En un lugar de África (en alemán, Nirgendwo in Afrika) es una película épica alemana de 2001, dirigida por Caroline Link y basada en la novela autobiográfica del mismo nombre, escrita por Stefanie Zweig. Relata la historia de una familia judía que emigra a Kenia durante la Segunda Guerra Mundial para escapar de la persecución en la Alemania Nazi y cultivar una granja. La película ganó el Óscar a la mejor película extranjera en el 2002.
En 1938, la familia Redlich huye a Kenia desde Leobschütz (en Silesia, Alemania Nazi) para escapar de la creciente persecución a los judíos por parte de los nazis. Walter, un exabogado, encuentra trabajado como administrador de una granja y envía por su familia. Su esposa Jettel tiene problemas adaptándose a la vida en África, aunque su hija Regina se adecua rápidamente a su nuevo ambiente, aprendiendo fácilmente la lengua del país y mostrando interés por la cultura local. Pronto, Regina hace amistad con el cocinero de la granja, Owuor.
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, los británicos reúnen a todos los ciudadanos alemanes y los detienen, sean judíos o gentiles, separando a hombres de mujeres. El matrimonio Redlich se empieza a deteriorar. Jettel duerme con un soldado británico que hablaba alemán para asegurar trabajo y una casa para la familia, pero tanto Regina como Walter se enteran de este hecho. Walter decide unirse al Ejército Británico y quiere que Jettel vaya a Nairobi con él, pero ella se niega y permanece en la granja con Owuor. Regina es enviada a un internado inglés, donde permanece por años, solo volviendo de vez en cuando durante la temporada de cosecha. Durante este tiempo, Jettel y Süsskind empiezan una relación.
Walter regresa de la guerra y dice que la política del Ejército Británico es de mandar a todos los soldados con sus familias a casa. Jettel se niega a ir con él, al afirmar que la granja la necesita. Finalmente, su relación mejora y Jettel le permite decidir a Walter si se marchan o no. Walter se presenta para ocupar el cargo de juez en la Alemania de la posguerra. La última escena muestra a Walter, Regina y Jettel viajando en un tren africano; cuando el tren se detiene, una mujer africana ofrece a Jettel un plátano, de forma que se da cuenta cuánto le importa África.
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