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Casa



Una casa (del latín casa, choza) es una edificación construida y destinada para ser habitada.[1]​ Puede organizarse en una o varias plantas, y normalmente, aunque no exclusivamente, se refiere a un edificio destinado a vivienda unifamiliar.[1]​ Puede además disponer de un sótano, o un semisótano, y de una cubierta superior transitable denominada azotea o terraza. Si dispone de terreno suficiente, puede contar también con patio y jardín.

Es el lugar en que históricamente se desarrollaron las circunstancias y relaciones específicas de la vida social o familiar, desde el nacimiento a la muerte de muchos de sus componentes. Sirve de refugio contra la lluvia, el viento y demás agentes meteorológicos, y protege de posibles intrusos, humanos o animales. Además es el lugar donde almacenar los enseres y propiedades de sus habitantes.

También se llama casa a algunos edificios destinados a servicios comunitarios, como la casa consistorial, la casa de beneficencia, la casa de empeños, la casa de maternidad, la casa de socorro; a sedes institucionales principales, como la Casa Blanca, la Casa de Nariño, la Casa Rosada, o incluso a las de mala reputación, como las casas de camas, casas de citas, etc.

En contraposición a la casa, se suele denominar piso[1]​ (apartamento o departamento) a la vivienda unifamiliar que forma parte de una edificación mayor, normalmente de varias alturas.

La historia y evolución de la casa marcha de la mano de la historia de la ciudad. No es homogénea, ni la calidad de los edificios es ascendente para todos los habitantes, pues en todas las épocas coexisten magníficos ejemplos de excelentes casas que contrastan con la ingente proliferación de miserables habitáculos.

Las chozas de los cazadores, precedente de las primeras casas, simples refugios temporales de ramas y arbustos, fueron construidas por nuestros antepasados, hace al menos 300 000 años. Se han encontrado restos de tiendas de cazadores construidas con pieles y huesos de mamut, de c. 35 a 10 000 a. C. Los campamentos de invierno en madera para grandes grupos familiares de cazadores nómadas europeos se datan c. 12 000 a. C.

Surgen las primeras poblaciones conocidas c. 6000 a. C., en las fértiles márgenes de los grandes ríos de Oriente Medio, vinculadas a actividades agrícolas. En las regiones mediterráneas c. 5500 a. C., se construyen casas de adobe junto a los campos de cultivo. Al sur de la península de Anatolia se encuentra el yacimiento Çatalhöyük, un asentamiento urbano del periodo Neolítico y Calcolítico. Estaba formado por casas rectangulares de adobe, el ingreso era por los techos ya que las casas estaban apiñadas como si formaran un panal de abejas.


En el valle del Indo, ciudades como Mohenjo-Daro, Kalibangan y Harappa, poseen grandes casas con patio (c. 1800 a. C.). El palacio del rey Minos data del 1700 a. C..

En el Antiguo Egipto los ciudadanos ricos edificaron palacetes. En la nueva ciudad de Ajetatón se construyeron casas con un patio central.

Hacia el año 1300 a. C. surgió la cultura olmeca. Los olmecas de Centroamérica construían casas de barro, de las cuales apenas quedan vestigios.

Los celtas del norte de Europa construyen c. 500 a. C. casas circulares de piedra, con el techo de paja. En las ciudades estado griegas se edifican casas con patio c. 400 a. C. Se estima que Alejandría en el año 200 a. C. tendría unos 300 000 habitantes.

En Grecia, las casas eran en un principio, de madera y después de ladrillos o piedra, pero siempre muy pequeñas y modestas; las casas estaban divididas en dos partes:

En el primer siglo de la era cristiana, en las grandes ciudades romanas se construían cuadras enteras de edificios de viviendas, denominados ínsulas, y en las afueras "casas de campo", o "quintas".

En Roma, la fachada de los edificios multifamiliares estaba ocupada por una tienda o por la logia del esclavo portero. El vestíbulo conducía al atrio, vasta pieza cuadrada y tajada, con una abertura en el centro por la cual las aguas pluviales caían en un pilón. Estaba rodeada por las dependencias y servía para recibir a los forasteros. Un remanente de este atrio es el patio andaluz. Desde allí, por una galería (tablinum) y por dos corredores (fauces) se ingresaba al peristilo dispuesto como el atrio y desde el cual se tenía acceso a los cuartos (cubicula) destinados a la familia. En el piso alto, se encontraban los cuartos para la servidumbre (cenáculo).[2]

Se estima que Roma en 100 a. C., tendría unos 450 000 habitantes.

Sin embargo, alrededor del 700 d. C., por diversos motivos, defensivos o climáticos, muchos habitantes vivían en cuevas excavadas como las comunidades del este de Asia Central (aún perduran), en China, etc.

Mientras que en el 800 d. C., los palacios de piedra, como los mayas, con casas de adobe para el pueblo, o de madera (entre los vikingos) indicaban el estatus, el clima o los medios. En Europa, en el siglo XIII, los nuevos ricos (comerciantes, banqueros y nobles acaudalados) construyeron magníficas casas de piedra, mientras que el pueblo continuó usando las chozas con paredes de madera revestidas de barro y cubiertas de paja.

En la Edad Media, dependiendo de los materiales de construcción de la región, las casas de los campesinos eran de adobe, piedra o madera y consistían de una estancia o habitación amplia, con cubierta de paja y con un hogar o fogón como centro de la vivienda. Era la vivienda de toda la familia y se utilizaba como granero, y habitualmente también era establo. Hasta el siglo XIII no se creó un espacio separado para los humanos y los animales en el interior de las casas. La mesa era el objeto esencial del mobiliario donde toda la familia se acomodaba, sentada en bancos, a su alrededor. Había estantes para depositar los escasos objetos que poseían y ganchos de madera para colgar los vestidos. No había camas, se dormía en el suelo, habitualmente sobre paja, o en jergones rellenos de paja.

A partir del siglo XVI se generaliza el uso de ladrillos de barro cocido para edificar casas en el norte de Europa. Surgen las primeras mansiones señoriales europeas. En el siglo XVIII, en muchas ciudades europeas y americanas, se erigen edificios de estilos "elegantes" para la nueva burguesía.

A principios del siglo XIX las ciudades están colmadas de trabajadores que emigran del campo para buscar trabajo en las fábricas. Habitan en los "barrios bajos", hacinados, en condiciones insalubres, la mayoría en la total miseria. A finales del siglo XIX surgen los primeros barrios residenciales, los bloques de viviendas de estilo ecléctico, los chalés y las ciudades jardín para la burguesía. Algunos historiadores consideran la Red House de Philip Webb (1859) el primer diseño de "casa moderna".

Durante el siglo XX la vivienda en las ciudades se densifica, y el número de casas disminuye mientras aumenta el número de pisos o viviendas en altura. Las casas unifamiliares se ubican en los barrios más pudientes en la periferia de las ciudades. También son frecuentes como segunda vivienda, para vacaciones o fines de semana y los conceptos de decoración externa e interna toman relevancia.

Existen varios tipos de vivienda unifamiliar, en función de su entorno:[3]

La distribución varía en función de su uso. Las destinadas a vivienda se componen básicamente de:

También se dispone en muchos casos de:

Y salas complementarias para actividades específicas, como:

Zonas auxiliares de trabajo:

Zonas auxiliares de almacenamiento:

De estancia al exterior:

Y en su entorno puede disponer de:

Desde un punto de vista constructivo las casas están constituidas por los siguientes elementos:

La estructura es el armazón resistente que soporta el edificio y lo fija al terreno. Puede estar hecha de tapial, adobe, ladrillo, piedra, madera, acero u hormigón armado, aunque muy excepcionalmente pueden emplearse otros materiales. La estructura consta de "cimentación" y "estructura portante":

Superficies que encierran y protegen el volumen interior del edificio. Habitualmente constan de una cubierta superior, muros de cerramiento, y en el plano horizontal inferior una solera o un forjado sanitario.

Los cerramientos cumplen varias funciones, siendo las principales la función impermeabilizante (proteger del agua), así como aislante, tanto del ruido como de los cambios de temperatura. Para cumplir estas funciones, los cerramientos utilizan sistemas constructivos que permitan conseguir estas características simultáneamente, siendo habitual que estén constituidos por varias capas especializadas (capa impermeabilizante, capa aislante, etc.). Debido a la enorme variedad de necesidades y materiales presentes en los distintos climas y culturas del mundo, los cerramientos pueden adoptar multitud de formas, desde los sistemas más primitivos y simples (pieles animales, vegetación o textiles), hasta los complejos sistemas multicapa actuales.

Los cerramientos se ven interrumpidos por las carpinterías, compuestas por ventanas y puertas, que permiten el acceso al interior, así como la ventilación y la iluminación natural de la casa, aunque en infraviviendas pueda suceder que una casa no tenga ninguna ventana.[4]

Son los elementos que dividen el espacio interior de la casa, compartimentándolo en distintas estancias. Su función principal es aislar visual y acústicamente las distintas zonas de la vivienda (aseos, cocina, dormitorios y sala de estar). Generalmente suelen ser tabiques de ladrillo, placas de cartón yeso o madera.

Son los materiales que recubren suelos, paredes y techos, y forman el acabado y la parte visible de la vivienda. En los suelos es habitual el uso de maderas, cerámica o materiales pétreos, mientras que en las paredes y techos se suele utilizar el yeso y la escayola, que posteriormente reciben una mano de pintura. En las zonas húmedas de las casas (cocina, aseos) es frecuente el alicatado, para facilitar la limpieza y prevenir humedades.

La elección de los materiales y la iluminación interior es la disciplina específica del interiorismo, y en casas de lujo no es infrecuente recurrir a la figura del decorador.

Son el conjunto de redes y aparatos que abastecen de servicios a la vivienda. Las instalaciones y redes más comunes son: de agua potable, electricidad, iluminación, calefacción, saneamiento, y telecomunicaciones, complementadas a veces con gas natural, energía solar, aire acondicionado, domótica, sistemas contra incendios y sistemas de seguridad.

Urbanización se denomina al conjunto de elementos que se instalan alrededor de la casa, como la pavimentación exterior, alumbrado externo, vallado, ajardinamiento, red de riego, sumideros, etc.

Las casas prefabricadas son un producto industrializado, que permite construir casas ensamblando elementos modulares previamente fabricados, sin tener en cuenta el suelo en el que va a asentarse, por lo que hay que construir antes una losa de hormigón armado o un sistema de soportes que sirva de cimentación, apoyo y anclaje del conjunto.

Estos sistemas aplicados a todo tipo de estructuras son propios de la construcción masiva y repetitiva. En la época soviética de Rusia se utilizaron profusamente los elementos prefabricados en la edificación.

Existen diversidad de tipos de casas prefabricadas que se encuentran catalogadas en tres aspectos: casas prefabricadas de diseño, casas prefabricadas de uso común, casas prefabricadas sociales. si son estupendas para vivir

La velocidad para la construcción de este tipo de viviendas es rápida ya que su producción es en las fábricas. La repercusión directa de este hecho es que representa un ahorro de los recursos de tiempo y económicos sin dejar de lado las calidades que estas ofrecen.

Una alternativa a la casa anclada al terreno son las viviendas sobre ruedas, o caravanas, con fuerte arraigo en países anglosajones, que por su bajo costo y movilidad emplean como vivienda habitual, llegando a constituir auténticos poblados en las proximidades de algunas grandes ciudades.

A lo largo de la historia, el término casa se ha empleado para designar diferentes tipos de edificaciones:



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