita. Actualmente, las universidades federales ofrecen 135 000 plazas gratuitas.

El programa ProUni da apoyo a los estudiantes de las familias modestas, mientras que la duración media de la escolarización pasó de 6,1 años en 1995 a 8,3 en 2010.[30]

En relación a la mortalidad infantil, Brasil también avanzó bajo el gobierno de Lula. La tasa de mortalidad infantil bajó de 35,87 por mil (a fines de 2002) al 21,17 por mil (a principios de 2011).[38]

69/1.000 en 1980 a 21,2/1.000.[cita requerida]

En su asunción, el 1 de enero de 2003, en el acto de toma de posesión, Lula anunció la política que tomaría para la lucha contra la pobreza. Durante los primeros meses de su presidencia, se inició el proyecto Hambre Cero, destinado a seis millones y medio de familias, para poder realizar este proyecto, se consiguió un millón de dólares en concepto de asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.[39]

Inmediatamente se lanzó el Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Esclavo. Los fiscales especiales de trabajo han liberado a más de 13 000 trabajadores en estado de esclavitud o trabajo degradante desde 2003.[39]

Al concretarse esto, también se consiguió una subida del 20 % en el salario mínimo nacional, y se lanzó una reducción de un 16 % del gasto público, gracias a un programa de recortes en las pensiones y un aumento de la edad de jubilación de los funcionarios. A pesar de la oposición masiva de la función pública y de varias partes del propio partido de Lula, la reforma de la Previsión Social aprobada por el Parlamento sentaba las bases para un aparato de Estado más productivo, más justo y menos costoso.[39]

Su pujante ascenso político y su gobierno, respetado nacional e internacionalmente, se vio salpicado por escándalos de corrupción de su partido, que recibió el nombre de «Mensalón» (o «escándalo de las mensualidades»), en 2005.

El diputado federal y presidente del Partido Laborista Brasileño (PTB), Roberto Jefferson, denunció que el tesorero del Partido de los Trabajadores (PT, de Lula), Delúbio Soares, pagaba jugosas mensualidades a diputados del PTB para que votaran según la orientación del bloque oficialista.

El escándalo tuvo múltiples ramificaciones e involucró no solo a dirigentes históricos del PT, sino varios niveles del Ejecutivo federal y se extendió a todos los grandes partidos. Sin embargo Lula logró salir airoso de esta crisis y su partido aceptó formalmente que fuera su candidato en busca de la reelección.

Lula da Silva realizó una importante tarea para rectificar la tendencia de deforestación. La edición especial de la revista estadounidense National Geographic, titulada «EarthPulse, State of the Earth 2010» (‘el pulso de la Tierra: estado de la Tierra en 2010’) ha informado que entre los años 2000 a 2005, Brasil encabezaba la lista mundial de países con mayor tasa de deforestación, con 34 700 km² (como un rectángulo de 347 km × 100 km) anuales, y que corresponde a 2,4 veces la deforestación del segundo país en la lista: Indonesia.[40]​ Sin embargo, a partir de 2004, Lula inició la creación de áreas de conservación y reservas indígenas que condujeron a una reducción sustancial de la deforestación.[41]

Lula disminuyó drásticamente la deforestación, desde 34 700 km² por año (2004) a 4500 km² por año (al terminar su mandato, en 2011).[41]

Brasil obtuvo las sedes de dos de los eventos deportivos más importantes a nivel mundial; la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 que se realizaron en Río de Janeiro.

Fue candidato a la presidencia en las elecciones presidenciales del domingo 1 de octubre de 2006 y obtuvo un 48,61 % de los votos contra un 41,64 % del socialdemócrata Geraldo Alckmin, por lo que se debió realizar una segunda vuelta electoral. En ellas, triunfó con un amplio margen, obteniendo el 60,82 % de los votos populares, convirtiéndose en el presidente de Brasil hasta el año 2010, nuevamente, con el mayor número de votos de la historia democrática brasileña, siendo más de 58 000 000 de votos.

El 28 de enero de 2010, Lula sufrió una crisis de hipertensión, justo cuando estaba por abordar el avión que lo llevaría a la cumbre. Según los médicos esta crisis fue provocada por estrés y cansancio. Recibió en esa mañana el alta tras permanecer internado durante toda la noche en el Hospital Portugués de Recife.[42]

El 27 de diciembre de 2011 se dio a conocer que en 2010 (el último año de gobierno de Lula) Brasil se había convertido en la sexta economía mundial (por encima de Reino Unido), pese a que informaron una recesión brasileña a causa de la crisis internacional, pero la misma tiene más efecto negativo en los países europeos, de ahí proviene el alza del "gigante sudamericano" dentro de las potencias mundiales.[43]

El 4 de marzo de 2016, Lula fue arrestado y su casa fue allanada en la causa que investiga a Petrobras por corrupción desde hacia varios meses.[44]​ Esto ocurrió en el marco de la operación anti-corrupción Lava Jato, liderada por el juez Sérgio Moro.[45]​ Lula declaró, "me sentí un prisionero en mi país".[46]​ El caso de corrupción está relacionado con los sobornos a políticos y empresarios usando recursos de Petrobras.[46]​ Según sus detractores, Lula presuntamente habría recibido 8 millones de dólares entre pagos por conferencias, viajes y regalos.[46]

En medio de este escándalo, el 16 de marzo la presidenta Dilma Rousseff lo nombró ministro de la Casa Civil, equivalente a primer ministro.[47]​ Los detractores de Lula presumen que fue una estrategia para evitar que Lula llegara a la cárcel, gracias a la inmunidad que ofrecía la posición de ministro.[45]​ Según interceptaciones telefónicas, Rouseff envió a Lula un documento de nombramiento, que Lula debía hacer efectivo en caso de estar en riesgo de ser arrestado.[45]

Un día después, el 17 de marzo, el nombramiento fue suspendido por el magistrado Itagiba Catta Preta Neto, del Supremo Tribunal Federal en Brasilia, señalando que tal nombramiento podría configurar delito de responsabilidad de la presidenta Rousseff.[48]​ Esta decisión judicial fue el resultado de una demanda presentada por los partidos de la oposición, argumentando su nulidad debido a los procesos judiciales abiertos contra Lula.[49]​ Los «delitos de responsabilidad» son uno de los motivos que la constitución brasileña acepta para realizar un juicio político para destituir al jefe de estado (denominado impeachment en Brasil).[50]

El nombramiento de Lula procedió el 18 de marzo, luego de que un tribunal de Río de Janeiro levantara la medida cautelar que impedía su asunción.[51]​ Sin embargo, el mismo día el nombramiento volvió a ser suspendido por el juez Gilmar Mendes, miembro del Supremo Tribunal Federal de Brasil.[52]

Los investigadores siguen presumiendo que el intento de nombramiento es una estrategia de protección ante los procesos de corrupción que enfrenta Lula.[53]

El 10 de junio de 2019 se conoció a través de una extensa investigación de la revista The Intercept la filtración de documentos, conversaciones e intercambio de opiniones entre el exjuez Sergio Moro (a quien el presidente Jair Bolsonaro premió nombrándolo ministro de Justicia) y los fiscales de las causas que se le armaron a Lula. En esas conversaciones, Moro ordenó a los fiscales que encarcelaran a Lula Da Silva mediante su incriminación en el escándalo Lava Jato.[54]

El 3 de julio de 2019, la Justicia de Brasil declaró inocente por unanimidad a Lula en una de las diez causas que se armaron en su contra (la «compra de silencio del exdirector de Petrobrás).[55]

Este fallo contribuye al desmoronamiento de la «operación Lava Jato».[56]

El juicio había derivado desde una acusación sobre «compra de silencio» del exdirector de Petrobrás, Renato Duque, quien había declarado que Lula le habría pedido que destruyera todas las pruebas que pudieran demostrar el pago de sobornos a dirigentes del Partido de los Trabajadores.[56]

La absolución se declaró pocas semanas después de que el periódico Folha de São Paulo publicara que el empresario Leo Pinheiro ―máximo accionista de la constructora OAS― había sido chantajeado por el juez Sergio Moro (que en ese momento era fiscal de la Operación Lava Jato) para que declarara falsamente contra Lula. A cambio de cometer este delito, Sergio Moro le prometió que reduciría su pena, o incluso lo haría liberar. Sergio Moro (ministro de Justicia de Bolsonaro) deberá explicar ante el Congreso este delito ―o «extralimitación», como Moro lo ha descrito― cuando era fiscal del caso Petrobrás.[56]

El 7 de noviembre de 2019, la Corte Suprema de Brasil decidió que el encarcelamiento de Lula da Silva ―condenado solamente en segunda instancia por el juez Sergio Moro― había sido inconstitucional. La Corte dio la orden de liberar a Lula da Silva inmediatamente.[57]

El 18 de mayo de 2020, la Justicia brasileña declaró inocente a Lula da Silva en este caso, y afirmó que las denuncias del en ese momento fiscal Sergio Moro deberían haber presentado alguna prueba sólida que las avalara: «Ante las absurdas acusaciones, repletas de suposiciones, este fallo es pedagógico».[58]

Da Silva contrajo matrimonio por primera vez en mayo de 1969, con una trabajadora de telar llamada Maria de Lourdes, pero aquella unión terminó trágicamente: un año después Lourdes falleció víctima de una hepatitis aguda, justo cuando intentaba dar a luz al primer hijo de Lula, que murió también.

Tuvo una hija llamada Lurian con la enfermera Miriam Cordeiro, su novia hasta 1974. Más tarde, en el citado año, se casó con Marisa Letícia Rocco y adoptó al hijo de ella, Marcos Cláudio. Casados por más de treinta años con Marisa tuvieron tres hijos: Fábio Luís, Sandro Luís y Luís Cláudio (nacidos respectivamente en 1975, 1979 y 1985).

El 29 de octubre de 2011 se le diagnosticó un cáncer de laringe[59]​ en el Hospital Sirio Libanés, de São Paulo, en donde también Dilma Rousseff se había curado con éxito de un linfoma (cáncer en el sistema linfático).[60]​ Para el 12 de diciembre de 2011 el tumor se había reducido a un 75 %.[61]

El 7 de junio de 2013, Luiz Inácio Lula da Silva fue investido como «doctor honoris causa» por la Universidad Andina Simón Bolívar y por la Escuela Superior Politécnica del Litoral en acto celebrado en la Sala Capitular del Convento de San Agustín en Quito (capital de la República del Ecuador).

El 23 de abril de 2014, Luiz Inácio Lula da Silva fue proclamado «doctor honoris causa» por la Universidad de Salamanca (España). La fórmula proclamada fue: «Egregie vir, Domine, te admitto et incorporo in collegium doctorum Academiae Salmantinae cum omnibus honoribus, libertatibus, exemptionibus et privilegiis quibus gaudent et possunt gaudere alii similes doctores in Salmanticensi Studio et ubicumque terrarum in orbe» (‘egregio señor, te admito e incorporo al colegio de doctores de la Universidad de Salamanca, con todos los honores, libertades, exenciones y privilegios de que gozan y pueden gozar los demás doctores, en la Universidad de Salamanca y en cualquier lugar del orbe’).[62]

En septiembre de 2015 fue distinguido con el título «doctor honoris causa» por la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), ubicada en el partido de La Matanza (Argentina).

El 22 de mayo de 2020 fue distinguido con el título «doctor honoris causa» por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), ubicada en la ciudad de Rosario (Argentina).[63][64]

El 3 de octubre de 2019, mientras estaba en prisión, Lula fue declarado «ciudadano de honor» por el Ayuntamiento (Consejo) de la ciudad de París. En los considerandos de la declaración se destacaron por su compromiso con la reducción de las «desigualdades sociales y económicas» y de «las discriminaciones raciales» en su país. También se afirma que «siempre afirmó ser víctima de una conspiración política para impedirle volver al poder mientras era el favorito en las elecciones presidenciales de octubre de 2018, que vieron la victoria del candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro», y se recordó que «el Comité de Derechos Humanos de la ONU pidió a las autoridades brasileñas que garantizaran los derechos civiles y políticos de Lula, especialmente el de ser candidato; pero se le negó este derecho, a pesar de que jefes de Estado europeos, diputados franceses y juristas internacionales denunciaron la inconsistencia de las pruebas presentadas por la acusación».

La declaración tiene un gran valor simbólico, ya que ha sido otorgada en 17 ocasiones a personalidades en prisión o en riesgo de muerte por sus opiniones políticas, entre ellos a dos premios Nobel de la Paz: el expresidente sudafricano Nelson Mandela y la iraní Shirin Ebadi.[65]




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