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Patriarcado de las Indias Occidentales



El patriarcado de las Indias Occidentales (en latín: Patriarchatus Indiarum Occidentalium) es un título honorífico de la Iglesia católica, creado en 1524 y utilizado hasta 1963, año en que queda la sede vacante. Durante los más de 400 años de historia ha sido ostentado por prelados españoles, en especial aquellos que ostentaban funciones en palacio u otros lugares reales como capellanes mayores (hoy arzobispo castrense). Sin embargo, el cargo que ostentó tradicionalmente fue el de Limosnero Mayor, así como miembro de varias juntas y, después, senador del reino.

Tradicionalmente ha habido confusión con el año de creación del título y a quien se otorgó en los primeros años. Autores como Gil González Dávila y Salazar de Mendoza, opinaban que el patriarcado fue creado más tarde, en 1524 por Clemente VII, concediendo la dignidad a Esteban Gabriel Merino. De hecho, los primeros nombramientos de los patriarcas son confusos, tanto es así, que algunos autores llegaron a considerar que la creación del título databa del reinado de Felipe III y que había sido el primero Diego de Guzmán y Haro.

La idea de su creación nace debido al descubrimiento de América, un hecho que abría en la Iglesia española un vasto territorio que se tenía que organizar en materia espiritual, además de llevar a cabo la tarea de evangelización. Para esta tarea, se pensó en la creación de un título eclesiástico de tipo patriarcal que sirviera de título primado para el nuevo continente.

El 26 de julio de 1513, Fernando el Católico, regente de Castilla en nombre de su hija Juana, solicita al recién elegido León X, por medio de su embajador en Roma Jerónimo Vich y Valterra, el nombramiento de su capellán mayor, Juan Rodríguez de Fonseca (obispo de Palencia) como Patriarca de las Indias, además de la creación de este título. Fonseca, hasta entonces, se había ocupado desde España del gobierno eclesiástico de las tierras recién descubiertas. Adicionalmente, también solicitaba la creación de un nuevo obispado en Nuestra Señora de la Antigua, que debería regir su predicador.

El papa accedió a la erección de la nueva diócesis, que quedó bajo el gobierno del franciscano Juan de Quevedo, pero era reacio a crear el patriarcado, probablemente recordando los problemas que trajo a la Iglesia la institución del Patriarcado de Constantinopla, que desembocó en el Cisma de Oriente del siglo XI. Más adelante, el 11 de mayo de 1524, Clemente VII creó el título a instancia del emperador Carlos V (rey de España). El pontífice impuso la pena de excomunión al patriarca que se trasladara a las Indias Occidentales sin el consentimiento de la Santa Sede; y lo privó de jurisdicción, renta, súbditos y clero, para evitar cualquier tipo de deriva de ambición parecida al mundo oriental. Por lo tanto, desde su nacimiento, el título era ad honorem y quedaba vacío de cualquier tipo de poder. Recayó sobre el arzobispo de Granada y canciller mayor de Castilla, Antonio de Rojas Manrique.

Las condiciones eran especificadas en casi todas las bulas de nombramiento; la más expresiva y clara fue la de nombramiento de Antonio Allué Sesé (1821): «Cum itaque Patriarchatus Indiarum Occidentalium Maris Océanos, quia Ecclesia, Sede, Capítulo, Choro, Clero et populo omnique cura regimine et jurisdictione tam espirituales quam temporales caret, sed solum en dignitatis Patriarchalis título et honore consistit». Siendo un título honorífico, no daba derecho ni a palio ni a la consagración episcopal; los patriarcas, para ser consagrados, debían obtener aparte el nombramiento en una sede episcopal, titular o residencial.

A petición de Felipe II, el 1569 se publica una bula que crea el cargo de procapellán de la Capilla Real, cargo que servía de sustitución del Capilla Mayor que era ejercido tradicionalmente por el arzobispo de Santiago de Compostela. Además, se le pidió también al papa el otorgamiento del título honorífico del patriarcado de las Indias Occidentales, algo que no sería verificado finalmente hasta 1610, en que se le atribuye la jurisdicción de la familia real, sus servidores, los miembros de la Capilla Real, tanto fuera de los palacios reales, como en los reales sitios o los patronatos de la corona.

A partir de 1644, el patriarca también ostentaba la jurisdicción castrense, que quedó vacante entre 1716 y 1736. De hecho, Clemente XII, el 4 de febrero de 1736 renovó el Vicariato Castrense para los tiempos de guerra y otorgó facultades en épocas de paz sobre los militares y sus familias. Sin embargo, este acuerdo se abolió dos veces (1750-1762 y 1769-1772) hasta su abolición definitiva el 1933. Otros autores han confundido el cargo de cura mayor de los reyes de España, con el mismo título del Ejército, que con el paso del tiempo se fueron uniendo ambas dignidades.

El último patriarca de las Indias Occidentales fue Leopoldo Eijo y Garay, obispo de Madrid-Alcalá, entre 1946 y 1963. Desde su muerte, el cargo no ha sido ocupado de nuevo y desde entonces se encuentra vacante, pero nunca ha sido abolido formalmente.

Los datos sobre sus primeros titulares son confusos, de ahí que la lista que se presenta contenga datos incompletos, principalmente de los obispos que llevaron el título durante los siglos XVI y XVII.



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