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Riñones



Los riñones son los órganos principales del sistema urinario humano. Se encargan de la excreción de sustancias de desecho a través de la orina y cuentan con otras funciones muy importantes, entre ellas la regulación del equilibrio del medio interno del organismo (homeostasis), controlando el volumen de los líquidos extracelulares, la osmolaridad del plasma sanguíneo, el balance de electrolitos y el pH del medio interno. Además el riñón fabrica hormonas como la eritropoyetina que regula la producción de glóbulos rojos de la sangre y la renina que regula la presión arterial. [1]​ Los riñones son órganos pares con forma de judía, habichuela o frijol. En los seres humanos se ubican en la parte posterior del abdomen a ambos lados de la columna vertebral, cada riñón mide 12 cm de largo y 6 de ancho. Pesa entre 150 y 170 gramos en un adulto promedio. La ausencia de riñones o su falta de funcionamiento es incompatible con la vida, por ello los enfermos con insuficiencia renal grave precisan la utilización de procedimientos de diálisis (riñón artificial) o un trasplante de riñón para continuar con vida.[2]

Los riñones en el ser humano están situados en la parte posterior del abdomen. Hay dos, uno a cada lado de la columna vertebral. El riñón derecho descansa detrás del hígado y el izquierdo debajo del diafragma y adyacente al bazo, separados de estos órganos por el peritoneo parietal posterior. Sobre cada riñón hay una glándula suprarrenal. La asimetría dentro de la cavidad abdominal causada por el hígado, da lugar a que el riñón derecho esté ligeramente más bajo que el izquierdo. Los riñones están situados detrás del peritoneo, en el retroperitoneo, se ubican entre la última vértebra torácica, y las tres primeras vértebras lumbares (de T12 a L3).[3]​ Los polos superiores de los riñones están protegidos, parcialmente, por las costillas 11 y 12. Cada riñón está rodeado por dos capas de grasa (perirrenal y pararrenal) que ayudan a protegerlos.[3][4]

El peso de los riñones equivale al 1 % del peso corporal total de una persona. Los riñones tienen un lado cóncavo y otro convexo. En la porción cóncava que mira hacia adentro hay una región central llamada hilio por la cual entra en el riñón la arteria renal y sale la vena renal y el uréter.

En el riñón humano pueden distinguirse dos áreas diferenciadas, una zona externa de color más claro que se llama corteza y otra interna que recibe el nombre de médula renal. La médula renal contiene entre 8 y 18 estructuras de forma cónica que se llaman pirámides renales. En el vértice de cada pirámide se encuentra la papila renal muy próxima al hilio. Del hilio renal parte el uréter por el cual la orina transita hasta la vejiga urinaria desde donde se vierte al exterior a través de la uretra.

Cada riñón recibe su flujo de sangre de una de las dos arterias renales que parten desde la aorta abdominal. La irrigación sanguínea de los dos riñones en condiciones normales corresponde aproximadamente al 22% del gasto cardíaco, el suministro de sangre a los riñones está íntimamente ligado a la presión arterial.

Al entrar en el hilio del riñón, la arteria renal se divide en arterias segmentarias que se ramifican en arterias interlobulares más pequeñas situadas entre las papilas renales que dan lugar a las arterias arciformes, que transcurren a lo largo del límite entre la médula y la corteza renal. Las arterias arciformes emiten ramas más pequeñas llamadas arterias corticales radiales o arterias interlobulillares. Las ramificaciones de estas arterias corticales son las arteriolas aferentes que forman los capilares glomerulares que drenan en las arteriolas eferentes. Las arteriolas eferentes se dividen en los capilares peritubulares que proporcionan sangre a la corteza y los vasa recta que son capilares que aportan la sangre a la médula renal. El retorno venoso sigue un camino inverso al arterial a través de las venas interlobulillares, venas arciformes y venas interlobulares que finalmente drenan en la vena renal.

Es la parte externa del riñón y tiene aproximadamente 1 cm de grosor, de coloración rojo parduzca y fácilmente distinguible al corte de la parte interna o medular. Forma un arco de tejido situado inmediatamente bajo la cápsula renal. La corteza renal contiene el 75 % de los glomérulos y los túbulos proximales y distales. Recibe el 90 % del flujo sanguíneo renal y su principal función es la filtración, la reabsorción y la secreción.[5]

La médula renal está compuesta por entre 8 y 18 formaciones cónicas que reciben el nombre de pirámides renales o pirámides de Malpighi. La amplia base de cada pirámide hace frente a la corteza renal, y su ápice, o papila, apunta internamente, descargando en el cáliz menor, el cual a modo de embudo confluye en la pelvis renal. Las pirámides parecen rayadas porque están formadas por segmentos paralelos rectos de túbulos renales. Entre una pirámide renal y otra se encuentran las columnas de Bertin, estructuras que están compuestas por el mismo tejido que la corteza renal, sin embargo por su situación se consideran parte de la médula.[5]

A nivel microscópico, el riñón está formado por entre 800 000 y 1 000 000 de unidades funcionales, que reciben el nombre de nefronas. Es en la nefrona donde se produce realmente la filtración del plasma sanguíneo y la formación de la orina; la nefrona es la unidad básica constituyente del órgano renal. En cada riñón existen 250 conductos colectores, cada uno de los cuales recoge la orina de 4000 nefronas.

La estructura de la nefrona es compleja, se compone de un corpúsculo renal en comunicación con un túbulo renal. El corpúsculo renal es una estructura esferoidal, constituida por la cápsula de Bowman y el ovillo capilar contenido en su interior o glomérulo. El túbulo donde se vierte el filtrado glomerular se divide en tres partes: túbulo contorneado proximal, asa de Henle y túbulo contorneado distal.

La función de la nefrona está dividida en tres pasos fundamentales:

El aparato yuxtaglomerular es una pequeña estructura que se encuentra situada en cada una de las nefronas entre la arteriola aferente y eferente, junto al túbulo contorneado distal. Está formado por las células yuxtaglomerulares que segregan renina, las células de la mácula densa y las células de Goormaghtigh o células mesangiales extraglomerulares.[6]

El filtrado glomerular fluye desde el túbulo contorneado distal de la nefrona al sistema de conductos colectores del riñón. Cada tubo colector recibe como afluentes los túbulos contorneados distales de las nefronas próximas. Los tubos colectores se agrupan entre ellos dando origen a conductos cada vez más gruesos que finalmente desembocan en la papila renal, donde pasan a llamarse conductos de Bellini o conductos papilares. En los conductos colectores actúa la hormona antidiurética aumentando la permeabilidad al agua y facilitando su reabsorción, concentrando la orina cuando es necesario.[7]

Los riñones filtran la sangre del aparato circulatorio y eliminan mediante la orina los residuos metabólicos del organismo, entre ellos urea, ácido úrico, creatinina, potasio y fósforo. La producción de orina tiene lugar a través de un complejo sistema que incluye mecanismos de filtración, reabsorción y secreción. Diariamente los riñones producen unos 180 litros de filtrado glomerular que se concentran en únicamente 1 o 2 litros de orina. La orina baja continuamente desde el riñón a través de los ureteres hasta la vejiga urinaria, donde se almacena hasta el momento de su expulsión al exterior a través de la uretra.[1]

Casi todas las enfermedades del riñón actúan sobre las nefronas y les hacen perder su capacidad de filtración, proceso denominado insuficiencia renal. La insuficiencia renal puede suceder rápidamente, a menudo como resultado de un traumatismo de riñón o intoxicación, pero casi todas las patologías del riñón destruyen las nefronas lenta y silenciosamente, provocando insuficiencia renal crónica que se agrava progresivamente durante años o décadas. Las dos causas más comunes de insuficiencia renal crónica son la diabetes y la hipertensión. Las especialidades médicas que estudian los riñones y las enfermedades que le afectan son la nefrología y la urología.

Los invertebrados pueden poseer órganos excretores que se denominan a veces como "riñones", pero, incluso en Amphioxus, estos nunca son homólogos con los riñones de los vertebrados, y se conocen con mayor precisión por otros nombres, tales como nefridios.

En la mayoría de los vertebrados, el riñón primitivo (mesonefros) persiste en el adulto, aunque generalmente fusionado con el metanefros; en los amniotas sin embargo, el mesonefros solo existe en el embrión.

En los vertebrados más primitivos, el pez bruja y lampreas, el riñón es extraordinariamente sencillo: consiste en una fila de nefronas, cada una de ellas vacía directamente en el conducto de Wolff.

Los riñones de peces y anfibios son típicamente órganos estrechos, alargados, que ocupan una parte importante del tronco. Los conductos colectores de cada grupo de nefronas por lo general desembocan en el conducto de Wolff. Sin embargo, la situación no siempre es tan sencilla; en peces cartilaginosos y algunos anfibios, hay también un conducto más corto, similar al uréter amniote, que drena las partes posterior (metanéfrico) del riñón, y se une con el conducto de Wolff en la vejiga o la cloaca. De hecho, en muchos peces cartilaginosos, la porción anterior del riñón puede degenerar o dejar de funcionar por completo en el adulto.

Los riñones de reptiles consisten en un número de lóbulos dispuestos en un patrón ampliamente lineal. Cada lóbulo contiene una sola rama del uréter en su centro. Los reptiles tienen relativamente pocas nefronas en comparación con otros amniotas de un tamaño similar, posiblemente debido a su menor tasa metabólica.

Las aves tienen, riñones alargados relativamente grandes, cada una de las cuales se divide en tres o más lóbulos distintos. Los lóbulos se componen de varios lobulillos más pequeños irregularmente dispuestos, cada uno centrado en una rama del uréter. Las aves tienen glomérulos pequeños, pero aproximadamente el doble de nefronas que mamíferos de tamaño similar.

El riñón humano es bastante similar al de otros mamíferos. Las características distintivas del riñón de mamífero, en comparación con la de otros vertebrados, incluyen la presencia de pelvis renal, pirámides renales, y una corteza renal claramente distinguible de la médula. Esta última característica se debe a la presencia de asas alargadas de Henle; éstas son mucho más cortos en las aves, y no realmente presente en otros vertebrados. Solamente en los mamíferos el riñón adquiere su clásica forma de habichuela, aunque hay algunas excepciones, como los riñones multilobulados de pinnípedos y cetáceos.[10]

Modelo didáctico de un riñón de mamífero.

Modelo didáctico de un riñón de mamífero y glándula suprarrenal.

Modelo didáctico de un riñón de mamífero.




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