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Prostituta de Babilonia



La ramera de Babilonia es uno de los personajes que aparecen en el libro bíblico del Apocalipsis, concretamente en los capítulos 17 y 18. Se asocia con el Anticristo y la Bestia del Apocalipsis por su conexión con el reino de las siete cabezas y diez cuernos.

Aparece en el Apocalipsis 17:1-2 en el que es descrita como:

La interpretación que hacen diversos estudiosos bíblicos[1][2]​ apunta a que se refiere a la Jerusalén[3]​ terrenal (Apocalipsis 11:8) que contrasta con la Nueva Jerusalén del final del libro del Apocalipsis. Las siete colinas en las que está sentada (Apocalipsis 17:9) son las siete colinas de Jerusalén[4]​ la caída de Babilonia de Apocalipsis 18, el sitio y la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. Las vestimentas de la mujer son similares a las del sumo sacerdote del Templo de Jerusalén. (Éxodo 28:6)

Varios profetas del Antiguo Testamento (Isaías 1:21, Jeremías 2:20, Jeremías 3:1-11, Ezequiel 16:1-43) y en Gálatas 4:25, se hacen mención de las infidelidades de Jerusalén como prostitución. Por otra parte, Jesús mismo atribuyó a la sangre derramada de los profetas y los santos (Mateo 23:24-37) a los fariseos de Jerusalén siendo usada la misma frase de forma casi idéntica en Apocalipsis 17:6, Apocalipsis 18:20 y Apocalipsis 18:24.

Una gran cantidad de exégetas[5][6]​ consideran que «Babilonia» es una metáfora que se refiere al Imperio romano como estado que perseguía a los cristianos (en el período anterior al Edicto de Milán del 313), en especial teniendo en cuenta algunos aspectos del gobierno y la cultura romana: brutalidad, codicia, lujuria y paganismo. Algunos estudiosos puntualizan el análisis, sosteniendo que se refiere a los potentados locales (en especial los herodianos de Judea y Galilea) que apoyaban al gobierno imperial, como era el caso de Agripa II en el tiempo en que se supone fue escrito el libro del Apocalipsis.

En el siglo XVI, en la época de la Reforma, Martín Lutero, monje agustino, y John Knox consideraban a la Iglesia católica como la ramera de Babilonia.[cita requerida]

Hoy es una expresión usada por grupos fundamentalistas cristianos, para los que la prostituta de Babilonia son las grandes religiones organizadas[cita requerida], en particular si tienen relación con el estado. Para el movimiento rastafari, inspirado en gran medida por el Apocalipsis, Babilonia es un sinónimo de todo el orden de valores occidentales que rechazan[cita requerida].

El escritor colombiano Fernando Vallejo toma, en la misma línea polémica de los anteriores, el título de La puta de Babilonia, aplicándolo a la Iglesia católica en su libro homónimo de 2007, en el que lanza una diatriba contra esta institución. Según Vallejo, elige este título a partir de las alegorías bíblicas con la que los albigenses denominaban a la Iglesia católica a raíz del enfrentamiento de estos con el papa Inocencio III (quien que ordenó que fueran masacrados en 1209 junto a todos los habitantes de la ciudad de Béziers donde se refugiaban).[7]



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