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Potries



Localización en la comarca de la Safor

Potríes (en valenciano y oficialmente Potries)[1]​ es un municipio de la Comunidad Valenciana, España. Perteneciente a la provincia de Valencia, en la comarca de la Safor.

Potries, junto con Sagunto, serán las Capitales Culturales Valencianas (CCV) del 25 de abril de 2018 al 25 de abril de 2019. La Capital Cultural Valenciana es un sello anual creado por Cultura de la Generalidad Valenciana el año pasado con el objetivo de incentivar la territorialización cultural y se enmarca dentro del Plan de democratización cultural para garantizar el acceso a la cultura, que se incluye en el programa llamado Fes Cultura ("haz cultura").

La distinción de Capital Cultural Valenciana tiene como objetivo reconocer aquellas localidades que destacan por hacer una apuesta firme por la cultura como instrumento de cohesión social y de fomento económico. Así mismo, se busca una descentralización de la oferta cultural que promueve el gobierno valenciano, mejorar la comunicación entre la Generalidad y los diferentes actores culturales (productores, distribuidores y programadores) de todo el territorio valenciano y garantizar el acceso universal a la cultura. En esta capitalidad se ha reconocido con esta distinción a un municipio de más de 5.000 habitantes, Sagunto, y a uno de menos de 5.000 habitantes, Potries.

Potríes tiene 1013 habitantes. Situado en el corazón de la comarca de la Safor. Casi todo el término municipal es plano, son terrenos de sedimentación cuaternaria, aunque en el extremo meridional afloran los primeros contrafuertes del Valle de Gallinera, son pequeños montículos que apenas superan los 100 m. de altitud y que reciben el nombre de Tossalets. El río Serpis flanquea el término por el oeste, constituyendo su principal accidente geográfico y un espacio natural de considerable belleza.

Desde Valencia se accede a esta localidad, por carretera, a través de la N-332 para enlazar con la CV-680.

El término municipal de Potríes limita con las siguientes localidades: Ador, Beniflá, Fuente Encarroz, Palma de Gandía y Villalonga, todas ellas de la provincia de Valencia.

Los vestigios arqueológicos atestiguan la presencia de comunidades humanas en el término municipal, al menos, desde el Neolítico y la Edad del Bronce. Restos de cabañas, útiles de piedra o cerámicas hechas a mano, forman parte de los hallazgos en el yacimiento de la montaña de Peñascales (Penyascals), además de una necrópolis de cronología similar en la partida de la Casa Fosca-Alameda. Hay una continuidad en el asentamiento de Peñascales (Penyascals) durante la época ibérica, desapareciendo después de la colonización romana al dispersarse la población en asentamientos de llanura de tipo agrícola. Un ejemplo paradigmático de este tipo de asentamiento lo constituye la villa romana de la Campina-Catorzena en el término municipal de Potríes, con unas dimensiones imprecisas pero considerables; disponía de espacios residenciales, de explotación y transformación agrícolas, incluso un complejo artesanal para la fabricación de objetos cerámicos, que aseguraba el transporte y comercialización de los excedentes de la producción agraria.

En la época visigoda persiste la ruralización del territorio y una continuación de los asentamientos anteriores. Con la llegada de los árabes se produce una concentración de la población rural en pequeñas agrupaciones urbanas, es en estos momentos cuando se consolida el núcleo urbano como tal.

Cuando en 1240 el monarca Jaime I toma posesión de los castillos de la comarca y de sus términos, Potríes era una pequeña alquería más de cuantas se encontraban diseminadas por el territorio. El lugar se hallaba bajo la jurisdicción del castillo de Rebollet, siendo donado por el rey a la familia Carroz, primeros señores de Potríes. De este modo la historia del municipio correrá paralela a la de otros centros urbanos de mayor entidad, como Oliva o Fuente Encarroz y siempre dentro de un contexto territorial más amplio que se denominará "Honor de Rebollet" o Término de Dalt (arriba). Durante la guerra de los dos Pedros, las huestes de Pedro I de Castilla arrasan estas tierras en 1364. De hecho, en 1368, Berenguer de Vilaragut, casado con Alamanda Carroz, titulándose Señor consorte de la Honor de Rebollet, y debido al deplorable estado en el que habían quedado sus posesiones después de la guerra, otorgará una nueva Carta de Población.

En 1382 es reconocido señor de los estados de Oliva y Rebollet, Ramón de Riusech. Los Centelles detentarán el señorío de este lugar durante un largo periodo de tiempo. En 1449 el monarca Alfonso el Magnánimo otorga el título de Conde de Oliva a Francisco Gilabert de Centelles, quedando así el municipio dentro de los dominios del Condado de Oliva, en una época verdaderamente esplendorosa, donde el cultivo de la caña de azúcar proporciona riqueza y poder, y en la que cabe destacar la figura de Serafín de Centelles. El matrimonio entre Carlos de Borja y Magdalena Centelles propiciará la unión, en la figura de su hijo Francisco Tomás de Borja y Centelles, del Condado de Oliva y el Ducado de Gandía, a finales del siglo XVI, configurándose un importante estado dominado por una de las familias más relevantes e influyentes de su época, los Borja. Tras la muerte del último duque Borja, sus posesiones pasarán a los Pimentel y después a los Osuna, con los que Potríes, al igual que muchos otros pueblos, mantendrá un largo pleito por su independencia señorial, amparándose en las leyes desvinculadoras de 1814, emanadas de las Cortes de Cádiz. La llegada del Tren Alcoy-Gandía en 1893 supuso una importante mejora de sus comunicaciones.

Históricamente ha sido la agricultura la actividad económica preponderante en el municipio. Esta, basada en la actualidad en el cultivo de cítricos, es minifundista. El sector industrial está representado por empresas importantes con influencia comercial nacional e internacional, que se nutren con trabajadores de la población y de la comarca, dedicadas a la fabricación de productos químicos, tratamientos de cítricos, manipulación y comercialización de cítricos y materiales de construcción.


Es muy variada según las diferentes estaciones del año, elaborada generalmente con productos de la tierra, aunque algunos con productos del mar. En la mayoría de los hogares de Potríes, todavía se cocina con cazuelas de barro, que antes era costumbre llevar al horno para su cocción. Un lugar preeminente en la cocina lo ocupan los arroces, al horno (donde cabe destacar una variedad con boquerones), la paella con garbanzos, caracoles, de bacalao y coliflor, etc), o los caldosos (con alubias y nabos), así como el tradicional puchero u olla de fiesta. El bonito, hecho siempre en cazuela de barro y al horno.[4]​ Las cocas y empanadillas de tomate, guisantes y cebolla y de hierbas. En los dulces cabe destacar los buñuelos de calabaza, las tortadas con nueces o la coca de naranja.



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