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Muda de las aves



Muda, en biología, se llama a la renovación de los tegumentos (recubrimientos del cuerpo) que se produce en muchos animales.

En artrópodos y otros ecdisozoos existe una cutícula externa continua o exoesqueleto que se muda de una vez, fenómeno conocido con el nombre específico de ecdisis (del antiguo griego ἔκδυσις (ékdusis, “remoción”)). La muda es estimulada por la hormona ecdisona. En el proceso colaboran, al parecer las llamadas células Inka. El período entre cada muda se llama estadio. El animal entra primero en un período de reposo antes de proceder a la muda. Cuando emerge, la nueva cutícula es blanda y de color pálido y el sujeto es llamado teneral. Puede llevar un par de horas para endurecerse y adquirir su color normal. El exoesqueleto descartado lleva el nombre de exuvia. Algunos artrópodos continúan teniendo mudas durante todo el ciclo biológico, mientras otros tienen un número fijo de mudas, por ejemplo la mayoría de los insectos, que además, no mudan en estadio de imago (o adulto).[1]

En los reptiles el cambio de la capa córnea más externa de la epidermis se produce, bajo control hormonal, entre dos y doce veces al año. En los ofidios o serpientes ocurre de una vez, abandonando como resultado una camisa que, al igual que en los artrópodos, conserva los detalles de la morfología externa del animal. En otros reptiles la muda ocurre por parches. Los reptiles pueden presentar faneras, estructuras resaltadas derivadas de la epidermis, como son las uña o los “pelos” de los dedos de las salamanquesas (fam. Gekkonidae).

Las aves, que derivan de reptiles dinosaurios, presentan faneras de un tipo especial, las plumas, que se encontraban también en algunos dinosaurios. La muda o pelecho puede implicar la alternancia estacional entre plumajes de distintas características. Las plumas viejas se desprenden poco a poco, de manera que el animal no queda desnudo (con la excepción de algunos tucanes) ni presenta calvas, aunque la muda de las plumas responsables del vuelo puede obligarle a permanecer en el suelo y buscar refugio durante un corto período del año, denominado mancada, como ocurre en muchas anátidas.[2]​ El proceso de renovación suele iniciarse en la cabeza y avanzar hacia la cola.

El plumaje característico de un ave que ha mudado tras la reproducción se conoce como plumaje post-reproductivo, o en la terminología de Humphrey-Parkes plumaje básico. Los plumajes reproductivos o las variaciones del plumaje básico se conocen en el sistema Humphrey-Parkes como plumajes alternativos.[3]​ La muda es anual en la mayoría de las especies, aunque algunas pueden tener dos mudas al año, y las grandes aves rapaces pueden mudar sólo una vez cada pocos años. Los patrones de muda varían entre especies. En los paseriformes, las plumas de vuelo son reemplazadas de una en una iniciando el ciclo con la primaria más interna. Cuando se muda la quinta de las seis plumas primarias, la pluma terciaria más externa comienza a desprenderse. Después de que se muden las terciarias más internas, las secundarias comienzan a mudarse empezando desde la más interna y esto prosigue hasta las plumas más externas (muda centrífuga). Las coberteras primarias mayores se mudan al mismo tiempo que las primarias con las que se superponen.[4]​ Generalmente las plumas de la cola se mudan y reemplazan empezando por el par más interior;[4]​ sin embargo, se observan mudas centrípetas de plumas de la cola en Caprimulgidae.[5]​ La muda centrífuga es diferente en las plumas de la cola de los pájaros carpinteros y los trepatroncos en los que comienza por el segundo par de plumas más internas y termina con el par central, de modo que el ave mantiene la capacidad de ayudarse de su cola para trepar.[4][6]​ El patrón general que se observa en las alas de los Cuculiformes, específicamente, en la sección primaria tienen la siguiente transición: las plumas con números impares se sustituyen primero, y luego las plumas de pares, en este orden la caída de las plumas de la cola se realiza por completo para luego sustituir con nuevas plumas.[7]

También en mamíferos se produce una muda equivalente del pelo. Se produce poco a poco, de manera distribuida. En los que habitan en climas estacionales de latitudes medias y altas, suelen alternar pelajes diferenciados para la estación cálida y la fría.

Los humanos también cuentan con un proceso de muda, aunque este se da de manera continua. Las células epidérmicas se están continuamente renovando a través de divisiones mitóticas de las células madre basales de la epidermis. A medida que se estas se van dividiendo, empujan al resto de células, y las de las últimas capas terminan por desprenderse.[cita requerida]



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