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Microsporidia



Los microsporidios (Microsporidia o también Microsporidiomycetes)[1]​ son un conjunto de hongos que son parásitos intracelulares de animales. Se han descrito unas 800 especies.

Fueron clasificados como protozoos, como protistas y como hongos. En realidad son un grupo basal de hongos parásitos obligados que descienden de organismos unicelulares similares a las rozelas, que en el proceso evolutivo de su adaptación a la vida parasitaria, han perdido las mitocondrias.

Estudios filogenéticos recientes proponen clasificar a Rozellomycetes junto con Microsporidia en una división Rozellomycota, ya que según los estudios Rozellomycetes podría ser un grupo parafilético de los microsporidios. Varios análisis moleculares confirman que Microsporidia y Rozellomycetes comprenden grupos hermanos, mientras que el otro grupo Aphelidiomycota se había colocado con ellos en el taxón Opisthosporidia, pero estudios recientes han encontrado que está más emparentados con Eumycota.[2][3][4]

Los microsporidios, como su nombre indica, se caracterizan por sus esporas de tamaño mínimo, de 2 a 20 µm, que contienen el esporoplasma (el parásito infectivo) y un filamento polar sencillo. Una de las paredes de la espora contiene quitina, otro rasgo de los hongos. Presentan paredes celulares quitinosas como los hongos, aunque esta puede perderse durante la absorción, debido al parasitismo.

Los parásitos maduros, trofozoides, en ocasiones, producen zigotos por meiosis, que posteriormente pueden producir más esporas. La reproducción puede ser sexual o asexual. Presentan zoosporas uniflageladas opistocontas que tienen un rizoplasto sólido asociado con un cinetosoma largo. Penetran las células huésped a través de un tubo germinal y absorben el contenido interno de los orgánulos del huésped obteniendo a través de ellos los nutrientes.

Los microsporidios son parásitos intracelulares obligados de diversas especies animales, que infectan tanto vertebrados como invertebrados. El término microsporidio es una designación común, que se utiliza para nombrar a un conjunto de microorganismos caracterizados por la producción de esporas pequeñas y por la carencia de mitocondrias.

La ausencia de plastos o mitocondrias hizo pensar que se trataba de formas muy primitivas descendientes separados de los primeros eucariontes, a los que se llamó arquezoos, anteriores a la simbiosis que dio origen a esos orgánulos. Llamó la atención que los ribosomas del microsporidio Vairimorpha necathrix mostraran dimensiones típicas de los de las bacterias, no de eucariontes. El análisis filogenético de los genes ribosómicos y de otros, ha demostrado que el grupo está formado por varias derivaciones independientes, reducidas por parasitismo, de formas basales del reino Fungi. Un examen más detallado del ARN ribosómico confirmó que se trataba de una reducción típica del parasitismo.

La microsporidiosis puede causar una variedad de enfermedades en el ser humano involucrando múltiples órganos incluyendo: intestino, ojos, pulmón, de senos paransales, riñón y músculos; tanto en inmunocomprometidos como en inmunocompetentes. Después del aparato gastrointestinal, la microsporidiosis ocular es la manifestación más frecuente en humanos. Las dos entidades clínicas oftalmológicas de la microsporidiosis son: la infección estromal corneal profunda en pacientes inmunocompetentes y la queratoconjuntivitis superficial en pacientes con SIDA2 y más recientemente también encontrada en pacientes inmunocompetentes Las manifestaciones oculares incluyen queratoconjuntivitis puntiforme superficial y queratitis estromal, que dependerá del estado inmunológico de paciente.

La queratoconjuntivitis usualmente se encuentra en pacientes inmunocomprometidos o en pacientes con lentes de contacto; principalmente por el gen Encephalitozoon, mientras que la queratitis estromal es causada por Nosema y Microsporidium. Sin embargo, reportes recientes han sugerido que la queratoconjuntivitis también puede ocurrir en pacientes inmunocompetentes. Davis et cols, reportaron un caso de queratitis estromal causada por la microsporidiosis en un paciente sano, sin antecedente de trauma. Pinnolis et cols y Ashton et cols describieron dos casos de involucro corneal en un niño de 11 años de edad de Sri Lanka con una úlcera corneal, y en una mujer de 26 años de edad de Botsuana con una úlcera corneal perforada, ambos pacientes, sin antecedentes de importancia y con serología negativa para VIH.

Los microsporidios parasitan las células intestinales de peces y aves, aunque también se han encontrado en invertebrados (Nosema produce la pebrina, una enfermedad de los gusanos de seda Bombyx mori, como describió Luis Pasteur).

Nosema apis es un microsporidio que causa una enfermedad denominada nosemosis, que ataca a la abeja melífera, causándole inflamación intestinal y diarrea. El antibiótico utilizado en el tratamiento de esta enfermedad es la fumagilina.

La taxonomía propuesta para los microsporidios es aproximadamente la siguiente. Aunque los microsporidios se consideren hongos deberán seguir empleando el Código de Nomenclatura Zoológica usado tradicionalmente en los protistas debido al gran patrimonio taxonómico por el que han pasado.[4]



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