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Okupas (serie de televisión)



¿Dónde nació Okupas (serie de televisión)?

Okupas (serie de televisión) nació en Argentina.


Okupas fue una miniserie de televisión argentina de género dramático escrita y dirigida por Bruno Stagnaro, producida por Ideas del sur y transmitida originalmente entre octubre y diciembre de 2000 en el Canal 7 de la Ciudad de Buenos Aires.

Se trata de un relato urbano que refleja en su historia la decadencia social y económica de finales de los '90 en Argentina. Realizada bajo la dirección de Bruno Stagnaro, Okupas cuenta la historia de Ricardo (Rodrigo De La Serna), un chico de clase media y tres amigos casuales, El Pollo (Diego Alonso Gómez), Walter (Ariel Staltari) y El Chiqui (Franco Tirri), que tienen como punto en común una vieja casona venida a menos. Allí se refugiarán y vivirán las más variadas aventuras, desde el contacto con las drogas y la delincuencia, hasta la lealtad y el amor por los amigos.

Durante el 2001, Okupas ganó tres de los cuatro premios Martín Fierro a los que estaba nominado, las estatuillas a mejor unitario y/o miniserie, a mejor director y revelación por Diego Alonso Gómez. La serie fue un éxito desde el punto de vista del público y de la crítica.

Ricardo, un estudiante de medicina clasemediano frustrado, recibe, por parte de su prima, una invitación para alojarse en una casa antigua de Congreso donde acababan de desalojar a algunas familias que vivían en calidad de "okupas". Sin prestar mucha atención a la situación, el protagonista va hacia la casa y decide alojarse. Para tener compañía, llama al Pollo, un amigo de clase baja que en ese momento se dedica a ajustar cuentas y cobrar deudas. Las escenas son filmadas en la zona de las calles Bartolomé Mitre y Talcahuano, cerca del pasaje Rivarola, aunque para las escenas donde se ve la fachada de la casa okupada se eligió una propiedad que está en el pasaje del Carmen.

En el transcurso del primer programa se van presentando los personajes al punto que la casa termina en manos de Ricardo, el Pollo, Walter y el Chiqui. La historia se centrará en la vida de estos cuatro jóvenes de 24 años en una Buenos Aires decadente y con una violencia creciente. Las drogas, la delincuencia y demás cuestiones lumpenes invaden la vida de los personajes, que van desarrollando una profunda amistad.

La historia se desarrolla en el año 2000 en un barrio céntrico pero decadente de la ciudad de Buenos Aires. En una Argentina atravesada por el crecimiento del movimiento piquetero como consecuencia de las políticas neoliberales del menemismo y el continuismo que significó la Alianza. La situación de Ricardo es la de muchos jóvenes en esa etapa, que se encontraban ante la ausencia de futuro. El rompimiento de los límites que impone la sociedad, como por ejemplo anteponer el derecho a la vivienda antes que el derecho a la propiedad privada, fue lo que se impuso en forma de pueblada un año más tarde con el Argentinazo, por lo cual la miniserie no sólo constituye una obra de arte desde lo estético y las actuaciones, sino que además es una lectura brillante de una sociedad en formación que estaba a pocos meses de estallar. La evolución de Ricardo hacia el lumpenaje es lo que en otros casos se dio como desarrollo a la organización y la construcción de uno de los hechos políticos más importantes de la actual Argentina. Desde el punto de vista artístico la serie destaca un costumbrismo muy bien logrado. Desde las tomas en el "docke", o en las calles porteñas o tigrenses, quilmeñas, etc.

Ricardo se instala en la casa y sale a reconocer su nuevo barrio, sus vecinos y los comercios. Se alarma al escuchar martillazos en la pared medianera de la casa e intenta encontrar a los responsables. En la Plaza Congreso conoce a un paseador de perros (Walter) y le ofrece unos pesos para que lo ayude a lidiar con los vecinos de la medianera. Juntos intentan asustarlos con los ladridos de los perros pero el plan fracasa y se abre un agujero en la pared por el que se escuchan las amenazas de los vecinos. En ese momento llegan un amigo de Ricardo, el Pollo, acompañado por otro hombre de nombre "Chiqui". Se desata una pelea con los vecinos que había ingresado desde la casa de al lado que termina cuando el Pollo los amenaza con un arma.

Los cuatro se dirigen a la estación Constitución para tomar el tren a Quilmes. Pasan un buen rato buscando al dealer, y aunque Walter asegura que conoce la zona, los demás sospechan que en realidad está buscando a ciegas. Finalmente consiguen la cocaína y van a tomarla a la costanera de Quilmes. El capítulo cierra con Ricardo tomando su primer "pase" junto al Chiqui y Walter, mientras el Pollo se niega.

Finalmente el Pollo se separa del grupo, cada vez más enojado con Ricardo, que lo confronta por haberse negado a ayudarle a conseguir la droga y por no sumarse al festejo. Walter y Ricardo dejan al Chiqui en una sala de fichines y se van a un boliche, donde Ricardo se pelea con un patova y termina echado a los golpes. Lo asisten Walter y Chiqui, que había conocido a una chica jugando al pinball. Estos últimos invitan a Ricardo y Walter a ir al río, en donde estaban las amigas de la chica.

Ambos se acercan a un fogón donde están tocando la guitarra, y el Chiqui los presenta. Van a buscar leña para avivar el fuego y Ricardo se siente enamorado de una de las chicas. En esto llega el Pollo, que acababa de consumir una dosis de cocaína, violento, termina espantando al grupo de chicas y golpeando a Ricardo con un pescado, descargando su enojo por lo acumulado durante el día. Tirado en la arena, Ricardo comienza a gritar y asusta a Walter, haciendo que el Pollo vuelva a pesar de la bronca, pero solo se trata de los efectos de la droga. Finalmente, encuentran al Chiqui que sale de atrás de un anfiteatro y todos se toman el colectivo 85 de regreso a capital con Ricardo casi inconsciente. Cuando llegan a la casa y se acuestan, toca la puerta Clara.

Ezequiel, el hijo de Sofía, salta la medianera y sorprende a Ricardo. Él le regala un jueguete y coquetea con Sofía. Paralelamente, Chiqui pide monedas en la calle, mientras el Pollo y Walter van a cobrar una deuda que había quedado pendiente en el primer capítulo.

Ricardo va a buscarlos a Dock Sud, mientras ellos ya se encontraban de regreso. Allí se encuentra con el Negro Pablo y dos amigos, quienes lo invitan a tomar vino con ellos, manteniendo formas entre amables y amenazadoras. Cuando cae la noche, Ricardo se quiere ir pero el Negro Pablo comienza a volverse más violento, ofendiéndose con él por “despreciarlo”. Cuando Ricardo insiste en irse, es golpeado por los tres personajes, que le sacan la ropa y le anuncian que lo van a violar. En eso llegan el Chiqui, Walter y el Pollo y se arma una escaramuza en la que terminan rescatando a Ricardo.

Ricardo pasa la noche con Sofía, la hija de Peralta. Al otro día la lleva a visitar a su familia para asegurarse de que el Negro Pablo no hubiera ido a vengarse con ellos.

La vida transcurre con normalidad en la casona durante los siguientes meses: traen muebles, arreglan las habitaciones y germina una planta de marihuana. Pero pronto aparece un comprador para la casa y son echados por Eduardo, otro de los primos de Ricardo. Los amigos caminan por la calle y terminan en el baño del Centro Cultural San Martín, donde Ricardo toma la delantera para obligar a unos músicos a tocar para ellos "la quinta de Mahler". Roban una tenaza de un local, rompiendo la vidriera y corriendo.

Peralta se queda con una habitación a cambio de la ayuda, y les ofrece la asistencia de un abogado, Miguel Ángel Vacca, que les daría las escrituras cobrándoles 300 pesos. Todos, excepto el Pollo, aceptan una changa ofrecida por Peralta para pagar los costes del abogado.

La hermana de Ricardo le avisa que el Negro Pablo que ya lo tiene “fichado”. Paranoico, Ricardo vuelve a la casa y deja a Chiqui y Walter que siguen rumbo a su nuevo trabajo. Cuando regresa el Pollo, Ricardo le señala que la puerta de la casa estaba abierta, indicando que alguien había entrado y los estaba esperando. En silencio, entran con palos a descubrir al ocupante y adentro encuentran a Miguel, quien dice ser un viejo inquilino de la casa y les muestra un escondite con armas. El Pollo le explica a Ricardo los códigos okupas y le dice que las armas del nuevo ocupante pueden serle útiles contra el Negro Pablo. Ricardo desconfía del Pollo y le recrimina que lo está manipulando para quedarse con la propiedad, y se pelean, tras lo cual el Pollo deja la casa. Miguel le enseña a Ricardo una manera de escapar de la casa por una cañería de agua y le enseña a disparar y a robar. Van a Parque Lezama donde Ricardo busca “afanar” a su primera víctima.

El Pollo descubre al "mulo" del Negro Pablo caminando por el barrio y lo sigue hasta una sala de fichines. Hace ir a Ricardo hasta ese lugar y le pega una trompada, asegurándose de que el mulo del Negro Pablo haya visto toda la escena. Ricardo está en crisis por su pelea, encuentra al hombre que asaltó la noche anterior e intenta devolverle lo robado sin éxito. Mientras, una banda de hombres armados irrumpe en la casona, pero Miguel y Ricardo logran echarlos, calzados con armas largas. Aunque primero piensan que los envió el Negro Pablo, ellos confiesan que fueron contratados por el primo de Ricardo. El Pollo busca en una comisaría a La Turca, una vieja amiga que está presa, para pedirle un trabajo porque necesita dinero para los títulos de la casa. Ella acepta, bajo la condición de que lo haga con el Negro Pablo y resuelvan la pelea que tuvieron. Mientras el Chiqui y Walter plantan cannabis en el baldío, Ricardo sigue robando en las calles. En una murga, el Pollo busca al Negro Pablo para conversar acerca del trabajo para La Turca.

Ricardo le hace un regalo a Sofía para reconciliarse, y le pide que se mude con su hijo a la casona, pero ella le confiesa que no confía en Miguel. En Plaza Constitución, el Pollo busca a Quico, un viejo amigo que ahora trabaja como taxista, para pedirle un contacto a cambio de un porcentaje de lo que consiga en el robo. Así, llega a El Tano, que trabaja en una empresa de transportes, y le pide los datos de uno de los coches para asaltarlo. Ricardo encara a Miguel y le propone hacer un asalto de mayor escala, pero éste le dice que todavía le falta curtirse, y necesita poder andar solo por las calles antes de organizar algo más ambicioso.

El Negro Pablo prueba al Pollo para comprobar su fidelidad: lo lleva a Plaza Houssay y le da un arma con una bala para que juegue a dispararle a su examigo como desafío. El Pollo aprieta el gatillo, pero por azar, le toca una recámara vacía. Sellan su reconciliación en un bar. El Negro Pablo, el Mulo y el Pollo visitan al Gitano para comprarle armas, pero éste no acepta el dinero y les da los fierros en comodato, esperando que le paguen una vez concretado el asalto. Aunque la plata debía guardarse como respaldo durante el robo, el Negro Pablo elige gastarla en cocaína y prostitutas, y el "Mulo" pasa a un telo con dos travestis. Reconociendo el locutorio que van a asaltar en San Telmo sentados en el auto que robó el Mulo, ven pasar a otros que también parecen estar fichando el lugar para robar, y el Negro asegura que los conoce. El Mulo, el Negro Pablo y el Pollo esperan en una esquina para dar el golpe. Al final del capítulo llega el camión de caudales, pero aparece la otra banda que tenía las mismas intenciones.

Cuando van a devolver los fierros, el Pollo dice que no va a ir con ellos, ya que no quiere que lo vean ahí adentro con el Mulo. Van el Negro Pablo y el "Mulo". El "Gordo" les acepta los "fierros" pero no la plata porque "está manchada con sangre". El Negro Pablo intenta desmentir, pero se van después de un poco de agite ante la agresión de todos. El contrafuego funcionó, ahora estaban atemorizados porque los andaban buscando. No pueden "cazar" a Ricardo si son "presas" de otros tipos a la vez. El Pollo va a buscar a todos a la casa para borrarse, y encuentra a Ricardo con la cabeza rapada, y una actitud más curtida, y no quiere irse. A la noche caen los amigos de Miguel y hacen una fiesta. A la mañana ya no había nadie, Miguel se borró. Ricardo consigue de casualidad el diario Crónica (se lo roba a Peralta para usarlo de papel higiénico) pero mientras lo ojea descubre que un tipo que comió sandía con él en la fiesta de la noche anterior estaba muerto. Aparecen unos policías de civil buscando a Miguel. Ricardo consigue hacerse el desentendido. A la noche llega Miguel que le pide que al que llegue le dispare, que lo banque esta vez hasta que consiga ayuda. Lo deja en la casa con un arma sin balas, la policía llegando (murió un policía con el gordo que comió sandía). Ricardo se da cuenta y se escapa por la salida de emergencia hasta que al final de un pasillo encuentra la luz y sale corriendo entre riendo y llorando, a la calle.

En un momento de la velada se escucha la puerta abrirse de manera violenta e irrumpe el Negro Pablo al grito de "dónde estás, negro puto? Salí." Todos se esconden en los recovecos que tiene la casa Okupa. El Negro Pablo le da un disparo al de seguridad que salía del baño y al no encontrar al resto de los ocupantes sale a buscarlos por el barrio. Clara lleva al patovica al hospital en un taxi.

Encuentran al perro, Severino, muerto y deciden buscar al "gordo" para que les da un auto y fierros. Walter conduce y van a buscar al Negro al Docke. En el camino el Pollo reparte las armas, dándole una escopeta al Chiqui quién afirma que no la necesita ya que no va a tirar. Al llegar dan con el Negro Pablo que estaba comprando y el Pollo le tira desde el auto pero se le traba su revólver. El Negro huye y busca refuerzos. Ricardo va tras el Negro Pablo lo corre, lo alcanza y le dispara, matándolo. Chiqui, previo persignarse, sale del auto con la escopeta y empieza a los tiros, obligando a los otros a retroceder. Tras ganar terreno lo busca a Ricardo que seguía congelado al lado del Negro Pablo moribundo. Se van lentamente pero el mulo del Negro pasa corriendo los ve y le intenta dar un tiro a Ricardo. Chiqui se da cuenta y lo cubre, cayendo herido. Lo llevan al auto, hablan de ir a un hospital pero él pide ir a la casa y allí muere finalmente. Ricardo dispara contra el vitreaux que lo hizo pensar en ir a buscar al Pollo al Docke. Lo entierran entre árboles, bajo una tormenta impresionante. Los caminos de los amigos se separan, mientras la policía llega a la casa. Investigan.

La miniserie fue musicalizada con un amplio repertorio de temas de rock, tanto argentino como en inglés. El tema usado como cortina para la introducción fue compuesto por Axel Krygier, quien luego lo tituló “Final” y lo utilizó como banda de sonido para “Secreto y Malibú” en 2004. Algunos de los temas que suenan a lo largo de los once capítulos son:

Okupas fue emitida originalmente por Canal 7 en el año 2000. El primer episodio tuvo un rating promedio de 3.5 puntos, un número muy bueno tratándose del canal estatal.[2]​ Su capítulo final obtuvo un alto rating: 6.7 puntos.[3]​ Al año siguiente, y debido a su arrollador éxito, el canal estatal volvió a reponerla añadiendo, tras su final, un episodio 12 donde mostraban los diferentes entretelones de la producción. En el 2002, y aprovechando el estreno de la miniserie Tumberos, también de Ideas del sur, el canal América TV volvió a transmitirla por tercera vez consecutiva. Por último, en el 2005, con la mudanza de Tinelli a Canal 9, Okupas se retransmitió una vez más por ese canal. Esta vez no obtuvo el mismo éxito que en sus emisiones anteriores.

El 20 de octubre del 2020, a casi veinte años de la emisión original, se conoce la noticia de que la serie será reestrenada oficialmente en Netflix y con un soundtrack nuevo, a cargo de Santiago Motorizado.[4]​ La música a reemplazar sería la mayor parte de las canciones inglesas, ya que por problemas de derechos de autor, no pueden ser usadas libremente.



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