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María Sofía de Baviera



María Sofía de Wittelsbach (en alemán: Marie Sophie Amalie Herzogin in Bayern;[nota 1]Castillo de Possenhofen, Baviera, 4 de octubre de 1841 - Múnich, 19 de enero de 1925) fue una princesa bávara perteneciente a la Casa de Wittelsbach por nacimiento y a la Casa de Borbón-Dos Sicilias tras contraer matrimonio con el último rey de las Dos Sicilias. Ostentó al nacer el tratamiento de Su Alteza Real y el título de duquesa en Baviera y después el de Princesa de Borbón y de las Dos Sicilias, y Reina consorte de las Dos Sicilias cuando su marido ascendió al trono napolitano.

María Sofía nació en el pintoresco castillo de Possenhofen, donde creció al igual que sus numerosos hermanos en un ambiente de libertad, rodeada de la naturaleza y lejos de la pomposa corte. Era hija del duque Maximiliano de Baviera y de la Princesa Real Ludovica de Baviera, que eran entre sí parientes lejanos; María Sofía era la hermana menor de Isabel de Baviera, esposa del Emperador Francisco José I de Austria.

En 1859 María Sofía contrajo matrimonio con Francisco de Borbón, hijo y heredero de Fernando II de las Dos Sicilias, Rey de Nápoles, y hermano del que sería esposo de su hermana Matilde, Luis de Borbón-Dos Sicilias, conde de Trani. Durante ese año, su esposo ascendió al trono napolitano bajo el nombre de Francisco II de las Dos Sicilias a la muerte de su suegro, y María Sofía se convirtió así en Reina consorte de un territorio que pronto sería asediado por las tropas de Giuseppe Garibaldi, en favor de la unificación de Italia.[1]

El matrimonio con Francisco no se consumó hasta pasados varios años, debido en parte a que el Rey sufría de fimosis. En el año 1862 María Sofía tuvo una relación amorosa con un conde de origen belga, Armand de Lawayss, de la que quedó embarazada. Dada su posición y la moral de la época, María Sofía trató por todos los medios de ocultar su preñez, pero tuvo que recurrir finalmente a su familia bávara para encontrar una solución. Allí, en el castillo de Possenhofen, se organizó un consejo de familia en el que se decidió que el fruto de ese embarazo sería apartado de la familia para evitar así el gran escándalo que provocaría la infidelidad a su marido y que traería al mundo un hijo bastardo.

El 24 de noviembre de 1862, dio a luz en el Convento de Santa Úrsula de Augsburgo a una niña (algunas fuentes citan que fueron gemelos) que fue entregada rápidamente a la familia de Lawayss. María Sofía prometió no volver a ver a Lawayss y que no trataría de ponerse en contacto con la niña, algo que cumplió a rajatabla, aunque le provocó una profunda depresión que le acompañó el resto de su vida y que se agudizó durante su madurez.

En septiembre de 1860, mientras las tropas al mando de Garibaldi se dirigían hacia Nápoles, Francisco II decidió abandonar su capital. Inicialmente, planeaba organizar un movimiento de resistencia en Capua. Sin embargo, una vez que esta ciudad también fue tomada por los seguidores de Garibaldi como resultado de la Batalla del Volturno en octubre, Francisco II y María Sofía se refugiaron en la sólida fortaleza costera de Gaeta, a 80 kilómetros al norte de Nápoles.

Durante el sitio de Gaeta, a finales de 1860 y principios de 1861, los ejércitos de Víctor Manuel II bombardearon la fortaleza y finalmente consiguieron vencer a sus defensores. Fue esta breve y última "Defensa de los Borbones" la que le ganó a María Sofía la reputación de la Reina guerrera que la acompañó el resto de su vida, pues animaba incansablemente a los defensores, ofreciéndoles su propia comida, cuidando de los heridos y retando a los atacantes para que se acercaran a la fortaleza y pudieran estar al alcance de sus cañones.

Con la caída de Gaeta y del Reino de las Dos Sicilias, María Sofía y su esposo se exiliaron en Roma, la capital de los importantes Estados Pontificios, una parte considerable de Italia central pero que hacia 1860 se había reducido a la propia ciudad de Roma debido al avance de los ejércitos de Víctor Manuel II desde el norte y de Garibaldi desde el sur. El rey Francisco II estableció un Gobierno en el exilio en Roma, que tuvo reconocimiento diplomático en la mayor parte de los Estados europeos como el Gobierno legítimo del Reino de las Dos Sicilias.

Confesado el romance extramarital por consejo de las hermanas Wittelsbach, la relación entre Francisco y María Sofía empezó a ser más cercana. El Rey se sometió a una operación de fimosis y en el año 1869 nació la que sería la única hija legítima del matrimonio:

En 1870, Roma cayó ante los ejércitos italianos y el Rey y la Reina buscaron exiliarse en un nuevo lugar. El Rey falleció en 1894 y María Sofía pasó entonces algún tiempo en Múnich. Luego se trasladó a París, donde presidió una especie de corte en el exilio de los Borbones. Se rumoreaba que estaba involucrada con la anarquía y el asesinato del Rey Humberto I en 1900 con el objeto de desestabilizar el nuevo Estado nacional italiano. Historiadores recientes han hecho resurgir este rumor basándose en la creencia que tenía en dicha teoría de conspiración el entonces Primer Ministro de Italia Giovanni Giolitti. Otros historiadores desestiman esta teoría.

Durante la Primera Guerra Mundial, María Sofía contribuyó activamente del lado de Alemania y Austria en la guerra contra Italia. Nuevamente surgieron rumores que la involucraron en el sabotaje y espionaje en contra de Italia, esperando que su derrota fragmentara a la nación y se restaurara entonces el Reino de Nápoles.

María Sofía finalmente falleció en 1925 en Múnich. Sus restos fueron enterrados en el complejo de Santa Clara de Nápoles, junto a los de su esposo y su hija, donde descansan hoy en día.




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