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Octavio Muciño



Octavio Muciño Valdés (Jasso, Hidalgo, 14 de mayo de 1950-Guadalajara, 3 de junio de 1974),[2]​ conocido como Centavo, fue un jugador de fútbol mexicano.[3]

El primer ídolo de la Cooperativa, es recordado como un «jugador histórico» de Cruz Azul, siendo clave para la obtención de los títulos de liga en las temporadas México 1970, 1971-72 y 1972-73; así como dos Copas de Campeones en 1970 y 1971. Del mismo modo, fue campeón de goleo del torneo de 1970, así como de las dos ediciones del torneo continental.[4]​ Se destacó su actuación en la final ante el América, en la que anotó un doblete y puso una asistencia, que terminaron por ser vitales para el 4 a 1 final.[5][6]

Notable por su mortal en el remate de cabeza, un genio para el desmarque y con una facilidad de disparo, Muciño es considerado junto a Miguel Marín y Fernando Bustos, como los máximos referentes en la historia de Cruz Azul.[7]​ Militó cuatro temporadas en el primer equipo celeste, en las que disputó 128 partidos y marcó 63 goles. Después fichó, en 1973, por el Guadalajara, donde permanecería hasta su deceso al año siguiente.[8]​ Con el seleccionado nacional obtuvo el Campeonato de Naciones en 1971, disputando también las eliminatorias de 1974, donde quedaron fuera de la justa mundialista. Con el poco tiempo que estuvo en las canchas, se puede entrever que, de acuerdo a sus números, Muciño estaba por convertirse en uno de los delanteros más eficaces en la historia del fútbol mexicano, y con esto, a menudo se le cita como uno de los mejores jugadores de su generación.[9][10][11][12][13]

El 3 de junio de 2009, fue condecorado con un reconocimiento al mérito deportivo siendo inducido al «Salón de la Fama» de Cruz Azul, en una ceremonia que contó con la presencia de familiares y cercanos al que fuera el «10» del equipo.[14]​ El 25 de noviembre de 2011, fue introducido al Museo de Historia del Guadalajara al ingresar su playera número «9» dentro de la institución.[15]

Octavio Muciño Valdés nació el 14 de mayo de 1950 en Jasso, Hidalgo. Fue el cuarto hijo de don Roberto Muciño Martínez, mecánico, y doña Genoveva Valdez. Pateó desde niño el balón en los campos de la hoy Ciudad Cooperativa Cruz Azul, lo que le hizo ser en algún momento el jugador más representativo de la escuadra. Durante su tiempo libre, pasaba varias horas del día siguiendo los entrenamientos del primer equipo. Su hermano, también futbolista, jugó en el equipo de la cementera durante la época amateur y su incursión al profesionalismo, donde consiguió el ascenso en la temporada 1963-64.[16][17][18]

Desde sus primeros años en su natal Jasso, Octavio atrajo la atención de propios y extraños por su carácter inquieto, explosivo y audaz, que lo hicieron identificarse pronto con los de su barrio. Al no encontrar mucho interés en la escuela, la infancia de Muciño estuvo ligada a un balón de fútbol y al Cruz Azul, pues con solo siete años empezó a formar parte de las fuerzas básicas del equipo hidalguense.[19]

De niño llamado «el centavo» por su corta estatura, tras destacar en las categorías juveniles, el 2 de noviembre de 1969, a los 19 años, debuta con el primer equipo en el empate a uno frente al Monterrey.[20]​ Anota su primer gol el 29 de marzo de 1970 ante Laguna en el torneo México 1970, donde terminarían coronándose campeones, con Muciño anotando 14 goles en la temporada, empatando con Sergio Anaya en el título de goleo.[21][22]​ Al año siguiente estaría cerca de un nuevo título de goleo, anotando en 19 ocasiones, pero una por debajo de Enrique Borja.[23]

Siendo ya un pilar en el equipo, obtenía su segundo campeonato de goleo, ahora correspondiente a la Copa de Campeones de la Concacaf de 1970, con 3 anotaciones, donde se consagraban campeones luego de que el Saprissa y Transvaal declinaran su participación.[24]​ En la 1971-72, Muciño tendría su temporada más fructífera, tanto en el plano nacional, como en el internacional. Ese año, Muciño comenzaba su faceta de creador de juego y asistidor, con lo que no le alcanzó para disputar el título de goleo, aún así, convirtió en 12 ocasiones en la temporada regular. El 19 de abril de 1972, se disputaban el desempate por el título de la Copa de Campeones de la Concacaf ante el Alajuelense de Costa Rica. Octavio se quedaba nuevamente con el título de goleo de la competencia con 9 anotaciones, dos en la final, y el Cruz Azul obtenía el tricampeonato de la competencia en su tercera participación.[25][26]​ Terminaban la temporada en la posición de honor con 51 puntos, con lo que se clasificaban a la liguilla por el título. Vencían en semifinales al Guadalajara donde, luego de perder por la mínima en la ida, un remate de Fernando Bustos y un gol agónico de Muciño los metían a la final del campeonato. Con 22 años, Octavio Muciño, ya había sido tres veces campeón de goleo y era el constructor de juego de un equipo que quería marcar época, pero su hazaña más grande estaría por llegar.

El 9 de julio de 1972, en lo que en el papel parecía un David contra Goliat, el vigente campeón América, que tenía dos títulos en su haber, se enfrentaba ante un equipo joven, el Cruz Azul, con apenas 8 años en primera división, y también con dos títulos de liga en sus vitrinas. Al mismo tiempo, se enfrentaban al equipo con el que compartían el Estadio Azteca desde la mudanza del equipo celeste a la capital.

Tan sólo habían transcurrido 10 minutos de la final, cuando Héctor Pulido, con un disparo potente que se le escapaba al arquero Prudencio Cortés, ponía el marcador 1-0 para la causa celeste. Este gol significó un verdadero balde de agua fría para los de Coapa. Más tarde, al minuto 28, Muciño lograba peinar un centro de Fernando Bustos en el área y dejaba a Cesáreo Victorino solo frente al marco para el 2-0 parcial. Las distancias no eran tan largas, pero ocho minutos más tarde, otra vez se lograban asociar Bustos y Muciño con un juego de pases que dejaba a este último solo frente al portero, poniendo el tercero antes del descanso. Todavía no terminaba el primer tiempo y la final parecía estar ya definida a favor del Cruz Azul.

Para el segundo tiempo, contrario a lo que todos podían haber pensado, la máquina salió por más, no conforme con el 3-0, al minuto de haber iniciado la parte complementaria, Muciño definía, en otra gran jugada, para poner el escandaloso 4-0 en el marcador. Fue hasta el minuto 87, que Enrique Borja lograba descontar para los de amarillo, con lo que sellaba la derrota 4-1 y el título para Cruz Azul. El tercer título de los celestes y el inicio de una década dorada para el club, con Muciño entregando una de las mejores actuaciones en la historia de las finales del fútbol mexicano.[27][28][29][30]

Con el título continental logrado en 1971, se clasificaban para disputar la Copa Interamericana frente al Nacional de Uruguay, que venía de ser campeón del mundo. Pese a dar pelea en la ida y estar a punto de empatar el marcador sobre el final de la vuelta, terminaron cayendo por 3-2 en el global.[31]​ La temporada 1972-73 sería su última campaña con el equipo ya capitalino, pero se vería ausente durante gran parte de esta a causa de una lesión muscular. Regresaba de lleno para la parte final del campeonato, donde nuevamente se clasificaban como 1º lugar general a la liguilla. En semifinales dejaban en el camino al Atlas, luego de hacer la hombrada de visita y remontar el marcador de 2-0 a 2-3 con anotación de Muciño al minuto 85, para después finiquitar la serie en el Azteca con 4-2 global. En la final frente al León, luego de resultar en empate tanto la ida como la vuelta, disputaban un desempate en cancha neutral, siendo el Estadio Cuauhtémoc de Puebla sede del partido decisivo. El cotejo estuvo marcado por varios conatos de bronca y polémica arbitral; cuando el encuentro iba 1-1 en tiempo extra, un autogol con la mano de Jorge Davino les daba el tercer título liguero de la década, último para Muciño.[32][33][34]

Con una importante trayectoria detrás con apenas 24 años, Muciño firmó en 1973 con el Guadalajara por una cifra cercana al millón de pesos, como esperanza para relevar a Javier Valdivia, siendo uno de los fichajes más importantes de la época,[35]​ y convirtiéndose así en el primer jugador en defender ambas instituciones. Disputó únicamente con el equipo la temporada 1973-74, y a pesar de que el equipo atravesaba momentos difíciles con un plantel de mediana calidad, Muciño llegó a marcar 15 goles en 26 juegos, siendo el máximo goleador del equipo, aunque no conseguían meterse a la liguilla por el título.[36]

Uno de los goles más recordados de su carrera lo hizo con la camiseta «rojiblanca» en un clásico del fútbol mexicano. El 21 de octubre de 1973, en la cancha del Azteca, rememorado por haber tenido las áreas grandes pintadas de blanco, el Guadalajara se impuso 0-1 con un gol de palomita de Muciño a pase de Willy Gómez.[37]​ Disputó último partido con el equipo, y como profesional, el 21 de abril de 1974, en la derrota por 1-0 ante Jalisco.[38]​ Antes de su muerte, hubo negociaciones para que Muciño pasara al Atlas a cambio de Ricardo Chavarín.[39]

En 6 de julio de 1971, Octavio debutó como jugador de la selección mexicana en un partido frente a la selección de Grecia.[40]​ Marcó su primer gol en el Campeonato de Naciones de la Concacaf ante Honduras el 4 de diciembre del mismo año,[41]​ partido donde firmaría un doblete y se quedarían con el título.[42][43]​ Participó en la clasificación mundialista para Alemania Federal 1974, que tuvo como fase final el Campeonato de Naciones 1973, en donde México fue eliminado. En esa eliminatoria, anotó 4 goles en la goleada de 8-0 sobre Antillas Neerlandesas.[44]​ Con este episodio se ponía fin a su participación con la selección de su país, tras disputar 16 partidos y marcar un total de 7 goles.[40]

Soccerball current event.svg Datos actualizados a fin de carrera deportiva.

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Los partidos amistosos no-FIFA, esto es, frente a clubes, se recogen como «otros encuentros», motivo por el que no son contabilizados como encuentros amistosos de la selección mexicana absoluta a efectos de registro.


Hijo de don Roberto Muciño Martínez y doña Genoveva Valdez, con dos hermanos y dos hermanas; Roberto, Gustavo, Minerva y Araceli. Tuvo un hijo, con su mismo nombre, que nació el 1 de febrero de 1973.[45]

La noche del 31 de mayo de 1974, Octavio y tres amigos, entre los que se encontraba Jesús Prado, ex compañero en Cruz Azul recién transferido a la Universidad de Guadalajara, llegaron al Carlos O 'Willys, conocido restaurante de la época.[46]​ Los cuatro fueron en compañía de sus parejas con la intención de pasar una noche tranquila. Para mala fortuna de Muciño, en una mesa conjunta se encontraba el arquitecto Jaime Muldoon Barreto, hijo de una acaudalada familia en la ciudad. De acuerdo con la información publicada por el rotativo «Deporte Color» en esa semana,[39]​ Muldoon soltó unas palabras que no sentaron bien en la mesa del seleccionado nacional y el conflicto comenzó. Los protagonistas se hicieron de palabras, llegaron a los empujones y aunque fueron separados momentáneamente, la rabia del arquitecto llegó al punto de abandonar el restaurante rumbo a su auto en busca de una pistola .25 ACP. Sin saberlo, Muciño fue detrás para intentar hacer las paces, pero en cambio recibió un disparo que impactó en su cabeza; ya tendido en el suelo recibió los otros dos en el pecho y hombro.[47]​ Tras llamar a la Cruz Verde y efectuar una traqueotomía, fue trasladado al Hospital México-Norteamericano, donde estuvo en coma durante 3 días. Aproximadamente a las 5:30 de la mañana del 3 de junio de 1974, Muciño murió a causa de sus heridas.[48][49]

La noticia de la muerte de Muciño se difundió rápidamente y conmocionó a la ciudad de Guadalajara y la Ciudad de México. Reportes posteriores indicaron que el restaurante recibió agresiones e intentos de incendio. Miles de aficionados asistieron al funeral de Muciño realizado en Jasso, Hidalgo, donde posteriormente fue enterrado. Los medios se llenaron de información al respecto y las autoridades no pudieron continuar con las investigaciones por supuestas influencias familiares del arquitecto Muldoon Barreto.[35][50]

De acuerdo al hijo de Muciño, uno o dos meses después de ocurrido el asesinato, Jaime Antonio Muldoon Barreto salió de México rumbo a España, donde no existía un tratado de extradición entre ambos países. Cuando regresó a México en 1980, los abogados de Muldoon Barreto citaron sus facultades mentales deficientes como la razón por la que no estaba en condiciones de ser juzgado, con esto, Muldoon nunca fue procesado por el asesinato de Muciño y permaneció en libertad.[35][47]



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