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Región autónoma del Tíbet



El Tíbet, oficialmente la Región Autónoma del Tíbet (en chino: 西藏自治区, en tibetano: བོད་རང་སྐྱོང་ལྗོངས།), es una de las cinco regiones autónomas que, junto con las veintidós provincias, cuatro municipios y dos regiones administrativas especiales, conforman la República Popular China. Como las otras regiones autónomas, se caracteriza por estar asociada a un grupo grupo étnico minoritario. Su capital es Lhasa.

Está situada en Asia Central, sobre una meseta con un promedio de altura de 4900 m s. n. m. la cual está rodeada de las cordilleras de mayor altitud de la Tierra. El concepto occidental "Tíbet" puede referirse tanto a la región autónoma de China como al Tíbet histórico que consiste en las provincias de Amdo, Kham, y Ü-Tsang.

La lengua mayoritaria es el tibetano. En el Tíbet se encuentra la montaña más alta del mundo, el monte Everest (8848 m s. n. m.), haciendo frontera con Nepal.[1]

Poco se conoce del Tíbet antes del siglo VII. Desde este siglo hasta el siglo X el Tíbet fue un país independiente en donde la tierra era poseída por familias nobles, monasterios budistas y pequeños terratenientes. Esta forma de sociedad se mantuvo hasta 1930. En aquel entonces 700 000 personas eran siervos en una población total de 1 500 000 de habitantes.

En el siglo XIII el Tíbet fue dominado por el Imperio mongol, fundando las dinastías Yuan y Ching, uniéndose a la dinastía autóctona Ming, fundada por los Han. Los gobernantes mongoles le dieron gran autonomía secular a la escuela de Sa-skya del budismo tibetano. Durante tres siglos el Tíbet siguió siendo gobernado por dinastías seculares. En el siglo XVI, Altan Khan, de la tribu mongol de Turnet, le dio respaldo al gobierno religioso del Dalái Lama, siendo el budismo la religión predominante entre mongoles y tibetanos. En el siglo XVII el jesuita António de Andrade logró atravesar las montañas del Himalaya y penetrar en el Tíbet, convirtiéndose en el primer europeo en conseguirlo.

Al principio del siglo XVIII China envió un comisionado chino a Lhasa para hacerse cargo del gobierno. Diferentes facciones tibetanas se rebelaron contra el comisionado, el cual fue asesinado. Posteriormente el ejército Qing invadió el Tíbet y derrotó a los rebeldes, reinstalando a otro comisionado. Dos mil soldados chinos permanecieron en el Tíbet y sus labores defensivas fueron apoyadas por fuerzas locales organizadas por el comisionado.

En 1904 los británicos enviaron un fuerte contingente militar e invadieron Lhasa, forzando en esta forma la apertura de la frontera entre la India (entonces colonia británica) y el Tíbet. En 1906 los británicos firmaron un tratado con China por el cual el Tíbet se convertía en un protectorado británico.

En 1907 se firmó un nuevo tratado entre Gran Bretaña, China y Rusia donde se le daba a China la soberanía sobre el Tíbet. En 1910 el poder central Qing ejerció por primera vez el gobierno directo sobre el Tíbet.

En 1911 la proclamación de la República en China obligó a las tropas chinas estacionadas en el Tíbet a regresar, oportunidad que aprovechó el Dalai Lama para restablecer su control sobre el Tíbet y proclamar la independencia. En 1913 el Tíbet y Mongolia firmaron un acuerdo reconociendo su mutua independencia de China.

En 1914 se negoció un tratado entre China, Tíbet y Gran Bretaña denominado Convención de Simla. Durante esta convención los invasores británicos trataron de dividir al Tíbet en dos regiones, lo cual no prosperó. Sin embargo los representantes de Tíbet y de Gran Bretaña firmaron un acuerdo a espaldas de China, mediante el cual Gran Bretaña reconocía la independencia del Tíbet y a cambio los británicos se adjudicarían 90 000 kilómetros cuadrados de territorio tradicionalmente tibetano que corresponde al actual estado de Arunachal Pradesh. Después de declarada la independencia de India, esta nación consideró esta región como suya en función a la frontera establecida en el mencionado tratado. China, sin embargo, rechazó tal posición, indicando que dicho tratado no tenía ninguna validez ya que no fue firmado por ellos y el Tíbet no era una nación independiente, sino un protectorado de China. La disputa por esta región ocasionó la guerra entre China e India en 1962.

Al estallar la Revolución de Xinhai y la Primera Guerra Mundial, Tíbet perdió interés para las potencias occidentales y para China. En esa coyuntura el decimotercer Dalái Lama tomó el gobierno del Tíbet sin interferencia alguna de otros países.

En 1950 el Ejército Popular de Liberación chino ocupó el Tíbet pactando con los lugareños el frente común contra los nacionalistas del Kuomintang, ante el peligro de la posible restitución de la República de China. En 1951 se redactó el Plan para la Liberación Pacífica del Tíbet, el cual fue firmado por representantes del Dalai Lama y el Panchen Lama. Este plan contemplaba la administración conjunta del gobierno chino con el gobierno del Tíbet. En aquella época la mayoría de los tibetanos vivían bajo un régimen teocrático con una propiedad de estilo asiático-semifeudal de la tierra. El plan económico aprobado por las comunas populares de todo el territorio sino-tibetano, y de acuerdo con el régimen de Nueva Democracia temporalmente presente en China, concedió la pequeña propiedad de las tierras a campesinos tanto chinos como tibetanos y la propiedad colectiva en algunas de las tierras más grandes. En junio de 1956 y a consecuencia de esta reforma, estalló una rebelión entre los terratenientes en algunas provincias del Tíbet que se extendió hasta Lhasa.[2]

Los altos mandos del estado feudal iniciaron una rebelión en Lhasa el 10 de marzo de 1959, el Levantamiento Tibetano, para exigir la separación de China. El Ejército Popular de Liberación tomó medidas enérgicas contra la revuelta que fue sofocada[3]​ a base de lucha violenta y vandalismo con los rebeldes proteocráticos más sangrientos. El decimocuarto Dalái Lama, sus principales colaboradores y las fracciones sociales favorables al régimen teocrático se refugiaron en la India.

Tras la huida del Dalái Lama, el Panchen Lama fue instituido como nuevo gobernador del Tíbet. En el año 1959 comenzó la redistribución de las tierras que los señores feudales que antes tenían, se repartieron la tierra entre los campesinos y antiguos siervos.[4][3]​En 1965 China creó la región autónoma del Tíbet.

En 1979 se restablece la educación confesional en los monasterios, aunque los condicionantes y limitaciones son importantes como la prohibición a los lamas que cuestionen el derecho de China a gobernar al Tíbet, o a apoyar revueltas separatistas. Durante los siguientes años, el Dalai Lama ha buscado el apoyo de la ONU, la cual emitió las resoluciones adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1959, 1961 y 1965, solicitando a China que respetara la autodeterminación del pueblo tibetano. Para 1988, el Dalai Lama modificó sus demandas con la intención de llegar a un acuerdo y propuso la creación de un Tíbet democrático y con gobierno autónomo, en asociación con la República Popular de China.

En 1988 se produjo una oleada de protestas que derivaron en acciones violentas y que fueron duramente socavas por el entonces jefe del Partido Comunista Chino en Tíbet, Hu Jintao. En respuesta, el gobierno chino castigó a los instigadores de las protestas.

En 1989 el Panchen Lama falleció, y el Dalái Lama y el gobierno de China reconocieron diferentes reencarnaciones. Respetando la religión de los tibetanos, el gobierno de China reconoció oficialmente la reencarnación del Panchen Lama, de acuerdo con la tradición Vajrayāna budista. Para ello se valieron del procedimiento que se utilizó en la dinastía Qing mediante el cual el Panchen Lama era elegido en una especie de lotería utilizando una urna de oro donde el nombre de los posibles Panchen Lama estaban insertados en bolas de cebada. Por su parte el Dalai Lama nombró a Gedhun Choeky Nyima como el undécimo Panchen Lama, mientras que el gobierno chino eligió al niño llamado Gyancain Norbu. Gyancain fue criado en Pekín y aparece en público muy esporádicamente. Choeky y su familia, de acuerdo a los exiliados tibetanos, parecieran estar prisioneros. El gobierno chino afirma que está libre bajo una identidad falsa a fin de proteger su privacidad.

En marzo de 2008 se desencadenó una revuelta con un número de víctimas por determinar. Los disturbios comenzaron cuando monjes y pro independencia tibetanos atacaron comercios y personas de etnia tibetana y etnia han (la mayoritaria en China). Como resultado de estos disturbios, algunos países se plantearon la posibilidad de no acudir a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, como sucedió con el dirigente francés Nicolas Sarkozy. El propio Sarkozy tuvo que dar marcha atrás en sus declaraciones cuando una huelga de consumidores puso en aprietos a la cadena mayorista Carrefour en China.

La celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín durante el 2008 generó agrias protestas por parte de tibetanos y simpatizantes del nacionalismo Tibetano en todo el mundo. La policía de países con grandes cantidades de refugiados tibetanos como India y Nepal tuvo que mantener el orden ante las protestas. En Japón, se realizaron multitudinarias protestas pro nacionalistas tibetanas ante la visita del presidente chino Hu Jintao.[5]​ En el 2012 los parlamentarios japoneses presentaron una resolución que urgía a China a detener la "represión" en Tíbet motivada por la visita del líder tibetano el Kalon Tripa al Parlamento japonés y su reunión con distintos parlamentarios, líderes religiosos y ex primeros ministros.[6]

Además del apoyo mostrado por los japoneses, el entonces candidato presidencial Barack Obama solicitó al presidente George W. Bush que no asistiera a los Juegos Olímpicos de Pekín si el gobierno chino no dialogaba con el Dalai Lama, el presidente de Francia Nicolas Sarkozy y el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon no asistieron a la apertura de los JJ. OO.,[7]​ también hubo un comunicado emitido por 12 intelectuales chinos como los disidentes chinos, Wang lixiong, Liu xiaobo y Yu jie quienes apoyaban la autonomía y independencia del Tíbet y solicitaban al gobierno de Pekín detener el conflicto étnico.[8]

Sin embargo algunos países también han mostrado apoyo a China, por ejemplo Rusia, que no permitió al Dalai Lama la entrada al país hasta el 2004, con la subsecuente protesta de China. Esto porque la tercera comunidad religiosa de Rusia es la budista, mayoritaria en varias repúblicas rusas.[9]​ De forma similar, el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, le denegó la entrada al Dalai Lama en el 2008 para evitar perturbar las relaciones con China que había presionado al gobierno costaricense en ese sentido[10][11]​ a pesar de las protestas de la asociación cultural tibetana costarricense.

En 2009, el Dalai Lama por invitación del gobierno visitó Taiwán, un país mayoritariamente budista y que es reclamado por China como parte de su territorio, para orar por las víctimas de los recientes huracanes, lo cual encendió la ira del gobierno chino que lo consideró una provocación. El Dalai Lama aseguró que su labor era puramente humanitaria y religiosa.[12]

En marzo de 2010 comienza una nueva forma de protesta a favor del (quemarse a lo bonzo) en apoyo al ya creciente nacionalismo tibetano que consideró la anexión del Tíbet a China como ilegal y represiva. Se acusó al dalai lama de incentivar a sus seguidores en el Tíbet y otras partes de china a autoinmolarse.[13]​ Entre esa fecha y finales de mayo de 2012 se habían inmolado al menos 32 personas en tres provincias de China que cuentan con una población tibetana numerosa (Sichuan, Qinghai y Gansu), pero no en el mismo Tíbet, de las cuales habían fallecido al menos 27, según grupos de defensa de los derechos humanos. El domingo 27 de mayo de 2012 se produjeron las primeras inmolaciones en el interior de Tíbet cuando dos personas se quemaron a lo bonzo en la capital, Lhasa, cerca del templo de Johkang, lo que desató una oleada de detenciones en Lhasa en los días siguientes. Según Radio Free Asia, medio ligado al Gobierno de Estados Unidos que tiene servicio en lengua tibetana, fueron arrestadas alrededor de 600 personas entre las cuales hay varios sospechosos de haber grabado las inmolaciones con sus teléfonos móviles. Esa misma emisora informó que el miércoles 30 de mayo una mujer de 33 años se quemó a lo bonzo cerca de un monasterio budista de Aba (provincia de Sichuan).[14]​ También ha habido inmolaciones de exiliados tibetanos fuera de China como la que se produjo en Nueva Delhi en marzo de 2012.

La Región autónoma del Tíbet se divide en 4 ciudades prefectura y 3 prefecturas:

El Tíbet histórico constaba de 2 500 000 de km² en un promedio de altitud de más de 4000 m. Actualmente, el Tíbet, se divide en tres provincias: Amdo (en el nordeste), Kham (la más oriental) y U-Tsang (suroeste).

El paisaje tibetano es impresionante. En el Tíbet nacen ríos como el Brahmaputra (tsangpo en tibetano), el Yangtsé (drichu) o el Indo (sengue khabab). Actualmente hay un grave problema con la ubicación de residuos nucleares en el Tíbet y con la enorme deforestación que se está llevando a cabo en la zona. También hay que destacar una fuerte explotación de los recursos minerales. El gran peligro del ecosistema tibetano es que resulta muy valioso pero, a la vez, extremadamente delicado y frágil.

Se cultivan cereales como el trigo, el maíz o la cebada. También cultivan mostaza, col, coliflor, coriandro, patata, arroz, remolacha azucarera y tabaco entre otros.

En el Tíbet crecen árboles frutales como los manzanos y cerezos y otros como castaños y nogales, por citar algunos. Una planta muy cultivada es, sin duda, el té (en sus múltiples variedades). Muchas de las plantas que crecen allí se utilizan para la medicina, pues existen más de dos mil de ellas para tratar el cáncer, úlceras, malaria, diabetes, anemia, tuberculosis.

Hay mucha variedad de animales: 40 especies endémicas de mamíferos, 23 de pájaros, 2 de reptiles y 10 de batracios. Algunos son: el yak, el antílope tibetano, el oso panda gigante, el panda rojo y la marmota de los Himalayas. La mayor parte de la flora y fauna tibetana se concentra en las zonas más húmedas del este y del sur.

La biodiversidad de la meseta tibetana tiene características únicas, pero no es fácil medir el nivel de su degradación debido a restricciones para realizar mediciones independientes. Los cambios radicales en el entorno natural tibetano podrían afectar al monzón —del que dependen las cosechas de la India, Nepal, Tailandia, Birmania, China y otros países asiáticos— y que se origina en el Tíbet. Este hecho es muy importante para los tibetanos[cita requerida].

Libros y periódicos pueden comprarse escritos en lengua tibetana y existen varios canales de radio y televisión en esta lengua. En 2007 se inauguró la primera emisora de televisión que emite 24 horas al día en tibetano.

Las inversiones chinas en la provincia autónoma han crecido espectacularmente y esto se ha traducido en la construcción de carreteras, aeropuertos, centrales eléctricas, puentes y ferrocarriles. En 2007 comenzó la explotación del ferrocarril transtibetano, que ha aportado miles de nuevos turistas a Lhasa, no sin polémica por parte de los sectores religiosos.

La economía de Tíbet se ha basado en actividades tradicionales como, la agricultura, la ganadería, la hilandería de lana, la silvicultura y la artesanía. Recientemente se han descubierto en Tíbet modestos yacimientos de cobre, plomo, zinc, cromo, oro, aluminio y petróleo, lo que ha hecho que diversas empresas, tanto nacionales como extranjeras se hayan interesado en hacer estudios más amplios en la zona. Tíbet posee además uno de los cinco únicos yacimientos de litio en el mundo, material usado en medicina, industria pesada y recientemente en baterías de coches eléctricos y dispositivos informáticos móviles, lo que lo convierte en un yacimiento estratégico.

A causa de la gran altitud y las duras condiciones ambientales del Tíbet, su gastronomía es muy rica en calorías, proteínas y grasas. La alimentación diaria de los nómadas tibetanos se basa en dos alimentos muy energéticos: la tsampa, que consiste en harina generalmente de cebada tostada al fuego, y el té tibetano (chas), que es té con mantequilla de yak y sal. Otros platos más elaborados son, por ejemplo, el thukpa (sopa de verduras, carne y pasta) y el momo (pasta con forma de ravioli —de un tamaño más grande que una croqueta— rellena de carne o verdura, hechos al vapor), así como los khabse (galletas). Igualmente se come carne de yak, oveja o cabra. También aprovechan la leche para hacer lassi, yogur batido y un poco de miel con carne de buey.

La educación es bilingüe y los niños tibetanos aprenden simultáneamente chino mandarín y tibetano. En la lengua tibetana, las palabras acostumbran a ser monosilábicas aunque se les añade un sufijo que normalmente denomina si es masculino, femenino, plural, verbo, etc. El alfabeto tibetano proviene de la época del rey Songtsen Gampo. Este rey (el que introdujo el budismo al Tíbet) envió un grupo de eruditos a la India para que estudiaran los textos budistas y los tradujeran a la lengua tibetana. Asimismo, estos eruditos debían estudiar detalladamente los alfabetos indios. Escogieron el brahmi y, modificándolo, se creó el alfabeto tibetano.

El budismo mahayana entró en el Tíbet gracias a Guru Rinpoché en el siglo VIII. Antes existía la tradición Bön. Con el auge del budismo, la antigua tradición casi desapareció, aunque más tarde fue recuperada y se fundaron 300 monasterios. Parte de la creencia Bön creó el budismo tibetano. La tradición Mahayana o Gran Vehículo no se limita a buscar la liberación personal, sino que tiene como finalidad expandir la sabiduría lograda y enseñar el camino a todos los seres. Este vehículo toma diferentes formas según las culturas: el zen en Japón, el tantra o vajrayana en Tíbet.




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