x
1

Protestantismo en España



Protestantismo en España hace referencia a la historia e implantación del protestantismo en España.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX se da una fuerte expansión de las misiones protestantes, favorecida por la revolución industrial naciente, que alcanza a España. Diversas comunidades protestantes aparecen desde la primera mitad del siglo XIX, en un principio en la clandestinidad, hasta el establecimiento en 1868 de la libertad de culto, con la Revolución Gloriosa.

A partir de este momento, el protestantismo experimenta un importante crecimiento en España, que llegará a contar con 30 000 fieles al comienzo de la Guerra Civil Española.

Durante el franquismo el protestantismo es perseguido y marginalizado y la libertad de conciencia suprimida.

Durante la Guerra Civil Española, el régimen franquista persiguió a los 30 000 Protestantes españoles y obligó a muchos pastores a abandonar el país. Una vez acabada la guerra, se confiscaron las traducciones no-católicas de la Biblia y se cerraron las escuelas Protestantes. Al acabar la guerra se suprime la libertad de conciencia y el franquismo intenta borrar la memoria histórica del protestantismo español. Aunque en el Fuero de los Españoles de 1945 se permitió la práctica privada, el protestantismo sufrió una situación de discriminación legal y los servicios Protestantes siguieron estando prohibidos en público, hasta el extremo de no poderse realizar en edificios que estuvieran identificados exteriormente como lugares de culto.[1]

En la actualidad, la Constitución de 1978 y la Ley de Libertad Religiosa de 1980 garantizan la libertad de conciencia y la libertad religiosa o libertad de culto. Desde 1984, el protestantismo goza de notorio arraigo. El número de protestantes en España se ha recuperado y hoy en día sería la segunda confesión religiosa en España por presencia y por relevancia social.[2]​ Según el censo INE 2008 en España el número de protestantes alcanza el 1 200 000 fieles, de los cuales 400 000 son españoles de origen y 800 000 son protestantes comunitarios y extracomunitarios.[3]​ Según cálculos aproximados de la FEREDE, en 2011 el número de protestantes en España habría ascendido a 1 500 000.

Las distintas Iglesias protestantes españolas se encuentran asociadas en la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.

.

A principios del S.XIX van surgiendo en España pequeñas congregaciones de diferentes tradiciones protestantes tomadas de misiones extranjeras (reformadas, presbiterianas, luteranas, metodistas, congregacionalistas), que van a experimentar un crecimiento a partir de 1868, con el triunfo de la Revolución Liberal. El núcleo original lo forman congregaciones nacidas en medio de la intolerancia y en la clandestinidad, fundadas como fruto de la labor y el ministerio de pastores tales como Antonio Vallespinosa (1833-1897), el catalán Francisco de Paula Ruet (1826-1878), el andaluz Manuel Matamoros (1834-1866), el alicantino Juan Bautista Cabrera (1837-1916), el catalán Francisco Albricias (1856-1934), todos ellos conocieron persecución y exilio, en Gibraltar y en otros países europeos, recibiendo en ellos la formación teológica que les capacitó para el desarrollo de su misión y ministerio.

En 1869 se reúne en Sevilla una asamblea general formada por delegados de distintas congregaciones entonces existentes en el territorio español y crean la Iglesia Reformada Española, que en 1872 adopta el sistema presbiteriano tomando el nombre de Iglesia Cristiana Española.

Federico Fliedner, primer misionero alemán que viene a España, llega en el año 1869, apoyado por la Obra de las Diaconisas de Kaiserswerth, fundada por su padre, Teodoro Fliedner, en 1828. Con la creación de escuelas, centros de atención a los más necesitados y librerías, Fliedner es el fundador de una obra social vinculada a la Iglesia Evangélica Española. La Fundación que hoy lleva su nombre, fiel a su talante, desarrolla su misión de enseñanza, de formación teológica, acción social y cultural al servicio del protestantismo español en particular y la sociedad española en general.

En 1886 se celebra en Madrid la X Asamblea de la Iglesia Cristiana Española formada por representantes de sus comunidades en Madrid, Sevilla, Córdoba, Granada, Jerez, Isla de San Fernando, Málaga, Reus, Camuñas, Mocejón, Cartagena, Cádiz y Huelva, y las misiones de Utrera y Villafranca de Córdoba, todas ellas de tradición presbiteriana. La Unión Ibero-Evangélica, que agrupaba congregaciones de tipo congregacionalista en Santander, Bilbao, San Sebastián, Logroño, Pradejón y Zaragoza, con varias misiones, decidió unirse a la Iglesia Cristiana Española que, con este motivo, cambió provisionalmente su nombre por el de Iglesia Evangélica Española, adoptando también provisionalmente como bases la confesión de fe y la disciplina de la Iglesia Cristiana Española. Este grupo de congregaciones, constituido a partir del ministerio desarrollado por los hermanos Thomas Gulick y William Gulick estaban sostenidos por la American Board, de tradición congregacionalista. A estas congregaciones se unieron las comunidades que surgieron como resultado de la Misión del Alto Aragón, desarrollada por el pastor francés Albert Cadier entre 1906 y 1911. En 1901, Alice Gordon Gulick funda el Instituto Internacional, en Madrid, institución dedicada a la promoción de la educación y la emancipación social de la mujer. Dicho instituto se desarrolló paralelamente a la Institución Libre de Enseñanza (1876) que propugnaba la libertad de cátedra y una enseñanza no sometida a los dogmas oficiales en religión, política o moral.

En 1955 la Iglesia Metodista Española decide unirse a la Iglesia Evangélica Española, para lo cual el Sínodo de 1954 aprueba una versión revisada de su Confesión de fe y de su reglamento. La Iglesia Metodista aporta a la iglesia unida sus comunidades en Cataluña y en las Islas Baleares. La Iglesia Metodista había llegado a Cataluña y Baleares en 1869, creando su primera comunidad el 1 de septiembre de 1871. Fueron misioneros ingleses los que realizaron los primeros trabajos de evangelización. Cabe destacar a William T. Brown, fundador de las primeras escuelas y comunidades entre 1869 y 1874, y los reverendos Franklin G. Smith entre 1888 y 1916, y William Lord entre 1916 y 1924; pero muy pronto fueron seguidos por obreros españoles que establecieron nuevas escuelas e iglesias. En el momento de la unión, la aportación metodista fue en Cataluña de las comunidades antiguas de Barcelona y Rubí, a las que se añadieron posteriormente las nuevas comunidades de Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramanet y La Llagosta. En las Baleares ingresaron en la IEE las iglesias de Palma de Mallorca, Capdepera, Mahón, Villacarlos y misiones. Esto hizo que la IEE, que estaba muy poco representada en Cataluña y Baleares, recibiera ahora un fuerte impulso. También la Iglesia Metodista (USA) sostuvo varias iglesias y colegios en España antes de la guerra civil, entre ellas las comunidades de Alicante, con su muy conocida Escuela Modelo, y Sevilla.

La Iglesia Evangélica Española, como iglesia unida, pertenece a dos de las grandes familias protestantes, agrupadas hoy en sendos organismos: la Alianza Reformada Mundial y El Consejo Mundial Metodista, y es miembro del Consejo Mundial de Iglesias desde su fundación en 1948. Su presente se enriquece de las corrientes teológicas del pasado. Es el resultado de los mejores materiales que cada una de ellas ha ido dejando a la Iglesia a largo de la Historia.[4]

Tras la labor previa misionera de Juan Calderón, editor de las revistas clandestinas El Catolicismo Neto y El Examen Libre a mediados de los cincuenta y otros muchos, creadora de distintos grupos protestantes ilegales y dispersos de vida aislada y anónima por toda la geografía nacional, hacia 1870, en Sevilla, los protestantes españoles declararon su intención de organizar una comunidad reformada unida para todo el país, pero la intención no se pudo concretar debido a las profundas diferencias con respecto a su organización: presbiterianismo, congregacionalismo y la postura de aquellos que deseaban una confesión esencialmente española, pero de gobierno episcopal, según la tradición de la primitiva iglesia cristiana en España.

A principios del año 1870, el clérigo de la Iglesia de Inglaterra Lewen S. Tugwell llega a Sevilla para hacerse cargo de la capellanía dependiente del consulado inglés. En dicha ciudad encontró a ciertos españoles involucrados en un movimiento protestante encaminado, en opinión de los propios participantes, «a extender las verdades de la Biblia, a combatir la ignorancia que de ella se padecía» y, de esa forma, lograr una espiritualidad que contravenía los usos de la Iglesia católica de la época.

Interesado por esa labor, el capellán inglés buscó un colaborador para encauzar esta obra, encontrándolo en el ex sacerdote católico, convertido al anglicanismo en Londres, Francisco Palomares García. Junto a otros colaboradores, se concretó una misión entre españoles y para españoles, en la que se establecían dos objetivos: predicar la visión protestante de la Palabra de Dios y dar instrucción secular a todos.

En 1870 también existía una congregación «reformada» en Sevilla, fundada y pastoreada por Juan Bautista Cabrera, ex sacerdote escolapio que se había refugiado en Gibraltar hasta la Revolución de 1868. Esta comunidad y la misión iniciada por Palomares realizaban sus trabajos en Sevilla con total independencia, sin más conexión entre ellas que la fraternidad cristiana. La obra supervisada por Palomares quedó definida bajo el nombre de «Iglesia Española Reformada Episcopal» (IERE). Este nombre da a entender que, desde el principio, esta comunidad tuvo un corte netamente protestante, lo cual siempre constituyó un problema para todos los anglicanos españoles que se sentían más atraídos hacia la tendencia de «Alta Iglesia» o High Church.

En noviembre de 1874 Juan Bautista Cabrera se trasladó a Madrid para hacerse cargo de la Iglesia evangélica del Redentor, cuyo pastor, Antonio Carrasco, había fallecido en un naufragio algunos meses antes.

Años después, el 2 de marzo de 1880 y en la ciudad de Sevilla, cinco congregaciones: una en Madrid pastoreada por Juan Bautista Cabrera, tres de Sevilla bajo Francisco Palomares y una de Málaga dirigida por el laico Sr. Domínguez, se reunían en sínodo bajo la presidencia del obispo de la Iglesia Episcopal (anglicana) de México, Enrique Chancey Riley, de visita en España, y se constituían como confesión religiosa.

Durante la celebración de dicho sínodo, y por el mencionado obispo, fue ordenado diácono y presbítero el Sr. Domínguez. Asimismo, Juan Bautista Cabrera fue elegido obispo con jurisdicción sobre la Iglesia constituida.

En la consagración episcopal de Juan Bautista Cabrera (1894) intervinieron tres obispos de la Iglesia de Irlanda (Comunión anglicana).

La primera edición de la liturgia de la IERE fue aprobada en el Sínodo de 1881 y revisada posteriormente. Su oficio de Santa Cena se basa en parte en el antiguo rito español, también llamado rito visigótico o rito mozárabe, aunque complementado con elementos anglicanos y de otras liturgias reformadas y originales.

Al precisar que la IERE era una confesión nacional española, se quería decir que no era el resultado de la actividad de misioneros extranjeros. Desde sus inicios sus ministros fueron, en su mayoría, antiguos clérigos católicos que rompían con la Iglesia católica. Por eso la IERE se presentó siempre como una comunidad española y para españoles, inspirada en la «vía media anglicana».

La IERE pasó, durante las distintas etapas políticas de España, por difíciles momentos de intolerancia, persecución, represión e indiferencia, logrando sobrevivir a pesar de todo ello y de otros problemas de índole económica: así, durante la Guerra Civil, padeció la violencia antirreligiosa de un bando, y la discriminación del otro; y durante el franquismo le fueron confiscadas escuelas, terrenos y edificios de culto.

Hasta el día de hoy, y tras muchos avatares, la IERE ha estado presente en España, siendo siempre supervisada por obispos en cuyas ordenaciones intervienen obispos de la Iglesia de la Iglesia de Irlanda (Comunión anglicana) y de la Unión de Utrecht, y hallándose actualmente regida por su quinto obispo.[5]

La Unión Evangélica Bautista Española es una comunidad de Iglesias bautistas en España.

El misionero norteamericano William J. Knapp comenzó el movimiento bautista con su llegada a España en 1868. En 1870 se abrió la primera iglesia Bautista en Madrid. Knapp salió de España en 1876, pero el sueco Eric Lund continuó y amplió a partir de 1877 la labor comenzada por Knapp.

La Unión Evangélica Bautista Española se fundó en 1922, que en 1929 pasa a llamarse Convención Bautista Española, hasta que en 1953 adopta el nombre de la primera organización, Unión Evangélica Bautista Española.

La Unión Evangélica Bautista Española es miembro de la Federación Bautista Europea y de la Alianza Mundial Bautista.[5]​ En 1995, la Unión Evangélica Bautista Española contaba con 7700 miembros en 65 iglesias.

A mediados del siglo XX comienzan a llegar misioneros pentecostales a España, que comienzan su misión en situación de clandestinidad y represión hasta la llegada de la democracia. Estas misiones han tenido particularmente éxito entre la población de los gitanos en España, tradicionalmente católica, donde las conversiones al protestantismo (principalmente pentecostalismo) han sido importantes durante las últimas décadas del siglo XX, de forma que el número de gitanos evangélicos supera al de católicos.[6]​ También se han conservado de forma parcial sus creencias y costumbres propias.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Protestantismo en España (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!