Los Prados Asfódelos o Campos de Asfódelos son una región del viejo inframundo griego donde indistintamente las almas ordinarias eran enviadas después de su muerte. El Hades, el nombre griego del inframundo (y también el nombre del dios que reinaba sobre dichas tierras) está dividido en dos regiones principales: el Érebo y el Tártaro. El Érebo es la primera entrada de los muertos al inframundo. Caronte ayuda a los muertos a cruzar la laguna Estigia llegando así al Tártaro. El Hades es la zona del inframundo donde los muertos deben pasar toda la eternidad, siendo enviados al lugar para el cual hayan sido juzgados. El Hades está dividido en tres subsecciones: los Prados Asfódelos, los Campos Elíseos y el Tártaro. El Tártaro es el lugar donde las almas malvadas y traicioneras son enviadas para sufrir horribles castigos eternamente, similar al infierno cristiano. Mientras que los Campos Elíseos era el lugar donde las almas de héroes y virtuosos son enviadas. Y por otro lado las almas de mediocres se envían a los Prados Asfódelos.
Los Campos de Asfódelos son el lugar donde reposaban las almas de aquellos que tuvieron una vida equilibrada respecto a los conceptos representativos del bien y el mal. Esencialmente, era una llanura de flores del género de los asfódelos, que también era la comida favorita de los muertos. En las versiones más antiguas se le describe como un lugar fantasmal y oscuro. Otros relatos lo describen como una tierra neutral. Es decir, sus habitantes no son ni buenos ni malos, y realizan sus monótonas tareas diarias como en la tierra. Sin embargo, otras versiones identifican los campos Asfódelos como otro equivalente a los Campos Elíseos. Es decir, otro paraiso en donde habitaban las almas comunes y corrientes. Para muchos otros filósofos antiguos la vida en los campos Asfódelos podía variar dependiendo de si la persona ordinaria fue mas buena que mala o al revés o dependiendo del humor de los muertos o de los dioses.
Otras versiones van todavía van más lejos y nos cuentan que todos los residentes de los Asfódelos beben del agua del río Lete antes de entrar a los campos, perdiendo así sus identidades y convirtiéndose en seres sin consciencia de su vida pasada. Este último punto, representa una visión negativa sobre la vida después de la muerte en estos campos, y probablemente se usaba para persuadir la población griega a alistarse en el ejército, en contraposición a la rutina e inactividad diaria del civil. De hecho, aquellos que empuñaban armas en vida pensaban que reposarían eternamente en los Campos Elíseos tras su muerte. [cita requerida] Tomar del río Lete no era necesariamente algo negativo, pues esto podía ser para olvidar sus tristezas pasadas y para purificar los pecados en vida. Por otro lado, todas las personas que participaran en los cultos Helénicos y en los cultos místicos podían tomar del agua del río de la memoria convirtiéndose así en divinidades tan inteligentes como los dioses.
En la antigüedad y en la actualidad (por la continuidad de la religión Helenica de Grecia) es el lugar donde para muchos de sus fieles, la mayoría de los seres humanos van después de la muerte. Si no se es juzgado por los Jueces del Hades a tiempo, este lugar es el destino automático, cuando no es los Elíseos. El alma de los muertos en este lugar se podían venerar al igual que las almas que descansaban en los Elíseos y se consideraban con frecuencia como almas físicas y protectoras, como dioses.
Finalmente, la ubicación del los prados al igual que la de los Elíseos podia variar según el filósofo. Para unos, se encontraba más alla del horizonte, más allá del mundo que se ve, de lo conocido. Para otros, al igual que el Tártaro, se encontraba debajo de la tierra, en un lugar increíblemente lejos. Pero, a diferencia del Tártaro, en él la luz de sol sí podía ser vista y sus campos eran fértiles.
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