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Manuel Martínez de la Escalera



¿Qué día cumple años Manuel Martínez de la Escalera?

Manuel Martínez de la Escalera cumple los años el 18 de diciembre.


¿Qué día nació Manuel Martínez de la Escalera?

Manuel Martínez de la Escalera nació el día 18 de diciembre de 1867.


¿Cuántos años tiene Manuel Martínez de la Escalera?

La edad actual es 156 años. Manuel Martínez de la Escalera cumplirá 157 años el 18 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Manuel Martínez de la Escalera?

Manuel Martínez de la Escalera es del signo de Sagitario.


Manuel Martínez de la Escalera y Pérez de Rozas (San Sebastián, 18 de diciembre de 1867-Tánger, 9 de agosto de 1949) fue un entomólogo e historiador de la Historia Natural de la España de finales del siglo xix. Trabajó durante más de cincuenta años para el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Real Sociedad Española de Historia Natural. Autor de un centenar y medio de publicaciones en las que describían más de 800 especies de insectos, exploró regiones de Turquía, Siria, Irán, Iraq, Marruecos y Guinea Ecuatorial, acompañado en ocasiones por su hermano Fernando Martínez de la Escalera y Pérez de Rozas o su hijo Fernando Martínez de la Escalera y Goróstegui; tanto en esas expediciones, como en la Península ibérica, recolectó ejemplares de insectos y de otros grupos zoológicos, legado que se conserva en diferentes museos de España y Europa.

Nace en San Sebastián el 18 de diciembre de 1867. Es el primogénito del matrimonio de Manuel Martínez de la Escalera Casas, abogado funcionario de Aduanas, y María Pérez de Rozas Campuzano. La familia Martínez de la Escalera era oriunda de Ortigosa de Cameros, pueblo riojano situado en el Valle del Río Iregua. Algunos de los miembros de la familia fueron caballeros diviseros del Ilustre Solar de Tejada, por lo que ostentaban el título de Nobles de Tejada.[1]​ Tras el nacimiento, fue bautizado el 22 de diciembre en la parroquia de Santa María la Mártir en San Sebastián como Manuel María José Ramón Viviano Juan Martínez de la Escalera.

El domicilio familiar se traslada a Guadalajara, donde Manuel estudia en su Instituto, obteniendo el título de Bachiller con la calificación de Aprobado. En 1884 comienza la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid, finalizando los estudios en 1892.[2]​ En estos años entra en contacto con los profesores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y comienza a acudir al Laboratorio de Entomología y a participar en las excursiones científicas que desde allí se convocaban.[3]​ Inicia también sus propias exploraciones entomológicas por España. En 1889 es admitido como socio en la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN),[4]​ organismo que junto al MNCN constituirá el marco institucional en que van a desarrollarse la mayoría de sus actividades. Poco más tarde, en 1892 ingresa en la Société Entomologique de Francia.[5]

Se casa con Emma Gorostegui Campuzano el 22 de octubre de 1890 en Villaviciosa de Odón, pueblo de la provincia de Madrid en el que más tarde monta una vaquería como negocio familiar. Entre 1893 y 1896 nacen sus tres primeros hijos: Emma, Fernando y María.

En sus exploraciones y colectas de insectos recorre gran parte de España e, interesado por entonces en la fauna cavernícola, presta una especial atención a los muestreos bioespeleológicos. Como resultado va creando una importante colección científica, que es parcialmente estudiada por otros entomólogos. Uno de ellos, Ignacio Bolívar, describe el primer insecto que lleva su nombre, el grillo Gryllodes escalerae:

El año 1898 marca el comienzo de su actividad investigadora y de sus aventuras de exploración científica. Desde abril a septiembre realiza el primer viaje a Oriente Próximo, por Siria y Turquía, recorriendo zonas prácticamente inexploradas hasta entonces por naturalistas. La finalidad de este viaje era la recolección de especímenes de Historia Natural, y estuvo parcialmente subvencionado por el coleccionista francés René Oberthür,,[7]​ a quien Martínez de la Escalera había vendido poco antes su valiosa colección de insectos españoles. En esta expedición, el hito más conocido de la vida del autor, logró reunir alrededor de 20.000 ejemplares pertenecientes a unas 2.300 especies.[8]​ También en este año aparecen sus dos primeras publicaciones científicas en la Actas de la SEHN, incluyendo la descripción de sus tres primeras especies nuevas para la Ciencia.[9]​ Una de estas publicaciones constituye un estudio monográfico que incorpora toda la información disponible sobre el grupo e incluye datos ecológicos de interés general.[10]

En enero del siguiente año parte de nuevo a Oriente Próximo, acompañado esta vez de su hermano menor, Fernando. El viaje, auténtico periplo novelesco, en el que durante todo un año recorren Turquía, Siria, Irán e Irak, es rememorado con nostalgia por el autor años más tarde:

Gran parte del viaje se realiza en condiciones de extrema dificultad, resultando enfermo Fernando quien morirá al poco de su regreso a España. La SEHN da noticias de este viaje en sus Actas,[12]​ y la Real Sociedad Geográfica de Madrid le invita a dar una conferencia sobre su expedición.[13]​ Las colecciones logradas en el viaje ingresan mayoritariamente en el MNCN. En abril de 1900, habiéndose tenido noticias de que se preparaba el envío de una embajada oficial a la corte del Sultán de Marruecos, se propone en la SEHN que la acompañe como agregado naturalista, Martínez de la Escalera:

Todo indica que aquella embajada no llegó nunca a realizarse.

En 1900 aparece el primero de sus trabajos sobre coleópteros del género Dorcadion (Coleoptera: Cerambycidae), uno de los temas en que el autor centrará sus investigaciones y a cuyo conocimiento contribuye con aportaciones de ineludible consulta.[15]

En mayo de 1901 es designado para formar parte como naturalista de la Comisión española de Límites que en función de lo acordado en el Convenio Franco-Español de París de 1900 y más tarde en el Convenio de Delimitación de 1901 se ocupará de establecer, junto a la correspondiente comisión francesa, la demarcación fronteriza entre las posesiones de ambos países al sur de los territorios del río Muni, parte continental de la actual Guinea Ecuatorial. Por R. D. de 27 de mayo, se nombró Comisario Regio de la expedición a Pedro Jover y Tovar, diplomático de probada experiencia, quien designaría a los miembros de la propia Comisión. Aparte de la dotación militar acompañante, queda ésta compuesta por el Comandante y Capitanes de Estado Mayor López Vilches, Borrajo Viñas y Nieves Coso, los marinos Gutiérrez Sobral y Montaldo, y los exploradores y naturalistas López Zafra, D’Almonte, Ossorio y Martínez de la Escalera, con Melquiades Criado como ayudante de este último. Permanecen en aquellos territorios de junio a noviembre de 1901 y el naturalista logra importantes colectas de especímenes de historia natural, Las Colecciones del Muni, para las que se creará una Comisión de recepción, estudio y clasificación de la que Escalera fue nombrado Secretario encargado del Laboratorio. Durante su estancia en África Occidental muere su hija María.

Al regreso, imparte en la Real Sociedad Geográfica de España una conferencia titulada Los territorios del Muni, sus condiciones y colonización[16]​ en la que, apartándose de sus intereses habituales, ofrece interesantísimos datos antropológicos y geográficos, y comentarios relativos a los recursos y posibilidades económicas de la zona, incluyendo una profunda crítica a la actuación del Gobierno en sus posesiones.

El Estado se implica directamente en el destino de los materiales zoológicos capturados en el Muni y procura los fondos necesarios para su estudio y publicación. Estas investigaciones, que se sabían del mayor interés científico por lo desconocido del área geográfica y las numerosas novedades esperadas, fueron encargadas a reconocidos especialistas españoles y de otros países europeos, y van apareciendo entre 1903 y 1910 formando conjuntamente el primer volumen de las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (RSEHN).[17]​ Muchas de las nuevas especies halladas en este material –más de doscientas de muy diversos grupos zoológicos– fueron dedicadas por los autores a su colector, asignándoles el nombre específico escalerae.

Entretanto, durante la primavera de 1902, nuestro autor había vuelto a Oriente Próximo en la que sería su última exploración de aquella región y la más desconocida pues no dejó noticias escritas sobre la misma. A su vuelta prosigue sus continuos muestreos y exploraciones por gran parte del territorio español. En septiembre nace su cuarto y último hijo, Manuel. Durante este periodo sus relaciones con el Museo (MNCN) se han ido haciendo más y más estrechas y sus colaboraciones más asiduas. Fue comisionado, por ejemplo, para la tramitación y traslado desde París de dos valiosas colecciones entomológicas donadas a la institución por sendos especialistas, Teodoro Seebold y Jorge Lauffer.[18]​ Fallecido por entonces su maestro y amigo Serafín de Uhagón, redacta la nota necrológica del mismo que aparece en el Boletín de la RSEHN.

De 1905 a 1915 Martínez de la Escalera estableció un estrecho vínculo con Marruecos, que le marcó tanto a él como a su familia tanto en lo personal como en lo profesional. Durante este periodo de tiempo, cambio su lugar de residencia en varias ocasiones, entre España y Marruecos debido principalmente a la inestabilidad existente en Marruecos en esta época.

En la sesión de enero de la RSEHN,[19]​ al debatirse el destino de la excursión científica anual de la Sociedad:

Y en breve quedó organizada la Comisión para la Exploración y Estudio del Noroeste de África, que con fondos del Estado y aportaciones logradas por la propia Sociedad, funcionaría de forma más o menos continuada durante más de una década. Parece destacable el papel jugado por Escalera en esta Comisión, especialmente en sus comienzos, y de un modo u otro seguiría implicado durante años en las actividades de la misma. Se consiguió ya desde un principio un considerable apoyo social y económico:

y seis consocios naturalistas como vocales. A propuesta de Escalera, una comisión de la que formaba parte él mismo, fue recibida por el propio Alfonso XIII obteniendo del mismo una aportación de 5000 ptas., y de la infanta Eulalia de Borbón, el regalo de «unos magníficos anteojos Goertz de campaña».[20]

Parte Escalera en su primer viaje a Marruecos en el mes de junio de 1905, viajando a Tánger, Mogador y otras localidades de la costa marroquí y emprendiendo de inmediato, con dos ayudantes españoles y alguno de la región, sus trabajos de estudio y recolección zoológica. A partir de entonces serán continuos sus desplazamientos y correrías por Marruecos, en una época especialmente conflictiva en la que el naturalista, y posteriormente su hijo Fernando, vivirán repetidas situaciones de riesgo sin que ello entorpeciera generalmente sus objetivos científicos:[21]

Con relación a sus investigaciones, ese mismo año describió las que serían sus primeras nuevas especies africanas.[23]

Finalizada esta primera campaña y de vuelta en España, prosigue su exploración entomológica del país con muestreos en Cáceres, Cuenca, Jaén y Segovia y publica su único trabajo sobre vertebrados: Algunos datos para el conocimiento de las águilas que vuelan en la provincia de Madrid.[24]​ En marzo de 1906 imparte en el Ateneo de Madrid la conferencia Riqueza extraíble de Marruecos y el Sáhara[25]​ evidenciando nuevamente su preocupación por cuestiones ajenas a su quehacer cotidiano.

En otoño de 1906 vuelve a Marruecos por segunda vez, asentándose en Mogador:

Propicia junto a Ignacio Bolívar la creación de una Estación o Laboratorio de Biología marítima en esta ciudad, centro que iniciado con grandes expectativas y llegando inclusive a disponer de personal propio, no llegó nunca a ser inaugurado.[26]​ Algo más tarde, considerando la riqueza pesquera de la zona y su posible aprovechamiento por el gobierno español, presenta un Informe a la Comisión para la Exploración y Estudio del Noroeste de África, sobre la conveniencia de establecer en los mares canarioafricanos un laboratorio flotante instalado en una embarcación dedicada a la pesca, proyecto novedoso que tampoco llegó a desarrollarse.[27]

En noviembre de ese año intenta alcanzar el Sahara desde Cabo Juby, sin conseguirlo a causa de la extrema inestabilidad política e inseguridad en la zona.[28]​ Este deseo de llegar al desierto le acompañará siempre y no se verá nunca satisfecho pese a repetidos intentos a lo largo de su vida. Los envíos de material de historia natural al MNCN desde Marruecos se suceden, como resultado de sus propias capturas y las de su equipo:

Realiza una corta visita a España entre marzo y abril de 1907 durante la que ofrece en el Ateneo la conferencia El estado actual de Marrakesh.[30]​ Regresa enseguida a Marruecos, permaneciendo allí hasta finales del verano, en el que se han de cancelar las actividades de la Comisión en Marruecos, por la gravedad de los conflictos y disturbios en todo el Imperio.[31]

Ya en España continúa su investigación en coleópteros, grupo al que ha dedicado hasta ese momento 28 trabajos y descrito numerosas especies. Invierte ahora gran parte de su tiempo en lo que denomina «observaciones de biología entomológica», centradas especialmente en los comportamientos de nidificación de himenópteros y coleópteros. En octubre de 1908 participa en el 1.er. Congreso de la Asociación para el progreso de las Ciencias que se celebra en Zaragoza, presentando una comunicación sobre estos temas. Por entonces ha abierto el Laboratorio de Entomología, de M. de la Escalera, en Villaviciosa de Odón, en el que elabora preparaciones de Biología entomológica, con fines didácticos «... para trabajos de observación directa en centros docentes y experimentales», según puede leerse en un folleto publicitario del Laboratorio, en el que se ofrecen materiales de 45 especies, incluyendo insectos vivos en diferentes estados de desarrollo. Aparecen sus primeros trabajos sobre escarabajos meloidos, uno de los grupos por los que mostrará mayor preferencia, dedicados a fauna de Marruecos.[32]​ En una de sus publicaciones se lamenta por el cese de las actividades de la Comisión del NO. de África, en una aguda crítica a la política científica de la Administración:

Ese mismo verano vuelve a Marruecos, trasladándose al poco también su familia al completo y estableciendo inicialmente el domicilio familiar en Mogador. Según sus propias palabras, su estancia en Marruecos a partir de 1909 cumple un doble objetivo:

Prosiguen sus estudios y exploraciones por Marruecos a pesar de la grave situación política que se vive en el país. Como muestra de buena armonía, dedica muchas de las especies que describe durante aquellos años a personajes influyentes del ámbito político y militar, por ejemplo al Bajá de Marraquesh, Hach-Tami, por dar alojamiento y libre circulación por el territorio a su hijo Fernando, de tan sólo 15 años pero ya experto en moverse con seguridad por aquel difícil ambiente. Ambos solicitan por entonces sendas becas a la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE); el padre para viajar a Francia e Inglaterra con objeto de estudiar las colecciones de coleópteros de los Museos de Historia Natural de París y Londres, permaneciendo en estas ciudades desde junio de 1911 hasta febrero del 12.[35]​ Al regreso de su prolongada estancia de estudios, la familia se traslada a Tánger debido a los conflictos políticos y disturbios que se suceden en Mogador.

Como ayuda al sostenimiento familiar vende al MNCN parte de los materiales colectados en Marruecos y establece una colaboración con el Museo Nacional de Antropología dirigida a la obtención de objetos etnográficos para sus fondos. A finales de 1911 colabora en Madrid, en un curso organizado por el MNCN titulado Investigaciones sobre Entomología.[36]​ La familia Martínez de la Escalera continúa en Tánger, desde donde se prosigue la actividad con exploraciones y muestreos cuyo producto se remite al Museo de Madrid:

Es también de esta época otro proyecto de Escalera, la creación de un Laboratorio-hospedería de Biología en Tánger, dependiente del Museo de Ciencias Naturales, quizás temeroso de que las crecientes actividades de la Real Sociedad Geográfica en la zona pudieran ir en detrimento de las de la RSEHN y del Museo, y por ende de su propio trabajo.[37]

Hasta este momento Escalera ha descrito 164 especies nuevas para la Ciencia. A finales de 1914 se publica Los Coleópteros de Marruecos en la serie Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales.[38]​ Es la obra emblemática de la actividad científica del autor en el Norte de África; un trabajo de referencia para el colectivo científico de la época, y durante muchos años, por tratarse de la primera recopilación ambiciosa de la fauna coleopterológica marroquí. El autor recoge en ella 2874 especies y subespecies, de los que 256 son taxones nuevos para la Ciencia.[39]

En noviembre de 1915 la prensa local se hace eco de una de sus excursiones científicas:

Pero poco después Escalera ha de poner fin a su prolongada estancia en Marruecos y regresar a España.

Reemprende la colaboración directa con el MNCN responsabilizándose de la organización de las colecciones de coleópteros del centro, especialmente sus propias aportaciones del norte de África. Recibe una pensión de la JAE para ello y así figura en las Memorias de esa institución entre los Encargados de Trabajos del Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales, que incluía al Museo entre otros centros. Estas pensiones de la JAE constituyen una situación «laboral» de Escalera, más o menos continua desde 1915 y durante muchos años. El mismo Escalera lo aclara en 1942:

Pero la pasión del viaje le llama de nuevo y en 1918, con el apoyo del Museo, solicita financiación para una expedición a Fernando Poo. La respuesta del Ministerio de Estado a la misma se recibe desestimando la instancia de Escalera.[41]​ Entretanto, realiza recorridos de prospección y recolección por varias provincias españolas. Al ver rechazada su propuesta de expedición a las posesiones españolas del golfo de Guinea decide organizarla por cuenta propia y, tras presentar su proyecto a tres instituciones museológicas: el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el Museo Nacional de Antropología en Madrid y la Junta de Ciencias Naturales del Ayuntamiento de Barcelona, órgano responsable del Museo de Ciencias Naturales de dicha ciudad, consigue financiación de las mismas como anticipo sobre las capturas que se esperan de la misión.[42]​ El viaje se realiza desde abril a noviembre y va acompañado nuevamente por su hijo Fernando, repartiéndose entre ambos las zonas a explorar. Los resultados, aunque irregulares según los materiales,[43]​ van a enriquecer considerablemente las colecciones de estas tres instituciones.

En diciembre de 1920 parte de nuevo con su hijo Fernando, en esta ocasión a la isla de Tenerife (Canarias) en misión científica del Museo según se recoge en la Memoria JAE correspondiente a 1920-1921:

Personaje clave en esta misión es el médico Anatael Cabrera,[44]​ decidido impulsor del estudio de la biota canaria y creador de una importantísima colección de insectos de las islas que legará al Museo en 1944.

Unos años después proyecta una nueva expedición al continente africano para la que, en febrero de 1924, solicita a la Dirección del MNCN una subvención de 40.000 Ptas.; solicitud que le es denegada. En su lugar, efectúa entonces numerosos desplazamientos de colecta por territorio peninsular, retomando con entusiasmo la que fuera su afición científica inicial, la exploración bioespeleológica. Comisionado por el Museo visita y explora numerosas cuevas de Alicante, Almería, Cantabria, Picos de Europa y Sierra Norte de Madrid.

Son años de una notable diversificación en sus actividades. Comienza una nueva línea temática en sus publicaciones dirigida a la divulgación científica entomológica que realiza a través de una serie de revistas de cuidada edición propia con el nombre genérico La vida de los insectos en preparaciones del natural. Los folletos, de un considerable nivel científico pero con un lenguaje fácil y ameno, ilustran sobre las variadas relaciones que se establecen entre distintas especies en torno al ciclo de vida de alguna de ellas o bien entre insectos ocupantes de un determinado biotopo. Inaugura la serie un trabajo dedicado a una especie de abeja, La anthophora y su casa.[45]

Basándose en experiencias de control biológico realizada por él mismo en 1924 sobre masas forestales de la provincia de Madrid, lleva a cabo con la administración de Argelia, provincia francesa por aquel entonces, un proyecto de lucha contra una intensa plaga declarada en los robledales de aquella región. Organiza para ello un elaborado programa de captura intensiva de los coleópteros depredadores de las orugas causantes de la plaga y de su envío en avión, desde El Escorial hasta la zona afectada en un tiempo récord de tres días. Se llegaron a enviar así, en poco más de un mes, unos 6.000 ejemplares de las dos especies de insectos controladores:

Parte de aquel programa hubo de realizarse bajo la supervisión de su hijo, pues Escalera consiguió de la Presidencia del Directorio Militar una subvención para trabajos y exploraciones de campo en el área de Larache y el Mediano Atlas.[47]​ Tras dos meses de ausencia durante la primavera, aún recorre a su vuelta diversas provincias españolas en nuevas campañas, visitando entre otras zonas Cartagena, Picos de Urbión, la región de Cameros, Madrid, Granada y Almería. Es además este año de 1925 el de su mayor producción científica, con un total de 12 trabajos publicados.

Centra su actividad los años siguientes en la organización y estudio de las colecciones de fauna de Guinea Ecuatorial del MNCN, estimadas entonces en unas 2.000 especies y más de 15.000 ejemplares, y a las que tanto había contribuido con sus capturas. Continúa sus viajes de recolección zoológica por España, entre ellos una campaña bioespeleológica durante el verano de 1929 por Guipúzcoa, Navarra y valles pirenaicos, en compañía de Cándido Bolívar y otros especialistas. Ofrece en la RSEHN una charla sobre biología de insectos himenópteros[48]​ y participa en varias propuestas de nuevos socios a favor de importantes entomólogos como el ortopterólogo B.P. Uvarov o el Prof. E.G. Racovitza, fundador de la Bioespeleología.

Inicia por entonces una nueva línea de trabajo e investigación, la Apicultura, en la que colabora con su hijo y en la que llegarán a convertirse en verdaderos especialistas. Más de 25 publicaciones sobre temas apícolas ven la luz con la firma de padre o hijo; interviene también en esta actividad su hijo menor Manuel. Por su influencia, se organizan en el Museo durante varios años cursos de Apicultura en colaboración con la Dirección de Ganadería.[49]

Vuelve a Marruecos en 1932, y viaja entre mayo y julio por la zona del Rif consiguiendo abundante material entomológico, de gran interés para establecer las relaciones de las faunas del Sur de España y Norte de África.

A su vuelta, en ese mismo mes de julio, obtiene por oposición el puesto de Entomólogo Agregado en la Sección de Entomología del MNCN. Manuel cuenta entonces 64 años de edad. Debido a su nueva situación administrativa en el Museo debe desprenderse de su colección privada, por prohibir el reglamento del centro la existencia de colecciones particulares entre su personal. Nuestro autor hubo de venderla a la institución ya que su situación económica de entonces no le permitía entregarla en donación como hubiera sido su deseo. La colección se componía de 80.000 ejemplares de coleópteros, representando más de 10.000 especies de todas las faunas, reunidas en 600 cajas. En cuanto a su contenido informan las Memorias de la JAE de 1935:

En abril de 1933 es atropellado por un tranvía y a partir de entonces debe caminar con muletas, hecho que no le impedirá seguir colectando como se recoge en los diarios de incidencias del Museo.[50]​ Uno de esos diarios se hace eco de la inestabilidad que comienza a vivir el país en octubre de 1934:

Toma parte activa en la organización del VI Congreso Internacional de Entomología que se celebraría en Madrid durante el mes de septiembre de 1935 y en el que figura como miembro del Comité organizador y como Vocal de la Mesa española. Su comunicación en el mismo, Especies nuevas de Maláquidos del Atlas y de Ifni, aparece entre los Trabajos del Congreso que no pudieron editarse hasta años después de su celebración, en 1940, debido a las dificultades generadas por la guerra civil española.[52]

Al comenzar la guerra la familia se traslada a Valencia, de allí a Altea y en algún momento a Villajoyosa, donde fallece su esposa, Emma Goróstegui. Pero curiosamente, Martínez de la Escalera no acompañaba al personal del Museo que en 1938 fue oficialmente trasladado a Valencia como parte de la Delegación de la JAE creada por la propia Junta tras su disolución por el General Franco. Él pasó gran parte de aquel año muestreando en la provincia de Albacete,[53]​ debidamente autorizado por la Comisión Delegada de la JAE. Los resultados de aquella misión fueron por cierto inmejorables en cuanto a colectas de insectos, atendiendo al elevado número de ejemplares que de aquellas fechas y localidades se conservan en el MNCN. Por otra parte, había solicitado también trasladarse a Rabat con objeto de efectuar estudios sobre coleópteros norteafricanos en el Institut Scientifique Cherifien de aquella ciudad,[54]​ proyecto que no llegó a realizarse por dificultades de tipo administrativo.

Finalizada la guerra, y creado por el nuevo régimen el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), sobre la infraestructura y centros de la JAE, el autor trata de adaptarse a la situación y permanece en la institución conservando su perfil laboral con idéntica denominación.[55]​ Su estrecha relación con muchos de los que hubieron de exiliarse, los procesos de depuración emprendidos en el propio centro, implicándolo a él y a su propio hijo, la marcha finalmente también de éste con su familia, las sospechas políticas y la penuria económica… no debieron de ser fáciles de sobrellevar. Y tras no haber logrado su ida a Rabat, solicita en febrero de 1941 marchar al Sahara Español. Su propuesta es aceptada por el jefe de la Sección de Entomología del centro –ya no Museo, sino Instituto Español de Entomología- y por el Director de Marruecos y Colonias «Aprobando en principio la expedición entomológica a Cabo Juby, de la que ya se dirá cuando ha de hacerse». Esta expedición no llegó tampoco a realizarse.

En 1942 publica un pequeño folleto, muy aclaratorio, en el que resume su actividad científica, relaciona sus publicaciones y taxones nuevos descritos, y ofrece una breve autobiografía.[56]​ En 1944 llega su jubilación, a la edad de 76 años y en ese mismo año aparece el último de sus trabajos, un artículo publicado en la Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid en el que, además de describir su última especie, el Catoplius aliai, aporta numerosos datos de gran interés sobre su propia vida y experiencias científicas.[11]

Sus últimos años transcurren en Tánger, con su hija Emma, donde fallece el 9 de agosto. Sus restos descansan en el cementerio europeo de aquella ciudad.

Aparecen breves notas sobre su muerte en periódicos de la época,[57]​ incluida una noticia en la revista mejicana Ciencia, creada poco antes por la familia Bolívar, sus amigos, en el exilio. Pero en ninguna revista científica española se publicó la necrología que le era debida. Tres años después, en 1952, en el Instituto Español de Entomología se reúnen datos para preparar una nota necrológica y se piden con ese fin a la familia detalles biográficos para su redacción. Se desconocen los motivos por los que aquella necrología no llegó nunca a publicarse.



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