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Pirronismo



El pirronismo fue una escuela de escepticismo fundada por Pirrón en el Siglo IV a. C. Es mejor conocida a través de las obras supervivientes de Sexto Empírico, que escribió a fines del siglo II o principios del siglo III.[1]

A Pirrón de Elis (circa. 360 a.C. - 270 a. C.) generalmente se le atribuye haber fundado esta escuela de filosofía escéptica. Viajó a la India con el ejército de Alejandro Magno y estudió con los magos y los gimnosofistas. El Pirrónismo como escuela fue revitalizado o refundado por Enesidemo en el siglo I.

El objetivo del pirrónismo es principalmente psicológico, aunque es mejor conocido por sus argumentos epistemológicos, particularmente el problema del criterio y el problema de la inducción. A través del epojé (suspensión del juicio) la mente llega a la ataraxia, un estado de ecuanimidad. De manera similar al estoicismo y el epicureísmo, la eudaimonia es la meta de la vida pirrónica, y las tres filosofías ubican esta meta en la ataraxia o apatheia.[2]​ Según los pirrónicos, las opiniones personales sobre cuestiones no evidentes impiden que se alcance la eudaimonia.

El principio más importante del pensamiento de Pirrón se expresa mediante la palabra acatalepsia, que connota la capacidad no hacer afirmaciones de las doctrinas relativas a la verdad de las cosas en su propia naturaleza; contra cada enunciado, su contradicción puede presentarse con la misma justificación.

Los pirrónicos se abstienen de hacer afirmaciones con respecto a las proposiciones no evidentes, es decir, el dogma. Disputaron las supuestas verdades que los dogmáticos habían encontrado con respecto a asuntos no evidentes. Para cualquier asunto no evidente, un pirrónico intenta hacer los argumentos a favor y en contra para que el asunto no pueda llegar a conclusión, evitando así la creencia. Según el pirrónismo, incluso la afirmación de que "no se puede saber nada" es dogmática. De este modo, intentaron universalizar su escepticismo y así evitar el problema de basarlo en un nuevo dogmatismo.[2]​ La imperturbabilidad mental (ataraxia) era el resultado que se buscaba al adoptar tal estado mental.[2]

Los escépticos (de los que los pirrónicos son una parte) pueden subdividirse en aquellos que son efécticos (una "suspensión del juicio"), zeéticos ("que se dedican a buscar") o aporéticos ("que participan en la refutación").[3]

Al pirronismo se le acredita con ser la primera escuela de filosofía occidental en identificar el problema de la inducción, y el trilema de Münchhausen.

Una gran parte del conocimiento que tenemos del pirronismo ha llegado hasta nosotros a través de la obra conservada del escéptico tardío Sexto Empírico, autor del tratado Esbozos pirrónicos, que supone un manual para alcanzar la suspensión del juicio. A pesar de que no se trata de una obra de gran originalidad dentro de la corriente escéptica, en ella se compendia el trabajo de los principales filósofos escépticos anteriores y se sistematiza el modo de uso de sus argumentos para lograr alcanzar la epojé.[4]



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