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Macchiaioli



Los macchiaioli (en italiano «manchistas» o «manchadores»)[nota 1]​ conformaron un movimiento pictórico que se desarrolló en la ciudad italiana de Florencia en la segunda mitad del siglo XIX. El término fue acuñado en 1862 por un columnista anónimo del periódico Gazzeta del Popolo, que con esa expresión despreciativa definió al grupo de pintores que en torno a 1855 había originado una renovación antiacadémica de la pintura italiana. Estos jóvenes artistas se reunían en el Caffè Michelangiolo, donde bullían las nuevas ideas con que querían contribuir a la pintura de su época.

El movimiento se proponía renovar la cultura pictórica nacional. Los macchiaioli se oponían al romanticismo y al academicismo, y afirmaban que la imagen de la realidad es un contraste de manchas de colores y de claroscuro. Este movimiento es el único que en el panorama artístico de su época merece realmente el nombre de escuela, tanto por la comunidad de intereses que ligaba a todos los componentes del grupo, provenientes de diferentes regiones de Italia, como por la alta calidad de los resultados artísticos obtenidos.

Los principales exponentes del movimiento fueron: Giuseppe Abbati, Vito D'Ancona, Cristiano Banti, Giovanni Boldini, Odoardo Borrani, Vincenzo Cabianca, Adriano Cecioni, Nino Costa, Giovanni Fattori, Silvestro Lega, Antonio Puccinelli, Raffaello Sernesi, Telemaco Signorini, Serafino De Tivoli y Federico Zandomeneghi, así como el crítico de arte Diego Martelli, principal teórico del grupo. Además del Caffè Michelangiolo, los lugares habituales de reunión de los macchiaioli eran el taller de Silvestro Lega en Piagentina —un pueblo cercano a Florencia— y la villa de Diego Martelli en Castiglioncello.

Aunque en su momento no gozaron del apoyo de la crítica, su movimiento se considera hoy día el más relevante de la Italia del siglo XIX.[3]

El nombre del grupo procede del italiano macchia (mancha), por lo que macchiaioli significa «manchistas» o «manchadores» (macchiaioli es plural, el singular es macchiaiolo).[4]​ Es un término polisémico, que también puede significar en italiano «boceto», y en las obras de estos artistas la mancha es tanto el borrón de pintura como el proceso previo de elaboración del cuadro. Es también un tipo de vegetación (maquia), el típico matorral mediterráneo que surge en terrenos yermos.[4]​ De ahí proviene un significado más amplio y metafórico, que lo asocia a ladrones y gentes sin ley,[nota 2]​ y que implicaría en estos artistas su rebeldía frente a la tradición academicista de la pintura de su época.[5]​ Por último, en Florencia y alrededores se llamaba macchia (plural macchie) a los personajes extravagantes.[6]​ En cuanto al término macchiaiolo también tiene otras acepciones, todas ellas de la Toscana: un tipo de perro sabueso de jabalíes y una raza bovina de las marismas toscanas (macchiaiola).[4]

El nombre fue adjudicado a estos artistas de forma despectiva por un redactor del periódico Gazzeta del Popolo en 1862, en ocasión de la I Exposición Nacional Italiana.[7]​ Fue Telemaco Signorini quien lo asumió con una nueva perspectiva positiva y fue aceptado por el grupo como designación colectiva.[8]​ Para este grupo, incluso, la «mancha» era un arma, un símbolo, era su bandera en el mundo del arte. En palabras de Diego Martelli (Gazzetino della Arti del Disegno):

Los macchiaioli surgieron en Florencia en 1855 y desarrollaron su actividad como grupo aproximadamente hasta 1870, aunque algunos artistas continuaron su producción manchista hasta cerca de 1880.[11]​ El grupo se vertebró alrededor del Caffè Michelangiolo,[nota 4]​ situado en la Via Larga (actual Via Cavour) de Florencia, cerca de la Piazza del Duomo.[nota 5]​ Aquí se reunían tanto políticos revolucionarios nacionalistas —liderados por Giuseppe Dolfi—, escritores y pintores,[13]​ así como el crítico de arte Diego Martelli, quien sería el principal teórico del grupo, fundador en 1873 de la revista Giornale Artistico.[14]​ Según Cecioni, «el local constaba de dos salas, de las cuales una estaba decorada con frescos de pintores que frecuentaban el local; en ella se juntaban para discutir, reuniones formales no las había entonces».[13]​ Las discusiones eran tanto políticas como de teoría del arte, y se debatía tanto de arte italiano como del francés.[15]​ Martelli lo recordaba así:

Por el Caffè Michelangiolo pasaron, además de numerosos artistas, políticos y escritores italianos, una gran variedad de personajes de diversos países europeos, entre los que cabría destacar a Gustave Moreau, Edgar Degas, Édouard Manet, Marcellin Desboutin, Georges Lafenestre, James Tissot y John Ruskin.[16]

Aunque el grupo se formó en Florencia, muchos de sus miembros procedían de otras regiones de Italia: Abbati era napolitano, D'Ancona pesarense, Boldini ferrarés, Banti y Borrani pisanos, Cabianca veronés, Costa romano, Fattori y Tivoli livorneses y Zandomeneghi veneciano; los únicos florentinos de nacimiento eran Cecioni, Martelli, Sernesi y Signorini.[8]

En su génesis se encontraba el rechazo a la pintura académica y al panorama artístico de la Italia de su época, frente al que defendían una nueva técnica basada en las manchas de color, que según ellos creaban unas «impresiones» espontáneas e inmediatas de la realidad visual. Es por ello que numerosos historiadores los califican de «protoimpresionistas»,[3]​ aunque su estilo enfatiza más la solidez de las formas frente a los efectos lumínicos de los antecesores del impresionismo, al tiempo que su obra tiene un contenido más literario.[17]​ Frente a los ideales de belleza del academicismo, los macchiaioli contraponen il vero, «lo verdadero».[4]

El momento artístico en el que surgió el grupo estaba marcado por la transición entre el romanticismo y el realismo,[18]​ así como el rechazo a la pintura académica: según Signorini, «la macchia sirvió al principio para destacar especialmente el efecto claroscuro de la pintura, para imponerse frente al arte lineal y académico».[7]

Por otro lado, en el ámbito político, el grupo se identificó plenamente con el Risorgimento y el auge del nacionalismo italiano, que se plasmó en el proceso de unificación de Italia realizado entre 1848 y 1870.[18]​ Su referente político era Giuseppe Mazzini,[19]​ del que adoptaron su ideario liberal y nacionalista, basado en el socialismo utópico y el positivismo, con cierta tendencia a un romanticismo de carácter algo religioso.[13]​ Varios de sus miembros, como Abbati, Borrani, Cecioni, Costa, Fattori, Lega, Signorini y Tivoli, lucharon en las guerras de unificación,[8]​, en las que Abbati perdió un ojo en la batalla de Santa Maria Capua Vetere (1860) y Sernesi falleció luchando en la Tercera Guerra de la Independencia Italiana (1866).[20]​ Su tendencia política era por otro lado claramente democrática,[8]​ por lo que defendieron en su obra la plasmación de lo real, de la temática social, de la vida cotidiana y el ambiente rural.[21]​ Los macchiaioli fueron siempre unos rebeldes y unos marginados y, de hecho, la mayoría murieron en la pobreza.[22]

Las primeras formulaciones concretas en búsqueda de un estilo propio se produjeron en 1855, después de los viajes realizados por algunos miembros del grupo a Londres y París. En especial, Serafino de Tivoli trajo de la Exposición Universal de París de ese año noticias de la escuela de Barbizon,[nota 6]​ un grupo de artistas de corte realista dedicados especialmente al paisaje, la cual influyó poderosamente en el grupo, especialmente Camille Corot, Constant Troyon, Rosa Bonheur y Alexandre-Gabriel Decamps (la obra de este último se conocía en Florencia gracias a la colección de Anatoli Demidoff de la Villa San Donato de Florencia).[18]​ Estos contactos con el naturalismo europeo de la época se enriquecieron con la incorporación al grupo en 1859 procedente de Roma de Nino Costa, un gran admirador del paisajismo que se producía en el continente desde 1830.[18]

De París trajeron noticias igualmente del trabajo de diversos fotógrafos de tendencia naturalista, como Gustave Le Gray, con lo que se inició por parte de estos artistas una gran afición por la fotografía. Según Signorini, la revolución manchista fue «ayudada por la fotografía, es invención que no deshonra nuestro siglo y que no es culpable si alguno la utiliza [...] como si fuera arte».[23]​ El propio Signorini, así como Cabianca y Cristiano Banti, viajaron a menudo a Francia en esos años, donde entraron en contacto no solo con los pintores de Barbizon, sino con fotógrafos como Le Gray, Nadar y Étienne Carjat, que influyeron poderosamente en su obra.[24]​ Según Antoine Claudet, la obra de estos fotógrafos «era para el artista un diccionario que lo guía en la traducción del lenguaje de la naturaleza, un álbum de apuntes en el que siempre encuentra ideas flamantes y nuevas inspiraciones».[25]

Otra influencia inicial del grupo fue la escuela de Posillipo, un grupo de pintores paisajistas napolitanos de los años 1820, entre los que destacaban Giacinto Gigante, Filippo Palizzi y Domenico Morelli.[26]​ Asimismo, otra fuente de inspiración, especialmente por el realismo de sus composiciones, fueron las vedute venecianas del siglo XVIII.[27]​ Todo ello decantó al grupo especialmente hacia el paisajismo, de tal forma que Signorini llegó a afirmar: «la pintura de paisajes es arte moderno, es la manifestación característica de nuestro siglo».[28]​ Sin embargo, además del paisajismo, otra importante influencia sería la pintura histórica, especialmente la obra de Francesco Hayez, en la que encuentran las raíces nacionales que les inspiraban en el momento de efervescencia nacionalista que vivían.[29]

Referentes de varios miembros del grupo fueron también: Giuseppe Bezzuoli, profesor de pintura en la Academia de Bellas Artes de Florencia, un pintor sensible al cromatismo que, por lo tanto, se alejaba de los estrictos cánones academicistas, más centrados en el dibujo —Fattori y Lega fueron alumnos suyos—; y Luigi Mussini, un pintor purista que tenía una academia privada —en la que se formó Silvestro Lega—, donde enseñaba la obra de los maestros primitivos del Quattrocento, cuya obra admiraban los macchiaioli —análogamente a los prerrafaelitas ingleses y los nazarenos alemanes—.[30]​ La obra de los primitivos renacentistas toscanos —especialmente Fra Angelico, Paolo Uccello y Piero della Francesca— llamó poderosamente la atención de los macchiaioli, que los consideraban unos antecesores. Según Mario Tinti, «el cuatrocentismo de los macchiaioli fue un hecho exquisitamente intuitivo y empírico, libre del prejuicio que acarrean las seducciones estéticas y las codificaciones teóricas».[31]

A menudo se ha comparado a los macchiaioli con los impresionistas franceses, e incluso a veces han sido apodados «impresionistas italianos», pero ambos grupos tienen numerosas diferencias estilísticas, sociológicas y culturales. Los únicos puntos en común entre ambos grupos son el afán de modernidad, el interés por la fotografía, la admiración por la xilografía japonesa y, técnicamente, el gusto por la elaboración de bocetos previos y el trabajo al aire libre. Todo ello además teniendo en cuenta que los macchiaioli anteceden en diez años a los impresionistas franceses. Entre sus diferencias cabe resaltar también el compromiso político de los italianos frente a la indiferencia de los franceses, algunos de los cuales se exiliaron para no luchar en la guerra franco-prusiana de 1870-1871; el gusto por los ambientes rurales y de las clases bajas de los italianos frente a los urbanos y más aburguesados de los franceses; y la elección de motivos más veraces y mundanos de los manchistas frente a los más joviales y despreocupados del impresionismo.[32]​ Además, en general, la obra de los manchistas es más elaborada e intelectual que la de los impresionstas, más propensos a una captación espontánea de la realidad, y la composición del cuadro es más equilibrada en italianos que en franceses.[33]​ Pese a todo, hubo numerosos contactos y admiración mutua entre ambas escuelas y, así como varios artistas macchiaioli visitaron París, también algunos impresionistas visitaron Florencia, especialmente Edgar Degas, que estuvo varias veces en el Caffè Michelangiolo entre 1856 y 1859.[33]

Las primeras obras que se podrían considerar puramente manchistas fueron elaboradas por Telemaco Signorini en el transcurso de un viaje por Venecia y La Spezia en 1858: en El mercero de La Spezia refleja ya de forma patente los contrastes de luces y sombras típicos del claroscuro macchiaioli y elabora las formas mediante contrastes de intensidad cromática, sin otorgar apenas relevancia al detalle o el modelado. Según Alessandro Marabottini (I Macchiaioli. Origine e affermazione della Macchia 1856-1870, 2000), «el dibujo se desvanece, reemplazado por el toque inmediato del pincel, rebosante de color».[34]

En 1859, año de la caída del gran duque Leopoldo II de Toscana, el Gobierno Provisional de Florencia, dirigido por Bettino Ricasoli, organizó un concurso artístico centrado en el tema de la guerra de unificación, al que concurrieron varios artistas del grupo. Fue ganado por Giovanni Fattori con el cuadro El campamento italiano después de la batalla de Magenta. Esta obra marca el paso de la mancha de claroscuro de Signorini a la mancha tonal que será propia del grupo, caracterizada por tonos de color yuxtapuestos, sin contrastes violentos, una relación más suave entre la luz y el color, y una perspectiva atmosférica lograda mediante planos sucesivos.[35]

Entre 1860 y 1865 se produjeron los mejores exponentes de paisajismo macchiaioli gracias a la representación de escenas militares, generalmente maniobras de soldados y jinetes en el campo. En estas composiciones, realizadas al aire libre, estudiaron en profundidad los efectos de claroscuro y las relaciones de color, en aras de una representación más sintética del relieve. De estos estudios nació la macchia, con la que articulaban la estructura lineal y definían los planos con precisión.[18]​ Tal como lo expresó Diego Martelli:

Cabe señalar que el claroscuro empleado por este grupo no es el tradicional usado en pintura desde antaño, sino una combinación de colores-sombra y colores-luz, que creaba unos efectos lumínicos y atmosféricos de gran riqueza y sugestión.[8]​ A través de la mancha se revaloriza la silueta frente al detalle y se enfatizan los contrastes lumínicos, con lo que reivindican la clara luz mediterránea de su tierra.[21]

Esta técnica otorgó a la obra de los macchiaioli el aspecto de una marquetería de color, con unas formas muy recortadas gracias al claroscuro.[37]​ Solían trabajar sobre soportes de madera, generalmente de forma rectangular y pequeño formato —a veces incluso restos de embalajes o tapas de cajas de puros—, que recordaban las predelas florentinas del Trecento y Quattrocento. La técnica utilizada es el óleo, aplicado directamente sobre el soporte, sin imprimación, aprovechando las vetas de la madera.[38]

Como en el impresionismo, los macchiaioli pretendían con su técnica manchista una representación objetiva de los fenómenos ópticos de la luz, aunque en la práctica sus efectos lumínicos recuerdan los del paisajismo romántico, especialmente el de la escuela suiza (Barthélemy Menn, François Bocion, Frank Buchser, Ernst Stückelberg). Al tiempo, el contenido temático de sus obras tiene una cualidad literaria que es intrínsecamente italiana.[2]

La primera fase del trabajo de los macchiaioli fue denominada por Martelli «escuela de Castiglioncello», por cuanto fue en esta localidad, en la que Martelli tenía una finca, donde se reunían los primeros miembros del grupo: Abbati, Borrani, Fattori y Signorini. Allí cultivaban sobre todo el paisajismo, plasmando en sus lienzos los paisajes yermos y rocosos de la Maremma, una región costera toscana. Elaboraban por lo general obras de pequeño formato, sobre tabla, con una técnica sumaria de superficies geométricas y claroscuros de tonos blandos de luz, con imágenes planas y colores aplicados con pinceladas anchas.[39]

De forma casi simultánea, Silvestro Lega creó otro centro de producción en su taller de Piagentina, una localidad al este de Florencia, que frecuentaron sobre todo Abbati, Borrani, Sernesi y Signorini. Este grupo creó una variante más contemplativa de la pintura manchista, más íntima y expresiva, centrada en los estudios al aire libre y en el interés por los efectos de luz.[40]​ Signorini reflejó al respecto en su Scritti d'arte:

Además de estos dos lugares, los macchiaioli también se inspiraron en paisajes de diversas localidades italianas: en 1858, Cabianca y Signorini viajaron a La Spezia, donde pintaron del natural y se iniciaron en el manchismo; en 1860 hubo una segunda estancia de Banti, Cabianca y Signorini en La Spezia; en 1861, Banti, Borrani, Signorini y Stanislas Pointeau pasaron una estancia en Montelupo Fiorentino, y Borrani y Sernesi estuvieron dos meses en San Marcello Pistoiese.[42]

Aunque el principal género que cultivaron los macchiaioli fue el paisaje, también desarrollaron el retrato, la pintura de historia y las escenas de género.[43]​ La pintura de historia fue revalorizada gracias a la Exposición Nacional de Florencia de 1861, en la que participaron varios miembros del grupo. En este género, las influencias que recibieron los manchistas provinieron sobre todo de artistas franceses como Eugène Delacroix, Jean-Louis-Ernest Meissonier, Alexandre-Gabriel Decamps, William-Adolphe Bouguereau, Paul Delaroche y Auguste Gendron, así como del napolitano Domenico Morelli.[44]

En cuanto al retrato, sus referentes fueron los puristas toscanos de herencia ingresiana, así como las posibilidades ofrecidas en este terreno por la fotografía, mientras que un referente inmediato sería Amos Cassioli, un discípulo de Luigi Mussini que asimiló el formalismo purista con la libertad compositiva de los artistas contemporáneos franceses.[45]​ Eran retratos que buscaban la naturalidad del posado contra la rigidez formal del retrato tradicional, la plasmación de lo cotidiano en la actitud del retratado, en casos como El sobrino del artista (1865), de Fattori, o Retrato de un joven (1865-1866), de Borrani, así como los vivaces retratos que Boldini mostró en la Exposición de Bellas Artes de la Società d'Incoraggiamento de 1867, de los que Signorini comentó que «la novedad del género confunde a los clasificadores, quienes no aciertan a asignarle un lugar en las categorías artísticas».[46]

Por último, las escenas de género se centraron en ambientes rurales, en escenas de campesinos en sus quehaceres diarios, unas escenas alejadas de la crudeza del realismo francés pero que no caen en la complacencia bucólica, sino que muestran la sencillez de la vida rural en su estricta literalidad, reflejando ya sea momentos felices o anecdóticos como de la dureza del trabajo en el campo, o simplemente de las costumbres rústicas de la campiña toscana.[47]

A partir de 1865 los macchiaioli empezaron a tener divergencias estilísticas y se fueron separando progresivamente. Un acontecimiento simbólico del fin del grupo fue el cierre del Caffè Michelangiolo en 1866.[48]​ Al año siguiente, en 1867, Telemaco Signorini publicó una revista titulada Gazzettino delle Arti del Disegno, que recogió buena parte del discurso teórico del grupo y que, en cierta medida, sustituyó al café como medio de debate crítico, pero que solo contó con cuarenta números, publicados todos ese mismo año.[49][nota 7]​ Sin embargo, ya entonces Signorini retrotraía a 1865 la disolución del grupo: «se dividieron entre ellos y precipitaron el final de su Sociedad, al hallarse discordes y al querer unos y rechazar otros la exposición colectiva de 1865. Fatalmente para el arte joven, para los artistas del café y para el elemento progresista, el no prevaleció, y la exposición colectiva de ese año no se celebró ya».[51]​ También marcaron al grupo las muertes de Sernesi en 1866 en la Tercera Guerra de Independencia y de Abbati en 1868 tras ser mordido por un perro.[51]

Los miembros del grupo empezaron a evolucionar a otros estilos. Los más fieles al movimiento fueron Fattori y Lega, que continuaron su producción manchista en los años 1870 y aún en los 1880.[37]​ Algunos artistas se establecieron en París, como Zandomeneghi y Boldini, donde se acercaron más al impresionismo.[52]​ Sin embargo, con los años el manchismo fue degenerando en la diversificación y en un cierto virtuosismo exagerado, como se aprecia en la obra de artistas que intentaron imitar el estilo inicial de los macchiaioli, como Giacomo Favretto o Giuseppe De Nittis.[26]

Entre 1870 y 1895 Diego Martelli continuó dando conferencias sobre los macchiaioli, en las que asentó la base teórica del movimiento, englobándolo en las corrientes artísticas modernas europeas.[53]​ Por otro lado, en 1873 Cecioni y Signorini publicaron por un tiempo la revista Il Giornale Artistico.[54]

La corriente dio origen, entre 1880 y 1920, a la de los post-macchiaioli, una serie de pintores que utilizaron diversos parámetros pictóricos desarrollados por los manchistas, entre los que se encuentran: Giovanni Bartolena, Leonetto Cappiello, Ulvi Liegi, Guglielmo Micheli, Alfredo Müller, Plinio Nomellini y Mario Puccini. Muchos de ellos eran alumnos de los macchiaioli y tuvieron como principal centro de sus actividades la ciudad de Livorno.[55]



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