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Paleolibertarismo



El paleolibertarismo es una corriente del libertarismo desarrollada por los teóricos anarcocapitalistas Murray Rothbard, Hans-Hermann Hoppe y Lew Rockwell, que combina valores culturales y filosofía conservadora con una oposición libertaria a la intervención del gobierno.[1]​ La filosofía paleolibertaria se desarrolla sobre la hipótesis de la eficacia «natural» de las autoridades culturales e instituciones civiles (familia, empresa, iglesia, academia) dentro de sus propias «esferas de autoridad» frente a la gestión de las instituciones estatales consideradas ineficientes e incluso destructivas para la sociedad,[1]​ alternando entonces una finalidad anarcocapitalista con el conservadurismo como método.

Esta tendencia cofundó en 1989 la comunidad de intelectuales Club John Randolph, formado por economistas, filósofos, juristas, historiadores y sociólogos, con el propósito de darle fundamentos ideológicos a una coalición libertaria-conservadora anti-establishment en Estados Unidos.[2]​ El club se desintegró a mediados de la década de 1990. En el año 2006 el pensador libertario Hans-Hermann Hoppe creó la Property and Freedom Society con sede en Turquía, una nueva comunidad de intelectuales pensada como una continuación reformada del Club John Randolph y como rival de la Sociedad Mont Pelerin.[2][3][4]

Según Rockwell, el movimiento paleolibertario se remite a pensadores de la filosofía libertario como "Ludwig von Mises, Albert Jay Nock, Garet Garrett y toda la Old Right de entreguerras que se oponía al New Deal y favorecía a la Vieja República (de ahí el prefijo Paleo)"[5]​ y se distinguen de los "neo-libertarios" y del "libertarismo Beltway, el libertarismo de izquierda y el libertarismo de estilo de vida".[5]​ (El libertarismo Beltway es un término peyorativo usado por los libertarios de línea dura para describir a los libertarios que han ganado fuerza en el Beltway, es decir, Washington, DC).[6]​ Según Rockwell, el paleolibertarismo "hizo su paz con la religión como la piedra fundamental de la libertad, la propiedad, y el orden natural".

Son fuertes defensores de las economías de libre mercado, considerándolo un imperativo moral y práctico, y de la propiedad privada como una necesidad económica y moral para una sociedad libre. Viendo a la ética igualitaria como destructora de la propiedad privada.

Se opone a la intervención del gobierno, y tiende a que ésta sea lo menor posible hasta el punto de abolirla (siguiendo la tradición anarco-capitalista del libertarismo) donde se define al Estado de Bienestar como "un robo organizado que victimiza a sus productores, y eventualmente incluso a sus clientes". Prefiere ante todo el anarcocapitalismo. La mayoría de paleo-libertarios suelen ser anarquistas de mercado o anarcocapitalistas, por lo que esta tendencia paleo-libertaria es llamada por algunos de ellos «anarco-conservadurismo» o «anarquismo conservador», mientras otros adherentes paleo-libertarios que evitan el debate "anarquismo versus minarquismo" prefieren llamarlo «libertarismo conservador».

Los paleo-libertarios han elaborado respuestas al anticlericalismo -debido a que la religiosidad puede contener fundamentos culturales interpretables como oposición frente al Estado-, al abstencionismo electoral y al individualismo extremo que puede encontrarse en otras formas de libertarismo, en un intento por acercar a los sectores conservadores más antiautoritarios y a la clase media convencional hacia las ideas libertarias.[7][8]

Promueve la eficacia natural de las instituciones sociales como la Iglesia, la familia como eje central de la sociedad, la comunidad como método de organización espontánea para resolver situaciones problemáticas frente al fallido accionar del Estado, que lo considera "destructivo para la sociedad"

El paleo-libertarismo se desarrolló en oposición al progresismo social del libertarismo dominante en la década de 1980. En su ensayo de 1990 "En defensa del paleolibertarismo", Rockwell acusó a los libertarios de la corriente dominante de "odio a la cultura occidental".[1]​ Argumentó que "la fotografía pornográfica, el pensamiento 'libre', la pintura caótica, la música atonal, la literatura deconstruccionista, la arquitectura Bauhaus y las películas modernistas no tienen nada en común con la agenda política libertaria, sin importar cuánto puedan deleitarse los libertarios como individuos en estos asuntos".[1]​ y se argumentó que "la cultura occidental es algo digno de conservar y defender, abrazando los estándares objetivos de moralidad de la tradición judeo-cristiana, mediante la fortaleza de instituciones como la comuna, la familia o la Iglesia como institución moral para proteger al individuo del Estado, lejos del libertinismo del que peca el actual movimiento liberal"

Algunos elementos teóricos y estratégicos que pueden observarse en el paleolibertarismo son su aceptación abierta de la vía política-electoral y del populismo como estrategia, su alianza política e intelectual con el paleoconservadurismo para combatir contra el neoconservadurismo y disputar el liderazgo del movimiento conservador (el norteamericano, por el origen de la teoría paleolibertaria) lo que implica una fuerte oposición a la guerra ofensiva y la intervención militar extranjera (aislacionismo) en contraposición definiendo al "Estado militarizado como una inminente amenaza a la libertad y al bienestar social", como su apoyo a la descentralización política radical inclusive llegando hasta promover la secesión, descentralización radical que entre otras cosas implica el rechazo de las fronteras abiertas y apoyo de una inmigración restringida para de esa manera proteger la identidad y el orden de las comunidades locales.

Los 3 derechos básicos son la vida, la libertad y la propiedad privada siendo éstos derechos negativos, es decir derechos que nadie tiene derecho a quitártelos en contraposición a la concepción de derechos positivos, en la cual el Estado siempre actúa de forma cohersiva para otorgale el derecho a quien no lo posea.

En el ensayo "Populismo de derecha: Una estrategia para el movimiento paleo", Rothbard reflexionó sobre la capacidad de los paleolibertarios de participar en un "acercamiento hacia los redneck" fundado en el conservadurismo social y el libertarismo radical. Citó al exlíder del Ku Klux Klan, David Duke, y al exsenador estadounidense Joseph McCarthy como modelos para el nuevo movimiento.[9][10]

En la década de 1990, se forjó una "alianza paleoconservadora-paleolibertaria", centrada en el Club John Randolph fundado por el católico tradicionalista Thomas Fleming.[11]​ Rockwell y Rothbard apoyaron al candidato republicano paleoconservador Pat Buchanan en las elecciones presidenciales estadounidenses de 1992, y describieron a Buchanan como el líder político del movimiento "paleo".[12]​ En 1992, Rothbard declaró que "con Pat Buchanan como nuestro líder, romperemos el reloj de la socialdemocracia".[13]

Tres años después Rothbard dijo que Buchanan desarrolló demasiada fe en la planificación económica y el poder estatal centralizado, lo que eventualmente llevó a los paleolibertarios a retirar su apoyo a Buchanan.[14]​ Además del "nacionalismo económico" de Buchanan, Paul Gottfried más tarde se quejó de la falta de financiación, las luchas internas, la hostilidad o la invisibilización por parte de los medios de comunicación, y la satanización como "racistas" y "antisemitas".[15]

Rothbard murió en 1995, mientras que en 2007 Rockwell -quien creó el término- declaró que ya no se consideraba un "paleolibertario" y que estaba "feliz con el término libertario", también dijo que se generó la confusión de que un paleolibertario es un sinónimo de paleoconservador.[16]

Entre los más destacados paleolibertarios, aparte de Murray Rothbard y Lew Rockwell, están o han estado Hans-Hermann Hoppe, Ron Paul, Thomas DiLorenzo, Justin Raimondo y Joseph Sobran.

La politóloga y activista Jean Hardisty describió en 1999 el paleolibertarismo como "racismo, antisemitismo y sexismo explícito".[17]​ Ella nota los elogios de Rothbard sobre The Bell Curve, un trabajo controvertido que presenta la inteligencia de los negros como estadísticamente inferior a otras razas, y la publicación de un artículo del Rothbard-Rockwell Report, escrito por Sam Francis, que afirmaba que "de las dos razas principales en los Estados Unidos hoy en día, solo una posee la capacidad de crear y sostener niveles adecuados de civilización".

En 1992 los Boletines Ron Paul, que eran principalmente revistas de negocios y finanzas publicadas por el excongresista libertario Ron Paul, publicaron algunos pequeños artículos con fuertes afirmaciones relacionadas con los hábitos delictivos dentro de la población negra, al histrionismo en la cultura gay, y sobre la supuesta injerencia de la Mossad (servicio secreto israelí) en la política exterior norteamericana, textos que algunas personas han considerado racistas, homofóbicos o antisemitas. Se asoció este tipo de textos con la estrategia paleolibertaria. Se formó un escándalo sobre este asunto en el año 1996 en medio de una campaña electoral de Ron Paul, escándalo incitado por la publicación libertaria Reason -históricamente enemiga de Ron Paul- que entre otras cosas afirmó que, "una media docena de activistas libertarios de larga data-incluidos algunos todavía cercanos a Ron Paul- todos identificaron al mismo hombre como el principal escritor fantasma de Paul: el fundador del Instituto Ludwig von Mises, Llewellyn Rockwell, Jr." Rockwell lo negó.[18]

En 2012, el exescritor de National Review John Derbyshire argumentó que "desde que Lew Rockwell se unió a La Raza" (refiriéndose a un artículo de LewRockwell.com sobre una suave defensa de las fronteras abiertas)[19]Hans-Hermann Hoppe fue la última posición real paleolibertaria. Sin embargo, el paleolibertarismo aun no había desaparecido de América, por ejemplo Karen De Coster[20]​ y Justin Raimondo, ambos comunicadores políticos, continuaron usando el término para describirse a sí mismos durante y después de las campañas presidenciales de Ron Paul.[21]

En una acción similar a la de Rothbard y su apoyo a Pat Buchanan, Lew Rockwell simpatizó con la campaña presidencial de 2016 del magnate inmobiliario Donald Trump, particularmente por su postura sobre la inmigración mexicana,[22]​ junto con Justin Raimondo, quien votó por Trump sobre la base de su política exterior.[23]​ El economista anarcocapitalista de la Escuela Austriaca Walter Block, en un debate de la elección de 2016 con el editor de Reason, Nick Gillespie, aconsejó a los libertarios que viven en Estados en disputa electoral en EE. UU. apoyar a Trump en lugar de emitir sus votos por el candidato del Partido Libertario Gary Johnson, citando diferencias importantes en política exterior entre los favoritos republicanos y demócratas.

Jeff Deist, presidente del Instituto Ludwig von Mises, un think tank de derecha libertaria para promover el pensamiento rothbardiano y la escuela austriaca de economía, dijo sobre la derecha alternativa que sus escritos eran "interesantes ... y algo refrescantes".[24]​ En 2017, Deist concluyó un discurso en el Instituto Mises titulado "Por un nuevo libertario" con las palabras: "En otras palabras, sangre y tierra y Dios y nación siguen siendo importantes para las personas. Los libertarios ignoran esto a riesgo de irrelevancia"[25]​ Esto condujo a la crítica del autor libertario Steve Horwitz -habitual crítico del Instituto Mises, de Ron Paul y de Rockwell- diciendo que el libertarismo no se refería a la familia, la religión, la cultura y la sociedad civil, sino a la "tolerancia liberal, el universalismo y el cosmopolitismo, anteponiendo la libertad y la armonía de todas las personas a los supuestos intereses de cualquier subgrupo parroquial, y especialmente las definidas por los límites artificiales de los Estados-nación y sus subconjuntos". [26]

El popular medio digital político y cultural The Right Stuff también exhibe características del paleolibertarismo.[27]​ Una publicación suya ha criticado a la derecha convencional en los siguientes términos: "Si bien perdieron o ignoraron temas como la raza, el nativismo y la guerra cultural, tienen una obsesión con la economía neoliberal y la geopolítica neocon".[28]​ También ha apoyado en gran medida a Rockwell, pero han criticado su "alejamiento de los boletines informativos inflamatorios".[29]

El controvertido bloguero y podcaster voluntarista Stefan Molyneux alrededor de 2014 comenzó a ser más conservador culturalmente que antes. Ha lanzado podcasts de su programa Freedomain Radio que abordan temas como la cultura occidental,[30]​ inmigración,[31]​ y las diferencias grupales en la capacidad cognitiva.[32]​ Él, como Rockwell, ha apoyado a Donald Trump para la presidencia de los Estados Unidos.[33]

El miembro de la Sociedad Propiedad y Libertad, Christian Robitaille, ha abogado por una alianza de libertarios y tradicionalistas en Quebec.[34]

Desde finales de 2013, la organización High Tory del Traditional Britain Group ha sido influenciada por ideas paleolibertarias. En marzo de 2014, organizó un seminario que incluía una sección dirigida por el Dr. Andrew Linley, "'Politics: destroyer of natural order" (Política: Destructora del orden natural).[35]​ El vicepresidente del Traditional Britain Group, el profesor John Kersey, se describe a sí mismo como un "tradicionalista radical y paleolibertario".[36]​ En octubre de 2014, el exdiputado del UKIP y presidente de Mises UK, Godfrey Bloom, pronunció un discurso en la conferencia anual de Gran Bretaña tradicional titulada "Por qué el tradicionalismo y el libertarismo no son incompatibles".[37]

El exdirector de la Alianza Libertaria, Sean Gabb, es un amigo cercano de Hans-Hermann Hoppe, y asiste a sus conferencias de Sociedad Propiedad y Libertad cada año en Bodrum. Gabb es conservador en algunos aspectos y crítico de la inmigración masiva.[38]​ Gabb se ha dirigido a las conferencias de la Traditional Britain Group en sus esfuerzos por lograr una difusión liberal clásica entre los tradicionalistas.[39]​ El sucesor de Gabb, Keir Martland, ha escrito favorablemente sobre las perspectivas de una nueva "paleo-alianza", argumentando que "una sociedad conservadora no puede existir bajo un Estado opresivo tanto como una sociedad libertaria no puede existir en un vacío cultural y moral".[40]​ En un ensayo 'On Left and Right, Libertarianism, and The Donald', Martland, como Jeff Deist, simpatiza con el nacionalismo de Donald Trump: "Cuando se compara con el gobierno de una mafia socialista o un gobierno de una oligarquía hostil globalista, a ninguno les importa nada la Nación, solo el saqueo, el nacionalismo sale relativamente bien."[41]

En España, y por extensión en el mundo hispanohablante gracias a los medios digitales, el mayor referente del paleolibertarismo y del anarcoconservadurismo es el politólogo Miguel Anxo Bastos, quien promueve revisar las antiguas ideas descentralistas radicales y tradicionalistas culturales que existieron en las filas del foralismo y del carlismo y que en algunos casos parecen haberlos acercado a algunos autores a puntos de vista similares a los de los libertarios y anarcocapitalistas en teoría política y cultural. Bastos intenta así generar una línea paleolibertaria -más de teoría política que de estrategia política- que pueda conectar con la identidad e historia de Galicia en concreto (Bastos, exmilitante del BNG, Bloque Nacionalista Galego, se ha declarado en más de una ocasión «galeguista» y «secesionista galego», incidiendo en que él «habla gallego, la lengua vieja») y de España en general, similar a como autores de teoría económica ya han logrado conectar las teorías en pro de la economía de mercado con la historia del pensamiento económico de España al vincular la escuela austriaca de economía con la Escuela de Salamanca.[42][43][44]



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