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Perredista



El Partido de la Revolución Democrática (PRD) es un partido político mexicano, fundado el 5 de mayo de 1989, con una ideología política de izquierda. En las elecciones presidenciales de 2006 y 2012 encabezó coaliciones que los colocaron como la segunda fuerza electoral. Gobierna actualmente en Quintana Roo. Los militantes de este partido se conocen popularmente como perredistas. Su lema es "¡Democracia ya, Patria para todos!".[8]​ El partido es miembro de la Internacional Socialista.[9]

La plataforma partidaria actual aboga por un nuevo sistema económico social y alejado del neoliberalismo, impulsar la democracia social y el federalismo, la igualdad de géneros, promover el respeto a los derechos de la diversidad sexual e identidad de género, fortalecer la autonomía de Pemex, desarrollar energías sustentables, impulsar un régimen semiparlamentario, promover un nuevo pacto fiscal y establecer la segunda vuelta electoral.[10]

En las elecciones presidenciales de 2018 fue una fuerza política menor, recibiendo 2.8 % de los votos emitidos.[11]​ Dentro de la LXIV legislatura del Congreso de la Unión tiene 12 diputados federales y 3 senadores de la república.[6][7]

El PRD nace como una coalición de diversos partidos políticos de izquierda si bien sus fundadores pertenecían a la Corriente Democrática del PRI, al fusionarse con los movimientos y organizaciones de la histórica izquierda mexicana, se crea el PRD, antes de ser bautizado como PRD, su origen es el Partido Mexicano Socialista (PMS) que nace de la fusión de 6 fuerzas políticas de Izquierda a nivel Nacional: Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), Partido Socialista Unificado de México (PSUM), Partido Patriótico Revolucionario (PPR), Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), Unión de la Izquierda Comunista (UIC); más adelante se unen a la fusión una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Su principal líder fue el Ingeniero Heberto Castillo Martínez.

El naciente Partido Mexicano Socialista cede su registro en alianza con exmiembros del PRI, denominados Corriente Democrática así como organizaciones civiles que se opusieron al partido gobernante y pugnaron por elecciones democráticas, y nace el Partido de la Revolución Democrática.

Actualmente, el PRD Defiende la participación del estado en los sectores que considera estratégicos, principalmente recursos energéticos y comunicaciones. Asimismo, le da al estado un papel preponderante en lo que se refiere a política social: se pronuncia por una educación laica y gratuita en todos los niveles y que cumpla con la demanda nacional, por la ayuda económica a los sectores más desfavorecidos (ancianos, estudiantes y discapacitados pobres), y por el otorgamiento de subsidios a productos de primera necesidad. Se ha pronunciado también por un desarrollo del sector agrícola que satisfaga las demandas de los campesinos.

El PRD ha mantenido fuerza electoral a lo largo de su historia y evolucionado para consolidarse como uno de los partidos más influyentes en la sociedad mexicana. El partido ha disputado cerradamente la Presidencia del país en dos elecciones. Dentro del sistema político mexicano por los grandes cambios que ha tenido en su historia, ha sido la principal organización crítica a la disfuncionalidad del sistema político mexicano neoliberal y sus prácticas, tales como las de introducir políticos jóvenes sin sensibilidad social ni política, y dispuestos a poner en práctica sus teorías económicas utilizando al país. Los principales fundamentos del Partido de la Revolución Democrática son:[12]

Estos ideales del Partido han causado efecto en la sociedad, pero el que ha tenido mayor peso ha sido el del “Reparto igualitario(o al menos más equilibrado) de la riqueza” este ha sido muy importante para la población mexicana debido a que en el país es algo que se sufre día a día, la pobreza extrema. Por esta razón la población ha tenido cierta preferencia hacia este partido por lo que se le atribuye el adjetivo de partido populista.

“El PRD tiene influencia en algunas organizaciones sindicales y campesinas, así como en organizaciones que forman el movimiento de reivindicaciones urbanas (reivindicación de vivienda y servicios en las ciudades) y en el comercio informal. Es en gran medida un partido de organizaciones, aunque también acepta adhesiones de ciudadanos individuales. Está formado por corrientes que se disputan la dirección del partido”.

“El PRD ha sido el principal contendiente por la presidencia de la República en 1988, 2006 y 2012, y ha ganado seis gobiernos de las entidades federativas, incluyendo al Distrito Federal cuyo gobierno logró mantener por tres períodos sexenales. El PRD aporta a la sociedad mexicana contemporánea, la organización del mayor partido de izquierda que ha existido en México”. (Tomado del artículo “La función de los partidos políticos en la sociedad” de Francisco José Paoli Bolio del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México [13]

El PRD se fundó en la Ciudad de México, el 5 de mayo de 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Andrés Manuel López Obrador, entre otros y miembros históricos de la Izquierda como Heberto Castillo, Gilberto Rincón Gallardo, Amalia García entre muchos otros políticos de la izquierda mexicana.

En el PRD confluyen dos corrientes de la izquierda histórica mexicana. Por un lado, una corriente que proviene de la tradicional "familia revolucionaria", representada por el ala izquierda del PRI. La otra corriente que confluyó en el PRD es la izquierda comunista y socialista mexicana, cuyos orígenes están en el Partido Comunista Mexicano, el Partido Mexicano de los Trabajadores y organizaciones guerrilleras amnistiadas en 1977.

Mientras formó el gobierno, el PRI se proclamó representante auténtico y único de la herencia de la Revolución mexicana.

La ideología del PRI fue de corte nacionalista, se mantuvo con altibajos hasta el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). A finales de dicho sexenio estalló la primera de una serie de crisis económicas que asolarían al pueblo de México. México cayó en el sexenio siguiente encabezado por José López Portillo (1976-1982) en una segunda crisis que arruinó a la nación, obligando por primera vez en su historia a la moratoria de pagos por parte de la nación. A consecuencia de esto, en el sexenio subsecuente, el presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) instituyó una serie de políticas y reformas económicas que cambiarían el rumbo y rostro de las políticas de gobierno del PRI.

Dentro del PRI, varios miembros se sintieron agraviados al ver una contradicción entre el discurso y las políticas reales del gobierno. Encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, este grupo de priistas disidentes formaron la Corriente Democrática del PRI. Desde esa instancia, criticaron insistentemente al gobierno, instándolo a que "regresara" al cauce tradicional nacionalista del partido, retomando las políticas sociales de; mejorar los salarios de la clase trabajadora, y solucionar los problemas de las clases sociales bajas.[14]​ Ante la inminencia de las elecciones presidenciales de 1988, Cárdenas y los demás líderes de la Corriente Democrática, al ser marginados por la lucha por la candidatura presidencial, rompieron con el partido a finales de 1987, después de que Carlos Salinas de Gortari fue escogido por el presidente en turno como candidato oficial. Para los inicios de 1988, los ex priistas formaron una alianza con otros partidos y movimientos de izquierda, agrupados en el Frente Democrático Nacional. Con Cárdenas encabezando la candidatura, se lanzaron a la lucha por la presidencia.

Por otra parte, la izquierda histórica mexicana, a cuya cabeza estaba el Partido Comunista Mexicano, había sido duramente reprimida durante muchos años. El mismo PCM había sido proscrito, especialmente durante los años más gélidos de la Guerra Fría.

Durante la administración del presidente José López Portillo, sin embargo, se inició una apertura hacia la oposición política, suavizando relativamente los términos de su participación política y electoral. El sistema político mexicano sentía la necesidad de legitimar un régimen que durante décadas había regido con mano dura ante cualquier forma de disidencia y oposición. No obstante la apertura aparente, todo el peso del estado estaba cargado hacia el PRI, por lo que, era poco lo que los partidos de oposición podían hacer ante esta maquinaria electoral.

El sectarismo y dogmatismo de gran parte de la izquierda mexicana había evitado siempre la formación de un frente unido para dar la batalla electoral por el poder. En un afán de lograrlo, el Partido Comunista Mexicano y otros partidos, se habían fusionado para dar lugar al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), cuyo logotipo aún incluía la hoz y el martillo comunistas.

Para principios de 1988, el PSUM se fusiona con el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), encabezado por el ingeniero Heberto Castillo,deviniendo en el Partido Mexicano Socialista, y Castillo era postulado candidato a la presidencia de México.

La presencia de dos candidatos de izquierda fuertes derivó en una serie de ataques políticos entre ellos. Pero mientras que la candidatura de Castillo apenas mantenía el apoyo del voto "duro" de la izquierda tradicional, la candidatura cardenista iba en pleno ascenso. Conscientes de que la coyuntura política era propicia para un triunfo de la izquierda, Castillo decidió declinar su candidatura en favor de la de Cárdenas, el 6 de junio de 1988, apenas un mes antes de las elecciones, programadas para el 6 de julio.

En 1988 Carlos Salinas ascendió a la presidencia en una de las elecciones más polémicas de la historia reciente de México. La elección se llevó a cabo el 6 de julio de 1988. La agregación del conteo distrital de votos se realizaría mediante un sistema de cómputo, operado por la Comisión Federal Electoral, encabezada por el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz. Sin embargo, durante la velada del día electoral, el sistema repentinamente se "cayó". Hasta entonces, el conteo de votos favorecía a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas.[15]

Al conocer de las interrupciones, el representante del PAN en ese órgano Diego Fernández de Cevallos declararía lo siguiente:

A las ocho de la noche del mismo día, se presentaron en la sede de la Secretaría de Gobernación los candidatos Manuel Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Rosario Ibarra denunciando la ilegalidad del proceso. En los días posteriores a la elección se realizaron diversas manifestaciones expresando el descontento por la manera en que se llevó cabo la elección. El resultado oficial fue 50 por ciento para Carlos Salinas, 31 por ciento para Cuauthémoc Cárdenas y 17 por ciento para Manuel J. Clouthier. Años después el expresidente De la Madrid admitió que esas cifras no eran las reales[16]

El miércoles 13 de julio de 1988, el secretario de Gobernación declararía que el triunfador de las elecciones era el candidato del PRI. En México, hubo una fuerte dosis de esceptisimo y la creencia generalizada es que Carlos Salinas de Gortari no ganó la elección de manera limpia.

Posteriormente a las elecciones, hubo muchas movilizaciones políticas, encabezadas principalmente por el mismo candidato del Frente Democrático Nacional, así como por los candidatos del Partido Acción Nacional Manuel Clouthier y del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Rosario Ibarra de Piedra. No obstante, el Colegio Electoral, declaró electo a Carlos Salinas de Gortari, con poco más del 50% de la votación oficialmente reconocida.

Las boletas de votación, que el Frente Democrático Nacional exigía se hicieran públicas para aclarar las anomalías y en definitiva desenmascarar el fraude electoral, fueron destruidas por el PRI y el PAN, siendo Diego Fernández de Cevallos actor principal en la negociación. Declaraciones en décadas posteriores de políticos del PRI corroborarían detalles sobre como se gestó el fraude electoral de 1988.[15]

En la actividad postelectoral, se decidió la formación de un nuevo partido, cuya base sería el FDN, incluyendo al PMS. No obstante, para el 18 de marzo de 1989 se notaba ya la fractura en el frente producto, por un lado, de las riñas tradicionales de la izquierda mexicana, así como por la presión oficial hacia los partidos que tradicionalmente habían jugado al lado del partido oficial en la simulación democrática de tiempos anteriores. De tal manera, para el 5 de mayo de 1989, el PRD fue conformado principalmente por la disidencia ex-priista y lo remanente del PMS. El registro oficial del partido ante la Comisión Federal Electoral se hizo mediante el cambio del nombre del PMS, por lo que este último partido pasó a ser el antecedente partidista del PRD. Actualmente el antecesor de Salinas aceptó que el candidato del PRD ganó los comicios.[17]

La enemistad entre el PRD y el gobierno del PRI se hizo patente durante todo el sexenio Salinista, de manera violenta. Por un lado, los miembros del PRD constantemente aludían a la supuesta ilegitimidad del gobierno encabezado por el presidente Salinas. El PRI fue acusado por diversos sectores de estar relacionado con la desaparición o posible muerte de más de 500 personas sin que este fehacientemente comprobado.

A partir de las sistemática represión y el brutal asedio por parte del PRI-gobierno, las elecciones federales de 1991 resultaron ser una prueba dura para el PRD. Las elecciones intermedias pusieron a prueba tanto su capacidad de convocatoria, bajo el manto de la figura de Cárdenas, como la capacidad política para la negociación hacia el mismo interior del partido. El gobierno en turno se abocó a la creación de una base clientelista bajo la manta del combate a la pobreza. Para muchos militantes del PRD, el programa oficial denominado "Solidaridad" no era más que un apoyo encubierto hacia el PRI. Los resultados de estas elecciones, mucho menos cuestionadas que las de 1988, pero aun así puestas en entredicho por el PRD, favorecieron claramente al PRI. El PRD obtuvo poco menos del 20% de la votación.

Para 1992, se pondría a prueba otra vez la viabilidad del PRD para obtener el poder. Las elecciones gubernatorias de Michoacán, estado natal de la familia Cárdenas (aunque Cuauhtémoc había nacido en el Distrito Federal), y de Baja California estaban en juego. En ambos estados la votación para la candidatura Cardenista había sido importante en las elecciones presidenciales de 1988.

En Michoacán, el candidato Cristóbal Arias Solís mostraba mucha fuerza. De extracción príista, Arias Solís era un hábil político y joven. Senador del PRD por Michoacán (rompiendo con el club príista en esa cámara), le había ganado la candidatura a su compañero senador, el más experimentado Robles Garnica. Por otro lado, el nombramiento del candidato del PRI, Eduardo Villaseñor parecía ser una confirmación de que el gobierno en el poder concedía el campo a la facción perredista. La historia demostraría lo contrario.

En un momento histórico, el presidente del PRI, Luis Donaldo Colosio anunció la pérdida de las elecciones para gobernador de Baja California, concediendo la victoria al candidato del PAN, Ernesto Ruffo Appel. Al mismo tiempo, niega que las elecciones en Michoacán le han sido adversos. Para muchos perredistas, este anuncio público sella una alianza secreta entre ambos partidos, PAN y PRI, marginando al PRD y negándole el acceso al gobierno de Michoacán. Las protestas postelectorales del PRD no se hacen esperar, pero sin fructificar gracias a la alianza en lo absoluto. Eduardo Villaseñor asume la gobernatura del estado en un ambiente político enrarecido.

El primer triunfo del PRD en una elección para el gobierno de una entidad federativa fue en 1997, en el Distrito Federal. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano había sido designado el candidato del partido a ocupar el gobierno del Distrito federal. En Ciudad de México se contaba con el mayor respaldo al partido en todo el país, como había sido demostrado en la elección federal de 1988. El PRD superó el 40 por ciento de los votos, muy arriba de sus oponentes del PRI, Alfredo del Mazo, y del PAN, Carlos Castillo Peraza, y Cárdenas fue el primer jefe de gobierno de la ciudad electo democráticamente. Ese mismo año tuvieron lugar las elecciones para el Congreso de la Unión, donde el PRD se colocó como la segunda fuerza política, solo por detrás del PRI, quien por cierto perdió entonces el control absoluto del Congreso.

En el siguiente año (1998), el PRD contendió en las elecciones locales de Zacatecas, en alianza con el Partido del Trabajo, postulando al expriista Ricardo Monreal. Zacatecas era un estado donde el PRD no tenía presencia política, pero la fortaleza de la candidatura de Monreal y el apoyo del PT (en ese entonces con más fuerza en Zacatecas que el PRD) fueron determinantes en el triunfo. Ese mismo año se logró ganar el gobierno de Tlaxcala y a principios de 1999 el de Baja California Sur; ambos considerados bastiones priistas; donde se postularon candidaturas fuertes de nuevos adherentes del partido.

El incremento de fuerza que tuvo el partido a finales de la década de 1990 se vio empañado en 2000, cuando cayó abruptamente en las preferencias electorales. En 1999, Cuauhtémoc Cárdenas, la candidatura más fuerte del partido, deja el gobierno del Distrito Federal para contender por la presidencia de la República. Porfirio Muñoz Ledo, una de las figuras más prominentes del PRD, abandonó el partido cuando Cárdenas buscó la postulación, pues Muñoz Ledo también ambicionaba el poder, deplorando el papel predominante de este en el partido. Muñoz Ledo buscó la candidatura por otro partido, y posteriormente al ver perdida su aspiración apoyó al candidato de la Alianza por el Cambio.

La candidatura de Vicente Fox, tan exitosa mediáticamente, logró el apoyo de las masas, que vieron en él al candidato más fuerte para derrotar al PRI, en detrimento de Cárdenas. Fox ganó la elección y Cárdenas logró apenas el 16 por ciento de los votos, quedando el PRD muy relegado con respecto al PRI y al PAN. En el Congreso, el PRD vio caer sus escaños a casi una tercera parte de lo que tenía en 1997. Ese mismo día, el 6 de julio de 2000, el PRD obtuvo un único triunfo, el de Andrés Manuel López Obrador en el Distrito Federal, que se vio opacado por el triunfo de la Alianza por el Cambio y la pérdida de la presidencia por parte del PRI.

Andrés Manuel López Obrador había sido presidente del partido durante los triunfos del PRD. Tradicionalmente se lo había asociado con la lucha social y el combate frontal al PRI en Tabasco, su tierra natal y falsamente con la quema de pozos petroleros de Pemex. Como candidato oficialista era favorito para ganar la elección del Distrito Federal, y aunque la ventaja se redujo significativamente, después de que el propio Fox, candidato a la presidencia, apoyara al candidato del PAN, Santiago Creel el PRD terminó ganando contundentemente las votaciones.

En 2001, el PRD sumó un nuevo triunfo. Lázaro Cárdenas Batel, hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, se convertía en el nuevo gobernador de Michoacán, el estado natal de los Cárdenas.

En 2004, el partido logró conservar el gobierno de Zacatecas, al presentar a Amalia García como candidata. El gobierno de Ricardo Monreal había fortalecido al PRD en ese estado. Sin embargo, no se conservó el gobierno de Tlaxcala, al presentarse la esposa del gobernador como candidata.

En 2005, se mantuvo el PRD en el gobierno de Baja California Sur, al ganar la elección estatal. Un nuevo triunfo representó Guerrero, estado sureño de gran pobreza.

En 2006, en lo que respecta a los gobiernos municipales el triunfo del sol azteca en Ecatepec, representó una victoria en el municipio más grande de Latinoamérica, encabezado por José Luis Gutiérrez Cureño.

En la carrera hacia 2006, Andrés Manuel López Obrador se enfrentó al presidente Vicente Fox Quesada, cuyo gobierno solicitó al Congreso la remoción de la inmunidad del gobernante de la ciudad para que este respondiera ante un juzgado por haber violado la suspensión de construir una calle en un terreno expropiado por el gobierno de la ciudad. Al ser sujeto a proceso, López Obrador no podría participar en la elección presidencial de 2006. Finalmente, ante la presión social, que logró reunir más de 1,000,000 de personas en las calles de Ciudad de México (significando la movilización más numerosa en la historia del país), el gobierno de Vicente Fox dio marcha atrás en el proceso y López Obrador pudo registrarse como candidato ante el Instituto Federal Electoral en enero de 2006.

La candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador no se contó con el apoyo del líder histórico del partido, Cuauhtémoc Cárdenas, que en un principio consideró participar por cuarta ocasión. Sin embargo, el apoyo de la mayoría del partido en favor de López Obrador hizo que Cárdenas declinara. López Obrador logrará un amplio apoyo social sin precedentes para la izquierda, ubicándose durante la mayor parte de la campaña como puntero absoluto, sin embargo el día de la elección reflejará otra realidad y con una diferencia de 0.56%, se otorgará el triunfo a Felipe Calderón del derechista PAN, todo ello bajo múltiples pruebas y acusaciones de fraude por parte de amplios sectores sociales, organizaciones de izquierda y de los partidos que conformarón el Frente Amplio Progresista (PRD, PT Y Convergencia), quienes se negarón a reconocer el triunfo, aludiendo a la alianza entre el PRI, el PAN, los grandes empresarios y el alto clero católico para impedir la llegada de López Obrador y la izquierda a la presidencia de México, haciendo uso de la llamada Guerra Sucia (a través de los medios de comunicación masiva, principalmente la televisión) y del mismo IFE, para modificar las tendencias favorables a la coalición de izquierda.

En las elecciones federales y locales que se realizaron en 2018 en el país, el PRD (el cual integró la coalición Por México al Frente) postuló como candidato a la presidencia de la república al panista Ricardo Anaya Cortés. En dichas elecciones obtuvieron los peores resultados electorales desde su fundación, por lo que ha experimentado el “peor debacle” que haya registrado.[18]​ El partido obtuvo el 2.8% de la votación en la elección presidencial y en cinco estados no lograron alcanzar la cifra de los 10 mil votos.[19]​ También, producto de la concurrencia de comicios locales en 30 de los 32 estados del país, el PRD ha perdido el registro local como partido político en 6 estados: Aguascalientes, Colima, Jalisco, Nuevo León, Sinaloa y Querétaro.[20]

En cuanto a la elección legislativa federal, obtuvo el 5% de la votación, por lo que se logró que conservaran registro como partido político nacional, pero con una reducción de su bancada en ambas cámaras del Congreso.[21]​ Además, el PRD perdió las gubernaturas de tres estados que gobernaba: Morelos, Tabasco y la Ciudad de México; en los últimos dos compitieron en alianza.[22][23]​ En la Ciudad de México, además de la jefatura de gobierno, también perdió el congreso local de la ciudad, cayendo a ser la tercera fuerza política en este órgano.[24]

Desde los inicios del PRD han existido corrientes en el partido con ideología distinta. Pero con el paso del tiempo, y en especial en las zonas donde el partido ha cobrado fuerza, las diferentes facciones se han enfrentado enconadamente por los cargos de elección popular. A estas corrientes se les conoce popularmente como tribus. Las principales confrontaciones se atribuyen a la presencia en el partido de actores políticos, que tejen redes corporativistas en las que se apoyan para alcanzar un cargo público y generan grupos de poder desde la burocracia. Los enfrentamientos entre distintas corrientes en múltiples ocasiones ha hecho recurrido al fraude en las elecciones internas, por lo que es común las denuncias por prácticas de corrupción. Destacados miembros del partido han expuesto su inconformidad ante esta situación, pero hasta el momento ningún actor político del PRD ha pretendido poner fin a estos enfrentamientos, que han debilitado al partido, bajo el argumento de que es una forma de manifestar la democracia interna del partido

El 17 de septiembre del año 2012, en una entrevista que sostuvo Marcelo Ebrard Casaubón, exjefe de gobierno del Distrito Federal y expresidente de la Red Global de ciudades seguras de la ONU, con el director editorial del periódico Excelsior, Pascal Beltrán del Río, señaló que el conflicto perenne o faccionalismo extremo, es un factor que daña al partido político del cual es miembro activo, el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

A raíz de la conformación de un nuevo partido político denominado “MORENA” (Movimiento de Regeneración Nacional), el día 20 de noviembre de 2012, que iniciara como asociación civil y grupo de apoyo a la candidatura a la Presidencia de la República de Andrés Manuel López Obrador, que creado por el exlíder institucional del PRD, debido a las constantes disputas con las distintas facciones del partido, se evidencia la necesidad de una reforma estructural del PRD para la reconstrucción del mismo.

Tras la derrota de la Coalición Movimiento Progresista en los comicios del 1 de julio de 2012, el 9 de septiembre de 2012, el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador anunció oficialmente su separación de los partidos del Movimiento Progresista conformada por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano, con el objetivo de trabajar en la formación de una nueva agrupación política de izquierda basada en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Durante su discurso, Andrés Manuel López Obrador detalló que su salida del Partido de la Revolución Democrática, no significa una ruptura, sostuvo que su decisión ayudará a fortalecer y renovar al Movimiento Progresista, debido a que el PRD vive un conflicto interno entre sus corrientes internas en la permanente lucha de cargos burocráticos y cuotas de poder.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, fundador y líder moral del Partido desde su fundación, renunció a su militancia del Partido al expresar diferencias irreconciliables con la clase dirigente actual del PRD. Sus otros líderes fundadores históricos; Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo ya no militan tampoco en la actualidad en este instituto político.

Estas separaciones dejaron debilitado al PRD en su fuerza política y ahora se encuentra en manos de dos grupos: la “Izquierda Democrática Nacional” (IDN)', corriente liderada por René Bejarano y Dolores Padierna; y la corriente “Nueva Izquierda”, liderada por Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva, actual dirigente nacional del partido.

Posteriormente, en 2019 la Corriente IDN anunció su salida del partido para incorporarse a Morena (partido político).[25]​ Quedando al frente del Partido las corrientes ADN y Nueva Izquierda.

En enero de 2019, el partido acordó la creación de una Diligencia Nacional Extraordinaria, en la cual las expresiones con mayor peso al interior del partido nombraron un representante. La Dirigencia Nacional Extraordinaria está integrada por: Estephany Santiago, Adriana Díaz Contreras, Karen Quiroga Anguiano, Ángel Ávila Romero, Camerino Márquez y Fernando Belaunzarán Méndez. [26]

(Enunciadas en orden alfabético)

Aunque ningún sindicato, de los que se muestra en la lista siguiente, ha manifestado pertenecer al PRD, se identifican con las ideas de los partidos de Izquierda (PRD, PT, Movimiento Ciudadano, MORENA) y hay una reciprocidad de apoyo entre los partidos y los sindicatos, se pudo ver como ejemplo el apoyo que algunos sindicatos dieron a los partidos de Izquierda en las elecciones federales de 2012,[28]​ y estos últimos trataron de bloquear la Reforma Laboral del 2012.[29]​ El partido siempre ha estado apoyando a algunos sindicatos, aunque algunas corrientes como Nueva Izquierda, prefieren un apoyo institucional rechazando mítines, marchas y plantones.

La Ciudad de México se convirtió en la principal plaza del PRD en todo el país hasta el año 2018.[30]​ Es la entidad con mayor peso político de todo México, por ser la capital del país, donde residen los poderes de la Federación y por ser la ciudad más grande.

El PRD se mantuvo en la ciudad con especial fuerza, pues controló el Congreso Local con mayoría absoluta, así como 14 de las 16 delegaciones a partir de 2012. Sin embargo, luego de las elecciones de 2015, el partido tiene una estrepitosa caída pues de las 14 delegaciones ganadas en 2012 solo lograron refrendar el triunfo en 6 de ellas, a saber, Álvaro Obregón, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa y Venustiano Carranza.

El PRD gobierna el D.F. desde 1997, año en que comenzó el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas. Posteriormente, el gobierno de Rosario Robles y la candidatura de Andrés Manuel López Obrador lograron que el partido fuese ratificado por la población.

López Obrador logró apuntalar al partido en la Ciudad de México, por la creación de grandes obras como distribuidores viales que mejoraron significativamente la rapidez de tránsito vehicular, apoyo económico a ancianos y madres solteras que posteriormente el gobierno panista puso en marcha con su programa "70 y Más", la creación de una nueva universidad la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y varios planteles de educación media superior, la remodelación del centro histórico de la ciudad, la primera línea de Metrobús corredor Insurgentes que ha sido premiado por varios países por ser amable con el ambiente y la construcción de viviendas de interés social, que lo convirtieron en un gobernante que rápidamente se ganó el apoyo de las masas populares. López Obrador se mantuvo en el gobierno de la ciudad con altos niveles de aprobación e incluso fue ganador como el mejor alcalde del mundo por mejorar la ciudad en 2004 y vuelto a ser candidato a ese puesto en 2005. Además, el gobernante de la ciudad tuvo una constante presencia en los medios de comunicación, al convocar a conferencias de prensa todos los días a las seis de la mañana, donde discutía temas de la ciudad y de la política nacional. Pronto se consideró a López Obrador el candidato natural del PRD a la presidencia de la república para el año 2006.

El propio partido le otorgó una importancia clave a Ciudad de México para triunfar en las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006. En las elecciones locales para jefe de gobierno celebradas el mismo día, Marcelo Ebrard se impuso con gran ventaja a sus opositores y el PRD gobierna por tercera vez consecutiva la ciudad. El Distrito Federal se mantuvo como una de las tres entidades con mayor participación en la jornada electoral (68 %).

La Ciudad de México dejó de ser el bastión político histórico del PRD, producto de las elecciones de 2018, el PRD perdió cuatro alcaldías, pasó a ser la tercera fuerza en el órgano legislativo de la Ciudad, no pudiendo ganar ni uno solo de los 33 distritos electorales locales, además de perder el gobierno de la Ciudad por primera vez en 21 años.[30]

El PRD ha tenido más de una docena de presidentes desde su creación, la lista de presidentes por período es la siguiente:

Ángel Ávila Romero
Camerino Márquez
Adriana Díaz Contreras
Fernando Belaunzarán Méndez
Arturo Prida
Karen Quiroga Anguiano
Estephany Santiago
(Interinos)

El PRD decidió que eligiría a su nuevo dirigente el 16 de marzo de 2008.[31]​ Del 21 al 22 de enero de 2008 es el registro de aspirantes, Ricardo Monreal Ávila anunció que se retiraría y mientras son los siguientes los registrados:.[32]

El día de la elección, el proceso tuvo irregularidades, entre ellas quema de casillas, robo de urnas, equivocaciones en envío de paquetería. Al final del día Arturo Núñez Jiménez, árbitro de la elección anunció dos encuestas donde Alejandro Encinas llevaba la delantera, las cuales Jesús Ortega descalificó, ambos se declararon ganadores.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró que se computara el total de las casillas instaladas y Jesús Ortega lleva la delantera con un aproximado de 16,000 votos. Alejandro Encinas anunció que impugnaría la elección.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ha llamado a anularla por los actos ilegales durante la elección.[33]​ Ante la falta de presidente se eligió a Guadalupe Acosta Naranjo como presidente interino mientras la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia valida la elección. El sábado 19 de julio de 2008, la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia anunció que la elección de Presidente Nacional y Secretario General fueron anuladas por irregularidades en el proceso y ordenó al Consejo Nacional del PRD convocar en 30 días a nuevas elecciones.[34]

El 12 de noviembre de 2008 el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió por unanimidad dar por ganador de la contienda a Jesús Ortega Martínez nuevo dirigente del Partido de la Revolución Democrática.[35]​ Ortega tomaría protesta como líder nacional el 30 de noviembre de 2008 junto con Hortensia Aragón como Secretaria General ante el hecho que Alejandro Encinas se negara a ocupar la Secretaría General.[36]

El máximo órgano de dirección es el Congreso Nacional integrado por 1,200 delegados electos por votación directa, por períodos de tres años. Entre los órganos principales del partido están:

El PRD en su estructura cuenta con órganos autonómos como lo son:

En todos los cargos del PRD, se debe haber la paridad de género.[37]



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