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Arzobispado de Santiago



La arquidiócesis de Santiago de Chile (en latín: Archidioecesis Sancti Iacobi in Chile) es una jurisdicción eclesiástica de la Iglesia católica en Chile, sede metropolitana de la provincia eclesiástica de Santiago, con siete diócesis sufragáneas: Linares, Melipilla, Rancagua, San Bernardo, San Felipe, Talca y Valparaíso. La jurisdicción de la arquidiócesis se extiende por la totalidad de las provincias de Chacabuco, de Cordillera —con excepción de la comuna de Pirque—, y de Santiago —con excepción de parte de las comunas de El Bosque y La Pintana—, todas ellas en la Región Metropolitana de Santiago.

La sede episcopal de Santiago fue establecida como diócesis el 27 de junio de 1561, y fue elevada a sede metropolitana el 23 de junio de 1840 mediante la bula papal Beneficentissimo divinae providenciae consilio de Gregorio XVI.

El 27 de diciembre de 2019 el Papa Francisco nombra a Celestino Aós O.F.M. Cap. como Arzobispo de Santiago. La sede titular del arzobispo es la catedral metropolitana de Santiago.

El 13 de diciembre de 1540 llegaba al valle del río Mapocho la expedición de Pedro de Valdivia. Le acompañaban tres sacerdotes: Rodrigo González Marmolejo, Juan Lobo y Diego Pérez. Con ellos se constituía la primera Iglesia en Santiago del Nuevo Extremo, fundada el 12 de febrero de 1541. Veinte años después, el papa Pío IV creó la diócesis de Santiago el 27 de junio de 1561. Su primer obispo titular fue el bachiller González Marmolejo, quien por razones de enfermedad no pudo tomar posesión de la sede y esta fue tomada por medio de un apoderado.

El organizador de la diócesis de Santiago fue, sin lugar a dudas, fray Diego de Medellín, tercer obispo de la capital (1574-1593). Su participación en el Tercer Concilio de Lima influyó decisivamente en su labor pastoral:

Durante toda la colonia resaltan las actividades misioneras llevadas a cabo por las órdenes religiosas: agustinos, dominicos, franciscanos, jesuitas y mercedarios. El obispo Juan González Melgarejo (1743-1753) emprendió la construcción de la actual catedral en 1745.

Con el advenimiento de la Independencia de Chile, desde 1810 en adelante, los grupos patriotas entraron en conflicto con la Iglesia, dada la lealtad de esta última con la Corona española. Salvo algunos destacados ejemplos, como fray Camilo Henríquez, la gran mayoría del clero apoyó la causa realista. Entre ellos se encontraba el sacerdote José Santiago Rodríguez Zorrilla. Después de la victoria de la causa patriota en la batalla de Chacabuco, Rodríguez Zorrilla partió por dos oportunidades al destierro.

La Santa Sede, en concomitancia con España, decidió no preconizar un nuevo obispo hasta la muerte de cada uno de los titulares exiliados, cosa que sucedió en toda América Latina, por lo que la principal sede chilena estuvo vacante hasta 1832. Recién ese año se establecieron vínculos formales entre la nueva república y la Santa Sede con la preconización de Manuel Vicuña Larraín como obispo de la sede. Esta renovación conllevó el restablecimiento del seminario, con la consiguiente educación de un nuevo clero local.

El 23 de junio de 1840 el papa Gregorio XVI expidió la bula por la cual se elevó a arzobispado la sede de Santiago, siendo su primer arzobispo Vicuña Larraín. A la muerte de este último, en 1843, fue designado para el cargo José Alejo Eyzaguirre Arechavala quien, tras un breve mandato, fue sucedido por Rafael Valdivieso. En 1859 el arzobispo realizó la visita ad limina y en 1869 participó en el Concilio Vaticano I.

Tras el fallecimiento de monseñor Valdivieso, en junio de 1878, hubo un largo período de vacancia, hasta que en 1886 fue designado Mariano Casanova, quien fundó la Universidad Católica de Chile en 1888, al igual que el Santuario de la Inmaculada Concepción en la cima del cerro San Cristóbal.

El nuevo siglo trae nuevos desafíos a la iglesia chilena, ya que al dictarse la Constitución de 1925, se establece la separación de la Iglesia-Estado. Es el arzobispo Crescente Errázuriz Valdivieso (nombrado en 1918) quien tiene que enfrentar esta situación. En 1939 es designado José María Caro Rodríguez en el cargo, quien llegará a ser el primer arzobispo chileno creado cardenal de la Iglesia católica. Durante el gobierno del cardenal Caro una gran cantidad de misioneros de otros países vinieron a colaborar en el trabajo en las parroquias. En 1945, el sacerdote jesuita san Alberto Hurtado crea el Hogar de Cristo, mientras que Alfredo Ruiz-Tagle organiza la Fundación Mi Casa. Tras la muerte del cardenal Caro en 1959, asume como Administrador Apostólico de Santiago (Sede Plena) monseñor Emilio Tagle Covarrubias.

El 24 de junio de 1961, Juan XXIII nombra arzobispo a Raúl Silva Henríquez, entonces obispo de Valparaíso, siendo creado cardenal al año siguiente. Organizó la Gran Misión de Santiago y el Sínodo Arquidiocesano para aplicar las orientaciones del Concilio Vaticano II, en el cual participó. Durante su gobierno eclesiástico impulsó la reforma agraria en los predios de la Iglesia, mientras debió afrontar el gobierno de Salvador Allende y el régimen militar de Augusto Pinochet, realizando una destacada labor en defensa de los Derechos Humanos por medio del Comité Pro-Paz y, posteriormente, la Vicaría de la Solidaridad.

El 10 de junio de 1983, el papa Juan Pablo II nombra a Juan Francisco Fresno Larraín (entonces arzobispo de La Serena), como nuevo arzobispo metropolitano, siendo creado cardenal en 1985. En 1987 visitó Chile Juan Pablo II, en una extensa visita apostólica durante la que elevó a la monja carmelita Teresa de los Andes al rango de beata en una gran y polémica celebración realizada en el Parque O'Higgins.

En abril de 1990, Carlos Oviedo Cavada, entonces arzobispo de Antofagasta, asume el gobierno de la arquidiócesis y es creado cardenal en noviembre de 1994. Monseñor Oviedo convocó al IX Sínodo de Santiago, el cual fue promulgado el 4 de noviembre de 1997. Debido a una grave enfermedad pulmonar, renunció en febrero de 1998 y falleció en diciembre del mismo año. Entre febrero y abril de ese año, Sergio Valech Aldunate, obispo auxiliar de Santiago, asumió el gobierno interino de la Arquidiócesis en calidad de Administrador Apostólico. En abril de 1998 fue nombrado nuevo arzobispo metropolitano monseñor Francisco Javier Errázuriz Ossa, quien recibe el palio de manos de Juan Pablo II el 29 de junio de ese año. Es creado cardenal presbítero el 21 de febrero de 2001, recibiendo el título de Santa María della Pace.

El 15 de diciembre de 2010, el papa aceptó la renuncia del cardenal Errázuriz y eligió a monseñor Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B. como nuevo arzobispo de Santiago. Este tomó posesión el 15 de enero de 2011; el papa Francisco lo creó cardenal el 22 de febrero de 2014, asignándole el título presbiteral de Santísimo Redentor.

Antiguamente la diócesis de Santiago comprendía todo el territorio de Chile, incluyendo la provincia de Cuyo y la Provincia de Tucumán, Juríes y Diaguitas. A lo largo de su historia, la diócesis ha conocido 8 desmembramientos. El primero fue el 22 de marzo de 1563, al ser creada la Diócesis de La Imperial (hoy, Concepción).

El segundo, el 28 de mayo de 1570, al erigir Pío V la Diócesis de Córdoba, asignándosele la Provincia de Tucumán, Juríes y Diaguitas.

Posteriormente, el 28 de mayo de 1806, al ser erigida la Diócesis de Salta, los territorios de la provincia de Cuyo fueron anexados a la de Córdoba. Este fue el tercer desmembramiento, cuya entrega canónica se verificó el 10 de octubre de 1809.

Más tarde, el 1 de julio de 1840, Gregorio XVI efectuó el cuarto desmembramiento al erigir la Diócesis de La Serena. El 18 de octubre de 1925, Pío XI creó 4 nuevas diócesis en el territorio de la arquidiócesis: San Felipe, Valparaíso, Rancagua y Talca.

Más recientemente, el 13 de julio de 1987 la Arquidiócesis de Santiago fue desmembrada para crearse la Diócesis de San Bernardo, y el 4 de abril de 1991, la de Melipilla.

La Arquidiócesis de Santiago de Chile cuenta en la actualidad con 4 700 000 habitantes aproximadamente, de los cuales el 68,7%, —es decir 3 130 000— se declaró católico, según el censo del año 2002. Ocupa un territorio de 9300 km² y comprende el 78% de la Región Metropolitana, con 30 comunas. Estas son:

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