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Parque de Versalles



Los Jardines de Versalles ocupan parte de lo que fue el Domaine royal de Versailles, los dominios reales del Palacio de Versalles, en el municipio homónimo del departamento de Yvelines, Francia. Situados al oeste del palacio, los jardines cubren aproximadamente 800 ha de superficie, la mayoría tratada paisajísticamente como jardín francés, estilo perfeccionado aquí por André Le Nôtre.[1]

Más allá del perímetro forestado, los jardines están rodeados por las áreas urbanas de Versalles al este, y Le Chesnay al nordeste, por el Arboreto de Chèvreloup al norte, la llanura de Versalles al oeste, y el bosque Satory al sur. Además de los parques y canteros de flores, los jardines contienen esculturas y fuentes repartidas por toda su superficie. Correspondientes a la época del rey Luis XIV y estando en uso todavía buena parte de las instalaciones hidráulicas originales, las fuentes contribuyen a lograr un parque único. Los fines de semana desde fines de primavera a principios del otoño, los administradores promueven el espectáculo de Les Grandes Eaux en los que se muestran todos los juegos de agua de las fuentes.

Como parte del domaine national de Versailles et de Trianon, una entidad pública autónoma que opera bajo control del Ministerio francés de cultura. En 1979 los jardines, junto con el palacio fueron registrados por la Unesco como Patrimonio de la humanidad, uno de los 31 monumentos designados en Francia.[2]​ Así mismo son uno de los lugares más visitados del país y en 2018 superó la marca de los 8 millones por primera vez.[3]

Con la adquisición en 1632 de las tierras pertenecientes a Jean-François de Gondi, Luis XIII, radicado ya en el palacio, inició la construcción de los jardines hacia el ala oeste. Los registros de la época indican que los primeros diseños correspondieron a Claude Mollet y Hilaire Masson, esquema que permaneció prácticamente sin cambios hasta la ampliación ordenada por el rey en la década de 1660, y que se conserva en el llamado plano Du Bus del año 1662.

El proyecto inicial muestra una topografía plana con líneas envolventes de jardín, lo que se evidencia en la clara definición de los ejes este-oeste y norte-sur que atraviesan el diseño.[4]

En 1661, después de la caída en desgracia del ministro de finanzas Nicolas Fouquet, que malversó fondos de la corona para edificar su Palacio de Vaux-le-Vicomte, Luis XIV centró su atención en Versalles. Con la ayuda del arquitecto de Fouquet, Louis Le Vau, el pintor Charles Le Brun y el arquitecto paisajista André Le Nôtre, el rey inició el embellecimiento y ampliación del parque, en un proyecto que le ocupó hasta el fin de su reinado.[5]

A partir de este momento, la expansión de los jardines emuló a la ampliación del palacio, ya que el programa de reformas de Luis XIV se aplicó a ambos emprendimientos.[6]​ En cada etapa los paseos prescritos fueron cuidadosamente estudiados bajo las directivas del Rey Sol.[7]

En 1662 se realizaron reformas menores en el palacio. Sin embargo, se prestó gran atención al desarrollo de los jardines. Se ampliaron los parterres existentes y se crearon nuevos. Las novedades más significativas de esta etapa fueron la Orangerie y la Gruta de Tetis.

La Orangerie, diseñada por Louis Le Vau, se construyó al sur del palacio, tomando ventaja de la pendiente natural de la colina. El diseño proveyó un área protegida donde los naranjos podían permanecer a resguardo en los meses invernales.

La Gruta de Tetis, ubicada al norte del palacio, formó parte de la iconografía del palacio y los jardines, relacionando a Luis XIV con el imaginario solar. La gruta se completó durante la segunda etapa de ampliaciones.

En 1664 los jardines habían evolucionado hasta el punto que el rey los inauguró con la fête galante denominada «Les Plaisirs de l’Île Enchantée». El evento, oficialmente dedicado a su madre Ana de Austria y a su consorte María Teresa de España, pero en realidad agasajando a Louise de La Vallière, la amante del rey, tuvo lugar en el mes de mayo. Los invitados disfrutaron fabulosos entretenimientos durante una semana, y como consecuencia de la fiesta, en particular la falta de hospedaje para tantos invitados, Luis se dispuso a ampliar el palacio y los jardines una vez más.

Entre 1664 y 1668 se evidenció una fluida actividad en los jardines, especialmente en relación a fuentes y bosques: fue durante esta época que el imaginario de los jardines explotó conscientemente las alusiones solares y a Apolo como metáforas del rey.

La «envoltura» diseñada por Louis Le Vau proveyó un medio para la simbiosis entre palacio y jardines, a través de la decoración de las fachadas y de los apartamentos del rey.

En esta nueva fase de construcción, los jardines adquirieron el vocabulario de diseño topográfico e iconográfico que permanecería vigente hasta el Siglo XVIII. Como remarca André Félibien en su descripción de Versalles, los temas solares y apolíneos fueron predominantes en los diseños de esta época: «Como el sol era el emblema de Luis XIV, y los poetas reunían la idea del sol con Apolo, no hay nada en este palacio sin relación con esa divinidad.»[8]

El nexo simbólico y topológico de los jardines en esta etapa estuvo constituido por la Gruta de Tetis, la pileta de Latone y la pileta de Apolo:

Las modificaciones en los jardines durante la tercera etapa se distinguieron por un cambio estilístico de la estética natural de André Le Nôtre al estilo arquitectónico de Jules Hardouin-Mansart. La primera gran modificación ocurrió en 1680 con el «Tapis vert», una superficie de césped que corre entre el estanque de Latona y la fuente de Apolo, logró su forma y tamaño definitivo bajo la supervisión de André Le Nôtre.

Iniciado en 1684, el Parterre d'Eau fue remodelado bajo la dirección de Mansart. Las esculturas de la Grande Commande de 1674 fueron reubicadas en otras partes del jardín, y se construyeron dos estanques gemelos octogonales, decorados con esculturas de bronce representando los ríos de Francia. En el mismo año la Orangerie de Louis Le Vau fue demolida para ubicar una estyructura más grande diseñada por Jules Hardouin-Mansart.

En esta época se construyeron además las escaleras de Cent Marches (cien pasos) , que facilitaron el acceso a los jardines por el sur, a la Pièce d’Eau des Suisses y al Parterre du Midi, dando a los jardines de ese sector la configuración y apariencia que todavía conservan.

Adicionalmente, para permitir la construcción anticipada del Ala de los nobles, ala norte del palacio, se demolió la Gruta de Tetis.

Con la construcción del Ala de los Nobles (Aile des Nobles) entre 1685 y 1686, el Parterre du Nord fue remodelado para responder a la nueva arquitectura de esta área del palacio. Para compensar la pérdida de la cisterna sobre l techo de la gruta y satisfaccer la creciented emanda de agua, Mansart diseñó cisternas más grandes al norte del Ala de los Nobles.

Entre 1686 y 1687 el estanque de Latona se reconstruyó bajo la dirección de Mansart, con la configuración que tiene actualmente.

También en esta etapa tres de los bosques más grandes fueron remodelados o creados. Comenzando con la Galerie des Antiques, construida en 1680 en el sitio de la efímera Galerie d'Eau (1678), que fue concebida como una galería al aire libre donde se exhibían esculturas antiguas y copias adquiridas por la Academia Francesa en Roma.

Al año siguiente las reformas se iniciaron en la Salle de Bal. Ubicada en un sector aislado del jardín al sur de la Orangerie, este bosque se diseñó como anfiteatro que incluye una cascada, la única que se conserva en Versalles. La Salle de Bal se inauguró en 1685 con un baile ofrecido por el Gran Delfín. Entre 1684 y 1685 Mansart construyó La Colonnade (La columnata) en el sitio donde Le Nôtre había construido el bosque de las fuentes.La Colonnade incluye un peristilo circular de 32 arcos, 28 fuentes, resultando el más arquitectónico de los bosques construidos por Mansart en Versalles.

También a pedido del Rey Luis XIV fue construido en esta etapa el Grand Trianon, que, ubicado al noroeste, en el fondo de los jardines de Versalles, constituía un nuevo palacio en el que disfrutar el verano en familia y huir por un rato del alboroto de la corte francesa ubicada en el palacio de Versalles.

Debido a problemas financieros a raíz de la Guerra de los Nueve Años y la Guerra de Sucesión Española, no hubo trabajos significativos hasta 1704. Entre 1704 y 1709 sólo se modificaron superficialmente algunos bosques, y se les dio nuevos nombres reflejando la austeridad que caracterizó los últimos años del reinado de Luis XIV.

Con la partida del rey y su corte de Versalles en 1715 luego de la muerte de Luis XIV, el palacio y los jardines entraron en una época de incertidumbre. En 1722 Luis XV regresó a Versalles, pero siguiendo al parecer los consejos de su bisabuelo sobre no embarcarse en grandes campañas de construcción, el rey no efectuó grandes gastos en el tema al contrario de lo que Luis XIV había hecho.

Durante su reinado, la única obra de importancia en los jardines fue la conclusión del estanque de Neptuno entre 1738 y 1741.

En lugar de gastar recursos en modificar el palacio o los jardines, Luis XV, ávido botánico, dirigió sus esfuerzos al Trianon: en el área actualmente ocupada por la «Aldea de la reina» construyó y mantuvo los jardines botánicos en 1750. Ese mismo año el jardinero y florista Claude Richard (1705-1784) asume como cuidador del sector.

En 1761 el rey encargó a Ange-Jacques Gabriel la construcción del Petit Trianon, una residencia que le permitiera pasar más tiempo cerca de las plantas. Fue en este edificio que Luis XV contrajo viruela, enfermedad que lo llevó a la muerte el 10 de mayo de 1774.

Luego de la ascensión de Luis XVI al trono, los jardines de Versalles sufrieron una transformación que retomó la cuarta etapa de construcción de Luis XIV. Embarcándose en un cambio de apariencia defendido por Jean-Jacques Rousseau y los filósofos, en el invierno de 1774-75 tuvo lugar una completa replantación de los jardines. Árboles y arbustos de la época de Luis XIV fueron talados en un intento de reemplazar el jardin français de Le Nôtre y Hardouin-Mansart en un jardín de estilo inglés.

La meta no pudo ser cumplida: debido a la topografía del terreno, pronto se abandonó la estética inglesa, y los jardines se replantaron en el estilo original. Sin embargo, en aras de la economía, Luis XVI ordenó reemplazar los setos vivos, que obligaban a un continuo trabajo de poda, por filas de tilos y castaños. Además, gran número de bosques de la época del Rey Sol fueron remodelados en profundidad o directamente destruidos.

La principal contribución durante el reinado de Luis XVI fue la Grotte des Bains d’Apollon, obra maestra de Hubert Robert ubicada dentro de un bosque estilo inglés, que recibió las esculturas de la demolida Gruta de Tetis.

En 1792, por orden de la Convención Nacional, se talaron algunos árboles en los bosques, mientras sectores del Grand Parc fueron loteados y destruidos. Advirtiendo la amenaza sobre Versalles, Louis Claude Marie Richard, director del jardín botánico y nieto de Claude Richard, gestionó ante el gobierno el salvamento de los jardines. La iniciativa fue exitosa: no hubo posteriores intentos de disolver el Grand Parc y las amenazas de destruir el Petit Parc se disuadieron sugiriendo que los parterres podrían utilizarse para plantar hortalizas y que las áreas abiertas del jardín podrían ser ocupadas por árboles frutales. Afortunadamente tales sugerencias nunca se hicieron realidad, aunque los jardines fueron abiertos al público, que solía lavar sus ropas en las fuentes poniéndolas luego a secar sobre los arbustos.

La era napoleónica prácticamente ignoró a Versalles. En el palacio se reformaron varias habitaciones para uso de la emperatriz María Luisa, pero los jardines permanecieron sin modificaciones, salvo por las desastrosas talas de árboles en el bosque del arco de triunfo y en el de las tres fuentes. Debido a la importante erosión del suelo, fue necesario plantar nuevos árboles.

Con la Restauración de los Borbones en 1814, los jardines de Versalles sufrieron las primeras modificaciones luego de la revolución. En 1817 Luis XVIII ordenó la conversión de Île du roi y Miroir d’Eau en jardines estilo inglés, convirtiéndose en el Jardin du roi.

Gran parte de los interiores de palacio fueron irremediablemente modificados para acomodar el «Museo de todas las Glorias de Francia» inaugurado por Luis Felipe el 10 de mayo de 1837 durante la llamada monarquía de julio. Los jardines, por el contrario, permanecieron intactos. Durante el segundo imperio francés, a excepción de la visita de estado de la reina Victoria y el príncipe Alberto en 1855 (ocasión en que las fiestas de gala recordaron aquellas de Luis XIV), Napoleón III ignoró Versalles, prefiriendo instalarse en el palacio de Compiègne.

Con la llegada de Pierre de Nolhac como director del museo, comenzó en Versalles una nueva era de investigación histórica. Nolhac, un ardiente archivista y estudioso, comenzó a reunir la historia del palacio y sus jardines, y estableció los criterios de restauración y preservación.

Un problema común a todos los jardines de muchos años es la reforestación, y Versalles no ha sido en esto una excepción. Durante su larga historia fue objeto de no menos de cinco grandes reforestaciones, realizadas por razones prácticas o estéticas.

Durante el invierno de 1774-5 Luis XVI ordenó la reforestación de jardines ya que muchos árboles se encontraban enfermos o presentaban un crecimiento excesivo. Por otro lado, para los criterios del Siglo XVIII, el jardín estaba fuera de moda. En consecuencia, la reforestación tendió a lograr un estilo menos formal y -al mismo tiempo- más fácil de mantener.

Los resultados no fueron los esperados debido a la particular topografía del suelo, que no favorecía la construcción de un jardín estilo inglés. En 1860 la mayoría de los viejos ejemplares forestales de la época de Luis XVI fueron reemplazados. En 1870 una violenta tormenta afectó la región, dañando y volteando cantidades de especies, lo que requería un plan masivo de reforestación, pero debido a la guerra Franco-Prusiana y la Comuna de París, que derrocó a Napoleón III, esto no se concretó hasta 1883.

Las reforestaciones más recientes se aceleraron por dos tormentas que afectaron Versalles en 1990 y 1999, produciendo la pérdida de cientos de árboles. Las reforestaciones llevaron al museo y a las autoridades del gobierno a restaurar algunos de los bosques abandonados desde la época de Luis XVI, como el de las tres fuentes, remodelado y puesto en valor en el año 2004.

Debido al ciclo natural de reforestación ocurrido en Versalles, es seguro que no se conserva ningún ejemplar de la época de Luis XIV.

La atracción principal de Versalles antes y ahora han sido las fuentes. Sin embargo, los problemas de provisión de agua se remontan a la época de Luis XIV.

Los jardines de Luis XIII contaban con una provisión suficiente a partir de los manantiales locales, pero una vez que Luis XIV comenzó a ampliar los jardines construyendo más y más fuentes, la provisión de agua se convirtió en un problema crítico.

Para cubrir la demanda en la época del Rey Sol, el agua se bombeaba desde el estanque de Clugny[12]​ hacia la cisterna sobre la gruta de Tetis, que a su vez alimentaba a las fuentes del parque por gravedad. Comenzaron a utilizarse otros manantiales de la llanura de Satory, al sur del palacio.

Para 1664, la creciente demanda hídrica requirió de otras fuentes de suministro. Louis Le Vau construyó la Pompe, una torre de agua al norte del palacio que bombeaba desde el lago del palacio de Clugny mediante un sistema de molinos de viento y bombas accionadas por caballos hasta una cisterna de 600 m³ de capacidad ubicada junto a la Pompe.

Al completarse el Grand canal en 1671, el agua se reciclaba mediante un sistema de molinos de viento para retornar a la cisterna sobre la gruta de Tetis. Aunque la combinación de sistemas permitió atender los problemas principales, nunca fue posible mantener activas todas las fuentes del parque al mismo tiempo.

En consecuencia, se mantenían en actividad las fuentes que podían verse desde el palacio, pero aquellas escondidas en los bosques se activaban solo según la demanda. En 1672 Jean-Baptiste Colbert diseñó un sistema de señales mediante silbatos, que los fontaneros utilizaban para mantenerse informados de los recorridos del rey, y así activar las fuentes por las que iba pasando.

En 1674 la Pompe fue ampliada y desde entonces se la conoció como la Grande Pompe.La capacidad de bombeo se incrementó aumentando la potencia y número de pistones utilizados para bombear el agua, hasta una capacidad de provisión de 3.000 m³ por día.

Como la demanda de agua siguió aumentando al tiempo que los sistemas existentes envejecían , se requirieron nuevas medidas para asegurar el suministro. Entre 1668 y 1674 se presentó un proyecto para derivar aguas del río Bièvre hacia Versalles. Embalsando el río y con un sistema de bombeo de cinco molinos de viento, el agua se tomó de las reservas en la llanura de Satory . Este método permitió aportar otros 72,000 m³ de agua a los jardines.

A pesar del agua del Bièvre los jardines necesitaban todavía más agua, lo que requirió nuevos proyectos. En 1681 se desarrolló uno de los más ambiciosos emprendimientos hídricos concebidos durante el reinado de Luis XIV. Debido a la proximidad del río Sena, se propuso un sistema para extraer agua de allí y bombearla a Versalles. Tomando como base un proyecto de 1680 que permitió regar de esa forma los jardines de Saint-Germain-en-Laye, al año siguiente se inició la construcción de la máquina de Marly.

El artefacto se diseñó para elevar agua desde el Sena en tres etapas al acueducto Louveciennes, casi 100 m sobre el nivel del río. Se construyeron sobre el río una serie de grandes norias que llevaban el agua mediante un sistema de 64 bombas a una cisterna elevada a 48 m. Desde allí otras 79 bombas elevaban el agua a otra cisterna a 56 m de altura. Finalmente, 78 bombas más llevaban el agua al acueducto, que transportaba el fluido a Versalles y al palacio de Marly.

En 1685 la máquina de Marly entró en plena operación. Debido a diversos problemas técnicos fue capaz de proveer solo 3.200 m³ por día, aproximadamente la mitad de lo esperado.[13]​ La máquina se convirtió en una atracción turística. A pesar de que Versalles consumía más agua por día que toda la ciudad de París, la máquina permaneció activa hasta 1817.




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