Poza de la Sal es una villa y un municipio español en el partido judicial de Briviesca, comarca de Bureba, provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León. Junto a los municipios de Oña y Frías conforma la mancomunidad Raíces de Castilla.
Situado a 43 km al norte de Burgos capital, con 88 km² de término municipal y 211 habitantes en la localidad y 287 en el conjunto del municipio (2019). El Río Homino surca sus tierras a unos dos kilómetros de distancia.
Los naturales de esta localidad son devotos de Nuestra Señora de Pedrajas, que se venera en la ermita del mismo nombre, situada a 2,5 km de la villa. En agosto, por Nuestra Señora, el rezo del santo rosario mientras se procesiona su imagen por las estrechas calles de Poza constituye uno de los momentos más entrañables en la vida de los pozanos.
La localidad se encuentra enriscada en la ladera de una sierra, fortificada y protegida por el castillo de los Rojas y con vistas sobre las llanuras de la comarca de La Bureba.
Existen restos arqueológicos que aseguran presencia humana en el páramo desde el Neolítico, como las estructuras megalíticas de Altotero, Poza I y Túmulo del Hoyo.
La antigua Salionca de los autrigones existió en la Edad del Bronce y del Hierro, con vestigios en el emplazamiento del Castellar y los aledaños de la fortaleza pozana. La urbe cobró importancia con la conquista romana, al convertirse en uno de los principales centros productores de sal, indispensable para la conservación de los alimentos.
A finales del siglo IX, el conde Diego Rodríguez Porcelos repobló Poza, construyendo el castillo para la defensa del nuevo territorio. Esta repoblación se enmarca en el mismo periodo que la construcción del castillo de Pancorbo y la fundación de Burgos en 884, fijándose nuevas fronteras.
A la caída del Antiguo Régimen queda constituida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido de Briviesca, región de Castilla la Vieja, que contaba entonces con 2006 habitantes.
La localidad llegó a contar con una estación de ferrocarril perteneciente a la línea Santander-Mediterráneo, que estuvo operativa entre 1929 y 1985. En la actualidad la antigua línea férrea ha sido reconvertida en una vía verde.
A 1 de enero de 2019, la población del municipio ascendía a 287 habitantes, 152 hombres y 135 mujeres.
Fuente:INE Gráfica elaborada por: Wikipedia
El casco antiguo de la villa de Poza de la Sal está rodeado por la muralla medieval que se conserva en su mayor parte, murallas de 5 metros de altura y dos de grueso. Al mismo se accede por tres puertas, la del Conjuradero, la del Ayuntamiento y la de las Eras.
La trama urbana conserva la distribución y características medievales, con calles estrechas y empinadas flanqueadas por casas de piedra blasonadas y otras de entramado de madera. Asentadas en mampuesto con pisos realizados en entramados de madera y yeso. Sobre el núcleo urbano se levanta el palacio de los Marqueses de Poza, del que solo queda una torre y, ya en el monte, el castillo.
La iglesia de San Cosme y San Damián es el corazón del casco urbano. Debajo de ella se abre la Plaza Vieja, donde tradicionalmente se ha realizado el mercado. A su lado el ayuntamiento, frente al cual se ubica la Plaza Nueva abierta a la Comarca de la Bureba, lo que da a la villa el sobrenombre de «Balcón de La Bureba».
En la parte baja, camino a la zona de las eras de sal, está la casa de Administración de las Reales Salinas y, junto al río, el complejo llamado «Fuente Buena» o «Vieja», conformado por una serie de manantiales de agua dulce que mantienen lavaderos, abrevaderos y un centro de curtido de pieles, todo ello del siglo XVIII, aunque con vestigios romanos.
El casco urbano de Poza de la Sal fue declarado de Conjunto Histórico-Artístico el 12 de noviembre de 1982.
El esplendor de la villa de Poza de la Sal se debe a sus salinas, ya explotadas desde antes de la época romana y cuyo valor estratégico justificaba la fortificación de la villa para su defensa en la Edad Media. Estas salinas junto con las de Añana en Álava, eran las principales del norte de la península ibérica.
La sal era, hasta hace pocas décadas, un material precioso, usado como conservante alimentario, pero, hasta la explotación minera de los yacimientos subterráneos, su producción estaba limitada a las salinas costeras y de manantiales de interior, por lo que su posesión era muy codiciada. A tal punto llegaba su importancia que se utilizaba como forma de pago ya desde época romana, siendo este el origen del término salario.
La producción de la sal en Poza se realiza conduciendo el agua de los manantiales por una red de acueductos hasta unas plataformas horizontales construidas en madera y piedra (gracias al desnivel del terreno) denominadas granjas y en las que el agua se reparte en parcelas rectangulares o eras. La evaporación del agua deja lista la sal para su recolección en unos depósitos protegidos de la lluvia o terrazos. Debido al escaso caudal de los manantiales también se utilizaba el bombeo de agua al interior de la tierra desde unas balsas o estanques, aumentando así la producción de sal.
La propiedad de este recurso ha pasado por diversas manos a lo largo de la historia, hasta que en 1564 Felipe II decretó el monopolio de la sal, el cual duró hasta el año 1888. La utilización de otras formas de conservación de los alimentos y en especial la utilización del frío hizo que la importancia de la sal decayera. La última era se cerró en el año 1974, momento en el que la extracción de sal fue abandonada definitivamente en Poza.
En el año 2001, las salinas fueron declaradas «Bien de Interés Cultural» y se emprendió su recuperación para uso turístico. En 2003, se abrió un centro de interpretación sobre la sal en la antigua Casa de Administración de las Salinas Reales y se recuperaron algunas eras y depósitos de salmuera para divulgación cultural.
La sal explotada en Poza de la Sal proviene del denominado "diapiro". Está formación geológica es uno de los puntos de interés geológico del sector oriental de la Cordillera Cantábrica y el más grande de Europa, y se encuentra entre los tres mejores del mundo. Es de forma circular con un radio de 2,5 km.
En 1845, la villa de Poza de la sal contaba con 3255 habitantes y explotaba las salinas. La administración estaba centralizada en la Casa de Administración y contaba con tres almacenes (El Depósito, la Magdalena y el Trascastro), que tenían una capacidad de almacenamiento de once millones de kilogramos de sal. Unas treinta cañas con sus galerías (depósitos de agua realizados sobre el diapiro para introducir agua en él), 20 km de canales de distribución de salmuera y más de dos mil eras de evaporación conformaban el complejo salinero que era el motor económico de la villa.
Este templo es de estilo gótico temprano con portada barroca, y data de finales del siglo XIV y comienzos del XV, sufriendo durante los siglos posteriores (siglos XVII y XVIII) numerosas reformas y añadidos. Pertenece a la Archidiócesis de Burgos y fue declarada B.I.C. en el año 1974 (fecha de declaración: 27/08/1974).
A finales del siglo IX el conde Diego Rodríguez Porcelos repobló Poza construyendo el castillo para la defensa del nuevo territorio. Esta repoblación se enmarca en el mismo periodo que la construcción del castillo de Pancorbo y la fundación de Burgos en 884, fijándose nuevas fronteras. Como otros castillos de esta época, seguramente se trataría de una torre principal rodeada de algunos muros y barbacanas.
En el siglo XIV, la familia Rodríguez de Rojas construyó el castillo actual sobre el anterior castillo del siglo IX.
Con este nuevo castillo y sus murallas, la villa de Poza quedaba completamente protegida.En 1528, sirvió de prisión para los embajadores de la Liga Clementina por orden del emperador Carlos V.
El castillo fue rehabilitado en 1808 por tropas francesas y soportó continuos ataques de guarniciones burgalesas, entre otros del guerrillero apodado Longa, hasta el fin de la guerra de la Independencia.
En la actualidad, cabe destacar el gran campo de aerogeneradores que corona la parte más alta de la sierra lindando con el Páramo de Masa.
Iglesia parroquial católica de San Cosme y San Damián en el Arcipestrazgo de Oca-Tirón, diócesis de Burgos. Dependen las siguientes localidades:
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