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Peso Moneda Nacional



Peso Moneda Nacional (símbolo: M$N; ISO 4217: ARM), fue el papel moneda vigente en la República Argentina en el período 1881-1969. Fue creado mediante la Ley 1.130, sancionada el 5 de noviembre de 1881 con el objetivo de unificar el sistema monetario en el país, que hasta ese entonces había sido bastante caótico debido a la variedad de tipos de moneda: pesos moneda corriente, Peso Fuerte y la libre circulación de monedas extranjeras. Esta ley determinó la unidad monetaria de la Argentina a través del peso oro y plata y dispuso que los bancos de emisión debían renovar toda su emisión de billetes a moneda nacional. Los antiguos billetes se podían cambiar a la nueva moneda a razón de $m/c 25 = m$n 1.

Hasta 1881 la principal moneda de papel en circulación era el llamado peso moneda corriente emitido por el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Llegado Julio Argentino Roca a la presidencia tras la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, el poder ejecutivo procuró reemplazar el peso corriente provincial por una moneda nacional. Originalmente 1 peso moneda nacional era convertible a 1 peso oro sellado (5 pesos oro eran un Argentino de oro). El peso oro pesaba de 1,6129 gramos y contenía 900 milésimos de fino, y el de plata de 25 g y 900 milésimos de fino. La unificación monetaria con una moneda nacional de papel convertible a una unidad de oro representaba el ingreso de Argentina al sistema del patrón oro internacional.

Los bancos que emitían billetes (el de la Provincia de Buenos Aires, el Banco Nacional y unos pocos bancos en las provincias del Interior) debieron reemplazar sus emisiones antiguas por la nueva moneda, proceso que se completó en 1883. Asimismo, entre los años 1881 y 1885 el Banco Nacional fue impulsado a una mayor emisión por las políticas expansionistas de Roca, especialmente dirigidas a las provincias del interior. A comienzos de 1885, una corrida sobre los depósitos en oro del Banco Nacional forzó al gobierno a suspender la convertibilidad entre el peso papel y el peso oro.

En 1887, con la sanción de la Ley 2.216 de Bancos Nacionales Garantidos, se dispuso que los bancos provinciales y privados pudieran emitir billetes garantizados con fondos públicos nacionales. Cada entidad bancaria debió depositar previamente el valor en oro de los Fondos Públicos que respaldaron estas emisiones, controladas por una oficina inspectora. Se realizaron emisiones de billetes del Banco Nacional, bancos de las provincias de Buenos Aires, Salta, Tucumán y Mendoza entre otros. Con la creación de la Caja de Conversión se unificaron estas emisiones.

A partir de 1899 con la Ley 3.871 se estableció nuevamente la convertibilidad con el peso oro, pero con una relación menor, establecida por una paridad de $1 oro igual a m$n 2.27. Esta convertibilidad duró hasta 1914 (al comenzar la Primera Guerra Mundial). Si bien luego de ese año no hubo un sistema monetario libre, la cotización de la moneda fue bastante estable. En 1927, se restableció la convertibilidad con la misma relación, durando solo dos años, hasta 1929. Las distintas crisis económicas y devaluaciones de la moneda que tuvo el país llevaron a que en el año 1970 entró en vigencia la Ley 18.188 que substituyó el peso moneda nacional por el peso Ley 18.188.

Esta serie fue respaldada originalmente por oro, pero en 1885 se aprobó una ley que impedía cualquier convertibilidad del papel moneda.[1]

El propósito de la edición 1885 fue la de sustituir los billetes anteriores con denominación "Pesos de Oro" por billetes en "Pesos Moneda Nacional Oro".[2]

En esta sección se detallan los billetes emitidos por el Banco Nacional entre 1881 y 1890.

Los años entre 1881 y 1884, se caracterizan por emisiones estipuladas por el Banco Nacional, sobre una serie de billetes en Pesos Moneda Nacional Oro.

Durante la presidencia de Miguel Juárez Celman (12 de octubre de 1886 - 6 de agosto de 1890), el 3 de noviembre de 1887, el Congreso sanciona la ley de Bancos Nacionales Garantidos, con el fin de nivelar la circulación monetaria que sufría un desconcierto por las emisiones locales de las provincias.

La Ley de Bancos Garantidos establecía que cualquier banco estaba autorizado a emitir billetes con la condición de realizar un depósito en oro en el tesoro nacional, por el cual recibiera una determinada cantidad de bonos públicos.

Se realizaron emisiones de billetes del Banco Nacional, Banco de la provincia de Buenos Aires, Salta, Tucumán y Mendoza entre otros. Con la creación de la Caja de Conversión en 1890 se unificaron estas emisiones.[3]

Durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca (12 de octubre de 1880 - 12 de octubre de 1886), el Banco Nacional emitió billetes por 5, 10 , 20 y 50 centavos Ley del 4 de octubre de 1883. Impresor: Billetes de Banco R. Lange, Buenos Aires.[2]

Durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca (12/10/1880 - 12/10/1886), el Banco Nacional emitió billetes por 5, 10 , 20 y 50 centavos Ley del 4 de octubre de 1883. Impresor: American Bank Note Co, New York.[2]

Durante la presidencia de Carlos Pellegrini (6/8/1890 - 12/10/1892), la Caja de Conversión emitió billetes por 5, 10, 20, y 50 centavos. Ley N.º 2707 del 11 de noviembre de 1891. Impresor: American Bank Note Co, Nueva York.[2]

En el año 1892, la Caja de Conversión emitió billetes por 5, 10, 20, y 50 centavos con leves cambios respecto a la emisión de 1891. Ley N.º 2822 del 1º de mayo de 1892. Impresor: American Bank Note Co, New York.[2]

Durante al presidencia de José Evaristo de Uriburu (23/1/1895 - 12/10/1898), la Caja de Conversión emitió billetes de 10, 20 y 50 centavos. Ley N.º 2707 del 19 de julio de 1895.[2]

La Ley 3.505, sancionada el 20 de septiembre de 1897, autorizó a la Caja de Conversión a renovar toda la moneda circulante de la época. Se decidió hacer un diseño exclusivo, llamado "Efigie del Progreso".

Estos billetes originalmente fueron creados de gran tamaño e impresos en la Casa de Moneda, usando papel de origen francés. Debido a su tamaño y a que el papel no resultó de buena calidad, comenzaron a deteriorarse rápidamente. Por lo que se suspendió la impresión y se eligió un nuevo proveedor. Los nuevos billetes —de menor tamaño— comenzaron a emitirse en 1903, utilizando como método de impresión el sistema de tipografía.

A partir de la creación del Banco Central, esta institución se hace cargo de la emisión de billetes, que son impresos por la Casa de Moneda. En un principio se usó los mismos diseños que se encontraban en circulación desde 1899, cambiando solamente las leyendas del ente emisor. Esta serie dejó de existir entre 1950 y 1952, a excepción del billete de 5 Pesos, que se siguió imprimiendo hasta 1959.[3]

En 1942, el Banco Central decide emitir sus primeros billetes propios, con un diseño más moderno y seguro, abandonando la clásica Efigie del Progreso. Por problemas de momentánea falta de capacidad, algunas series fueron impresas en Inglaterra, pero luego se retomó la impresión en la Casa de Moneda. Se utilizaron los sistemas de impresión offset (0,50 m$n y 5 m$n) y para el resto, el sistema calcográfico.[3]

Con la Ley 1.130 (5 de noviembre de 1881) se acuñaron las primeras monedas nacionales propiamente dichas, de oro, plata, y cobre. Esta serie fue diseñada por el famoso grabador francés Eugene Oudine. En este periodo se crean el Patacón y el Argentino de oro. Sin embargo, solo se acuñaron las monedas de plata hasta 1883. El Argentino de oro y las monedas de 1 y 2 centavos originales se siguieron acuñando hasta 1896.

Las monedas de plata se dejaron de acuñar por ser antieconómicas. Con la Ley 3.321, del 4 de diciembre de 1895, debido a la alta demanda de circulante de menor rango, se realizó una nueva acuñación de monedas, esta vez de cuproníquel (75% níquel, 25% cobre). Esta serie de monedas duró más de 40 años de forma casi ininterrumpida. En 1941, mediante el Decreto 45.560 (27 de octubre de 1939), se emitió la moneda de 50 centavos de níquel puro y nuevamente las monedas de 1 y 2 centavos, de cobre —aunque de menor tamaño—.

A partir de la Segunda Guerra Mundial, la demanda de níquel se incrementó, teniendo problemas por ello el Banco Central para acuñar monedas de este metal, por eso mediante el Decreto 119.976 (15 de mayo de 1942), y como medida de emergencia, se autorizó a crear nuevas monedas de 20, 10 y 5 centavos de bronce de aluminio.

En 1950 aparece una nueva acuñación, en un principio de cuproníquel, y luego de acero enchapado, conmemorando el aniversario de la muerte de José de San Martín. Esta serie de monedas, con valores de 50, 20, 10 y 5 centavos, continuó hasta 1956.

Aquí la serie que conmemora los cien años del deceso del General José de San Martín.

Esta es la serie posterior de uso regular.

Se acuñaron varias emisiones de monedas con diferentes motivos conmemorativos. Todas de amplia circulación pública en su momento.




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