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Marco Claudio Marcelo (cónsul 166 a. C.)



Marco Claudio Marcelo (en latín Marcus Claudius M. F. M. N. Marcellus) (c.209 a.C - 148 a. C) fue un militar de la República romana, fundador de la ciudad de Corduba, la actual Córdoba. Hijo del cónsul homónimo de 196 a. C., al cual sucedió en el cargo de pontifex a su muerte ocurrida en el año 177 a. C.[1]​ Fue elegido cónsul en tres ocasiones, en 166 a. C., junto con Cayo Sulpicio Galo; en 155 a. C., con Publio Cornelio Escipión Nasica Córculo y en 152 a. C., con Lucio Valerio Flaco.

Marcelo pertenecía a la rama plebeya de la Gens Claudia, que, según los historiadores, estaba inicialmente estrechamente relacionada con los patricios de la Gens Claudia: El primer "Marcelo", que llegó a las magistraturas, todavía podía ser clientes de los Claudio Craso. El Cognomen Marcelo es una forma diminutiva del praenomen "Marco", aunque Plutarco construyó la etimología con el nombre del dios romano de la guerra Marte. El primer portador de este cognomen, mencionado en las fuentes, fue cónsul en 331 a. C. Marco Claudio, era hijo del cónsul en 196 a. C. del mismo nombre y nieto del cinco veces cónsul, uno de los héroes de la Segunda Guerra Púnica.

La primera mención de Marco Claudio en las fuentes es en 177 a. C., cuando se unió al Colegio de Pontífices, reemplazando a su padre muerto. En 171 a. C. él era un tribuno de la plebe. En este momento, se formó un nuevo ejército en Roma en relación con el comienzo de la Tercera Guerra de Macedonica; Cuando los centuriones recurrieron a las tribunos con una queja de que estaban siendo reclutados en el ejército sin tener en cuenta sus méritos anteriores, Marco Claudio y uno de sus colegas Marco Fulvio Nobilior propusieron transferir este asunto a los cónsules, pero no encontraron apoyo de los otros tribunos.

En 169 a. C. fue pretor y se le dio Hispania como provincia (169-168 a. C.)[2]​ y habría desarrollado un buen gobierno desde el punto de vista de Roma, Se ha sugerido que ya durante esta gobernación, Korduba en el río Betis (actual Córdoba ) podría haberse fundado, que más tarde se convirtió en el centro administrativo de la provincia de Hispania.

Tres años más tarde obtuvo su primer consulado, en el año 166 a. C. y venció a los galos de los Alpes, victoria por la que obtuvo los honores del triunfo.[3]

Su segundo consulado, en el año 155 a. C., se distingue, de igual manera, por un segundo triunfo sobre los ligures.[4]​ En el foro de la luna, se colocó una estatua suya, aunque no se ha conservado ninguna documentación de estas dos hazañas.

En 152 a. C. fue nombrado cónsul por tercera vez, junto con Lucio Valerio Flaco, y fue enviado a Hispania para sustituir a Quinto Fulvio Nobilior, que había dado muestras de incapacidad para hacer frente a la rebelión de los celtíberos.

Marcelo tomó varias medidas militares prudentes y adecuadas y supo ganarse a los celtíberos con actos de clemencia y de visión política. Logró controlar el valle del Jalón y atraerse a los nativos con un tratado similar al logrado años antes por el procónsul Tiberio Sempronio Graco, padre de los Graco. Oscilis se le rindió y los arevacos concertaron una tregua.

Al sur los vetones y lusitanos se habían sometido y Marco Atilio había controlado su obediencia, pero cuando éste abandonó la zona se rebelaron de nuevo Marcelo acudió y consiguió que volvieran a la obediencia ocupando la ciudad de Nertobriga.

El invierno del año 152 a. C. a 151 a. C. lo pasó en Córdoba (latín Corduba, donde antes había fundado una colonia). La embajada enviada por los arevacos a Roma no pudo concertar la paz, puesto que el Senado acusó a Marcelo de indolencia y no ratificó el acuerdo, y nombró a Lucio Licinio Lúculo, el nuevo cónsul, para continuar la guerra.

Cuando Marcelo conoció la resolución del senado salió de sus cuarteles de invierno y fingió un ataque a los celtíberos, los cuales se sometieron incondicionalmente (parece que fue un pacto preestablecido) que el cónsul aceptó, firmó la paz en Numancia y se restablecieron los antiguos tratados, y así entregó la provincia a su sucesor en estado de completa paz.[5]​ Al regresar a Roma en 151 a. C., Marco Claudio no recibió el derecho de triunfo. Según A. V. Korolenkov, "para Marcelo, dos veces triunfante, esto no era de fundamental importancia". En el Templo de Honor y Valor, Marco Claudio colocó tres estatuas, la suya, la del padre y el abuelo, con la inscripción "Los Tres Marcelos, que fueron nueve veces cónsules" ( tres Marcelli novies consules ). Casi al mismo tiempo, en 151 a. C. Catón el viejo pronunció un discurso en el Senado, en el que exigió la prohibición de ser elegido al consulado por segunda vez, pero no se sabe si la ley correspondiente fue adoptada.

Su administración se destacó por la fundación de la colonia de Corduba, ya mencionada.[6]

En 148 a. C. fue enviado como embajador ante el rey Masinisa de Numidia, pero su barco naufragó y murió.[7]

La ciudad española de Córdoba, que él mismo fundó, tiene una calle con su nombre, la calle Claudio Marcelo, que une la plaza de las Tendillas, donde estaba el antiguo foro romano, y el templo romano. Además, se creó una estatua de su persona en 2015 realizada por el escultor Marcos Augusto Dueñas.[8]




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