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Oposición Obrera



La Oposición Obrera fue una corriente del Partido Comunista de Rusia (bolchevique).

La Oposición, que desarrolló una variante del marxismo-leninismo, se basaba fundamentalmente en las ideas de Aleksandr Shliápnikov, presidente del sindicato metalúrgico en 1917 y primer comisario del pueblo de Trabajo de los Gobiernos soviéticos (Sovnarkom).[1]​ Su posición, sin embargo, recibió un apoyo limitado tanto entre los bolcheviques como entre los sindicalistas.[1]​ Sus principales miembros provenían de funcionarios bolcheviques de los sindicatos.[2]Aleksandra Kolontái se unió a la corriente a comienzos de 1921.[2]

Defendía el control obrero de la administración industrial, a la vez que exigía disciplina a los trabajadores.[3]

La corriente surgió de las críticas de Shliápnikov a la política laboral del Gobierno de Lenin a comienzos de 1919, publicadas inicialmente el Izvestia a finales de marzo.[4]​ Shliápnikov defendía el control sindical de la economía, mientras la administración quedaría en manos de los sóviets (consejos) y el partido mantendría una función de supervisión política e ideológica de ambos.[4]​ Esta propuesta quedó rechazada en el IX Congreso del Partido, pero esto no frenó el crecimiento de la fracción entre los sindicalistas del partido.[4]​ A finales de septiembre de 1920, se asumía que la mayoría de los dirigentes sindicales del partido respaldaban las tesis de Shliápnikov.[4]​ En diciembre, ya llamada «controversia de los sindicatos», que consistía en dirimir el papel que estos debían tener en la economía y el gobierno nacional, se agudizó con la presentación de Shliápnikov de «El partido y los sindicatos», en la que arremetía contra la burocracia, defendía el control sindical de la industria y prometía una gestión más eficiente gracias a la iniciativa de los trabajadores.[5]​ El 30 del mes, en una reunión de representantes sindicales y de la delegación bolchevique al VIII Congreso de los Sóviets, Shliápnikov presentó su plan de control sindical de la industria.[5]​ En él se planteaba la formación de una estructura piramidal sindical elegida en la base por todos los trabajadores.[6]​ La planificación económica, por el contrario, permanecía en manos de los comisariados, el Consejo Económico Supremo y los sóviets, pero estos no debían estorbar la gestión sindical de la industria ni menoscabar la autonomía de los sindicatos.[6]​ Los sindicatos podrían incluso elegir a parte de los miembros del Consejo Supremo; el partido quedaba sin una tarea clara en el plan de Shliápnikov.[6]

La proclama de la Oposición, publicada en Pravda el 25 de enero de 1921, adoptó casi literalmente el plan de Shliápnikov.[6]​ El plan, según sus defensores, debía convertir «al trabajador de un apéndice de una inerte maquinaria económica en el artífice consciente del comunismo.».[7]​ A finales de mes, se unió a la corriente Aleksandra Kolontái, que preparó un opúsculo que se repartió al comienzo del X Congreso del Partido.[7]​ En la «Oposición Obrera», Kolontái resumía con elocuencia la posición de la corriente y criticaba más abiertamente que Shliápnikov al partido que debía, en su opinión, reformarse, expulsando a los elementos no obreros o campesinos, permitiendo el debate interno y las elecciones.[7]​ Kolontái exigía la expulsión de los «oportunistas» que se habían afiliado después de mediados de 1918 y un periodo de trabajo manual al año a todo miembro del partido.[7]​ Consideraba que estas medidas acabarían con el alejamiento del partido del proletariado y de los dirigentes del partido de las bases.[7]​ La Oposición rechazaba rotundamente las propuestas de Lenin y Trotski de gestión cuasimilitar de los trabajadores y exigía sindicatos independientes del partido.[8]

Las tesis de la Oposición produjeron intensos y agrios debates entre la dirección del partido y la oposición.[7]​ El propio Lenin había comenzado a refutar la postura de la Oposición, acusándola de desear «sindicalizar» el Estado y eliminar el papel del partido.[7]​ En vísperas del congreso, Lenin trató por diversos medios de deshacerse de la Oposición, incluido el de elegir a los principales dirigentes de la Oposición al comité central, con la esperanza de moderar o neutralizar sus críticas.[9]​ En efecto, Shliápnikov y otro destacado miembro de la Oposición, el presidente de la Unión sindical del Textil Iván Kutúzov, resultaron elegidos al comité central. El último día del congreso, Lenin logró aprobar por abrumadora mayoría dos resoluciones, una sobre la unidad del partido y otra sobre la «desviación anarco-sindicalista»,[8]​ dirigidas contra la Oposición y que debían acabar finalmente con ella.[9]​ En el congreso, Lenin había combinado las concesiones en economía (implantación del impuesto en especie al campesinado y fin de las requisiciones) con la supresión de la oposición —dentro y fuera del partido—, que temía pudiese aprovechar las liberalización parcial de la economía para organizarse políticamente.[10]​ Para evitar lo que veía como peligro de que los enemigos del régimen aprovechasen las disensiones internas para debilitarlo, logró aprobar en el congreso la prohibición de grupos disidentes en el seno del partido.[8]​ En contra de lo defendido por la Oposición, los sindicatos se convertían en «escuelas de comunismo», encargados en la práctica no de representar los intereses obreros ante el Estado proletario, sino los del Estado ante los obreros.[8]

El congreso, sin embargo, no eliminó la Oposición ni acalló las críticas; en julio Kolontái y Shliápnikov se mostraron abiertamente contrarios a la Nueva Política Económica, que tildaban de regreso al capitalismo.[9]

A finales de 1920 y principios de 1921, una vez derrotadas las «fuerzas blancas» en la Guerra Civil Rusa, en el seno del partido surgió una disputa sobre el papel que debían tener los sindicatos en el Estado soviético.[11]​ Tres corrientes eran las principales: la de Trotski, que deseaba integrarlos en la administración y que participasen en la gestión de la industria y los veía como organizaciones dedicadas a la instrucción y a la disciplina de los obreros; la de Lenin y la mayoría del comité central, que no deseaba integrarlos en el aparato del Estado pero sí utilizarlos como «escuelas de comunismo» donde se reeducase a los trabajadores; y la Oposición Obrera, que veían en los sindicatos organizaciones que debían dedicarse a labores educativas y de propaganda y, a la vez, concentrar toda la gestión económica del país.[12]​ Los cargos con responsabilidades en economía debían contar con el beneplácito de los sindicatos, sus candidatos a estos puestos debían aceptarse de inmediato y las fábricas debían quedar en poder de comités elegidos por los trabajadores.[12]

La Oposición, con escaso respaldo entre los dirigentes principales del país, se hallaba en desventaja ante las otras dos corrientes en las discusiones sobre los sindicatos.[12]​ El 30 de diciembre de 1920, en una serie de discursos de Lenin, Zinóviev —que defendía la misma postura que este— y Trotski, quedaron perfiladas las posiciones de estas dos corrientes: el ingreso de los sindicatos en la administración y su participación en la gestión económica que defendió este último, y la mayor autonomía y uso propagandístico de ellos por los dos primeros.[13]

Al año siguiente, Shliápnikov dirigió la presentación de la Declaración de los Veintidós («Заявление двадцати двух») ante el Comintern en la que reiteraba sus anteriores críticas y que firmaron otros destacados miembros de la Oposición.[9]​ Tanto el comité ejecutivo del Comintern como el XI Congreso del Partido condenaron la Declaración.[14]​ Este puso fin a la corriente como grupo unificado, aunque parte de sus ideas pervivieron en el Grupo Obrero del partido.[14]

Perseguidos durante las dos siguientes décadas, sus principales miembros no sobrevivieron a Stalin.[15]​ Shliápnikov y Medvédev fueron condenados por terrorismo contra el Estado y el partido y fusilados en 1937.[15]​ Lutovínov se suicidó en 1924, Kiseliov fue ejecutado en 1938, Kutúzov murió en prisión en 1943.[15]​ Sólo Kolontái sobrevivió a las purgas, sirviendo como diplomática soviética en diversos países hasta 1945, y murió de muerte natural en Moscú en 1952.[15]



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