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Reino grecobactriano



Bandera

Bandera

El Reino grecobactriano fue un Estado griego fundado en la zona de Bactriana alrededor del año 250 a. C. por el gobernador Diodoto I (Theodotos), luego de separarse del Imperio seléucida.

En su momento de máxima expansión llegó a cubrir los actuales territorios del norte de Afganistán y partes de Asia Central y la India, siendo el área más oriental del mundo helénico entre los años 250 y años 120 a. C.

La posterior escisión de los territorios del norte de la India, producto de las propias convulsiones políticas de Bactriana, significaría el nacimiento del Reino indogriego y la expansión de este, que perduraría hasta el año 10 d. C.

No hay suficientes datos ciertos como para dar una historia detallada del Reino grecobactriano, por lo que la información es aproximativa y —de momento— se funda principalmente en las observaciones numismáticas,[1]​ así como algunas fuentes clásicas de autores griegos, latinos, hindúes y chinos.

El Reino grecobactriano fue fundado alrededor del año 250 a. C. cuando el gobernador seléucida de Bactriana, Sogdiana y Margiana, llamado Diodoto (Theodotos), proclamó la independencia de sus territorios del poder del emperador seléucida Antíoco II, quien estaba en medio de una guerra contra la dinastía Ptolemaica de Egipto.

El nuevo reino, altamente urbanizado y considerado como uno de los más ricos de Oriente («opulentíssimum illud mille úrbium Bactrianum imperium», «el extremadamente próspero Imperio bactriano, de las mil ciudades» Marco Juniano Justino, XLI, 1),[3]​ aumentaría su poder y comenzaría una expansión territorial al este y al oeste:

Poco después en Partia, el sátrapa y autoproclamado rey Andrágoras fue derrotado por Arsaces I, lo que terminaría por desvincular a los grecobactrianos del contacto directo con el mundo griego. No obstante, el intercambio por tierra continuaría a un nivel reducido, a la vez que el comercio marítimo entre el Egipto griego y Bactriana se vería beneficiado por los cambios políticos.

Diódoto I sería sucedido por su hijo Diodoto II, quien se alió con los partos en su lucha contra Seleuco II:

Eutidemo, un griego de Magnesia, según Polibio[6]​ y posible sátrapa de Sogdiana, derrocó a Diodoto II alrededor del año 230 a. C. y dio comienzo a su propia dinastía. El control de Eutidemo se expandió a Sogdiana, yendo tras la ciudad de Alejandría Escate fundada por Alejandro Magno en Fergana.

Eutidemo fue atacado por el regente seléucida Antíoco III alrededor del año 210 a. C. Pese a comandar 10 000 jinetes, Eutidemo inicialmente perdió una batalla en el Arius[8]​ y tuvo que retroceder. Luego de esto, resistió exitosamente un sitio de tres años en la ciudad fortificada de Bactriana antes de que Antíoco finalmente decidiera reconocer el nuevo orden y le ofreciera una de sus hijas al hijo de Eutidemo, Demetrio alrededor del 206 a. C.[9]​ Fuentes clásicas también relatan que Eutidemo negoció la paz con Antíoco III, al sugerirle que él merecía crédito por la caída de Diodoto, y que protegería Asia Central de las invasiones nómadas gracias a los esfuerzos de su defensa.

Tras la partida del ejército seléucida, el reino grecobactriano parece haberse expandido. En el oeste, áreas del noreste del actual Irán aparentan haber sido absorbidas, posiblemente hasta el interior de Partia, cuyos regentes habían sido derrotados por Antíoco III el Grande. Estos territorios probablemente tuvieron un trato similar al de las satrapías de Tapuria y Traxiana.

Hacia el norte, Eutidemo I controló Sogdiana y Fergana, y hay indicios que desde Alejandría Escate habría liderado expediciones a territorios como Kashgar y Ürümqi en el Turquestán chino, estableciendo los primeros contactos entre China y el oeste alrededor del año 220 a. C. El historiador griego Estrabón escribe:

Varias estatuas y representaciones de soldados griegos han sido encontradas en el norte de Tien Shan, en las zonas fronterizas de China, y se muestran hoy en día en el Museo de Sinkiang en Urumchi.[10]

También se han sugerido influencias griegas en el arte chino (Hirth, Rostovtzeff). Diseños con flores de roseta, líneas geométricas e incrustaciones de vidrio, señales de influencias helenísticas,[11]​ en algunos antiguos espejos de bronce Han, datados alrededor del 300-200 a. C.[12]

La numismática también sugiere que podría haber ocurrido un intercambio de tecnología en esas ocasiones: los greco-bactrianos fueron los primeros en el mundo en usar monedas de cuproníquel (en porcentaje de 75/25),[13]​ una aleación sólo conocida en esa época por los chinos con el nombre de «cobre blanco» (algunas armas del periodo de los Reinos Combatientes eran de esa aleación).[14]​ La práctica de exportar metales chinos, particularmente hierro, como medio de intercambio, está comprobada en ese periodo. Los reyes Agatocles y Pantaleón fabricaron las monedas alrededor del año 170 a. C. Las monedas de cuproníquel no volverían a ser acuñadas hasta el siglo XIX.

La presencia de chinos en India desde antiguas épocas también es sugerida por las inscripciones sobre los ciñas (sánscrito: चीन) en el Majábharata y las Leyes de Manu.

El embajador y explorador Zhang Qian, de la Dinastía Han visitó Bactriana en 126 a. C., e informó de la presencia de productos chinos en los mercados bactrianos:

A su retorno a China, Zhang Qian informó al Emperador Wudi sobre el nivel de sofisticación de las civilizaciones urbanas de Fergana, Bactriana y Partia, haciendo que el emperador se interesara en incrementar las relaciones comerciales con dichos territorios:

Embajadores de chinos fueron enviados al Asia Central, propiciando el desarrollo de la Ruta de la Seda desde finales del siglo II a. C.[15]

El emperador indio Chandragupta, fundador de la dinastía Maurya, había reconquistado el noroeste de la India, después de la muerte de Alejandro Magno, alrededor del 322 a. C. Sin embargo, mantuvo contactos con sus vecinos griegos del Imperio seléucida, se establecieron alianzas dinásticas y se reconocieron matrimonios entre griegos e indios (descrito como un tratado de Epigamia en las fuentes antiguas).

Muchos griegos, tales como el historiador Megástenes, residieron en la corte maurya. Asimismo, cada emperador Maurya tuvo un embajador griego en su propia corte.

Asoka, nieto de Chandragupta, se convirtió al budismo y se volvió un gran difusor en la línea del canon Pali del Budismo Theravada, dirigiendo sus esfuerzos a los indios y al mundo helenístico desde alrededor del año 250 a. C.

De acuerdo con los Edictos de Asoka, grabados en piedra y algunos escritos en griego, envió emisarios budistas a los territorios griegos en Asia y a tierras tan lejanas como el Mediterráneo. Los edictos nombran a cada uno de los regentes del mundo helenístico en ese momento.

Además, de acuerdo a fuentes pali, algunos de los emisarios de Asoka fueron monjes budistas griegos, indicando un cercano intercambio religioso entre las dos culturas:

Los grecobactrianos probablemente recibieron a esos emisarios budistas (al menos a Maharakkhita), y también habrían tolerado la fe budista, pese a pequeños desencuentros. En el siglo II, Clemente de Alejandría reconoció la existencia de sramanas budistas entre los bactrianos (en ese periodo, bactriano significaba «griego oriental»), e incluso su influencia en el pensamiento griego:

Demetrio, hijo de Eutidemo, comenzó una invasión a la India el 180 a. C., unos pocos años después de que el Imperio mauria hubiese sido derribado por la Dinastía Sunga. Los historiadores difieren en las motivaciones detrás de esta invasión. Algunos señalan que la invasión a la India habría sido motivada para mostrar su apoyo al Imperio Maurya y proteger al budismo de las persecuciones religiosas de los sungas, tal como señalan las escrituras budistas (Tarn). Otros historiadores ha señalado que las inscripciones sobre persecuciones durante este periodo han sido exageradas (Thapar, Lamotte).

Demetrio posiblemente llegó hasta la capital imperial de Pataliputra en el este de la India (hoy en día Patna). Sin embargo, estas campañas suelen atribuírsele a Menandro I. La invasión fue completada el año 175 a. C. La consolidación de estas conquistas en el norte de la India suele llamarse como Reino indogriego, el cual sobrevivió al menos por dos siglos hasta el año 10 d. C.

La fe budista floreció bajo el reinado de los reyes indogriegos, especialmente bajo Menandro I. Fue un periodo de gran sincretismo cultural, ejemplificado por el desarrollo del grecobudismo.

De regreso a Bactriana, Eucrátides, un general de Demetrio, gestó una rebelión en contra de la dinastía eutidémica y estableció su propio gobierno alrededor del año 170 a. C., probablemente destronando a Antímaco I o Antímaco II.

La rama india de los Eutidémicos trató de devolver el golpe, teniéndose constancia que un rey indio llamado Demetrio (probablemente Demetrio II), habría retornado a Bactriana con 60 000 hombres para derrotar a los golpistas, pero aparentemente habría sido derrotado y asesinado en el encuentro:

Eucrátides lanzó campañas extensivas sobre el noroeste de la India, y dirigió un vasto territorio como lo indica la acuñación de monedas griegas en muchos lugares de la India, tan lejos como el río Jhelum en Panyab. Sin embargo, finalmente fue expulsado por el rey indogriego Menandro I, quien se preocupó de crear un gran territorio unificado.

En una confusa inscripción, Marco Juniano Justino señala que Eucrátides habría sido asesinado en el campo de batalla por «su hijo y rey conjunto», que podría ser, bien Eucrátides II o Heliocles I (aunque hay especulaciones de que podría haber sido Demetrio II). Su hijo habría pasado su carro de batalla por sobre el cuerpo ensangrentado de Eucrátides, dejándolo desmembrado y sin sepultura:

Posiblemente durante, o después de sus campañas en la India, la Bactriana de Eucrátides habría sido atacada y derrotada por el rey parto Mitridates I, posiblemente en alianza con los partisanos de la dinastía Eutidémica:

Posterior a su victoria, Mitrídates I obtuvo los territorios bactrianos al oeste de Río Hari Rud, las regiones de Tapuria y Traxiana:

En el año 141 a. C., los grecobactrianos aparentemente habrían entrado en alianza con el rey seléucida Demetrio II para luchar contra Partia:

El historiador del siglo V Paulo Orosio, declara que Mitrídates I, ocupó territorios entre el Indo y el Jhelum hasta el fin de su reinado, alrededor del 138 a. C., antes que su reino se debilitase por su muerte en el 136 a. C.

Heliocles I terminó reinando en los territorios restantes. La derrota, tanto en el oeste como en el este, habría dejado a Bactriana muy debilitada y abierta a invasiones nómadas del norte, a las que habría seguido su final definitivo.

De acuerdo con las crónicas Han, luego de la derrota en el 162 a. C. por los Xiongnu (Hunos), las tribus nómadas yuezhi se desplazaron desde la cuenca del Tarim hacia el oeste, cruzando la civilización de Ta-Yuan (probablemente las posesiones griegas en Fergana), y se restablecieron al norte del Oxus, en los actuales Kazajistán y Uzbekistán, en el norte de los territorios grecobactrianos. Se describe a Ta-Yuan como una poderosa civilización urbana que tuvo numerosos contactos e intercambios con China desde el 130 a. C. Los yuezhi aparentemente habrían ocupado los territorios grecobactrianos del norte durante el reinado de Eucrátides I, quien se encontraba ocupado luchando en India en esa época.

Alrededor del año 140 a. C., los escitas del este, aparentemente fueron presionados por el sur por la migración de los yuezhi, comenzaron a invadir varias partes de Partia y Bactriana. La invasión de Partia se encuentra bien documentada, señalándose que atacaron en dirección a las ciudades de Merv, Hecatompolis y Ecbatane. Derrotaron y asesinaron al rey parto Fraates II de Partia, hijo de Mitrídates I de Partia, enrolando a las tropas mercenarias griegas bajo su dirección (tropas adquiridas durante su victoria ante Antíoco VII Evergetes. Nuevamente, en el 123 a. C., el sucesor de Fraates, su tío Artabano I, fue asesinado por los escitas.

Aparentemente Bactriana también fue atacada durante la movilización de los escitas. La destrucción de la ciudad grecobactriana de Ai-Khanoum, datada alrededor del año 140 a. C. es generalmente atribuida a ellos. Los escitas luego se desplazarían al sur y al sureste, a los actuales territorios de Afganistán e India, bajo la presión de los yuezhi. La cultura de estas invasiones nómadas está aparentemente documentada en algunos sitios arqueológicos como Tillia Tepe, al noroeste de Afganistán.

Cuando Zhang Qian visitó a los yuezhi en el 126 a. C., tratando de obtener una alianza contra los Xiongnu, explicó que los yuezhi estaban asentados en el norte del Oxus, pero también tenían bajo su dominio los territorios al sur del Oxus, lo que hace referencia a Bactriana.

De acuerdo con Zhang Qian, los yuezhi representaban una considerable fuerza de entre 100 000 y 200 000 arqueros montados, con prácticas idénticas a las de los Xiongnu, los cuales probablemente habrían derrotado fácilmente a las fuerzas grecobactrianas (en el 208 a. C. cuando el rey Eutidemo I enfrentó la invasión del rey Seléucida Antíoco III Megas el Grande, comandó 10 000 soldados a caballo). Zhang Qian visitó Bactriana (llamada Daxia en chino) el 126 a. C., y retrató a un país que se encontraba totalmente desmoralizado y cuyo sistema político se había desvanecido, pese a que su infraestructura urbana se mantenía:

Los yuezhi se expandieron hacia el sur por Bactriana alrededor del 120 a. C., aparentemente presionados por las invasiones desde el norte de los Wusun. Antes de ellos, tribus escitas también habrían sido presionados, las cuales habrían continuado hasta la India, donde llegarían a ser identificadas como indo-escitas.

La invasión es también descrita en las fuentes clásicas occidentales desde el siglo I a. C., con nombres diferentes a los dados por los chinos:

Alrededor de esa época, el rey Heliocles I abandonó Bactriana y movió su capital al valle de Kabul, desde donde dirigió sus territorios indios. Habiendo abandonado los territorios bactrianos, es técnicamente el último rey grecobactriano, pese a sus muchos descendientes. Viajó más allá del Hindu Kush, formando la parte occidental del Reino indogriego. El último de los reyes indogriegos occidentales, Hermaeus, gobernaría hasta el año 70 a. C., cuando los yuezhi invadieron nuevamente ese territorio en el Parapamisos (mientras que los reyes indogriegos orientales continuarían gobernando hasta alrededor del año 10 d. C. en el área del Panyab).

Los yuezhi permanecieron en Bactriana por más de un siglo. Se helenizaron en cierto grado, como lo sugiere su adopción del alfabeto griego para escribir su lengua irania, y por numerosas monedas, acuñadas en el estilo de los reyes grecobactrianos, con texto en griego.

Alrededor del año 12 a. C., los yuezhi se desplazaron al norte de la India, donde establecieron el Imperio kushán.

El reino de esta dinastía abarcaba la Bactriana, Aracosia, Ferghana y Sogdiana, sus monarcas (basileos) conocidos fueron:

Esta dinastía controló Bactriana, Aracosia, Fergana y Sogdiana e inició la conquista del norte de la India.

Tras derrocar a Diodoto II ocupó su lugar:

El territorio obtenido por Demetrio I fue escindido en una zona occidental y otra oriental (aproximadamente separadas por la cordillera del Cáucaso hindú.
En la Bactriana entonces reinaron:

En los territorios de Parapamisos centrados en el valle de Kabul y el valle de Bagram así como en Aracosia, Gandhara y el Panyab, reinaron:

Gobernó principalmente en la Bactriana y en la Sogdiana, sus monarcas fueron:

Heliocles, el último rey griego de Bactriana fue derrotado por el pueblo nómada de los tocarios, procedente del Asia Central, algunos descendientes de Eucrátides I pueden haber sido basileos (‘monarcas’) del reino indogriego.

Los grecobactrianos fueron reconocidos por su cultura helenística y por mantener contactos regulares tanto con el Mediterráneo y la India, llegando a intercambiar embajadores con esta última nación.

Sus ciudades, como Ai-Janoum en el noreste de Afganistán, y Bactriana (la moderna Balkh), en donde se han encontrado restos helenísticos, demuestran una sofisticada cultura urbana, llegándose a señalar que Ai-Janoum «tuvo todas las características de una ciudad helena, con un teatro griego, gimnasio y algunas casas griegas con patios coloniales» (Boardman). De hecho, restos de columnas corintias clásicas han sido encontradas en excavaciones en el sitio, de la misma manera como varios fragmentos de esculturas. También se ha encontrado un fragmento de un gran pie en estilo helenístico, el cual se estima que perteneció a una estatua de alrededor de 5 o 6 metros de altura.

Una de las inscripciones en griego encontradas en Ai-Janoum, el Herôon of Kineas, ha sido datada alrededor del 300-250 a. C., y describe preceptos délficos:

Como hombre joven, aprende a controlar las pasiones.
En la adultez, sé justo.
En la vejez, da buenos consejos.

Algunas de las monedas grecobactrianas y de sus sucesores indogriegos, son consideradas el mejor ejemplo de arte numismático griego, con "una buena mezcla de realismo e idealización", incluyendo las mayores monedas acuñadas en el mundo heleno: las de mayor tamaño en oro fueron acuñadas por Eucrátides I, mientras que los indogriegos se caracterizaron por el tamaño de sus monedas de plata.

Muchas otras ciudades grecobactrianas han sido identificadas, como Saksanokhur (en el sur de Tayikistán) y también Dalverzin Tepe.



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