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Orden de Agustinos Recoletos



La Orden de Agustinos Recoletos (OAR) es una orden religiosa perteneciente a la Iglesia católica surgida en el siglo XVI con presencia en 22 países alrededor del mundo. Se encuentra conformada por cerca de 1000 sacerdotes y religiosos, además de los monasterios de monjas de clausura, las comunidades de religiosas de vida apostólica, la Fraternidad Seglar —laicos que viven según la regla de la Orden— y las comunidades de Jóvenes Agustinos Recoletos (JAR).

La nueva orden surge de la Orden de San Agustín, en el siglo XVI, cuando el Capítulo de la Provincia de Castilla, celebrado en Toledo en 1588, determinó a petición de algunos religiosos agustinos que en algunas casas se viviera un modo de vida distinto. Nacen así los Agustinos «Recoletos» como una forma de vivir más intensamente la interioridad, y la austeridad. A los pocos años de iniciarse la recolección, en 1606, parte la primera expedición misionera a Filipinas. Después de más de tres siglos de historia, en 1912, los agustinos recoletos fueron reconocidos por la Iglesia católica como orden religiosa mediante el Breve Pontificio "Religiosas Familias" de san Pío X.

Los agustinos recoletos nacieron de la restauración católica de la segunda mitad del siglo XVI, en diciembre de 1588, en el seno de la provincia agustiniana de Castilla, con ánimo de instaurar un sistema de vida más austero y perfecto. La Forma de vivir, redactada por Fray Luis de León, fue aprobada por el definitorio provincial en septiembre de 1589 y, ocho años más tarde, obtuvo la confirmación pontificia. Sus catorce capítulos traducen y concretan el deseo de mayor perfección en una intensificación de la vida contemplativa y comunitaria y en una acentuación de los rasgos ascéticos de la vida religiosa. Comenzaron a practicarse en el convento de Talavera de la Reina en octubre de 1589.

En 1602, la Santa Sede desligó los cinco conventos reformados de la obediencia del provincial agustino de Castilla y erigió con ellos la «Provincia de san Agustín de frailes recoletos descalzos de España». La provincia continuaba dependiendo del prior general de la orden, a cuya autoridad, sin embargo, se señalaban límites precisos. En adelante, no podría modificar sus estatutos ni visitar sus conventos sin la compañía de dos frailes reformados.

Tres años más tarde, en 1605, el segundo capítulo provincial abrió a la reforma el horizonte misional. Esta determinación perfeccionó el carisma de la nueva orden, acomodándolo más al modelo agustiniano. Al igual que san Agustín había rechazado la tentación de huir al desierto, la Recolección rechazó la de recluirse en el convento, asoció al «ocio santo» el «negocio justo» y acudió en ayuda de la Iglesia que solicitaba su concurso para alumbrar nuevos hijos para Dios.

En 1621 la Santa Sede elevó la provincia al rango de congregación religiosa, encomendando su gobierno a un vicario general elegido por sus miembros. El prior general de la orden de agustinos conservaba intacta la jurisdicción, pero la presencia de una autoridad supraprovincial dentro del cuerpo de la reforma contribuyó a afirmar su propia identidad y a desvincularla de la orden. En el mismo año se celebró el primer capítulo general y en él se dividió la congregación en cuatro provincias: tres tenían todos sus conventos en España; la cuarta, en Filipinas.

Otros hitos importantes en este proceso de búsqueda y afirmación de la propia individualidad son la publicación de las primeras Constituciones propias (1631 y 1637), del ceremonial (1639-1640), libro muy importante en una comunidad de tendencia contemplativa, y de la historia general de la congregación (1664).

A principios del siglo XVII y a imitación de la Recolección castellana, surgió otro movimiento reformista entre los agustinos colombianos. En 1604, el definitorio de la provincia de Nuestra Señora de Gracia asignó a sus promotores el convento de El Desierto de la Candelaria y les dio unas normas de vida substancialmente idénticas a las de fray Luis de León. En 1616, los recoletos colombianos, que ya contaban con los conventos de Panamá y Cartagena, adoptaron la Forma de vivir de la Recolección española, en 1629 se incorporaron a ella y en 1666 pasaron a formar la quinta provincia de la congregación.

En el siglo XIX, la congregación experimentó un cambio profundo. Las desamortizaciones de España (1835–1837) y Colombia (1861) la despojaron de sus conventos, impidieron la vida común y la transformaron en una comunidad apostólica y misionera. Durante más de un siglo, las misiones y el apostolado ministerial han sido las ocupaciones casi exclusivas de sus miembros.

A principios del siglo XX, la comunidad consiguió su plena autonomía jurídica. Importante fue el Capítulo General que tuvo lugar en el monasterio de San Millán de la Cogolla, (La Rioja, España) en 1908, en el que se aceptó el cambio de orientación de la Orden. Por rescripto del 18 de julio de 1911, la congregación de religiosos sancionó su total independencia del prior general de los agustinos. Un año más tarde, el 16 de septiembre de 1912, san Pío X la inscribía en el catálogo de las órdenes religiosas, concediendo a su superior el título y las facultades de prior general.

El carisma agustino recoleto es compartido por los monasterios de monjas agustinas recoletas, o segunda Orden, nacidas en el mismo tiempo y con las mismas aspiraciones espirituales que los primeros recoletos. Las hermanas con su vida contemplativa ponen de relieve esta dimensión fundamental del carisma agustino recoleto.

El origen de la recolección femenina fus idéntico al de la masculina. El mismo capítulo de Toledo de los Agustinos mandó destinar tres o más monasterios para monjas que desearan abrazar una vida más austera. En cumplimiento de esta orden, el 24 de diciembre de 1589 se abrió en Madrid el primero de ellos y se impuso el hábito a las primeras candidatas. En 1594 fundaron el segundo convento en Salamanca. Pero solo a principios del siglo XVII apareció la figura carismática que encendió sus ánimos y dio cauce jurídico a sus aspiraciones.

Fue la Madre Mariana de San José quien en 1603, en estrecha colaboración con el padre Agustín Antolínez, catedrático de Salamanca, organizó en Éibar el tercer convento y dio reglas más completas y acordes con la espiritualidad del momento.

Esas constituciones, aprobadas por el papa Paulo V en 1616, proponían un programa religioso que en nada difería del delineado en la Forma de Vivir de los frailes. Ambos textos coinciden en el vigor de su tensión religiosa, en su entonación comunitaria y en sus exigencias ascéticas. Con estas Constituciones en la mano y en el corazón la madre Mariana pudo iniciar el despliegue que en pocos años condujo a las recoletas a las principales ciudades de España y a algunas extranjeras: Lisboa, Galway (Irlanda), México, Oaxaca, Guadalajara y Lima.

A finales del siglo XVII contaba con 37 monasterios. En ellos varios centenares de hermanas agustinas recoletas vivieron y viven su historia de amor a Jesucristo, dedicadas a la oración y las alabanza divinas, en clima de silencio y sencillez, en urgencia de caridad fraterna, intercediendo por la extensión del Reino de Cristo en todo el mundo.

En todos estos monasterios han vivido siempre almas selectas que han mantenido muy alto el nivel religioso de la comunidad. Cabe recordar a Antonia de Jesús (1612-95), fundadora de los conventos de Granada, Chiclana, y Medina Sidonia; a Isabel de la Madre de Dios (1614-87), fundadora de Serradilla y Calzada; a Guadalupe Vadillo (1874-1967), restauradora de la Recolección en México; Esperanza Ayerbe (1890-1967), misionera en China y cabeza de las Misioneras Agustinas Recoletas[1]​ y a Mónica de Jesús (1889-1964), una humilde hermana, cuyas virtudes heroicas han sido reconocidas por la Iglesia (1992).

Tienen actualmente 46 monasterios: España (28), México (13), Estados Unidos (1), Filipinas (1), Brasil (1) y Kenia (2). Los monasterios de agustinas recoletas están agrupados en dos federaciones, la de España y la de México.

Las agustinas descalzas son hijas del fervor apostólico de san Juan de Ribera (1532-1611). Al no poder contar directamente con la aprobación de santa Teresa de Jesús para que estableciera un convento en la diócesis de Valencia, él mismo impulsó una nueva fundación de la que formaron parte tres monjas de un convento de carmelitas descalzas y otras tres de las agustinas canonesas. La nueva comunidad toma posesión del monasterio de Alcoy el 18 de diciembre de 1597.

El Santo Fundador les dio la regla de san Agustín y las constituciones de Santa Teresa. El espíritu agustino, el espíritu teresiano y la devoción a la Eucaristía son rasgos característicos de su carisma.

La beata Inés de Benigánim (1625-1696), modelo de amor contemplativo, y la beata Josefa Masiá (1887-1936), mártir de la fe, son modelos de santidad.

El 30 de julio de 1957, después de una asamblea presidía por Fr. Eugenio Ayape[2]​, prior general de los agustinos recoletos, por decreto de la Congregación de Religiosos, se erigió y constituyó la Federación de los Monasterios de Agustinas Descalzas de España. Desde entonces han sido atendidas espiritualmente por agustinos recoletos. A finales de 2005 la Federación está formada por los monasterios de Alcoy, L’Ollería, Benigánim y Murcia.[3]

Las congregaciones Augustinian Recollect Sisters, Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, Misioneras Agustinas Recoletas y Agustinas Recoletas de los Enfermos, conservando su propia identidad y misión, forman parte de la familia agustino-recoleta.

La Congregación de las Augustinian Recollect Sisters tiene su origen en Filipinas, a comienzos del siglo XVIII. En 1719 las hermanas, Dionisia y Cecilia Rosa Talangpaz y Pamintuan se establecieron junto al santuario de la Virgen del Carmen en Manila.

Su vida retirada y devota atrajo la atención de los recoletos que atendían el templo, quienes en agosto de 1725 les impusieron el hábito terciario y las recogieron en beaterio.

Su vida era la típica de los beaterios de la época: recogimiento, vida común, hábito de la Orden, oración prolongada, trabajo manual, prácticas ascéticas. Atendían también el culto de la Virgen y desde antes de 1754 a la educación de algunas jóvenes.

Su desarrollo numérico e institucional se dio a principios del siglo XX. Guiadas por el padre Celestino Yoldi remodelaron su antiguo edificio, comenzaron a pronunciar votos públicos (1907), actualizaron sus leyes, abrieron colegios en Cavite (1910) y Cuyo (1921), y alcanzaron el status de congregación de derecho diocesano (1929). Comenzó así su vida autónoma y su aténtico desarrollo. Alcanzaron la confirmación pontificia el 20 de noviembre de 1970.

La educación de la juventud rural es su principal ocupación. Otras atienden orfanatos y dan catequesis. También dirigen residencias y colegios universitarios en Manila, Cebú, Cavite y otras ciudades filipinas. Han abierto casas en Estados Unidos, Australia y España. A finales de 2005 eran 304 religiosas distribuidas en 42 casas.

En 1893, el sacerdote Justo Vicente López Aveledo organizó en su parroquia de Maracay (Venezuela), en unión con la señorita Laura Alvarado, una “Pía Unión” con el fin de atender a los enfermos del hospital que acaba de fundar.

Tras nueve años de prueba, el arzobispo de Caracas elevó la Pía Unión a congregación religiosa con el título de Hermanas Hospitalarias de San Agustín y les dio la regla del santo. En 1903 confió su dirección a Laura, quien el año anterior había trocado su nombre por el de María de San José y con este nombre dirigió la nueva congregación hasta 1960. María de San José fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 7 de mayo de 1995, siendo la primera beata venezolana.

La actividad de María de San José Alvarado era intensa. En 1902 abrió hospitales en La Victoria y Villa de Cura; en 1905, un asilo en Maracay; en 1909 comenzaba la construcción del hospital de Coro; en 1910 se hacía cargo de otro en Mercedes (Calabozo), al que siguen los de Ocumare, Barquisimeto, Los Teques, San Felipe y otros hasta alcanzar la cifra de 38 instituciones benéficas.

En 1927 consiguió la aprobación diocesana de su congregación; y en 1952, la pontificia. Dos años antes había adoptado el nombre de Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús y se agregó a la Orden de Agustinos Recoletos, con la que mantenía relaciones desde principios de siglo. A finales de 2012 contaba la congregación con 89 religiosas y 13 casas, todas ellas en Venezuela. En 2008 se realizó la última fundación en la diócesis de Cajamarca, Perú.

Esta congregación hunde sus raíces en el doble subsuelo contemplativo y activo de la Orden. En 1931 Mons. Francisco Javier Ochoa (1889-1976) llevó consigo a China a las tres agustinas recoletas de clausura —Esperanza Ayerbe (1890-1967), Ángeles García (1905-1980) y Carmela Ruiz (1909)— para dirigir un orfanato y formar a las jóvenes chinas con vocación a la vida religiosa.[4]​ En 1937 las incorporó a las agustinas recoletas filipinas.

La necesidad de reclutar nuevas misioneras sugiere la idea de fundar un noviciado en España. Con ese fin regresan las madres Esperanza y Carmela y, tras no pocas dificultades, logran abrirlo en Monteagudo (1941). Las vocaciones son abundantes, pero la guerra impide enviarlas a China y tienen que contentarse con establecerse en Gabia, España (1943) y Bogotá, Colombia (1945). La incomunicación con Manila sugiere la separación de la congregación filipina y la fundación de una congregación autónoma, que fue aprobada por el obispo de Tarazona el 18 de enero de 1947. En este mismo año acoge a 11 religiosas brasileñas, fruto de los desvelos de otras tres recoletas que en 1935 habrían trocado la paz del monasterio por el trabajo misionero en Lábrea, Brasil. Los años siguientes fueron vitales para la congregación. En 1949 se agrega espiritualmente a la Orden de Agustinos Recoletos; en 1950 publica sus primeras Constituciones y en 1955 incorpora a las Terciarias Agustinas de Cali, Colombia, con sus cinco casas y 80 religiosas. A continuación se propaga por España y Colombia, se afianza en Brasil y se instalan en Venezuela, Argentina y Eucador. El 5 de junio de 1964 la Congregación de Religiosos aprueba sus Constituciones y les concede el decretum cum laudis. El 31 de octubre de 1983 fueron aprobadas sus Constituciones posconciliares. Y en 1985 muere, mártir de la caridad y de la justicia, sor Cleusa R. Coelho (1933-85), misionera en Lábrea, Brasil, y defensora de los derechos de los indígenas. La congregación culmina su proceso legislativo dividiéndose en cuatro entidades de gobierno: Provincia de Nuestra Señora de la Consolación, presente en España, Ecuador y México; Provincia de San Agustín, presente en Colombia y Perú; Provincia de Santa Rita de Casia presente en Brasil y Argentina; y Viceprovincia de Santa Mónica presente en Venezuela y Cuba. Además tiene casas en Taiwán, China. A 31 de mayo de 2008 eran 246 religiosas, distribuidas en 46 casas y 11 naciones. El 28 de marzo de 2007 llega una nueva misionera a la Argentina, fundando una nueva rama de la congregación en la ciudad de Mar del Plata.

No se puede hablar de estas hermanas sin mencionar a su fundador, el agustino recoleto Sebastián López de Murga. Según confesión propia, “la providencia divina me llevó a trabajar en Colombia por tres ideales: la canonización de fr. Ezequiel Moreno y Díaz, la Fundación que lleva el nombre del santo y las Agustinas Recoletas de los Enfermos”. No había pasado un año de la beatificación del obispo de Pasto, en noviembre de 1975, cuando fr. Sebastián constituye una Fundación con el nombre de Ezequiel Moreno. Más tarde el misionero riojano sería canonizado en Santo Domingo (República Dominicana) un 11 de octubre de 1992. La figura de este santo ha estado siempre ligada a los enfermos, sobre todo a los de cáncer.

En enero del año 1985 se comienza a gestar la andadura religiosa de las hermanas. Serán ellas las encargadas de estar cerca de estos enfermos, no sólo para consolarlos con ayudas de orden espiritual, sino para socorrerlos con toda clase de atenciones en su enfermedad. Las dificultades del grupo son en un principio muchas. Algunas abandonan a los pocos años, el grupo es y permanece muy reducido. El 11 de marzo de 1996, a petición de su fundador, el Arzobispo de Bogotá, Pedro Rubiano, aprueba sus estatutos como una “Asociación pública de fieles mujeres” (Hermanas Pías Sodalicias) con el nombre conocido de “Religiosas Agustinas Recoletas de los Enfermos”, cuyo carisma es “la asistencia a los enfermos especialmente de cáncer, tanto en lo espiritual como en lo económico”

La Fraternidad Seglar Agustino Recoleta está extendida por 15 naciones. Actualmente la componen 111 fraternidades locales que congregan a 3450 hermanos y hermanas que viven su fe en el mundo con el deseo tener una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.

¿Qué es la Fraternidad Seglar OAR?

Algunos rasgos de la espiritualidad laical agustino-recoleta

¿Qué se hace?

Joven terciaria japonesa que colaboró con los misioneros Francisco de Jesús y Vicente de san Antonio en la evangelización de Nagasaki. Al ser martirizados los misioneros, ella animaba a los cristianos de Nagasaki, entonces perseguidos, a permanecer fieles en la fe. Los jueces no lograron convencer a Magdalena de que dejara de ser cristiana y fue sometida a dolorosas torturas. Magdalena invocaba durante el suplicio a Jesús y María y cantaba himnos al Señor. Su martirio causó grande impresión en Nagasaki y muchos se encomendaban a su intercesión. Fue canonizada por Juan Pablo II el 18 de octubre de 1987. La Fraternidad seglar la venera como patrona.

Los religiosos Agustinos Recoletos pretenden en los 20 países donde están presentes formar un laicado juvenil cristiano, que viva con alegría una espiritualidad fundamentada en el amor y la amistad, y se sienta unido a la familia agustino recoleta. Las Juventudes Agustino Recoletas surgen como expresión, en el mundo de los jóvenes, del estilo y vida que San Agustín llevó y quiso que sus amigos y seguidores llevaran. Los jóvenes de estos grupos quieren seguir a Jesús a través del carisma de San Agustín, quien da unas claves, unas consignas, que concretan y ayudan en el día a día para vivir mejor el Evangelio.

En cada uno de los grupos JAR, los jóvenes se sienten vinculados íntimamente y espiritualmente a los demás, lo que les hace ser comunidad, y viven juntos cuatro dimensiones esenciales de la vida cristiana: la formativa, celebrativa, apostólica y de comunión. Estos jóvenes son llamados a ser “tocados” por Cristo y por San Agustín, quien convierte sus corazones en “corazones inquietos”.

Son venerados y considerados como parte de la espiritualidad Agustino Recoleta, todos los santos de la Familia Agustiniana (lista completa: Anexo:Santos y beatos agustinos):

Alguno de los más conocidos son:

Y también los frutos de santidad salidos de la Orden:

Otras varias causas están en proceso diocesano o presentadas ya por el Postulador General de la Orden a la Congregación de los Santos para su estudio, son las siguientes:

En este apartado hay que decir que durante la Desamortización española, llevada a cabo en el año de 1835, la Orden de Agustinos Recoletos (al igual que todas las órdenes religiosas en España), fueron despojadas de sus conventos, iglesias o monasterios. Por ejemplo, de los 35 conventos agustinos recoletos en España, los desamortizadores despojaron a los religiosos de 34, dejándoles únicamente el convento de Nuestra Señora del Camino, Monteagudo, Navarra, por ser lugar de formación de misioneros para Filipinas.

Estos edificios desamortizados, al pasar a otras manos, fueron utilizados para diversos fines (escuelas, cuarteles, graneros) y con el paso del tiempo, muchos de los antiguos conventos Recoletos desaparecieron. Pero a pesar de esto, los religiosos se dedicaron a una intensa labor misional en otras partes del mundo, especialmente en Filipinas y el continente Americano. Y pese a que en otros países también pasaron la dificultad de desamortizaciones o revoluciones anti clericales, los agustinos recoletos afianzaron su presencia en varios países fundando o adquiriendo iglesias y conventos, entre los que podemos destacar los siguientes:

La Orden de Agustinos Recoletos está presente en 20 países alrededor del mundo y para una mejor administración se encuentra dividida en ocho «provincias». (Hasta 2018)

Estas son:

La comunidad en Antilla, Cuba, fundada en 2018, no pertenece a ninguna provincia, depende directamente de la Curia General.

Tras un largo proceso de discernimiento y análisis de la realidad, el LV Capítulo General de la Orden, reunido en Roma en 2016, decidió reestructurar la Orden. De ocho provincias existentes, pasarían a ser cuatro. El proceso se haría por "incorporación". De esta forma, la Provincia de San Agustín se incorporaría a la de San Nicolás de Tolentino; la Provincia de Nuestra Señora de la Consolación a la de Nuestra Señora de la Candelaria; y las provincias de San José y Santa Rita se incorporarían a la de Santo Tomás de Villanueva. La Provincia de San Ezequiel Moreno no se incorpora a otra, con la misión de extender su presencia a otros países del continente asiático.

Para los Agustinos Recoletos es muy importante la vida fraterna. La comunidad organiza su vida preparando el “Ordo domesticus” o proyecto comunitario, en el que se señalan los tiempos de oración en común y convivencia fraterna, las actividades comunitarias y los diversos servicios apostólicos. La comunidad es apostólica y su primer apostolado es la comunidad misma. El Agustino Recoleto, viviendo el propio carisma y en comunión con la iglesia local, evangeliza y ejerce su ministerio apostólico. La contemplación es un elemento primordial del patrimonio de San Agustín y de la Orden. El Agustino Recoleto busca al Dios revelado en la historia de la salvación. La contemplación tiene fuerza de unión y es comunitaria. La vida de la comunidad es contemplativa y activa, de modo que los dos aspectos se integran armónicamente y se complementan, pues la contemplación y la acción son en la Iglesia manifestaciones del mismo amor.

Los Agustinos Recoletos ejercen su apostolado en 209 comunidades, entre las que hay parroquias, 53 centros educativos, centros de ayuda social y 8 territorios de misión.

La contemplación es un elemento primordial del patrimonio de San Agustín y de la Orden. Contemplación es sinónimo de vida para Dios, vida con Dios, vida en Dios y vida de Dios mismo.

El Agustino Recoleto busca al Dios revelado en la historia de la salvación. La singularidad que tiene la vocación del Agustino Recoleto es la continua conversación con Cristo. Su cuidado principal es atender a todo lo que más de cerca lo pueda encender en su amor.

La contemplación tiene fuerza de unión y es comunitaria. El Espíritu Santo introduce por el amor fraterno a la comunidad en el conocimiento y en la verdad de Cristo, que se desarrolla hasta la contemplación del Padre.

La comunidad es un don del Espíritu antes que una obra humana. En ella se realiza la construcción paciente de la vida fraterna con el diálogo de la caridad entre hermanos de diversa edad, origen y cultura.

La vida fraterna, entendida como vida compartida en el amor, es un signo elocuente de la comunión eclesial. La comunidad, según el propósito de San Agustín, desea imitar a la primitiva comunidad de Jerusalén, los hermanos viven entre sí unánimes y desean tener una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.

Por estas razones, a diferencia de otras congregaciones religiosas, los agustinos recoletos no tienen una labor específica y única en el servicio a la Iglesia, cualquiera que sea esta labor (atención a hospitales, parroquias, colegios, misiones) se hace desde la vivencia plena de la vida comunitaria.

Fieles seguidores de San Agustín, gran filósofo y eminente teólogo, cuyos escritos y elevada doctrina le han dado el título de Doctor de la Iglesia y uno de los Padres de la Iglesia Occidental, los Agustinos Recoletos procuran una formación intelectual y cultural adecuada que les permita servir mejor en sus apostolados. Por eso, el proceso formativo y académico del agustino recoleto es muy importante. En las incursiones en la cultura, cabe destacar la labor intelectual y académica de los Recoletos, demostrada en la publicación de revistas, como la reconocida revista de agustinología Augustinus, la revista filosófico-teológica Mayéutica y la revista de historia Recollectio.

El amor contemplativo, además de unir las almas y los corazones en comunidad, es en sí mismo difusivo y apostólico. El religioso agustino recoleto está llamado a llevar dentro de sí el amor, cuya esencia es dar y comunicar; cuanto más participa del conocimiento y del amor de Dios, con más fuerza tiende a difundir ese conocimiento y ese amor. La vida de la comunidad es contemplativa y activa, de modo que los dos aspectos se integran armónicamente y se complementan, pues la contemplación y la acción son en la Iglesia manifestaciones del mismo amor.

Está claro que la misión de los agustinos recoletos no está reducida a una actividad concreta, sino que debe caracterizarse por su disponibilidad en responder a las necesidades de la Iglesia. Es por esta razón que la labor de los agustinos recoletos es muy variada. Se puede destacar la labor realizada en las diferentes parroquias, también la loable dedicación que los recoletos han tenido en los diferentes territorios de misión que se les ha encomendado. Actualmente son 8 los territorios de misión atendidos por los religiosos agustinos recoletos: China, Sierra Leona, Bocas del Toro en Panamá, Chota en Perú, la isla de Marajó y el Amazonas en Brasil, Trinidad en Colombia, y Taiwán. También cabe destacar la labor humanitaria llevada a cabo por la ONGd Haren Alde (En favor de los demás), una organización no gubernamental para el desarrollo, fundada por los agustinos recoletos para la realización de proyectos de bien social para comunidades en diversos países del mundo. A través de Haren Alde, la Orden de Agustinos Recoletos muestra a la sociedad su compromiso con los derechos humanos, la justicia social, la paz, la promoción cultural, el desarrollo sostenible y la educación como factor clave para el desarrollo de las personas.

Por otro lado, entre las diversas misiones de los recoletos, también hay que reconocer la atención espiritual y psicológica en hospitales y centros de ayuda social, así como la reconocida labor en los diferentes centros de estudios (universidades, colegios y escuelas) que los recoletos regentan en diferentes países del mundo.

La máxima autoridad de la Orden de Agustinos Recoletos recae en el Capítulo General celebrado cada seis años. En él se elige al prior general y al Consejo General, y se marcan las pautas a seguir durante el sexenio. El prior general preside y gobierna la Orden, por sí mismo o con su consejo, y ejerce su autoridad, según las Constituciones, sobre todas las provincias, casas y hermanos. El prior general es asistido por sus consejeros y por los secretariados generales. Los secretariados generales son órganos administrativos al servicio de la Orden, su función principal es de información, de iniciativa y organización de las actividades de su campo específico. Los institutos son órganos de la Orden creados con fines específicos, actualmente existen el Instituto de Agustinología y el Instituto de Espiritualidad e Historia de la Orden.

El procurador general es el responsable de tramitar los asuntos de la Orden ante la Santa Sede. Otros cargos de gobierno de la Orden son: el secretario general, el ecónomo general, el postulador de las causas de canonización, el cronista de la Orden y el archivero.

Así también, la Orden se encuentra organizada por "provincias". Las provincias son partes jurídicas de la Orden, y están formadas por un conjunto de casas y dotadas de un número suficiente de hermanos y de medios para poder desarrollar su misión al servicio de la Iglesia. Actualmente, existen 4 provincias en la Orden. Son presididas por su respectivo Prior Provincial y su Consejo, elegidos por el Capítulo Provincial, realizado cada tres o cuatro años, según cada provincia. Y así mismo, las provincias pueden estar organizadas en Vicarías o Delegaciones, según la necesidad.[5]

A lo largo de la historia de la Orden, han sido muchos los agustinos recoletos llamados al ministerio episcopal. A continuación, la lista de los que actualmente tienen esa responsabilidad en diferentes partes del mundo:

La cerveza San Miguel fue creada en 1885 por una pequeña comunidad de frailes agustinos recoletos en la isla de Cebú, Filipinas, como remedio a la debilidad que sufrían por el calor. El éxito hizo que la comunidad se viera desbordada ante la demanda y traspasaran su fabricación. Hoy en día existen dos empresas productoras, una en España y otra en Filipinas.



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