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Puruhá



Los puruhaes o puruhás fueron etnias numerosas de indígenas que ocupaban las provincias de Chimborazo, Bolívar, Tungurahua y parte de Cotopaxi de la república del Ecuador. Tuvieron una monarquía federativa, donde cada curaca o régulo gobernaba independientemente su propio pueblo; pero en casos graves relativos al bienestar general, todos los jefes se juntaban a deliberar en asamblea común, presidida por el régulo. Tenían un gobierno bien organizado y leyes que arreglaban la sucesión al poder. La monarquía era hereditaria y sucedía siempre el hijo varón. Se dice que el inca Atahuallpa era hijo de una mujer puruhá del linaje Duchicela pero la documentación histórica no ha podido comprobar aquello.

Existe un conflicto en cuestiones de considerarlo pueblo o nación, ya que varios eruditos han tenido posiciones encontradas al reconocerlo o no como una nación cultural. Otra de las razones principales es que algunas comunidades o pueblos están en proceso de autodefinición o de conformación legal, e inclusive están en pleno desarrollo investigativo, por lo que sus consecuencias no estarán definidas sino a futuro.

La historia aborigen ecuatoriana comprende los periodos conocidos como: Paleo-Indio, período Formativo, período de Desarrollo Regional, período de Integración. Dentro del período de Integración (500 a 1500 d. C.)[1]​ se fueron formando grupos de naciones con una extensión territorial propia con gobiernos independientes. Los principales núcleos y nacionalidades aborígenes que habitaron el territorio nacional antes de la invasión de los incas y de la conquista española fueron:

Durante el período de Integración en la provincia de Chimborazo, sucedieron varios sub-periodos; Protopanzal de la nación Puruhá, el periodo San Sebastián o Guano, el periodo Elenpata, el periodo Huavalac, y por último el período Incaico.[1]

El nombre de Nación Puruhá está sujeto a discusión por varios investigadores. Aquiles Pérez, atribuye el nombre de Puruhá por varias parcialidades que existían con este nombre en esta región, y como Puruhuay como apelativo, los puruhaes habitaron las tierras de Guano al Chibunga sin embargo los cronistas españoles denominaron como Puruhayes a todas las parcialidades de la provincia de Chimborazo.

El topónimo Puruhuay proviene del colorado puru, que significa "cerro" y guay, "casa grande"; otra interpretación según Fray Maldonado, cura de Xuxi, San Andrés, Puruhá se traduciría del cayapa buru, "lugar sagrado" y ha, "permanencia", por lo tanto significaría "lugar sagrado de permanencia". Pérez señala que la verdadera palabra es Puruguay, del cayapa bur: "lugar sagrado", hua: "grande" y ay: "suegra", por lo tanto significaría "suegra grande de lugar sagrado".[2]

Está asentado en la provincia de Chimborazo, en ocho cantones:

La población estimada de esta nacionalidad es de 200 000 habitantes aproximadamente, organizados en alrededor de 780 comunidades. Son bilingües, su lengua madre el idioma kichwa y el español como segunda lengua.

Esta nacionalidad se dedica a la agricultura utilizando abono orgánico y técnicas artesanales: arado, yunta; cultivan hortalizas y cereales que direccionan una parte al consumo propio y otra al mercado local y provincial; también realizan labores ganaderas; elaboración de artesanías: poncho, shigras, prendas de vestir, etc. Estas actividades son realizadas con medios artesanales y tecnológicos, donde son utilizados circunstancialmente tratamientos químicos.

Cada comunidad puruhá propone tejidos con ciertas particularidades, además contextualiza sus indumentarias con elementos simbólicos relacionado con la naturaleza, deidades, cosmos y la comunidad, constituyéndose todos con singular belleza y una gama de colores que no solo muestra la riqueza cultural e identitaria, sino que, además, nos permite adentrarnos a diferentes códigos y símbolos que están plasmados en cada elemento textil.[3]

Las fajas, también llamadas chumpis en idioma kichwa llevan nombres distintos dependiendo del tamaño y color. Existen las kawiñas que miden 2 metros de largo y 15 centímetros de ancho tejidas con una mezcla de cuatro colores que son el amarillo, el rojo, el verde y el azul; también las mama chumpis que miden un metro de largo y el ancho puede variar de 15 hasta 30 centímetros; finalmente, están las wawachumpis que miden entre 2 y 3 metros de largo y entre 15 y 20 centímetros de ancho y son tejidas con una mezcla de colores más vivos, como rosado, rojos, verdes y blancos.[4]

La faja va más allá de formar parte de la vestimenta indígena. Es un conjunto de símbolos, colores, formas, vivencias y saberes que trascienden en la historia y perpetúan la memoria colectiva de los pueblos andinos. Las fajas semejan libros abiertos para leer la cultura, identidad y particularidades de cada pueblo, símbolos y signos propios que transmiten la cosmogonía, cosmovisión y sabiduría de los pueblos andinos.[5]

En el cantón Colta y norte de Guamote, las mujeres usan principalmente la baeta o chal de color verde como un símbolo de la naturaleza, ya que cuentan los abuelos que el color verde es color de esperanza. El anaco o falda negra es sujetada con una mama chumbi de color rojo y con la kawiña, como un símbolo de fuerza, que cuenta con gráficos zoomorfas y antropomorfas que representa la historia de los pueblos. Los sombreros de color blanco adornados con cintas negras e hilos de colores, los accesorios de toda mujer puruhá son de color rojo como un símbolo de protección de los siete chakras o los puntos energéticos.[3]

Los Puruhaes celebran muchas fiestas, hay que aclarar que varias de ellas fueron impuestas por la conquista inca y luego por la española. Las fiestas originarias fueron:[6]

Los puruhaes aún practican la medicina alternativa, utilizan plantas medicinales tanto para curar como para limpiar desequilibrios energéticos, utilizan animales para diagnosticar estados de salud, como el cuy; acostumbran también a bañarse en las cascadas como tratamiento para curar los nervios; a más de utilizar estos medios para mantener la salud, también hacen uso de la medicina alopática, consumiendo los conocidos medicamentos genéricos, los remedios químicos y se acude al hospital de la localidad en caso de problemas graves de salud.

Los puruhaes mantienen la costumbre de una alimentación ligada a los productos que da la tierra, por ello su alimentación contiene: cereales y hortalizas, máchica, arroz de cebada, morocho, zanahoria y brócoli; sumando a esta dieta frutas, carnes y alimentos procesados industrialmente. Su costumbre y creencias religiosas están vinculadas a la Iglesia Católica, creencias que hoy en día se entremezclan con prácticas propias de religiosidad natural, donde el vínculo con la naturaleza se torna simbólico.



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