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Parque nacional Los Alerces



El Parque Nacional Los Alerces[1]​ (estrictamente parque y reserva nacional Los Alerces) es una gran área protegida y patrimonio mundial de la Unesco [2]​que se encuentra en la provincia del Chubut, Argentina, y limita con Chile por el oeste. Incluye a los lagos Futalaufquen, Verde, Krüger, Rivadavia, Menéndez, Amutui Quimei y el río Arrayanes.

La distinción de la Unesco se debió a que reunió las condiciones de poseer fenómenos superlativos o áreas de excepcional belleza natural como importancia estética. Otro aspecto que tienen en cuenta en la evaluación es que los hábitats naturales que comprenden sean de los más representativos e importantes para la conservación de la biodiversidad, incluyendo aquellos que contienen especies amenazadas que se destacan por su valor universal para la ciencia y la conservación ambiental. [3][4]

El decreto Nº 105 433 del 11 de mayo de 1937 del presidente Agustín Pedro Justo declaró reservas nacionales con destino a parques nacionales a 4 territorios de la Patagonia. Entre estas se encontraba la reserva nacional de Los Alerces en el Territorio Nacional del Chubut, cuyos límites fueron especificados en el artículo 2 y su extensión era de 286 750 hectáreas.[5]

El decreto ley Nº 9504 del 28 de abril de 1945 de Edelmiro Julián Farrell transformó la reserva nacional en parque nacional:[6]

Por ser una norma de un gobierno de facto, el decreto ley fue ratificado por la ley Nº 13895, sancionada el 30 de septiembre de 1949.[7]

La ley n.º 19292, sancionada y promulgada el 11 de octubre de 1971, separó el Anexo Puelo y lo convirtió en el parque nacional Lago Puelo. El motivo de su creación es la protección del paisaje y la flora ( bosques de lahuán o alerce) que ingresa por el Paso Puelo.[8]

Por resolución n.º 126/2011 de la Administración de Parques Nacionales de 19 de mayo de 2011, se dispuso que el parque nacional encuadrara para los fines administrativos en la categoría áreas protegidas de complejidad I, por lo cual tiene a su frente un intendente designado, del que dependen 6 departamentos (Administración; Obras y Mantenimiento; Guardaparques Nacionales; Conservación y Educación Ambiental; Uso Público; Recursos Humanos y Capacitación) y 2 divisiones (Despacho y Mesa de Entradas, Salidas, y Notificaciones; Asuntos Jurídicos).[9]​ La intendencia tiene su sede en Villa Futalaufquen, ubicada dentro del parque nacional.

Posee una superficie de 263.000 ha. El fundamento de su creación es la protección de los bosques de lahuán o alerce, uno de los árboles de mayor longevidad del planeta, que llegó a estar en peligro de extinción. Forma parte de la reserva de biosfera andino norpatagónica desde 2007.[10]​ La superficie del parque nacional Los Alerces se subdivide en dos áreas de manejo: parque nacional con 193 144 ha, y el área protegida con recursos manejados con 69 856 ha. El decreto n.º 2149/90 de 10 de octubre de 1990 designó a un sector de la primera área como reserva natural estricta.[11]

Los ambientes del área protegida puede encuadrarse en las ecorregiones de bosque patagónico y de altos Andes con un clima templado frío de gran estacionalidad: los inviernos son lluviosos y con nevadas, y los veranos secos, con noches frescas. [12]​ En el área se encuentra un complejo sistema lacustre de numerosos ríos, arroyos y espejos de agua.

El centro geográfico de este parque nacional se encuentra aproximadamente en las coordenadas 42°50′00″S 71°52′00″O / -42.83333, -71.86667.

Existen numerosos ríos, lagos y lagunas, cascadas, y glaciares a gran altura. Uno de los glaciares más conocidos es el glaciar Torrecillas.[13]

El parque cuenta con un conjunto de 9 lagos: el Futalaufquen, Menéndez, Rivadavia, Krüger, Verde, Cisne, Stange, Chico y Amutui Quimei. Este último es un embalse originado por la presa Futaleufú. Estos lagos se encuentran conectados por diversos ríos, hasta llegar formar el río Futaleufú — el río represado en el complejo hidroeléctrico Futaleufú — que cruza la frontera con Chile y desemboca finalmente en el océano Pacífico, a través del río Yelcho.


Cerca de 4000 milímetros de lluvia anual convierten a esta región en una de los bosques andino-patagónicos[14]​ más ricos en vegetación: el bosque valdiviano. En este ambiente, se distingue el alerce o lahuán, una gigantesca conífera que a inicios del siglo XX estuvo a punto de desaparecer por la explotación descontrolada.

La Patagonia argentina tiene el privilegio de poseer una de las formaciones boscosas más antiguas y densas de esta especie. A los costados del lago Menéndez, los majestuosos ejemplares poseen una edad estimada de 4000 años y alcanzan 75 metros de altura y 3,5 de diámetro.

Hacia el este, la transición con la estepa marca bosques menos frondosos donde crecen el maitén y el ciprés cordillerano. También los radales, arrayanes, ñires, lengas y maquis cubren las montañas y conforman un paisaje matizado por ríos y lagos.

La flora exótica, traída por los pobladores europeos, representa en este parque nacional un grave problema para conservar la vegetación nativa. La rosa mosqueta, el lupino y la margarita, entre otras plantas, comenzaron a dispersarse sin ayuda por los bordes y claros del bosque, desplazando a las especies originarias.

Asimismo, la explotación ilegal de madera y los incendios impiden recuperación de las distintas especies arbóreas que son de crecimiento lento y tardan en cubrir las laderas, favoreciendo la erosión.

El alerce o lahuán (Fitzroya cupressoides) es la única especie del género Fitzroya de la familia de los cipreses (Cupresáceas). Fue llamada por los españoles alerce por su parecido con el alerce europeo, pero ambas coníferas no están emparentadas. Charles Darwin le dio ese nombre homenajeando así al Capitán Robert FitzRoy, Capitán de la embarcación Beagle, en la que Darwin diera la vuelta al mundo entre los años 1831-36. Por su altura es el mayor árbol de Sudamérica, alcanzando los 70 metros, promediando los 40-60; el diámetro de su tronco alcanza hasta los 5 metros, aunque Darwin registró uno con un tronco de 12,6 metros de diámetro. La explotación intensiva de la industria madedera hizo que casi se extinguiera, por ello fue necesario prohibir su tala a partir del año 1977. Posee diminutas hojas de 3 a 6 mm de largo por 2 mm de ancho y piñas minúsculas de unos 7 mm de diámetro y una corteza gruesa y rugosa de color rojizo que la protege de los incendios. Son especies muy longevas, ubicándose el más antiguo en Puerto Sagrario, Lago Menéndez. Tiene 57 metros de altura, 2.2 metros de diámetro y una edad de 2600 años. [15]

En este parque anidan aves como el chucao, el carpintero negro patagónico, el pitío, el cóndor, el caburé, la cotorra austral, el aguilucho, el carancho, la paloma araucana, y el zorzal patagónico.

En sus abundantes lagos, ríos y arroyos abundan peces exóticos, como el salmón y la trucha.

El parque nacional Los Alerces es refugio de muchas especies de mamíferos, algunos más comunes como el puma o el tucotuco, pero muchos otros en peligro, como el pudú, el gato huiña, el huillín o nutria patagónica, y principalmente el huemul.[16]​ Este ciervo natural de la Patagonia puede observarse en el cerro Riscoso, declarado zona crítica para la conservación de la especie.

Al igual que en otros parques del sur patagónico, las especies introducidas, como el ciervo colorado, el ciervo dama, el jabalí y la liebre, causan un serio impacto a los bosques. Por esta razón también en esta área protegida se permite un sistema de cotos de caza con extracción limitada. El visón fue introducido entre los años 1945 y 1960 para abastecer el mercado de pieles local, principalmente en Cholila, localidad ubicada al noroeste del parque nacional. En la década del ‘70, varios fueron liberados y se multiplicaron, dispersándose por toda la región preandina de Chubut y Río Negro. De hábitos carnívoros, el visón ataca aves y crías de mamíferos terrestres o acuáticos, amenazando la fauna nativa. De igual modo, el pudú es atacado por los perros silvestres. La caza furtiva pone en peligro tanto al huemul como al puma, ambos preciados ejemplares para los cazadores.


Hace más de 3000 años los primeros habitantes que se instalaron en la región fueron grupos de cazadores-recolectores que ocuparon el valle del río Desaguadero. Con huesos de animales y piedras fabricaban boleadoras, puntas de flecha, punzones para coser cueros y artefactos de molienda. Aún se encuentran en las paredes de cuevas pinturas rupestres con motivos geométricos, laberintos y figuras humanas esquemáticas, muy parecidas a las encontradas en el noroeste de la Patagonia. Para el siglo XVI habitaban grupos tehuelches o afines, que modificaron varias de sus actitudes y modos de vida tras el contacto con los españoles A partir del siglo XVII se documenta mayor presencia mapuche. La principal transformación en el modo de vida indígena fue la incorporación del caballo, que produjo grandes transformaciones, entre ellas la mayor movilidad de los grupos. La Campaña del Desierto (1879-1883) produjo la desarticulación de las poblaciones indígenas. En la actualidad, existen familias mapuches que viven en las zonas aledañas al parque.

La ciudad turística Villa Futalaufquen se encuentra dentro del Parque, allí se halla la Intendencia y el Centro de Informes y Museo, donde se puede obtener información y adquirir permisos de pesca. El lugar cuenta con estación de servicio, cabinas telefónicas, restaurante, proveeduría, cámpines libres, agrestes y organizados, cabañas y hosterías.

Se puede conocer el parque a través de más de veinte senderos peatonales y numerosos caminos vehiculares. [17]

Cabe destacar que cada punto de ingreso al área protegida cuenta con la necesaria presencia institucional que brinda al visitante la información que éste requiera y también información y recomendaciones necesarias para el ingreso a un área protegida. El parque nacional cuenta con una Jefatura de Guardaparques con asiento en la Intendencia, situada en Villa Futalaufquen, y 3 jefaturas zonales: Norte, Centro y Sur, a las que se suman un total 13 seccionales, la mayoría situadas a lo largo del corredor formado por la ruta 71. La villa Futalaufquen es el único asentamiento urbano del Parque, con unas 50 viviendas y 200 habitantes, siendo la mayor parte de la población empleados de la Administración de Parques Nacionales con sus familias, gendarmes, docentes y empleados de la escuela.[18]

Para acceder al parque nacional se lo puede hacer por la localidad de Cholila ( ingresando desde la Ruta Nacional Nª40) o por la ciudad de Esquel, Chubut.[19]​ Desde allí, por la ruta nacional n.º 259 empalmando con la ruta provincial n.º 71 que atraviesa el área protegida en dirección norte-sur. Por este camino se arriba a Villa Futalaufquen, donde se ubica el centro administrativo del parque nacional. La ruta continúa hacia el norte del parque uniendo la Villa Futalaufquen con la ruta nacional n.º 258 y luego la ruta nacional Nª 40 rumbo a la ciudad de El Bolsón, provincia de Río Negro. La ciudad de Esquel tiene un aeropuerto (a 38 km del parque nacional) y una terminal de ómnibus, lo que brinda mayores posibilidades de acceso al área protegida.

En marzo de 2015 se registró uno de los peores incendios de la década dentro del parque, que devastó más de 1500 hectáreas de bosque nativo en el cordón Situación.[20]

Incendios iniciados el 24 de enero de 2016: fue provocado en la zona del valle del río Futaleufú (sur del parque nacional Los Alerces), casi todos los indicios señalan que han sido provocados intencionalmente por el ser humano, abarcando más de 1700 hectáreas; la recuperación de los bosques tardará aproximadamente 30 años.[21]

Francisco, Erize; Marcelo Canevari; Pablo Canevari; Gustavo Costa; Mauricio Rumboll. "Los Parques Nacionales de la Argentina". Ed. El Ateneo. Madrid. Seg. edición 1993.



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