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Museo Provincial de Albacete



El Museo de Albacete es una institución museística de arqueología, bellas artes, numismática, etnografía y documentales situada en la ciudad española de Albacete. Representa el devenir histórico y cultural del territorio histórico de Albacete.

Su sede, obra del prestigioso arquitecto Antonio Escario, está situada en el interior del parque Abelardo Sánchez, en pleno Centro de la ciudad. De titularidad estatal, su origen se remonta al siglo XIX.

Las primeras tentativas museológicas de la arqueología albacetense parten de la Comisión Provincial de Monumentos, formada en 1844, la cual en 1876 acuerda la creación de un Museo de Bellas Artes y Antigüedades que estará ubicado hasta 1894 en las habitaciones del segundo piso del Gobierno Civil.

El 22 de junio de 1927, en plena dictadura de Primo de Rivera, se inaugura el Museo de la Comisión Provincial de Monumentos, ubicado en la segunda planta de la Diputación Provincial. Por primera vez se ordenan y se exponen de una manera más o menos científica los fondos arqueológicos y artísticos con los que contaba el museo. La Comisión es disuelta con el inicio de la Guerra Civil, y no será hasta 1943 cuando las colecciones pasen al recién creado Museo Arqueológico Provincial, dirigido por Joaquín Sánchez Jiménez e instalado ahora en la planta baja del edificio de la Diputación.

Posteriormente, ya bajo la dirección de Samuel de los Santos Gallego, el museo pasará a ocupar la planta baja del anejo edificio de la Casa de Cultura hasta 1978.[1]​ cuando se inaugurará la actual sede.

La falta de espacio y la escasa iluminación proporcionaban unas condiciones nada óptimas para las colecciones del museo, por lo que la Diputación Provincial encargará al entonces arquitecto de la Diputación Provincial Antonio Escario Martínez, la realización de un nuevo proyecto arquitectónico, aprobado en 1969. Los elevados costes provocan que el museo se integre en el Patronato Nacional de Museos en 1975. Será el Estado el que finalice el proyecto y emprenda labores de restauración en algunas piezas. Desde el año 1984, la gestión del mismo corresponderá a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, manteniéndose la titularidad estatal.

El nuevo edificio, inaugurado en 1978, se basará en las indicaciones del libro publicado en 1960 por la Unesco (The organization of Museums. Practical Adviece). Se construirá en una esquina del Parque Abelardo Sánchez, auténtico pulmón de la ciudad, y completamente adaptado e integrado al entorno natural que lo rodea. En el interior observamos que todos los espacios son completamente distintos, funcionales y bien articulados. En la actualidad, la exposición permanente se divide en trece salas. Las nueve primeras para la arqueología desde la Prehistoria hasta fines de la Edad Moderna, que muestran excepcionales materiales procedentes de los numerosos yacimientos de la provincia; estos espacios están dedicados a la figura de Joaquín Sánchez Jiménez. Las cuatro siguientes recogen colecciones de Bellas Artes, de la Edad Moderna a la Contemporánea, y se dedican a Benjamín Palencia.

Además, el edificio cuenta con una sala para exposiciones temporales, —bajo el nombre de Samuel de los Santos—; biblioteca; salón de actos; sala de investigadores y talleres de didáctica. En la planta sótano se ubican las salas de reserva, donde se exponen objetos no exhibidos en las de exposición permanente y se encuentran los laboratorios de restauración.[2]

La colección del Museo de Albacete está integrada en el catálogo colectivo de la Red Digital de colecciones de Museos de España (CERES).[3]

Desde mediados del siglo XIX la arqueología ibérica de la provincia de Albacete comenzó a ser relevante por el descubrimiento y las excavaciones realizadas en el Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo), por el hallazgo de la Bicha de Balazote, así como por otras esculturas adquiridas a finales del siglo XIX para el Museo del Louvre.

Esa riqueza cultural y patrimonial se incrementó a lo largo del siglo XX. Hoy la colección de escultura ibérica del Museo de Albacete constituye una de sus mayores riquezas, destacando piezas como la Esfinge de Haches (Bogarra), los jinetes de Los Villares de Hoya-Gonzalo, el caballo de La Losa, el conjunto de Capuchinos (Caudete), así como la estatuaria del Cerro de los Santos. La colección posee lotes de cerámicas griegas procedentes de las necrópolis ibéricas de la zona, entre las que destacan la lecane de El Salobral con la representación de Dionisios y las mujeres casaderas, las armas ibéricas, las cerámicas entre las que destacan las decoradas del Tolmo de Minateda (Hellín), o terracotas como el askos en forma de paloma de El Amarejo (Bonete), constituyen una parte notoria de las piezas de arqueología ibérica.

En 1880 el Museo del Prado depositó diversos cuadros que procedían del extinto Museo Nacional de la Trinidad que había dirigido el caudetano Cosme Algarra y Hurtado. Aparecen consignados en el primer libro de registro del Museo realizado por Sánchez Jiménez, pero seguramente por el escaso espacio de que disponía en la Diputación de Albacete fue motivo para que se colgaran en la caja de la escalera principal de esa institución, donde todavía permanecen ya como depósito entre el Museo del Prado y la Diputación Provincial. Además de esas obras, en la documentación fotográfica del Museo se aprecian otras piezas: la imagen de la Virgen de la Estrella que fue devuelta al Ayuntamiento de Albacete como propietario de la misma, y numerosas esculturas en yeso realizadas por Ignacio Pinazo Martínez, entonces profesor de dibujo en la Escuela Normal de Albacete y amigo de Sánchez Jiménez. A ello se sumaban las tablas de la ermita de San Antonio Abad de Albacete, pintadas en torno al 1600, así como un san José de la misma procedencia.

En realidad las colecciones de arte comenzaron a tener peso en el Museo a partir de las nuevas instalaciones inauguradas en 1978. Después de 1984 la colección ha seguido formándose a través de donaciones, entre las que destaca los legados de Orlando Pelayo y Rafael Requena, y depósitos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y otras administraciones. El Museo de Albacete conserva una discreta pero interesante colección de grabados, estampas y planchas de grabado. Continuó con la donación, del mismo Sánchez Jiménez, de su colección de estampas, de cromos, y de aleluyas del siglo XIX.

De todo ello resulta que las colecciones cuantitativamente más importantes son las del siglo XX, en esa línea la sección de Bellas Artes del Museo de Albacete deberá seguir reflejando esa especialidad cronológica como fundamental en la presentación pública de las mismas.

Hallazgos casuales (especialmente tesorillos), excavaciones, y colecciones privadas donadas al Museo y, en algún caso compradas, constituyen los fondos del monetario del Museo de Albacete a las que se suman algunos depósitos. Su origen está en las 504 monedas de las que había reunido la Comisión Provincial de Monumentos, cuantitativamente incrementadas por las donaciones de Sánchez Jiménez y Basilio Ortuño. Cronológicamente abarcan desde la antigüedad hasta la época contemporánea. Piezas destacas son la tetradracma griega de Padornos procedente del LLano de la Consolación (Montealegre del Castillo); el tesoro de denarios romanos republicanos del Barranco del Espino (Nerpio); el romano altoimperial de Fuenteálamo depositado por el Ayuntamiento de Elda; las monedas visigodas de El Tolmo de Minateda; los tesoros islámicos de Bonete y Canalejuela (Alcaraz); o los de oro, del siglo XIX de La Juncada (Villamalea) y Madrigueras.

La primera misión del Museo fue la de formar colecciones de arqueología, de bellas artes, y de etnografía. Sin embargo estas últimas han tenido un crecimiento parco y lento. Se cuentan entre las mismas las donaciones realizadas por Sánchez Jiménez, las compras efectuadas en tiempos de Samuel de los Santos, y posteriores donativos. Tipologicamente comprende piezas de loza, especialmente hellinera y de los alfares de Chinchilla; aperos de campo; textiles y como instrumento para su manufactura un telar de alto lizo del siglo XIX; mobiliario como las bancas de Iniesta algunas ricamente decoradas; así como otros objetos.

Formadas por documentos de archivo relativos a la Comisión Provincial de Monumentos de Albacete, a los archivos de arqueología albacetense y los propios del Museo, los documentos del marquesado de Montealegre y de los Cano Manuel, así como por fotografía histórica. Destaca el Plano de Albacete de 1767 adquirido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Orden de 28/01/2014, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, reguladora de los precios públicos de los museos, archivos y bibliotecas gestionados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. (2014/1360). Publicado en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha, el 5 de febrero de 2014.



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