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Pobreza extrema



Pobreza extrema, pobreza absoluta, penuria, miseria,[1]indigencia o pobreza aguda[2]​ es el estado más bajo de pobreza, cuando las personas no pueden satisfacer varias de sus necesidades vitales básicas, como alimento, agua potable, techo, sanidad, educación o acceso a la información. Este estado de pobreza no depende exclusivamente del nivel de ingresos, sino que también se tiene en cuenta la disponibilidad y acceso a servicios básicos.[3]​ Para determinar la población a nivel mundial en situación de pobreza extrema, el Banco Mundial define la pobreza extrema como las personas que viven con menos de 1,25 dólares estadounidenses ($) al día, a precios internacionales de 2005, establecidos en la línea internacional de pobreza. Ganar 1,25 $ diarios a precios de 2005 es el equivalente ajustado a la inflación de ganar 1 dólar diario en Estados Unidos en 1996; de ahí proviene la expresión ampliamente utilizada en los medios de comunicación de «vivir con menos de un dólar diario».[4]​ El Banco Mundial estima que 1 400 millones de personas vivieron bajo estas condiciones en el año 2008.[4]​ En octubre de 2015 el Banco Mundial actualizó el umbral internacional de pobreza a 1,90 $/día.[5]

La erradicación de la pobreza extrema y del hambre es el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio estipulados por 179 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas en el año 2000. La erradicación de la pobreza en todas sus formas también es el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que sucedieron a los del milenio. Los economistas consideran que enfermedades epidémicas como el sida, malaria y tuberculosis son factores cruciales y consecuencias de la pobreza extrema.[6]

La pobreza extrema es más común en el África subsahariana,[7]​ el Sureste asiático, y países de Latinoamérica y el Caribe. La proporción de personas que viven en pobreza extrema bajó de 59 % a 19 % durante el siglo XX y ahora se encuentra en su nivel más bajo, gracias sobre todo al desarrollo de China e India, que acumulaban más de la mitad de las personas en situación de pobreza extrema del planeta.[8]

Una medida de pobreza absoluta define el número de personas bajo un umbral de pobreza que depende del espacio geográfico y del tiempo. Para que una medida de pobreza sea absoluta, la línea de pobreza tiene que ser la misma para todos los países sin importar su cultura y sus niveles de desarrollo tecnológico. Tal medida absoluta se considera que se encuentra estrechamente relacionada con la cantidad de ingresos que obtenga una persona. Tal medida solo es posible cuando todos los bienes consumidos se tienen en cuenta y cuando se usa el poder de paridad de compra y las tasas de cambio. La idea básica de la medida absoluta es que para la supervivencia un individuo requiere la misma cantidad de recursos en cualquier parte del mundo y que cada uno debe estar sujeto a los mismos estándares si se quiere realizar comparaciones sobre progreso y políticas de desarrollo que tengan algún significado. Nótese que si el ingreso real en una economía aumenta, y la distribución de este permanece constante, entonces la pobreza se reduce.

Los umbrales por lo tanto se utilizan para aplicar los mismo estándares en lugares y momentos diferentes y facilitar las comparaciones.

La desventaja del umbral de pobreza absoluta es que este es arbitrario hasta cierto punto debido a que la misma cantidad de riqueza requerida para la supervivencia no es la misma en todos los lugares y todos los periodos. Por ejemplo, una persona que vive en Alaska, Siberia o Escandinavia requerirá una fuente de calor durante los meses de invierno, mientras que una persona que vive en una isla tropical no.

Este tipo de medida a menudo se contrasta con la medida de pobreza relativa, en la cual los individuos o familias se clasifican como pobres. comparándolos con el resto de la población y no con un umbral o una referencia fija.

El término de pobreza absoluta algunas veces se usa como sinónimo de pobreza extrema.

Según la declaración de las Naciones Unidas emitida como resultado de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social en Copenhague en 1995, la pobreza absoluta es «una condición caracterizada por la privación severa de las necesidades básicas humanas, tales como alimento, agua potable, facilidades sanitarias, salud, refugio, educación e información. Esta depende no solo del ingreso sino también del acceso a los servicios».

Existen programas de lucha contra la pobreza, como las transferencias monetarias condicionadas (TMC), las cuales proporcionan dinero en efectivo a hogares pobres, a cambio de que estos cumplan con ciertas condiciones de salud y educación, tales como asistencia regular a la escuela y controles de salud de los niños en recintos establecidos. Este modelo de intervención se aplica en más 17 de países alrededor del mundo. Además de una reducción a corto plazo de la pobreza, debido al aumento inmediato de los ingresos familiares, la intervención también incentiva a los hogares a invertir en capital humano, rompiendo así el ciclo de pobreza a largo plazo.

Se han llevado a cabo diversas evaluaciones en distintos países de Latinoamérica para medir el impacto de los programas de TMC. Existe evidencia sólida de que los incentivos financieros funcionan para aumentar la utilización de los servicios de salud por parte de los pobres. Asimismo, estos programas producen un impacto positivo en la tasa de matriculación escolar, aunque la evidencia sobre el impacto en los logros educacionales es menos concluyente, ya que en varios casos se obtuvieron resultados negativos. Por último, las TMC pueden mejorar la oferta educativa en áreas desfavorables, por lo que esto no constituye un obstáculo para la efectividad de estos programas.[9]

La pobreza extrema no solo es una afectación económica y social, sino también tiene consecuencias particulares sobre la salud. Los efectos pueden ser anatómicos, fisiológicos, pero sobre todo psicológicos. El problema es que esas consecuencias psicológicas también tienen repercusiones en comportamientos económicos y toma de decisiones, lo cual también provoca una dificultad para escapar de la pobreza.

Según el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS):

La mayoría de las enfermedades mentales que puede causar la pobreza comienza por el estrés y la infelicidad generada por no poder satisfacer las necesidades básicas y también por la exclusión social. Unas de las principales consecuencias son :

Sin dejar a un lado los comportamientos compulsivos y violentos, baja autoestima, vergüenza y suicidio. Incluso, cuando embarazadas no mantienen los cuidados adecuados, los recién nacidos, gracias a las malformaciones y enfermedades congénitas, al igual que daños cerebrales que se puedan presentar, pueden tener varias repercusiones en el desarrollo de los niños y esto puede ser un punto negativo para poder avanzar en la escala socio-económica.


Una medida de pobreza absoluta define el número de personas bajo un umbral de pobreza que depende del espacio geográfico y del tiempo. Para que una medida de pobreza sea absoluta, esta línea de pobreza tiene que ser la misma para todos los países sin importar su cultura y sus niveles de desarrollo tecnológico. Tal medida absoluta se considera estrechamente relacionada con la cantidad de ingresos que obtenga una persona. Esta medida solo es posible cuando todos los bienes consumidos se tienen en cuenta y cuando se usa la paridad de poder adquisitivo y las tasas de cambio de las diferentes monedas. La idea básica de la medida absoluta es que para la supervivencia un individuo se requiere la misma cantidad de recursos en cualquier parte del mundo y que cada uno debe estar sujeto a los mismos estándares si se quiere realizar comparaciones sobre progreso y políticas de desarrollo que tengan algún significado. Nótese que si el ingreso real en una economía aumenta, y la distribución de este permanece constante, entonces la pobreza absoluta se reduce.

Los umbrales por lo tanto se utilizan para aplicar los mismos estándares en lugares y momentos diferentes, facilitando las comparaciones. Tienen sin embargo la desventaja de que son arbitrarios hasta cierto punto, debido a que los ingresos requeridos para la supervivencia no son iguales en todas partes y en todos los periodos. Por ejemplo, una persona que vive en Alaska, Siberia o Escandinavia requerirá una fuente de calor durante los meses de invierno, mientras que una persona que vive en una isla tropical no.

Este tipo de medida a menudo se contrasta con la medida de pobreza relativa, en la cual los individuos o familias se clasifican como pobres comparándolos con el resto de la población y no con un umbral fijo.

Según la declaración de las Naciones Unidas emitida como resultado de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social en Copenhague en 1995, la pobreza absoluta es «una condición caracterizada por la privación severa de las necesidades básicas humanas, tales como alimento, agua potable, facilidades sanitarias, salud, refugio, educación e información. Esta condición no solo depende del ingreso, sino también del acceso a los servicios.» Sin embargo la pobreza absoluta o pobreza extrema no debe confundirse con la menos grave pobreza severa (también denominada carencia material severa o privación material severa).



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