Monasterio de Samos nació en Lugo.
El monasterio de San Julián de Samos, fundado en el siglo VI, pertenece a la orden de los benedictinos y está en el municipio del mismo nombre, en Lugo, Galicia, España.
El monasterio fue colegio de Teología y Filosofía y es parada importante del Camino de Santiago, ya que cuenta con una hospedería.
En 2015, en la aprobación por la Unesco de la ampliación del Camino de Santiago en España a «Caminos de Santiago de Compostela: Camino francés y Caminos del Norte de España», España envió como documentación un «Inventario Retrospectivo - Elementos Asociados» (Retrospective Inventory - Associated Components) en el que en el n.º 617 figura el monasterio benedictino de Samos (San Julián).
La fundación se atribuye a San Martín Dumiense. Se sabe que fue renovado por San Fructuoso en el siglo VII, aunque el primer escrito que lo menciona es del año 665: una inscripción en los muros del claustro de la portería que dice que fue reconstruido por el obispo de Lugo Ermefredo. Después de esta restauración fue abandonado ante la invasión musulmana, y hasta la reconquista del rey Fruela I de Asturias (alrededor de 760). Cuando, años más tarde, este fue asesinado, encontraron refugio en él su viuda e hijo, el futuro Alfonso II de Asturias, el Casto. Con esto ganó la protección real, comenzando por las propiedades en media milla a la redonda, que propiciaría su crecimiento.
A comienzos del siglo X, el obispo de Lugo, don Ero, intentó hacerse con su control y expulsó a los monjes. Los condes Arias Menéndez y Gutierre Menéndez—hijos de Hermenegildo Gutiérrez— fueron requeridos para repoblar el monasterio con nuevos monjes; a partir de entonces hay muy buenas relaciones entre el monasterio y esta familia condal.
En el mismo siglo fue reocupado a instancias del rey Ordoño II de León y desde 960 la comunidad vivió bajo la regla de San Benito, aunque en el siglo XII se sumó a la reforma cluniacense con el obispo don Juan. El monasterio de Samos disfrutó de gran importancia durante la Edad Media, lo que se refleja en que poseía doscientas villas y quinientos lugares. En 1558, incorporado ya a San Benito el Real de Valladolid, sufrió un incendio que obligó a su total reedificación. La comunidad fue exclaustrada en 1836, con la desamortización de Mendizábal, pero los monjes benedictinos regresaron en 1880.
Sufrió otro incendio en 1951, tras el cual fue nuevamente reconstruido.
En el año 2020 se encuentra reconstruido y además de estar activo, es un gran parador turístico el cual cabe admirar semejantes tierras como lo son las de Galicia.
Se encuentran varios estilos arquitectónicos: gótico tardío, renacentista y barroco.
La iglesia abacial, barroca, fue construida entre 1734 y 1748. Tiene planta de cruz latina y tres naves. El interior es luminoso y solemne. La bóveda está iluminada por ocho óculos y las pinturas de los cuatro doctores marianos benedictinos (Anselmo, Bernardo, Ildefonso y Ruperto). El retablo mayor también es clasicista y tiene una imagen del patrón del monasterio, San Julián, obra de José Ferreiro. La fachada, barroca, va precedida de una escalinata en forma de lazo que recuerda la del Obradoiro. Está dividida en dos cuerpos, con una puerta flanqueada por cuatro columnas dóricas sobre pedestales, que se repiten en el cuerpo superior flanqueando el óculo. La sacristía, de finales del siglo XVIII, tiene en una bóveda de planta octogonal apoyada en arcos de medio punto.
Hay dos claustros:
La gran biblioteca, de 31 m de largo, consiste en unos 25.000 volúmenes, inclusos varios incunables y otros documentos de valor histórico.
Esta pequeña capilla, dedicada a San Salvador, es una sencilla obra de finales del siglo IX de estilo mozárabe. Su planta es ligeramente trapezoidal, en la que se distinguen dos cuerpos, nave y pequeña cabecera, y una única puerta de acceso.
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