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Pax Americana



Pax Americana (en español Paz Americana o Paz estadounidense) denota el período de relativa paz en el mundo occidental desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, que coincide con la posición militar y económica dominante de los Estados Unidos. Esto coloca a los Estados Unidos en un rol militar y diplomático comparable al del Imperio romano durante la llamada Pax romana, de ahí el término. Durante este período, no se ha producido ningún conflicto armado directo entre las principales naciones occidentales y mundiales, y no se han usado armas nucleares. No obstante, los Estados Unidos y sus aliados sí han estado implicados en conflictos y guerras regionales con fuerzas externas al mundo occidente, como la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, la guerra de Afganistán y la guerra de Irak, a la vez que han mantenido el espionaje y las operaciones encubiertas por todo el mundo.

El término Pax americana lo usan tanto partidarios como críticos de la política exterior de los Estados Unidos, y como tal, esto lleva connotaciones diferentes, dependiendo del contexto. Por ejemplo, aparece repetidamente en un conocido documento de septiembre de 2000 llamado «Reconstruyendo la Defensa de América» escrito por el think tank neoconservador Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, pero también es usado por críticos para caracterizar la hegemonía estadounidense y su «hiperpoder». Algunos señalan los atentados del 11 de septiembre de 2001 sobre el Pentágono, el World Trade Center de Nueva York y Pensilvania como el final de la Pax americana.[1]

Tanto durante la Pax romana como durante la Paz estadounidense las guerras continuaron, pero también fue un tiempo de prosperidad para su civilización. Es importante notar que, durante esos períodos y muchos otros tiempos de paz, a lo que se hace referencia no es a una paz completa. Paz solamente significa que ellos prosperaron en lo militar, en la agricultura, el comercio y la industria.

Desde el fin de las Guerras Napoleónicas en 1815 y hasta la Primera Guerra Mundial en 1914, el Reino Unido jugó el papel hegemónico en el mundo, donde el balance de las potencias fue el principal objetivo. Fue también en este tiempo que el Imperio británico (Pax Britannica) llegó a ser el más grande de su tipo sobre la Tierra, y ciertamente el mayor Imperio que haya existido hasta la fecha. La superioridad de las fuerzas armadas británicas tenía un carácter mundial, y su comercio estaba garantizado por el predominio sobre una Europa carente de fuertes estados nacionales, así como por la presencia de la Real Armada Británica en todos los océanos y mares del mundo. El Imperio británico incluso fue más allá de los mares y estableció un sistema universal de correos. Durante la transición planificada del Imperio británico a la Comunidad Británica de Naciones, a algunos miembros del gobierno británico, tales como Harold Macmillan, les gustaba creer que las relaciones británicas con los Estados Unidos de América debían ser similares a las que tuvo una Grecia progenitora con Roma, entendiéndose que el papel de esta última era desempeñado por Estados Unidos.

Durante la hegemonía británica, los Estados Unidos desarrollaron estrechos lazos con Gran Bretaña, evolucionando en lo que llegó a ser conocido como "una especial relación" entre ambos. Los muchos puntos en común compartidos por ambas naciones (como el idioma o la historia) les dieron como resultado una alianza conjunta. Muchos observadores piensan que la Pax americana fue construida, al menos en parte, con pedazos de la desaparecida Pax britannica. A través de los años, ambos han estado muy activos conjuntamente en países de Norteamérica, Oriente Medio y Asia.

La Paz estadounidense deriva parcialmente de la influencia directa de los Estados Unidos, pero el apoyo financiero y diplomático otorgado por Estados Unidos a instituciones internacionales es tanto o más significativo aún para ello.

Aún el llamado «Momento Unipolar» que siguió al colapso de la Unión Soviética no se compara con la ventajosa posición que Estados Unidos ocupaba en 1945 con respecto al resto del mundo industrializado. En 1945, Estados Unidos era el responsable de la mitad de la producción industrial mundial, tenía el 80% de las reservas de oro del mundo, y era la única potencia nuclear. Siendo ya la mayor economía del globo, los Estados Unidos finalizaron la Segunda Guerra Mundial con su infraestructura nacional intacta y sus fuerzas militares con un poder sin precedentes. La destrucción catastrófica de vidas, infraestructuras y capitales durante la Segunda Guerra Mundial habían agotado al imperialismo del Viejo Mundo, vencedor y vencido a la vez.

Los Estados Unidos invirtieron fuertemente en programas económicos tales como el Plan Marshall y la reconstrucción de Japón, cimentando lazos defensivos que debieron incrementarse con el surgimiento del telón de acero y la expansión de la Guerra Fría. La era del respaldo estadounidense permitió no solamente la rápida reindustrialización de Europa y Japón, sino que también permitió a las naciones experimentar con nuevas estructuras tales como la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, fomentando el incremento de la cooperación internacional.

Pero, al estar en la mejor posición para tomar ventajas del libre comercio, culturalmente indispuestos con los imperios tradicionales (aunque no sin sus propios intereses coloniales),y alarmados por el auge del comunismo en China y la explosión de la primera bomba atómica soviética, los tradicionalmente aislacionistas Estados Unidos cobraron un vivo interés en desarrollar instituciones multilaterales, las cuales mantendrían un orden mundial favorable para ellos, entre las que cabe mencionar:

Algunos críticos sostienen que estos programas y organizaciones son efectivamente instrumentos de la política de estado de la potencia estadounidense, o bien que están mal administrados y tienen efectos nocivos para ciertas naciones. Otros expresan resentimiento por la dependencia de sus países con respecto a la protección militar estadounidense, debido a desacuerdos con su política o con la adicional presencia de sus fuerzas. La capacidad de los Estados Unidos de actuar como «la policía mundial» se dificulta más por la histórica aversión de sus propios ciudadanos con respecto a las guerras extranjeras. No obstante, las instituciones que están detrás de la Paz estadounidense persisten en el siglo XXI.



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