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Richmal Crompton



Richmal Crompton Lamburn (Bury, Lancashire, 15 de noviembre de 1890Farnborough, 11 de enero de 1969) fue una escritora inglesa, especializada en libros infantiles y narraciones de terror.

Fue la segunda hija del reverendo anglicano Edward John Sewell Lamburn, pastor protestante y maestro de la escuela parroquial, y de su esposa Clara, nacida Crompton. Su hermano mayor, llamado John Battersby Crompton Lamburn, fue también escritor bajo el pseudónimo de John Lambourne, y se le recuerda principalmente por su novela de fantasía The Kingdom That Was (1931).

Richmal Crompton acudió a la St Elphin's School para hijas de clérigos anglicanos y ganó una beca para realizar estudios clásicos de latín y griego en el Royal Holloway College, en Londres, donde se graduó de Bachiller en Artes. Formó parte del movimiento sufragista de su tiempo y volvió en St. Elphin's en 1914 para enseñar cultura y autores clásicos hasta 1917; luego, cuando contaba 27 años, marchó a la Bromley High School al sur de Londres, como profesora de la misma materia hasta 1923, cuando, habiendo contraído poliomielitis, quedó sin el uso de la pierna derecha. A partir de entonces dejó la enseñanza, usó bastón y se dedicó por entero a escribir en sus ratos libres. En 1919 había creado ya a su famoso personaje William Brown, Guillermo Brown, protagonista de treinta y ocho libros de relatos infantiles de la saga Guillermo el travieso que escribió hasta su muerte. Sin embargo, también escribió no menos de cuarenta y una novelas para adultos y nueve libros de relatos no juveniles. No se casó nunca ni tuvo hijos, aunque fue al parecer una excelente tía para sus sobrinos. A los cuarenta años, sufrió cáncer de mama y se hizo una mastectomía. A pesar de sus discapacidades, durante la Segunda Guerra Mundial se ofreció como voluntaria para el Servicio de Bomberos. Murió en 1969 en su casa de Farnborough, Kent.[1]

Es justamente célebre por una larga saga de libros que tienen como personaje central a Guillermo Brown, de los cuales llegó a vender doce millones de ejemplares solo en Gran Bretaña. Se trata de relatos de un estilo deliciosamente irónico, que reproducen muy bien el habla de los niños entre once y doce años y en los que Guillermo y su pandilla, "Los Proscritos" (Enrique, Pelirrojo, Douglas y el perro "de raza revuelta" Jumble, más ocasionalmente una niña llamada Juanita) ponen continuamente a prueba los límites de la civilización de la clase media en que viven, con resultados, tal y como se espera, siempre divertidos y caóticos. Los Proscritos asisten desconcertados a un mundo que no comprenden e intentan subvertir.

El enemigo está representado por sus padres y hermanos mayores Roberto y Ethel, el mundo adulto en general y los niños pijos, ultracorrectos e hipócritas como Humbertito Lane. El humor surge en la disparidad de opinión entre ambas partes, cuyas ideas respecto a lo que constituyen la educación y la conducta razonable, sean cuales sean, no tienen nada en común. Otro valor de la serie es el primoroso estilo literario en que está compuesta, caracterizado por una más que fina ironía y cierto costumbrismo genuinamente inglés que nos descubre una Inglaterra de cottages con cobertizos, pérgolas, té a las cinco y fieros labradores, y una infancia primorosamente descrita en toda su intensidad. Tampoco falta la sátira social, representada en los nuevos ricos, los señores Bott (enriquecidos con la salsa Bott) y su hija Violeta-Isabel, quienes imitan los modos de la alta sociedad inglesa, con resultados catastróficos cuando Guillermo se interpone.

Los valores y tópicos de su tiempo son también reflejados y criticados (las sociedades bíblicas, los movimientos por la temperancia, los autores pedantes, etc.) y como es de imaginar, caen víctimas de la ingenuidad de Guillermo, que es incapaz de salir de la interpretación literal de cualquier tema. No se escapan a la serie otras preocupaciones de su tiempo, como los niños pobres, hijos de las masas obreras del East End londinense, con los que Guillermo entra en contacto durante sus viajes a Londres o cuando éstos visitan el campo para disfrutar de la naturaleza.

En ningún país alcanzó la serie de Guillermo tanto éxito como en la España de los cincuenta, a través de la popular colección de la Editorial Molino, ilustrada con maravillosos grabados de Thomas Henry. Es muy posible que la causa sea, según escribe uno de los admiradores de esta escritora, el filósofo Fernando Savater, que la represión de los niños durante la España franquista los identificara por eso con la postura rebelde y anarquista de Guillermo Brown. Igualmente, el escritor Javier Marías declaró que se sintió impulsado a escribir con la lectura de, entre otros, los libros de Guillermo. Es más, entre sus aficionados se encontraba un joven John Lennon, quien, siendo niño se sintió:

La larga saga de Guillermo Brown se tradujo a otras lenguas y fue adaptada a la televisión; en 1969 la prensa británica calculaba que ya las ventas de los libros de Guillermo en el mundo habían alcanzado los nueve millones de ejemplares, en su época algo comparable al éxito de Harry Potter o los libros infantiles de Enid Blyton.

De entre su obra para adultos, en 2001 se tradujeron al español la colección de cuentos de fantasmas Bruma (1928) y la novela de terror La morada maligna (1926). Como escritora de relatos de terror es eminente y sigue las líneas del género marcadas por Montague Rhodes James.

(las fechas de publicación son de las ediciones inglesas)



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