El objeto indirecto (OI) (en gramática tradicional, complemento indirecto) es un constituyente sintáctico regido por un verbo transitivo, generalmente no obligatorio, cuya interpretación semántica o referente designado es un receptor, benefactor o meta de la acción expresada por el verbo. De forma simple, se puede decir que corresponde al beneficiario o perjudicado por la acción del sujeto (caracterización semántica), y suele ser más a menudo persona que cosa.
En español, el OI se introduce mediante la preposición a cuando el objeto indirecto es un sintagma nominal. Los complementos introducidos con para tienen un significado similar, pero se tiende a considerarlos distintos a un objeto indirecto porque no pueden ser sustituidos por un pronombre. Cuando el OI es pronombre clítico átono (me, te, se, le, ...), no lleva preposición. El OI también puede consistir en una forma pronominal tónica de dativo (u oblicua) precedida de preposición (a mí, a ti, a él...).
Dado que tanto el objeto directo de personas como el indirecto pueden ser introducidos por la preposición a, se pueden confundir en el análisis ambos tipos. Para establecer de qué tipo de objeto se trata, pueden hacerse varias pruebas de constituencia, como tratar de pasivizar la frase o hacer una substitución mediante pronombres clíticos.
El objeto indirecto le / les de (1) pasa a ser el se de (2), al seguirle un objeto directo (OD) de segunda persona formal o de tercera persona; es decir, si le sigue uno de los siguientes pronombres (lo, los, la, las) el OI se combina con el OD en las combinaciones indivisibles se lo, se los, se la, se las, procedentes de las formas medievales gelo, gelos, gela, gelas:
En (1), le es el OI y el vestido el OD, mientras que en (2), el OI es se y lo es el OD.
El complemento indirecto puede aparecer dos veces para especificar más información:
Otras veces el complemento indirecto reviste un gran valor enfático, porque señala el especial interés que el hablante toma por la acción; en esos casos puede suprimirse, pero la frase pierde emotividad:
Son los casos denominados dativo ético y simpatético (el OI también suele llamarse dativo por el morfema de caso correspondiente en el latín; en esa lengua, cualquier verbo que llevaba preposición como prefijo ante su lexema podía llevar o regir dativo).
Los pronombres de OI representan a la persona (o personas) a quien se hace una acción. El uso más común es para referirse a personas. También es posible usar estos pronombres para referirse a cosas inanimadas. Por ejemplo:
Muchos autores consideran que el sintagma precedido por la preposición para no es OI, sino complemento circunstancial de finalidad, aunque la gramática tradicional estimaba que era OI debido a que parece que puede ser substituido por clíticos de dativo en ocasiones:
Está claro que aunque en (1) parece que las dos oraciones pueden tener el mismo significado, en (2) la substitución por el clítico te conduce a una oración agramatical. Otra evidencia que muestra que muchos sintagmas introducidos mediante para no son complementos indirectos es cuando aparece otro complemento más, como en (3):
Existen varias pruebas sintácticas y semánticas para determinar si un complemento introducido mediante la preposición a es un OD o un OI, o incluso otro tipo de complemento:
La primera prueba funciona así: se toma el complemento introducido por la preposición a y se busca un pronombre (le, a él...) que pueda sustituirlo sin que cambie el significado:
Las frases (1a) y (1b) tienen el mismo significado y el hecho de que el segundo constituyente sea substituible por un pronombre de dativo (le) indica que se trata de un OI. Cuando tenemos un clítico me, te, os como en (2a) y (2b), si es posible "reforzar" ese clítico enfáticamente mediante a mí, a ti... entonces, el pronombre clítico hace de OI. Debido a la existencia de loísmo y leísmo en ciertas variedades de español, la sustitución por clíticos no siempre es una ayuda útil para los hablantes de esas zonas particulares para determinar si un objeto es un directo o un indirecto:
En (3), está claro que a sus adversarios sólo puede ser un OI, ya que está detrás de otro complemento del mismo verbo, que es el OD. Sin embargo, (4) es más complicada: en español normativo. La única forma clítica correcta en (4) es la que usa les, aunque en los dialectos loístas, la forma con los (marcada con asterisco) también es posible. Por otra parte, en los dialectos leístas (como en algunas variedades de España), resulta posible substituir algunos OD de persona por clíticos de dativo:
En (5), la parte en negrita denota de hecho a un OD, pero en el español de algunas regiones de España, puede ser sustituido no solo por lo sino también por le —siempre que el OD se refiera a un ser humano, masculino y singular: hombre, chico, amigo, vecino, ex—, por lo que esta prueba sintáctica en general no ayuda a los hablantes de esta variedad en frases como (5).
La segunda prueba puede contrastarse en (6a) y (6b). En la primera, el complemento en negrita es un OD, mientras que en la segunda, es un OI:
La tercera prueba funciona formando una oración en pasiva equivalente:
El hecho de que en (7b) la carta sea sujeto prueba que en (7a) es un OD, ya que en español sólo los OD pueden pasar a sujeto mediante pasivización. La oración (7c) no es posible en español, aunque en inglés sí existen frases con esa estructura; de hecho, en inglés el equivalente de (7a) admite una pasiva de la forma (7b) [The letter was given to Luis] y otra de la forma (7c) [Luis was given the letter]. También existen lenguas donde la pasivización no es siempre una prueba desambiguante, ya que en los dialectos loístas pueden surgir confusiones:
La oración (8a) sugiere que sus rivales son OD, pero (8b) sugiere que no es así, por lo que no está claro que se trate que el verbo arriba y abajo esté funcionando con la misma valencia y la prueba sintáctica es ambigua.
La caracterización del OI en inglés es más complicada que en español porque no existen pronombres clíticos específicos para el OI, como sucede en español que cuenta con las formas de dativo le, les. Además, el OD puede tomar la posición del OI (sin su preposición):
En español, la presencia de la preposición a marca de manera inambigua el OI en las oraciones anteriores, pero en inglés el OD y el OI solo pueden establecerse bajo criterios semánticos, no sintácticos. Además, en inglés en ciertas oraciones el complemento caracterizado semánticamente como benefactor admite pasivización como en (2b) a diferencia del español:
Por esas razones, en inglés algunos autores[cita requerida] proponen hablar de primer y segundo objeto, admitiendo algunos verbos construcciones alternativas (1a) y (1b). En (1a), el benefactor hace de segundo objeto, mientras que en (1b) el benefactor hace de primer objeto.
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