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Quipus



El quipu (el nombre es derivado del vocablo quechua khipu, que significa nudo, atadura, lazada)[1]​fue un instrumento de almacenamiento de información consistente en cuerdas de lana o de algodón de diversos colores, provistos de nudos, usado por las civilizaciones andinas. Si bien se sabe que fue usado como un sistema de contabilidad y almacenamiento de relatos épicos de los Incas difuntos, ciertos autores han propuesto que podría haber sido usado también como un sistema gráfico[2]​ de escritura, hipótesis sostenida entre otros por el ingeniero William Burns Glynn, dichos instrumentos estaban en posesión de especialistas quipucamayoc (khipu kamayuq), administradores del Imperio inca, quienes eran los únicos capacitados para descifrar estas enigmáticas herramientas y autorizados a enunciar su contenido.

Se han hallado quipus desde la Huaca de la Universidad de San Marcos, hasta el Cerro del Oro, correspondiendo estos a la cultura Wari. En la actualidad se conservan en museos alrededor de 750 quipus.

Los quipus fueron conocidos por los cronistas, quienes hablaron detenidamente de ellos y emplearon la información que contenían, interpretada y proporcionada por los khipu kamayuqkuna, especializados en su manejo. Según José de Acosta (1590):[3]

El quipu consta de una cuerda principal, sin nudos, de la cual dependen otras generalmente anudadas y de diversos colores, formas y tamaños, los colores se identifican como sectores y los nudos la cantidad —llamadas cuerdas colgantes—. Puede haber cuerdas sin nudos, como también cuerdas que no se desprenden de la principal sino de la secundaria (cuerdas secundarias). Los especialistas contemporáneos piensan que los colores y quizá la forma de trenzado de las cuerdas indican los objetos, mientras que los nudos harían referencia a las cantidades, incluyendo el número cero. Entre los quipus conocidos hay una gran variedad de tamaño y complejidad, pues van desde los muy simples hasta los que tienen más de mil cuerdas.

Ejemplos de nudos de quipus.[4]

Marcia y Robert Ascher de la Universidad de Míchigan analizaron varios cientos de quipus, comprobando que la mayor parte de su información es numérica.[5]​ Cada grupo de nudos es un dígito y hay tres tipos principales de nudos:

En el sistema de Ascher un cuarto tipo de nudo, con forma de ocho con una vuelta extra, es representado por EE. Un número es representado por una secuencia de grupos de nudos en base decimal.

Ejemplos en el sistema de Ascher:

Esta lectura puede ser confirmada por un hecho afortunado: los quipus regularmente contienen sumas de manera sistemática. Por ejemplo, una cuerda puede contener la suma de las siguientes cuerdas y esa relación se repite en todo el quipu. A veces hay sumas de sumas también.

Algunos de los datos no son números, sino lo que los Ascher llaman etiquetas numéricas. Se componen de dígitos, pero el número resultante parece ser utilizado como un código, tales como los que usamos para identificar personas, lugares o cosas. Al desconocerse el contexto de los quipus individuales, es difícil adivinar lo que esos códigos significan. Otros aspectos del quipu podrían haber comunicado también información, por ejemplo: código de colores, ubicación relativa de las cuerdas, el espaciado y la estructura de las cuerdas y cuerdas secundarias.

Se empleaban distintos tipos de cuerda, cada una tenía al menos dos hebras:

Se sabe de su uso contable, registro de censos y cosechas. y se investiga sobre su utilidad como sistema de representación lingüística y de memoria de historia, canciones y poemas como también para contar el ganado. Antiguo instrumento inca de registro y de comunicación, que consistía de una larga cuerda, de la cual colgaban 48 cuerdas secundarias y varias otras sujetas a las anteriores. Los nudos que se hacían en las cuerdas representaban las unidades, las decenas y las centenas; y la falta de nudos, el cero. Una muestra de quipu (VA 42527, Museum für Völkerkunde, Berlín), previamente estudiada por Gary Urton, comporta una división por cuadrantes poco común. Asociando el Análisis Estadístico de Datos con la investigación de corte experimental de dicha muestra, en un estudio publicado por Alberto Sáez - Rodríguez se obtuvieron las coordenadas correspondientes a un mapa estelar en 2 dimensiones, el cual indica la posición exacta de las estrellas más brillantes del racimo de las Pléyades. Sabiendo que al menos 6 de las estrellas del cúmulo son visibles a simple vista, el punto 7 podría corresponder a las coordenadas del planeta Venus, el cual pasa por delante de las Pléyades cada 8 años. Ello probaría que los Incas ya conocían el manejo de las coordenadas rectangulares (cartesianas).[6]

Su uso como sistema de numeración es la forma más conocida. En este caso, las cuerdas secundarias representan, cada una, un número. Los nudos van indicando las cifras según su orden: las unidades se hallan a mayor distancia del cordel principal. Pablo Macera dice que el quipu era el elemento matriz de la cultura inca y que el control político se debió en parte a que a través de ellos podían llevar un cálculo de los pueblos que controlaban. Para el conteo, también se apoyaban en el uso de la yupana o ábaco inca, del cual se conoce su existencia por los cronistas, pero no su manejo específico, aunque hoy en día se ha adaptado como instrumento pedagógico, para enseñanza de las matemáticas en proyectos interculturales, en Perú, Bolivia, Ecuador y República Dominicana.

En los Andes no se conocía la escritura con caracteres sobre una superficie, tal y como se entiende en occidente, pero los quipus parecen haber sido una eficaz herramienta nemotécnica en las labores administrativas de la civilización Inca y que podrían también haber servido para recordar hechos acontecidos.

Varios autores les han considerado un sistema de codificación de información comparable a la escritura pues es posible lograr más de 8 millones de combinaciones gracias a la diversidad de colores de cuerdas, distancia entre cuerdas, posiciones y tipo de los nudos posibles. No se sabe cómo podría haberse codificado el contenido textual más allá de algunas simples secuencias. Hay algunos pueblos andinos alejados que mencionan tener «escritos» en los quipus de su localidad.

Según el jesuita José de Acosta en 1590 y refiriéndose a los quipus escribió: "Son quipos unos memoriales o registros hechos de ramales, en que diversos ñudos y diversas colores significan diversas cosas. Es increíble lo que en este modo alcanzaron, porque cuanto los libros pueden decir de historias, y leyes, y ceremonias y cuentas de negocios, todo eso suplen los quipos tan puntualmente que admira".[7]

William Burns Glynn plantea que los quipus eran libros con una escritura alfanumérica donde los números simbolizados en cada nudo representan una consonante de la lengua quechua y, a su vez, tienen una equivalencia con los colores de las cuerdas y con los dibujos geométricos utilizados en cenefas textiles y en la alfarería, con lo cual ellos también se convierten en textos de escritura incaica.[8]

Para Robert y Marcia Ascher la escritura en quipus estaba basada en arreglos de categorización cruzada, o sea conjuntos organizados de datos numéricos correspondientes a categorías, que podían representar cantidades de objetos, servir de rótulos o simplemente formalizar información.[9]​ Según Felipe Guamán Poma, las Kapakkuna o quipus con listas de gobernantes incluían en el mismo orden un resumen de los rasgos de su carácter, el nombre de la Colla (esposa principal), los años que gobernó y sus principales acciones.

El 12 de agosto del 2005, la revista Science incluyó el reportaje Khipu Accounting in Ancient Peru («Contabilidad con Quipu en el antiguo Perú») del antropólogo Gary Urton y del matemático Carrie J. Brenzine, según el cual por primera vez se hubiera descifrado un elemento no numérico en un quipu: una secuencia de 3 nudos en forma de 8 al comienzo de un quipu que podría significar un topónimo para el pueblo de Puruchuco.[10]

Aunque el 85% de los quipus que están a disposición de los expertos muestran el patrón de los quipus de contabilidad, un 15% siguen otras disposiciones y se supone que pueden servir para descifrar los códigos de escritura.[11]​ Para buscar un "quipu Rosetta" que permitiera descifrarla, se partió de la información de los cronistas, según la cual los españoles buscaban quipucamayoc para que leyeran quipus, mientras que un intérprete traducía al castellano y un escribano tomaba copiaba las cuentas y memorias Incas. Había que encontrar al menos un ejemplo de esta transcripción. Gary Urton encontró un documento que registra los tributos que pagaban los habitantes de una comunidad del valle del Santa.[12][13]

El matemático Manuel Medrano, entonces estudiante de Havard, compró a un coleccionista italiano 6 quipus del valle del Santa organizados en 132 reparticiones, que coinciden con los 132 nombres que aparecen en el documento encontrado por Urton. Los valores de los nudos en los primeros cordones de los grupos de seis suman lo mismo que el tributo del documento y se estima sobre esta base que los qipus y el documento de revisión corresponden al mismo procedimiento administrativo. Los nudos de sujeción de las primeras cuerdas de los grupos de seis cuerdas varían de forma binaria, es decir atados en "verso" o "anverso". Se argumenta que esta característica de construcción divide los tributarios censados en mitades; por tanto, estos qipus se corresponden con la organización social de la comunidad referiada en el documento. Se sugiere que los nombres de los tributarios puedan estar listados con códigos de colores en los qipus.[14][15][16][17]

El quipu más antiguo encontrado hasta ahora fue hallado en el año 2005, entre los restos de la ciudad de Caral y data aproximadamente del año 2500 a. C.,[18]​ lo hace evidente que el uso del quipu tiene una gran antigüedad. Se sabe además que fueron ampliamente usados por los huari, ochocientos años antes que los incas. Los quipus huari no tenían nudos, sino cuerdas de colores diferentes colgando de la principal en diferentes puntos.[19]

Fueron utilizados por el Imperio inca para registrar la población de cada uno de los grupos étnicos que entregaban su fuerza de trabajo a través de la mita y de la producción almacenada en las colcas (qullqa) para lo cual todo depósito tenía su khipukamayuq residente.

En los "Informes" del virrey Martín Enríquez de Almansa está documentado el uso del qipu como código de las Leyes Incas. Así que los jueces incas "recurrieron a la ayuda de carteles que estaban disponibles en la kipá y ... otros, que estaban disponibles en varios tableros multicolores, de los cuales entendieron cuál era la culpa de cada criminal".[20]​ El jurista Juan de Matienso escribió en 1567 que "los litigios que los indígenas libraban con los caciques o personas nobles, civiles y criminales, se registraban en el qipu tukuiriku.[21]​ Según Garcilaso de la Vega

Los españoles destruyeron tablas pintadas y qipus que contenían las leyes y los códigos de derecho incaico, durante la conquista del Imperio Inca y la ciudad de Cuzco en particular.[23]

El cronista Pedro Cieza de León después de ubicar el origen de los quipus en los narradores encargados de memorizar y relatar los hechos durante el gobierno de cada Inca, señala que en cada capital de provincia había un qipukamayuq encargado de todas las cuentas, incluso las relativa De acuerdo con la importancia del depósito algunos de estos contadores pudieron haber pertenecido al linaje del inca.[24]

Después de la conquista española, el uso de los quipus fue inicialmente incentivado, tanto por la administración colonial como por la iglesia. El virrey Francisco de Toledo, incorporó entre 1570 y 1581 el quipu al sistema administrativo del Virreinato, aunque ordenando hacer copias escritas en papel de lo que contenían. Eran frecuentemente utilizados en el culto católico para memorizar las oraciones y para recordar los pecados en la confesión. En 1583, el Tercer Concilio Limense prohibió su uso para guardar las memorias, ritos y costumbres indígenas y ordenó quitarle a los indios los quipus que trataran esos temas,[25]​ pero a la vez ordenó que los indígenas anotaran sus pecados en quipus para poder confesarlos.[26]​ A pesar de la prohibición las comunidades continuaron usando quipus. En 1602, el corregidor de Xauxa ordenó quemar un quipu porque contenía la historia de de las comunidades del valle del Mantaro.[27]​ En 1622 el párroco de Andahuaylillas, Juan Pérez Bocanegra, escribió un texto sobre el quipu confesional en su Ritual formulario, que describe cómo los indígenas iban a confesarse con quipus que registraban sus pecados. Los quipus fueron usados por lo menos hasta 150 años después de la Conquista y las pruebas de carbono 14 han revelado que la mayoría de los quipus que se conservan datan de la época colonial.[12]

Las narraciones de los qipus posteriores a la conquista se caracterizaron por cláusulas atenuadas y listas enumeradas centradas en la cronología y los tributos, lo que constituyó un aplanamiento de la capacidad expresiva de los qipus después de la conquista española.[28][29]

En la actualidad, se sigue investigando el significado de los cerca de 700 quipus sobrevivientes, incluyendo los encontrados durante el siglo XX en tumbas de toda naturaleza, lo que sirve para ampliar los conocimientos sobre el antiguo Perú.[30]

Los conquistadores españoles rápidamente suprimieron el uso de los quipus.[31]​ Los conquistadores creían que algunos quipucamayocs permanecían leales a sus gobernantes originales, en vez de al rey de España, enviando mensajes secretos. Como los conquistadores llevaron adelante la política de conversión de los indígenas al catolicismo, todo lo que representaba la religión incaica era considerado idolatría, creyendo algunos conquistadores que los quipus eran cosas del demonio, por lo que fueron quemados y destruidos.[32]

De acuerdo al KHuipu Database Project[33]​ llevado adelante por el profesor de la Universidad de Harvard Gary Urton y su colega Carrie Brezine, 751 quipus han sido reportados como existentes en la actualidad. Se encuentran en Europa, América del Norte y América del Sur. La mayoría está en museos fuera de sus países originales, pero algunos residen en el Perú al cuidado de descendientes de los incas. La colección más grande se halla en el Berlin Ethnologisches Museum de Berlín, Alemania, con 298 quipus. La siguiente colección en tamaño en Europa es la del Museum für Völkerkunde[34]​ de Múnich, también en Alemania. En el Perú hay 35 quipus en el Museo de Pachacamac[35]​ y otros 35 en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú,[36]​ ambos en Lima, el Centro Mallqui[37]​ en Leimebamba tiene 32 quipus. El Museo Temple Radicati de Lima posee 26, el Museo de Ica tiene 25, y el Museo Puruchuco[38]​ de Ate tiene 23. Los quipus que se hallan en colecciones privadas no han sido contado en la database y su número es desconocido. Una prominente colección privada se halla en Rapaz, Perú, y fue recientemente investigada por el profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, Frank Salomon. El Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de California en Santa Bárbara y el Museo Santuarios Andinos del Perú - Arequipa también poseen un quipu respectivamente.

Actualmente las comunidades de Rapaz, en la serranía de la región Lima - Perú, conservan quipus que utilizan a manera de signo de autoridad dentro de sus comunidades. Estos quipus son almacenados en una vivienda denominada «Kha Wayi»[39]​ y son pieza fundamental para ritos ancestrales como el «Caccahuay».[40]​ Los quipus de Tupicocha fueron incluidos por el Instituto Nacional de cultura del Perú dentro de un registro etnográfico denominado Programa Qhapaq Ñan.[41]



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