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Palacio Pereira



El Palacio Pereira es una antigua mansión de orden neoclásico ubicada en la comuna de Santiago, Chile, en calle San Martín esquina Huérfanos. Construido en la segunda mitad del siglo XIX, fue declarado Monumento Histórico en 1981, lo que no impidió que continuara deteriorándose y permaneciera abandonado durante décadas.

En 2011, bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera el Estado compró el inmueble con la intención de convertirlo en la sede de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) y del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). Al año siguiente se convocó a un concurso público de anteproyectos de arquitectura para definir su restauración y la construcción de un edificio anexo. El proyecto ganador, de la oficina de Cecilia Puga, se dio a conocer en diciembre del año 2012, durante la XVII Bienal de Arquitectura.[1][2]​ Para 2014 el diseño arquitectónico de Puga, Alberto Moletto y Paula Velasco estaba listo; se espera que las obras concluyan en diciembre de 2019.[3][4]

El palacio albergará durante 2021 las oficinas donde funcionará la Convención Constitucional en conjunto con el palacio del ex Congreso Nacional de Chile.[5]

Luis Pereira Cotapos, un acaudalado abogado, empresario vitivinícola y político chileno, quiso en vida disfrutar de una fastuosa construcción a la usanza arquitectónica del llamado Barrio Dieciocho, pero construido en los entonces deslindes urbanos ponientes de la ciudad de Santiago, en el final de la llamada Calle Riquelme. Compró unos terrenos de un solar perteneciente a la sucesión de Juana Varela en el año 1872, que eran por entonces chacras y viñas existentes desde 1793.

Fue en ese terreno que Luis Pereira ordenó su diseño y construcción en 1872 al arquitecto francés Lucien Hénault el cual gozaba de gran prestigio en Santiago de Chile desde que arribó en 1856, en compañía del ministro Manuel Blanco Encalada.[6]​ El palacio Pereira fue la última obra del arquitecto francés avecindado en Chile antes de volver a su país natal.

Luis Pereira disfrutó de su mansión, tuvo varios hijos y en 1909, año en que falleció, su viuda, Carolina Iñiguez Vicuña, mantuvo el palacio hasta su muerte en 1932, viviendo en esta residencia al menos dos generaciones de los Pereira Iñiguez. En 1932 la propiedad fue vendida al Arzobispado de Santiago, siendo sede de la Caja de Ahorros de Empleados Públicos entre 1940 y 1950. Posteriormente el inmueble sería arrendado al Ministerio de Educación, iniciándose su deterioro al instalarse el Liceo N° 3 de Niñas entre 1950 y 1968.[7]

En 1969 se instaló en el palacio el Centro Humanístico Científico Santiago Centro, también conocido como el Liceo 26. El terremoto del 7 de julio de 1971 dejó al inmueble con serios daños, por lo que fue desalojado y a partir de octubre de 1972 el Ministerio de Educación lo destinó para albergar organizaciones estudiantiles, como por ejemplo la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES), la Federación de Estudiantes Industriales y Técnicos de Santiago (FEITES) y la Federación de Izquierda de Estudiantes Particulares (FIEP), además del Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), brazo estudiantil del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).[7]

Posterior al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la Inmobiliaria San Luis adquirió el palacio Pereira, subarrendándolo en locales comerciales, que afectaron enormemente la casona. En 1981 fue adquirido por la Inmobiliaria Maullín —de propiedad de Raúl del Río—, título de propiedad que se le quitó años más tarde por litigios legales. Su estado empeoró con el terremoto de 1985. En 1974 fue declarado Monumento Nacional, siendo derogada dicha norma al año siguiente, y restituyendo su condición de monumento en 1981, cuando ya su estado era deplorable.[8]

Después de la compra del palacio por parte del Estado, en 2011 se llamó al año siguiente a concurso público que ganó el proyecto de Cecilia Puga, Alberto Moletto y Paula Velasco, quienes terminaron el diseño en 2014. Las obras, desarrolladas entre 2016 y 2019, fueron ejecutadas por la constructora Cosal, Proyectos y Rehabilitaciones Kalam, de España, e Inmobiliaria La Viña.[3]

El proyecto contemplaba dos tareas fundamentales: consolidar los dos pisos del Palacio Pereira —el primero de los cuales será destinado por completo al uso público, con una biblioteca, cafetería, centro de documentación, auditorio y salas de exposiciones— y la edificación de una estructura destinada a oficinas.

La consolidación y reparación estructural del palacio original —1792 m²—, incluirá la renovación de revoques de yeso y de los elementos de madera y metal. Se comenzará por la fachada del edificio y su característico crucero central; luego se continuará en los salones, estucos y revestimientos. Para este trabajo se emplearán las técnicas originales usadas a fines del siglo XIX por los constructores del inmueble. Gracias al descubrimiento hecho por los especialistas en restauración Luis Cercós, Ignacio Lampaya y Constanza Correa, se podrá recuperar los colores originales: ocres, blancos, grises y damascos, que fueron cubiertos por una capa homogénea de pintura.[3]

La otra tarea será construir, en un patio eriazo junto al edificio antiguo, una estructura moderna de hormigón armado, con cinco plantas y dos subterráneos, lo que significará un aumento de 4675 m² para las oficinas de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) y del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN); así, el palacio quedará en total con 6467 m².[3]​ Su entrega estaba prevista para diciembre de 2019.[4]

El 11 de enero de 2021 el palacio fue anunciado como sede de trabajo de la Convención Constitucional, encargada de redactar una nueva carta magna del país. El recinto tendrá 15 oficinas con 102 puestos y 11 salas de reunión con una capacidad total de 132 asientos, además de una sala de mayores dimensiones que puede albergar reuniones de hasta 40 personas; también existirá un comedor en el cuarto nivel para los convencionales constituyentes.[9]

Su diseño y construcción fue encargada en 1872 al arquitecto francés Lucien Hénault, por Luis Pereira Cotapos, su propietario.

La construcción original tenía 2100 metros construidos y 2 pisos. Su estructura es de albañilería de ladrillo. La fachada principal por calle Huérfanos posee ventanas de medio punto y pilastras jónicas en el primer piso, ventanas de dintel recto y frontones triangulares o circulares se alternan en el segundo piso. La puerta principal, notablemente tallada, está enmarcada por 2 pares de columnas que sostienen un balcón, coronado por un gran frontón triangular. Todas las ventanas poseían rejas de fierro forjado finamente trabajadas, elementos que hoy solo se aprecian en la segunda planta. La fachada por calle San Martín es más extensa y homogénea en sus formas y repite los mismos elementos de la fachada principal. Existen 3 accesos, 2 para la servidumbre y 1 para los coches. Digno de mencionar es el delicado trabajo en fierro forjado que protegen las ventanas del primer piso, además los soportes de las ventanas son de mármol, material que antiguamente también decoraba parte de las fachadas.

La planta del palacio es única en Chile y se aleja del modelo hispano típico, porque se organiza en torno a una galería con forma de cruz latina, con techo vidriado y armazón de madera.

En cuanto a su interior podemos decir que posee en sus decoraciones yeserías de gran calidad, aun apreciables. Poseía al menos 12 salones, la mayoría entelados en fina seda. La galería tenía un piso de distintos tipos de mármol, parquets importados y diversas chimeneas. Se dice que su Salón más lindo era El Lila, ornamentado con diversas esculturas, muebles hechos a medida, cuadros, incluso una pequeña gruta, con exóticas plantas.



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