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Manzanera



Manzanera es una villa y municipio español de la comarca Gúdar-Javalambre, en la provincia de Teruel y comunidad autónoma de Aragón.

Población situada al sur de Aragón, a una altura de 960 msnm, en la sierra de Javalambre, en la que se encuentra el punto más alto de la provincia y uno de los mayores del Sistema Ibérico, cerca de la provincia de Castellón. Disfruta de un clima mediterráneo continental bastante frío con veranos suaves e inviernos fríos.

El municipio se compone, además del núcleo de Manzanera, de las poblaciones de Los Cerezos, Alcotas, El Paúl, Los Olmos, Las Alhambras y Paraíso Bajo y varios barrios deshabitados (Torre de Alcotas, Torre de los Peones, Paraíso Alto y numerosas masías diseminadas por el término, el cual tiene casi 170 km²). Manzanera está situada a unos 50 km de Teruel y unos 110 de Valencia, a 10 km de la A-23 y la N-234.

Por Manzanera pasa el río Albentosa, afluente del Mijares, que se forma apenas un kilómetro antes de alcanzar el pueblo, tras la unión de los pequeños ríos Torrijas (que acaba de recibir las aguas del río Paraíso) y Los Olmos.

Existen vestigios de la época de los íberos en la zona de las Alhambras. Parece ser que el área de Manzanera debió formar parte de una tribu celtíbera, los Tittos.

Durante la época romana, debemos suponer que se produjo algún tipo de asentamiento dado el hallazgo de restos romanos, como una placa votiva dedicada a Hércules.

Durante la época de dominación musulmana la zona de Manzanera fue repoblada por musulmanes de etnia bereber, esto es, originarios del norte del Atlas, que se establecieron en la zona posiblemente por la afinidad de estas tierras con sus lugares de origen y la similitud en las actividades económicas, básicamente ganaderas, que ofrecía la zona. Esto lo demuetra la etimología de la comarca, con nombres de origen arábigo como Alcotas, Albentosa o Javalambre (Javal Ambr en árabe, cuya traducción literal sería la montaña roja, dado el color característico de las tierras de la comarca) En la villa había una fortaleza musulmana y algunas casas, es decir, la zona ya se encontraba habitada antes de la conquista de la villa.

El pueblo fue arrebatado a los árabes en 1202 por Pedro II de Aragón. Jaime I, hijo del anterior monarca concedió a la población el título de villa, al ser un enclave fronterizo bien amurallado. El nombre de la villa, en su carta fundacional, está redactado en catalán, ya que está era la lengua de la cancillería real,y el nombre en cuestión fue el de Maçanera. La primitiva villa de Maçanera fue el último enclave de Aragón arrebatado a los sarracenos.

Pedro II concedió el señorío a Berenguer III de Entenza, (señor de Zaragoza, entre otros) para repoblarlo, tal como explica el doctor Antonio J. Gargayo Moya en su obra El Concejo de Teruel en la Edad Media 1177-1327. Se da la curiosidad que el propio Berenguer III de Entenza murió en una acción bélica contra los sarracenos en las proximidades de la villa. Manzanera fue heredada por sus hijos Berenguer IV de Entenza y Gombau de Entenza, quienes participaron activamente en la conquista de Valencia a las órdenes del rey Jaime I. De hecho, la villa sirvió, en un primer momento, como plataforma logística para llevar a cabo la conquista. Una vez la frontera se desplazó al sur, la importancia estratégica de la villa disminuyó y los Entenza la fueron olvidando progresivamente hasta que se formalizó su traspaso al vizconde de Chelva, Pedro Ladrón de Vilanova.

Durante la edad moderna, la villa de Manzanera se convirtió en un próspero enclave comercial gracias al comercio de la lana, que atraía a mercaderes italianos y catalanes que buscaban materia prima para su floreciente industria textil.

Entre junio y diciembre de 1810, albergó la Junta Superior de Aragón y Castilla, en el contexto de la guerra de Independencia napoleónica o Guerra del Francés (1808-1812). Durante la Guerra Carlista el general carlista Ramón Cabrera se enfrentó a las tropas de los generales Isabelinos Amor y Builn en octubre de 1834. De hecho, la villa de Manzanera fue visitada por el propio pretendiente real Carlos María Isidro durante el verano de 1837 al frente de los más de 10 000 soldados que formaban la Expedición Real que había de conquistar Madrid y poner punto final a la guerra. La expedición real fracasó y la villa cambió de manos, ocupada por las tropas liberales dirigidas por el general O'Donell, quien dejó una guarnición en la villa. Manzanera fue conquistada otra vez por el general carlista Ramón Cabrera durante el verano de 1838, y la villa quedó definitivamente bajo control carlista hasta el final de la contienda, en mayo de 1840.

A fines del siglo XIX la villa conservaba parte de la muralla y las torres perimetrales.

En la Guerra civil española Manzanera se halló en el epicentro de un frente estabilizado y con dos ejércitos que aplicaron una estrategia de desgaste y tierra quemada que supuso la práctica desaparición de muchos bosques, caminos y masías de la zona. El frente de Teruel se mantuvo estabilizado en Manzanera desde julio de 1936 hasta finales de 1938. Durante este período la villa fue evacuada en diversas ocasiones, y fue testigo del paso de las unidades má temibles de ambos ejércitos: la Legión Cóndor, formada por los aviones alemanes, o la columna de hierro, formada por los milicianos voluntarios de Valencia. Por último, fue escenario de un ataque de distracción planeado por el general Republicano Vicente Rojo en noviembre de 1938 para dividir las tropas Franquistas que estaban venciendo en la batalla del Ebro. Esta iniciativa fracasó y la aviación insurrecta castigó severamente a los militares republicanos pero también a las infraestructuras y viviendas de la población.

Durante la posguerra de la Guerra Civil fue un importante enclave de los maquis de la zona de levante. Su aspecto fue evolucionando y casi la totalidad de las defensas se demolieron, pero como resultado de encontrarse en una zona lineal de tropas, el castillo, la iglesia y el portal de abajo (monumento de gran importancia en el pueblo) resultaron ser gravemente dañados.

Su conjunto urbano fue premio nacional de embellecimiento Conde de Guadalhorce en 1971.

El municipio ha sufrido una fuerte despoblación desde la Guerra Civil, cuando tenía más de 2000 habitantes hasta alrededor de 470 de mitad de la década de los noventa debido al éxodo rural (principalmente hacia Valencia y, en menor medida, a Barcelona). En los últimos años esta tendencia se ha roto debido a la inmigración y a los nuevos nacimientos, alcanzando la población en 2009 los 561 habitantes.

La principal actividad económica del municipio es el turismo, fundamentalmente proveniente de la Comunidad Valenciana, aunque también de Cataluña. También es importante en invierno gracias a la cercanía de las estaciones de esquí de Javalambre y de Valdelinares así como de gente aficionada a la recolección de hongos. El municipio dispone de un polideportivo con un pabellón cubierto, un frontón, un campo de futbito exterior y dos piscinas: una infantil y una grande de 33 m de largo.

Otras actividades económicas importantes en el municipio son el secado del Jamón de Teruel, la agricultura, la explotación de los bosques para madera y el cultivo y búsqueda de la trufa. En la época corrspondiente mucha gente se acerca a la zona para coger setas y, sobre todo, rebollones, ya que son relativamente fáciles de encontrar.

En Manzanera hay además un balneario, situado a un kilómetro de Los Cerezos junto al Río Paraíso y se está construyendo otro más en Manzanera en el manantial del Agua Podrida.

Dentro del núcleo, se debe visitar el Portal de Abajo (Declarado Monumento Histórico Artístico nacional), el Portal de Arriba, la Iglesia, la Ermita del Loreto, las ruinas del castillo, el pilón del esclavo.

En el municipio también se pueden visitar, sus paisajes, como la zona de los Paraísos, Tejeda, El Gavilán, Las agujas de Las Alhambras, etc. o las pequeñas iglesias situadas en los barrios, en especial la de Los Olmos y Alcotas.



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