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Realidad



La realidad (del latín realitas y este de res, «cosa»), es el término lingüístico que expresa el concepto abstracto de lo real.[1]

Las terminaciones con el sufijo -dad denotan una cualidad o propiedad que se realiza, se hace real, en un individuo concreto.[2]

La palabra en español 'realidad' engloba dos aspectos significativos, cada uno de los cuales plantea diversos problemas que se exponen a continuación:

Todo lo que hay como Universo puede ser considerado:

En la filosofía clásica y tradicional la realidad ha sido considerada en estrecha relación con los conceptos de esencia y existencia.

De esta forma el Ens Realissimum se ha concebido de un modo trascendente, fuera del mundo de la experiencia, como el ser cuya esencia implica su propia existencia. De tal forma que sería el Único Ser propiamente dicho real, Necesario e infinitamente perfecto del que, como origen y principio surge todo lo demás.[6]

Tal es el fundamento del llamado argumento ontológico. Se postula un Ser Necesario que, visto desde el punto de vista religioso, sirve de fundamento racional para el concepto de Dios.

Consecuencia de todo lo anterior es la consideración de todo lo demás, los entes, como contingentes, porque su fundamento se encuentra fuera de sí.

Al tomar como punto de partida de la reflexión filosófica la «conciencia»[7]​el conocimiento como tal queda condicionado al contenido de la experiencia, es decir el mundo, entendido este como experiencia posible.

Lo trascendente solamente es accesible como razonamiento derivado a partir de la idea innata de Dios, con la que los racionalistas recuperan la dimensión de realidad trascendente al mundo de la experiencia; pues, de otro modo, quedarían condenados al solipsismo.

Los empiristas mantienen un escepticismo filosófico acerca del conocimiento que trascienda la experiencia. No es posible dicho conocimiento sino como lenguaje que facilita la comunicación mediante ideas que agrupan experiencias semejantes conforme a determinadas leyes de asociación.

Kant intenta una síntesis entre racionalismo y empirismo que al menos justifique la razón de la ciencia como conocimiento verdadero que, en la Edad Moderna, está mostrando unos frutos indudables en el conocimiento de la Naturaleza.

Para Kant el contenido de realidad es derivado de la conjunción de unos conceptos puros (categorías del entendimiento) junto con unos esquemas y principios del pensar empírico. De este modo la realidad es:

En definitiva para Kant y es pensamiento dominante a partir de la Edad Moderna:

Pero la noción de experiencia no resulta siempre del todo clara y además resulta difícil distinguir cuándo se trata de una realidad dada, y cuando se trata de una realidad puesta como categoría de realidad.[8]

Lo que ofrece una doble forma de fundamento:

Pero estas distinciones no son suficientes como para poder establecer las especies de realidades que pueden ser consideradas como tales: Realidad subjetiva, Realidad objetiva, Realidad experimentable, Realidad ideal, etc.

En la filosofía contemporánea el tema de la realidad es considerado desde diversos puntos de vista.

Se distinguen varios conceptos de lo real que son sometidos a crítica:

Nicolai Hartmann propone una ontología descriptiva que establezca claras distinciones entre los distintos conceptos de lo real: Realildad lógica, realidad cognoscitiva, realidad esencial etc. evitando aplicar a una forma de realidad las categorías que corresponden exclusivamente a otra.[12]

Los neopositivistas negaron de raíz el contenido significativo de cualquier expresión sobre lo real y la realidad. Tal pretensión es, según ellos un pseudoproblema.

Enunciar si la materia o el yo o cualquier cosa tienen o no tienen realidad es hipostasiar cualquier entidad.[13]

Solo es real aquello que existe y para ello necesariamente tiene que ser cuantificable; es decir ser individuo, bien independiente o como elemento de un sistema.

Las dificultades que encontraron para llegar a individualizar los elementos constitutivos últimos de la materia junto con las paradojas lógicas hicieron insostenible su posición.

Lacan distingue realidad de Lo Real.

La primera es el conjunto de las cosas tal cual son percibidas por el ser humano; la realidad es, pues, fenomenológica y resulta ser el soporte de las fantasías (la palabra "fantasía" si es una imaginación recurrente debido a una neurosis suele ser llamada "fantasma" o, en francés: phanthome (sin ninguna connotación preternatural o "paranormal").

Lo Real, por su parte, es el conjunto de las cosas independientemente de que sean percibidas por el ser humano.

Para tan importante diferenciación Lacan parte de una nueva interpretación del psicoanálisis: Lo que se denomina usualmente 'realidad' está 'teñido' y limitado por los medios lingüísticos culturales. El fundamento se encuentra en la distinción entre significante y significado. Culturalmente se establece el predominio del significante como comprensión estructural del propio sujeto que se escinde de esta forma entre el inconsciente y el habla consciente por la cual trata vanamente de constituirse como un yo:[12]​ "No he sido esto sino para llegar a ser lo que puedo ser", permanente asunción que el sujeto hace de "sus" espejismos.

Cuando los Devas, los hombres y los Asuras -leemos en el primer Brahmana de la quinta lección del Bhrad-Aranyaka Upanishad- terminaban su noviciado con Prajapati [lo aparentemente concreto; la realidad]], le hicieron este ruego: "Háblanos".

"Da, dijo Prajapati, el dios del trueno. ¿Me habéis entendido?" Y los Devas contestaron: "Nos has dicho: Damyata, domáos" -con lo cual el texto sagrado quiere decir que los poderes de arriba se someten a la ley de la palabra.

"Da, dijo Prajapati, el dios del trueno. ¿Me habéis entendido?" Y los hombres respondieron: "Nos has dicho: Datta, dad" -con ello el texto sagrado quiere decir que los hombres se reconocen por el don de la palabra.

"Da, dijo Prajapâti, el dios del trueno. ¿Me habéis entendido?" Y los Asuras respondieron: "Nos has dicho: Dayadhvam, haced merced" -el texto sagrado quiere decir que los poderes de abajo resuenan en la invocación de la palabra-.

Esto es, prosigue el texto, lo que la voz divina hace oír en el trueno: sumisión, don, merced. Da da da.

.[14]

[15]

Para Zubiri la realidad se nos manifiesta y es conocida en aprehensión de realidad. Pero no es lo mismo conocer «por aprehensión» que conocer «en aprehensión» para no caer en el idealismo.

Ser real en aprehensión no es lo mismo que ser real por aprehensión. Y lo que distingue a los dos modos es que en el primero, «por la aprehensión», la aprehensión es una causa determinante de lo aprehendido; en cambio en el segundo, «en la aprehensión», la aprehensión es su mera actualización.[16]

Lo aprehendido en realidad posee unas notas constitutivas como «dimensiones estructurales de lo real simpliciter», en tanto que realidad que muestra la riqueza y solidez de la cosa en un «campo de realidad»; tales notas en aprehensión sensible campal como ámbito de realidad, hacen posible el proceso de una «inteligencia sentiente» hacia un conocimiento «inteligido por un logos» como «ser en realidad». El concepto por tanto no es «concepto de realidad, sino realidad en concepto». Esta «actualización de lo real» muestra en sí las posibilidades de actualización de lo real como verdad, entendida esta como «respectiva».[17]

Hoy la realidad es tomada como el sistema complejo en el que se actualizan e interaccionan todos los sistemas que la constituyen.

El considerado sujeto y el considerado objeto de la filosofía tradicional pertenecen ambos al mismo sistema de realidad.

Las percepciones e interpretaciones de la realidad sobre las que construimos nuestras evidencias no nos permiten afirmar que una sea la verdadera y las demás «falsas», como suele considerar la conciencia no crítica o las explicaciones feroces.

No es posible una afirmación fundamental del tipo del realismo metafísico como si fuera un punto de vista desde la divinidad que nos permitiera ver desde fuera la realidad. Y cualquier otra pretensión en este sentido, tipo positivista-relativista o realista-materialista está condenada al fracaso.

Hoy se considera un realismo interno como un continuo analítico-sintético, inducción-paradigma científico, como un sistema complejo, que habla del sistema real como mundo pero siempre dentro del marco de ciertos conceptos, conjuntos de creencias, compromisos, etc.[18]

Se trata de analizar estas posiciones, evitando posiciones extremas y abundando en puntos de vista libres de prejuicios, lo que conduce a posturas empiristas no radicales ni ortodoxas, pero apoyadas en estructuras conceptuales siempre en continua revisión.[19]

A un nivel más práctico el psicólogo estadounidense John Maxtell introduce una nueva perspectiva. Según su punto de vista el concepto de realidad entendida como existencia, no tiene sentido sin un punto de referencia, es decir: soporte (universo) referenciado a una mente que lo conceptúa, siempre subjetiva. Es nuestra mente la que proyecta sobre las cosas los conceptos que tenemos de ellas, dando sentido al universo, creando a cada instante la existencia o realidad en la que vivimos. [20]



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