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Mozárabes



Mozárabe (del árabe مستعرب [mustaʕrab], «arabizado») es el nombre con el que se conoce a la población cristiana, de origen hispanovisigodo, que vivía en el territorio de Al-Ándalus y que, como los judíos, gozaba del estatus de dhimmis ('protegidos') al ser gentes del Libro. El término «mozárabe» no fue empleado por los musulmanes sino por los cristianos de los reinos del norte de España para designar a los cristianos de Al-Ándalus que emigraban a sus territorios; este nombre indica que los mozárabes habían tomado usos y costumbres de sus dominadores árabes, incluyendo el conocimiento de la lengua árabe. [cita requerida] Así la palabra «mozárabe» no aparece en los textos árabes sino en los cristianos: el primer documento en que se ha constatado su uso es del reino de León y está fechado en 1024.[1]

Durante el primer siglo desde la islamización de la península, suponían la mayoría de la población de Al-Ándalus, para ir reduciéndose su número como consecuencia de su paulatina conversión al islam.[2]​ En el siglo X ya constituían una minoría porque entonces la mayoría de la población andalusí ya era musulmana tanto en las ciudades como en los campos.[3]

Hubo episodios de conflicto con el poder musulmán con el de los Mártires de Córdoba (850-859).[4]​ Su situación cambió con la llegada de los almorávides a finales del siglo XI. En 1126 tuvo lugar una masiva deportación al norte de África lo que al parecer supuso su desaparición de las zonas urbanas del territorio andalusí.[5]

Los mozárabes tenían en la sociedad árabe el estatus legal de dhimmis —que compartían con los judíos—, como Gentes del Libro. A efectos prácticos su cultura, organización política y práctica religiosa eran admitidas, y contaban con cierta cobertura legal. Sin embargo, también se veían obligados a tributar impuestos de los que los musulmanes se veían eximidos, además de contar con otro tipo de restricciones, pues, aunque no se destruyeron las iglesias ya edificadas, no se permitió construir otras ni ampliar las ya existentes. A medida que la cultura islámica arraigó en los territorios peninsulares dominados por los musulmanes, los mozárabes se fueron arabizando y, muchos de ellos se convirtieron al islam. Los motivos eran tanto religiosos como fiscales, dejando de ser mozárabes y pasando a ser designados muladíes. Como algunos autores señalan, la legislación islámica protegía a los grupos "ajenos", pero favorecía su integración en el Islam con medidas de orden muy diverso.[6]​ Las comunidades mozárabes se rigieron por el Liber Iudicorum y sus jueces (quḍāt al-nașārà o iudices) conservaron la tradición de la cultura visigoda, aunque su jurisdicción solo se puso en práctica cuando ambas partes en litigio eran cristianas. Los casos mixtos, como se deriva de Ibn Sahl, eran resueltos por el cadí o el șahib al-šurta. El jefe de la comunidad cristiana, llamado comes o 'conde' tenía funciones recaudatorias (exceptor, mustajriŷ) y judiciales (qādī al-ˁaŷam), que solía delegar.[7]

Durante la conquista de la península ibérica iniciada en el año 711 los árabes contaron en ocasiones con nobles cristianos hispanovisigodos que cooperaron en la lucha contra otros cristianos.[8]

El carácter inestable de las fronteras y la prolongada presencia árabe en la península ibérica favorecieron la integración entre culturas muy diversas entre sí. Dado el carácter eminentemente religioso de la sociedad islámica, con la progresiva integración (no solo lingüística y legal, sino también religiosa y cultural) se facilitó que con el paso del tiempo los herederos de la sociedad hispanovisigoda pasasen a adquirir la consideración de musulmanes. La conversión, por tanto, representaba mucho más que un gesto de índole religiosa. De cualquier modo, se han documentado igualmente casos de "falsas conversiones",[9]​ aunque en su mayoría -y motivados por razones socioeconómicas y culturales, o por simple olvido de la antigua religión- los cristianos fueron asimilándose progresivamente al islam. Así pues, los cristianos dominados por los musulmanes, se arabizaron culturalmente, por lo que fueron llamados mozárabes (arabizados), aunque siguieron siendo cristianos.

Este proceso fue, por lo general, pacífico,[10]​ aunque eso no explica que algunos mozárabes huyeran a los reinos cristianos del norte, y que las reclamaciones de la comunidad cristiana solían verse desdeñadas por los juristas islámicos y en alguna ocasión la parcialidad legal provocó revueltas, motines y martirios voluntarios.[11]

Los mozárabes que vivían en territorios que fueron reconquistados por los reinos cristianos del norte, acabaron fusionándose con los conquistadores, con los que compartían religión. Sin embargo, durante algún tiempo se mantuvo en algunos lugares una identidad claramente separada para ambos grupos, por ejemplo en la ciudad de Toledo.

Diversas parroquias de Toledo usaban en los oficios religiosos un rito mozárabe distinto al del norte de España: parroquias de San Torcuato, San Sebastián, Santas Justa y Rufina, San Marcos, Santa Eulalia y San Lucas. Este rito aún subsiste por tradición en varias iglesias de la ciudad:

Misa y oficio se celebran diariamente en latín en la Capilla del Corpus Christi de la Catedral Primada de Toledo; la misa en Rito Hispano Mozárabe se celebra en español semanalmente (cada martes, a las 19 h.) en el monasterio de las Hermanas Clarisas de Madrid -junto a Cibeles-; mensualmente en el Monasterio de Santa María de Valdediós (Asturias); según calendario en la Catedral Vieja de Salamanca y, esporádicamente, en muchos lugares de España.

En el año 1992, fue presentado al papa Juan Pablo II el primer volumen del Nuevo Misal Hispano-Mozárabe. Celebró entonces, él mismo, la Santa Misa en este rito el 28 de mayo del mismo año, siendo así la primera vez que lo hacía un Papa.[12]

Con motivo de la celebración del 800 aniversario de la conquista de la ciudad de Alcaraz, en la actual provincia de Albacete, por el rey Alfonso VIII de Castilla, vino a celebrarse en la misma el 23 de mayo de 2013, en la Parroquia de la Santísima Trinidad y Santa María, una misa por este rito, presidida por el arzobispo de Toledo y superior del Rito Mozárabe, queriendo reconocer con este gesto los esfuerzos de conservación de este legado a lo largo de los siglos.[13]

Estos son los caballeros pertenecientes a la Ilustre y Antiquísima Hermandad de Caballeros Mozárabes de Nuestra Señora de la Esperanza de San Lucas de la Imperial Ciudad de Toledo.

Estos caballeros son descendientes directos de aquellos cristianos que vivieron bajo dominación musulmana en la ciudad de Toledo y que ayudaron al Rey Alfonso VI a conquistar la ciudad. Alfonso VI Reconoció la cristiandad de estos caballeros otorgándoles el "Fuero Mozarabus" y concediéndoles en el año 1085 el privilegio, entre otros, de poder ser armados caballeros, que en ese tiempo era concederles la hidalguía, pues únicamente los nobles tenían acceso al estamento militar.

El 20 de marzo de 2001, se conmemoró en Toledo, (de acuerdo con el Programa de actos y ponencias preparado ), los 900 años de la concesión, por Alfonso VI, Rey de Castilla y León, del Fuero, Privilegio o "Charta Firmitatis", en XIII kalendas de abril de la Era 1130 (20 de marzo de 1101), favoreciendo "ad totos Mozárabes de Toleto, tam Cavalleros quam Pedones", por el que, en traducción del medieval "LIBRO DE LOS PRIVILEGIOS DE TOLEDO", "los absuelvo de toda Lex de subjectión antigua et dó vos prescripta libertad", facultándoles a seguir rigiéndose por el "Libro del Fuero Judgo antiguo" y -principalmente- "doles libertad que si alguno fuere de entrellos de pie e quisiere e oviere poder, que sea Cavallero", que fue los mismo que declararles nobles, pues en ese tiempo la milicia era puramente militar. Es el más antiguo Fuero Gentilicio conservado, transcrito literalmente del original "escrito en letra gótica, en pergamino de cuero", en la confirmación de Pedro I, dada en las Cortes de Valladolid, a 25 de octubre de 1351, procediendo de él la calidad y denominación honorífica, hasta hoy vigente, de "Caballero" o "Dama Mozárabe de Toledo". Nace también de este Fuero, donde se declara, entre otras cosas la hidalguía de los mozárabes, confirmado por la mayoría de los Reyes de Castilla y de España, la Ilustre Comunidad Mozárabe de Toledo, integrada hoy por cerca de 2000 familias de esta calidad, rito y jurisdicción parroquial personal.

El título con que se trata a estos caballeros es el de Ilustrísimo.

La comunidad Mozárabe, formada por familias, cuenta en la actualidad con una rama social, la Hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes que desfilan en la Procesión del Corpus Christi, entre otros actos, se agrupan en torno a las dos parroquias matrices de las Santas Justa y Rufina y de Santa Eulalia y San Marcos, en Toledo. La cabeza de la mozarabía es el Cardenal Primado de las Españas y Arzobispo de Toledo, además de existir una rama cultural, a través del instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de Toledo.

El Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros hizo construir en la Catedral de Toledo la capilla del Corpus Christi para que en ella, por privilegio papal, se celebre la misa y el oficio coral según el Rito Mozárabe o Liturgia Hispánica, supervivencia de la liturgia hispanovisigoda, conservada por los cristianos que vivieron sometidos al dominio árabe. Protegida por una reja gótica encierra en su interior un mosaico de la Virgen con el Niño, mandado construir en Roma por el Cardenal Lorenzana, y una gran pintura mural de Juan de Borgoña conmemorativa de la toma de Orán por el Cardenal Cisneros, regente del Reino en 1509, bajo una cúpula octogonal obra de Jorge Manuel Theotocópuli, hijo del Greco.

Actualmente los Caballeros Mozárabes participan en la procesión del Corpus Christi de Toledo. Desde el año 2005 la entidad se encuentra hermanada con la Real Cofradía de Caballeros Cubicularios de Zamora.

Para este tipo de actos visten manto de paño azul con birrete del mismo color y con la cruz de Alfonso VI bordada sobre el brazo izquierdo (birrete y paño con detalles dorados).

Por lo que se refiere a la lengua mozárabe, estuvo constituida por distintos dialectos romances. No había unidad entre ellos y, a diferencia de otras lenguas románicas, los pocos testimonios escritos que nos han llegado están en alfabeto árabe en vez de alfabeto latino. Según Sola-Solé, el mozárabe formó "parte del habla propia de las comunidades cristianas que, sometidas al Islam, continuaban viviendo en los grandes centros urbanos del antiguo reino visigótico." Conocemos estos dialectos por las jarchas, estrofas finales de las poesías denominadas moaxajas de los poetas andalusíes, que en ocasiones usaban estribillos romances con algunos arabismos y hebraísmos. Se atribuyen al sustrato mozárabe varias de las diferencias entre el valenciano y el balear respecto al catalán, [cita requerida] y el portugués, [aclaración requerida] y características de hablas sureñas del castellano como el panocho o el andaluz. [cita requerida]

Según Sola-Solé, la lengua mozárabe es una mezcla de 40% de términos orientales y 60% de vocablos romances y de estas palabras orientales, la mayoría son sustantivos y los verbos son mucho menos frecuentes.

Unos ejemplos de palabras españolas modernas derivadas del árabe

En algunos aspectos, el mozárabe ha sido visto como más arcaico que las otras lenguas romances. A partir de los pocos documentos escritos identificados como mozárabe, ejemplos de estas características arcaicas son la preservación de grupos consonánticos del latín (CL, FL, PL) y de consonantes sordas intervocálicas (P, T, C) como en las palabras lopa (loba), toto (todo), y formica (hormiga).

La morfología de unas palabras es más similar al latín que a otras lenguas romances en general. Esta variedad romance tuvo un impacto substancial en la formación del portugués, español, y en particular el español de Andalucía, lo cual explica por qué estos idiomas tienen palabras de origen árabe andalusí.[14]

El debate que rodea la traducción del mozárabe se relaciona sobre todo con la escritura árabe, en la que las vocales generalmente no se escriben. Como resultado, cada traducción de las jarchas es algo distinta, ya que viene a ser la opinión particular de cada especialista. Esto también tiene que ver con la diversidad de influencias en el mozárabe. [aclaración requerida] Ya que el mozárabe fue una lengua mezclada, cada región que lo hablaba tenía una mezcla diferente; el mozárabe de diferentes regiones tendría tendencias, reglas, y pautas diferentes de los otros. Por eso hay mucho debate y dificultad en la traducción del mozárabe y en particular de las jarchas.

Mio sîdî ïbrâhîm
yâ tú uemme dolge
fente mib
de nohte
in non si non keris
irey-me tib
gari-me a ob
legar-te

Mi señor Ibrahim,
¡oh tú, hombre dulce!
ven a mí
por la noche.
Si no, si no quisieres,
iré a ti,
dime dónde
encontrarte.

Mio sinyor Ibrahim,
Ay vos!, hombre dulse!
venite a mi
de noche.
Si non, si non keres,
ire a vos,
decime onde
toparte.

Meu senhor Ibrâhim,
ó tu, homem doce!
vem a mim
de noite.
Se non, se non queres,
ir-me-ei a ti,
diz-me onde
te encontro.

Meu señor Ibrahim,
oh ti/tu, home doce!
ven a min
de noite.
Se non, se non quixeres,
ireime a ti,
dime onde
te encontro.

Mon senyor Ibrahim,
oh tu, home dolç!
Vine a mi
de nit.
Si no, si no vols,
aniré a tu,
digues-me (dis-me) on
et trobo/e.

El mio señor Ibrahim,
á tu, home melgueru!
ven a min
pela nueche.
Si non, si nun quies,
dire a ti,
dime ónde
atopate.

Meu senhor Ibrahim,
ó tu, homem doce!
Vem a mim
de noite.
Senão, se não quiseres,
ir-me-ei a ti,
diz-me onde
te encontro.

O domine mi Ibrahim,
o tu, homo dulcis!
Veni mihi
nocte.
Si non, si non vis,
ibo tibi,
dic mihi ubi
te inveniam.



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