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Pacho Herrera



Hélmer Francisco Herrera Buitrago, más conocido como Pacho Herrera (Palmira, Valle del Cauca 24 de agosto de 1951 - ib., 4 de noviembre de 1998) fue un narcotraficante colombiano, tercero al mando dentro del Cártel de Cali. La prensa sensacionalista colombiana también lo llamaba «El hombre de los mil rostros», porque después de la fuga de Pablo Escobar de La Catedral, este dejó abandonado un álbum con fotos de Herrera donde le habían hecho varios retoques para tratar de identificar su aspecto actual, ya que este manejaba un perfil muy bajo y era difícil de reconocer.

El 4 de noviembre de 1998, Rafael Ángel Uribe Serna, haciéndose pasar como abogado, ingresó al penal de Palmira donde se encontraba Hélmer Herrera y lo asesinó, propinándole siete impactos de bala.

Aún no se ha establecido la veracidad de la versión que afirma que fue hijo de Benjamín Herrera Zuleta, el pionero del tráfico de estupefacientes en el Valle del Cauca y que llegó a ser conocido como «el Papa Negro de la Cocaína».

Hélmer Herrera, nacido el 24 de agosto de 1951, creció en la ciudad colombiana de Palmira, en el Valle del Cauca. Estudió mantenimiento técnico. A principios de los años setenta se mudó a la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos, donde trabajó como mecánico industrial en Nemac Corporation. En 1975, Herrera empezó a distribuir cocaína en su barrio. En 1978 fue arrestado por cargos de venta de drogas en la ciudad de Nueva York, donde tuvo que cumplir un año de cárcel.

Aproximadamente en 1983, por medio de José Santacruz Londoño, conoció a los hermanos Gilberto Rodríguez Orejuela y Miguel Rodríguez Orejuela que comenzaron a negociar con Herrera los derechos de suministro y distribución de cocaína en la ciudad de Nueva York, para más tarde abrir rutas de tráfico a través de México con las conexiones que había establecido con anterioridad. Junto con nuevas rutas de tráfico, Hélmer Herrera también diseñó una rentable operación de lavado de dinero, según la DEA (Administración de Control de Drogas de Estados Unidos).

Según su versión ante la fiscalía, su apodo de «Pacho», con el cual se conoce mundialmente, se lo debe a la persecución de Pablo Escobar.[1]

Hélmer Herrera era el más joven de la organización pero el más osado; la razón era que su vinculación al negocio del narcotráfico la hizo posicionándose como capo de la distribución de cocaína y el lavado de activos en Estados Unidos; esto lo convertiría en uno de los narcotraficantes más adinerados del mundo, sin conocerse en la actualidad la totalidad de su fortuna; de hecho, llegó a ser, en su momento, el más importante lavador de dinero de los cárteles de droga colombianos apoyado en estructuras como el Clan Ramírez en el Valle del Cauca entre otros.

Pablo Escobar comenzó a buscar recursos económicos para financiar su guerra contra el estado Colombiano a través de la extorsión y el secuestro de empresarios y narcotraficantes que se habían negado a hacer aportes económicos a su lucha terrorista. En 1984 Gilberto Rodríguez Orejuela del cartel de Cali, y Jorge Luis Ochoa, miembro del de Medellín, fueron detenidos en España acusados de estar preparando redes de tráfico en Europa. Estados Unidos pidió la extradición de los dos hombres, pero los tribunales españoles los enviaron a su país de origen, donde recobraron la libertad poco después.[2]

El primer síntoma de conflicto se presentó en noviembre de 1987 con la detención de Ochoa en un lugar cercano en el Valle del Cauca. Se cree que el arresto fue fruto de una posible delación por parte del cartel de Cali. Ochoa abandonó la cárcel antes de terminar el año en medio de maniobras legales. Días antes, había caído en Estados Unidos un cargamento de droga del cartel de Medellín, aparentemente delatado por la banda caleña.[2]

Según Jhon Jairo Velásquez alias Popeye, miembro del Cartel de Medellín, la disputa entre los dos bandos inició por rencillas entre empleados de Pablo Escobar y Herrera aparentemente por un lío de faldas:[3]

Escobar permite que El negro Pabón de muerte a Piña, y en respuesta Hélmer Herrera ordena atentar contra Escobar el 13 de enero de 1988 haciendo estallar un coche bomba aproximadamente a las 5:10 a. m. en el edificio Mónaco donde residía Escobar y su familia.[4]

La respuesta de Pablo Escobar no se hace esperar e inicia atentados contra los socios y aliados de Hélmer Pacho Herrera en el cártel de Cali que se habían unido para confrontarlo. En 1990, aprovechando que Pacho Herrera iba a asistir a un partido de fútbol privado en una de sus fincas llamada «Los Cocos» en el corregimiento del Cabuyal, cerca al municipio de Candelaria, en el Valle del Cauca, varios sicarios llegaron hasta el lugar vestidos con prendas privativas del ejército nacional e ingresaron al lugar armados con ametralladoras, fusiles, pistolas y granadas, abrieron fuego contra los asistentes, dejando un saldo de 17 personas muertas entre jugadores, un árbitro, cocineras, escoltas y transeúntes del lugar; sin embargo, Herrera salió ileso y escapó, el atentado fue ordenado por Pablo Escobar, aprovechando que Herrera era un gran apasionado por el fútbol, desde ese momento la clandestinidad de Herrera fue total;[5]​ luego Herrera fue víctima de otro atentado ordenado por Escobar el 27 de julio de 1991 en el balneario Las Brisas ubicado en la autopista que de Cali conduce a Jamundi.[6]​ Hélmer Herrera financió y colaboró activamente con Los Pepes para lograr la caída de Escobar.[7]

El 1 de septiembre de 1996 Hélmer Herrera cansado tras haber estado prófugo de la justicia durante 16 meses, decidió entregarse ante el general Rosso José Serrano, líder de la unidad Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional de Colombia, en la iglesia del municipio de Yumbo.[8]

Fue el último de los cuatro líderes del cártel de Cali en ser capturado y poco después, el 8 de octubre de 1996, Pacho Herrera le reveló a la policía que había prestado colaboración para que se capturara a Pablo Escobar afirmando haber gastado toda su fortuna en ella; posteriormente fue trasladado al pabellón de máxima seguridad de la penitenciaría de Palmira.

Fue juzgado por narcotráfico; no se lo pudo acusar de ningún asesinato y fue condenado a 14 años de cárcel. El 19 de septiembre de 1996 confesó ante la Fiscalía haber cometido los delitos de narcotráfico, enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir y lavado de dólares y admitió que había trabajado junto al capo José Santacruz Londoño y otros integrantes del cártel de Cali para transportar cocaína a Estados Unidos.

El 4 de noviembre de 1998, Hélmer Herrera, de 47 años, fue asesinado por un hombre que se hacía pasar como abogado e ingresó al centro penitenciario de Palmira en aparente estado de embriaguez durante un partido de fútbol en uno de los patios. El asesino fue identificado como Rafael Ángel Uribe Serna (tío de los hermanos Calle Serna, líderes de la organización Los Comba, que posteriormente integrarían a Los Rastrojos), de 32 años, quien sería asesinado el 8 de octubre de 2009 en Cali. «Parecía ser un conocido de Herrera porque él lo saludó primero», dijo un funcionario del INPEC. Según investigaciones posteriores, ya había ingresado tiempo atrás varias veces y había sostenido largos diálogos con Hélmer Herrera.

Cuando se disputaba un partido en la cancha del Pabellón de Alta Seguridad de la cárcel de Palmira, el sicario inmovilizó por el cuello a Hélmer Herrera y le propinó 7 impactos de bala en su cabeza. Inmediatamente el asesino fue desarmado y severamente golpeado por los reclusos, para su fortuna los guardianes de la penitenciaria ingresaron rápidamente y lograron intervenir, sacándolo rápidamente para salvarle la vida. Posteriormente en su indagatoria ante la Fiscalía relató que había asesinado a Hélmer Herrera porque supuestamente este lo había amenazado a él y a su familia de muerte si no aceptaba cumplir la orden de asesinar al esmeraldero Víctor Carranza, pero este consideraba que no podía cumplir esta misión debido a que le era muy difícil infiltrar la seguridad de este para efectuar el asesinato, y por temor a que Hélmer Herrera cumpliera su amenaza había tomado esta decisión. Esta versión no fue creíble para la Fiscalía, ya que en la investigación que se realizó, no se encontraron vínculos entre Víctor Carranza y Hélmer Herrera. Luego de una ardua y larga investigación se supo que el asesinato fue ordenado por los líderes del cártel del norte Valle, y dirigido por Wilber Varela, en aquel momento jefe de seguridad de José Orlando Henao Montoya, líder del cártel del norte Valle (también preso junto a Iván Urdinola); en represalia por un atentado ordenado por Hélmer Herrera en contra de Varela en 1996 además la eventual colaboración de Herrera con las autoridades estadounidenses para entregar a Henao.

El asesinato de Herrera desencadenó una guerra entre el cártel de norte del Valle y el clan Herrera, que trajo como consecuencia la muerte de José Orlando Henao Montoya a manos de José Manuel Herrera, hermano de Hélmer Herrera; y la muerte de éste, tiempo después a manos de hombres del Cártel del Norte del Valle como venganza.[9]

Hélmer Herrera era abiertamente homosexual, y a pesar de los prejuicios de su natal Cali, su tenacidad y la manera en que llevaba su vida con completa normalidad lo llevó a ganarse el respeto de sus socios en el cártel.[10][11][12][13]

Era un hombre vanidoso y gustaba de rodearse de todo tipo de lujos. De hecho, tenía una colección de 70 automóviles de lujo.[14][15]



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