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Rodrigo de Triana



Rodrigo de Triana (n. siglo XV), fue un marinero español. Fue tripulante de una de las carabelas de Cristóbal Colón en su primer viaje, en el que se produjo el descubrimiento del continente americano. Según la historiografía, fue el vigía que avistó el Nuevo Mundo.

El lugar de nacimiento de Rodrigo de Triana se encuentra en disputa, de modo que se barajan varias hipótesis.

El diario de a bordo de Cristóbal Colón menciona que un marinero ve tierra a las 2 de la mañana, afirmando posteriormente que el primero que ve tierra es Rodrigo de Triana.

Gonzalo Fernández de Oviedo señala el municipio onubense de Lepe como el lugar de nacimiento de la persona que avistó América, al ver lumbres o candelas en la costa, siendo noche, en Historia general y natural de las Indias de 1535. La obra atribuye a Rodrigo de Triana el avistamiento de América al amanecer.

El primer volumen de La historia de las Indias y conquista de México (el nombre de la obra varía según la edición), publicado en 1552 y escrito por Francisco López de Gómara, posee información referente al origen del marinero. En el capítulo XVI, El descubrimiento de las Indias que hizo Cristóbal Colón, se lee:

En el capítulo X, La honra y mercedes que los Reyes Católicos hicieron a Colón por haber descubierto las Indias, se aprecia otra referencia al origen de Rodrigo de Triana:

Si bien no existe una lista completa de los marineros que llevó Colón en su primer viaje, la historiadora Alice Bache Gould logró elaborar una lista de 90 marineros profusamente documentada,[1]​ que es la más completa que se conoce. En dicha lista de pasajeros solamente hay un vecino de Lepe, llamado Pedro Izquierdo, que fue grumete en la Santa María. Además, hay un vecino de La Redondela, pueblo costero muy cercano a Lepe, que se llamaba Pedro Lepe y que no regresó a España, ya que formó parte de los españoles que dejó Colón apostados en el Fuerte Navidad y que murió junto a los demás compañeros de la empalizada en un ataque de los nativos.[1]

Según el testimonio de un testigo llamado Fernando García Vallejos, interrogado por un fiscal en 1515, el primer marinero que avistó tierra se llamaba Juan Rodríguez Bermejo y era de un lugar sevillano llamado "Molinos". Otro testigo, Manuel de Valdovinos, que lo llama Juan Bermejo, también afirmó que era de Sevilla.[2]

La tradición local dice que Rodrigo era del barrio sevillano de Triana.[3]

Aunque en el diario de a bordo de Cristóbal Colón se le llama Rodrigo de Triana, se le han atribuido otros nombres.

Según la historiadora Alice Bache Gould el nombre "Rodrigo" es realmente el apellido "Rodríguez" mal copiado.[4]​ Este nombre se le atribuye gracias al testimonio de un testigo, Fernando García Vallejos, que al ser interrogado por un fiscal (con motivo de los pleitos colombinos) en 1515 declara:

En 1525 Juan Rodríguez Bermejo participó como piloto en la expedición a las Molucas, en el sudeste asiático, junto a García Jofre de Loaisa.[4]​ En dicha expedición se encontraba Juan Sebastián El Cano, el cual había completado en 1522 la primera circunnavegación de la Tierra, iniciada por Fernando de Magallanes. La expedición de las Molucas duraría de 1525 a 1536. Juan Rodríguez Bermejo fallecería durante la misma, el 24 de junio de 1526.[4]​ Estuvo casado con Catalina Muñoz.[1]

Existen otros dos testigos que prestaron declaración ante el fiscal en 1515 en el contexto de los pleitos colombinos.

Manuel de Valdovinos se explica del siguiente modo:

El testigo Diego Fernández Colmenero habla del asunto de la siguiente forma:[5]

El historiador Ángel Ortega, en su obra La Rábida: Historia documental crítica (1925), lo identificó con Rodrigo Bermejo, piloto de la Casa de la Contratación de Sevilla.[4]

Es el nombre que se le atribuye en el municipio de Lepe, de la provincia de Huelva.[6]

Según el diario de a bordo de Colón, fue el primer español que avistó el nuevo continente en la carabela Pinta. El diario salta inmediatamente del día 11 al 13 de octubre de 1492, entendiéndose los hechos narrados como del 12 de octubre:

Rodrigo divisó una pequeña isla del archipiélago de las Lucayas (conocido hoy como Bahamas), en el Mar Caribe. La isla en concreto era conocida por los indígenas como Guanahani y fue bautizada por Cristóbal Colón como San Salvador, en honor a Jesucristo y a la salvación que implicaba encontrar tierra tras aquella larga travesía.

La isla Watling, situada en las mismas Bahamas, se propuso en el siglo XIX como la isla donde Colón desembarcara en 1492. De este modo, en 1925 se le retiró el honor a otra isla que anteriormente se consideraba el San Salvador original y que ahora se llama Cat Island, para poner a la isla Watling el nombre de San Salvador, que hoy conserva. Finalmente, en 1986 la National Geographic Society apuntó a que la isla avistada y donde desembarcó Colón por primera vez en América es Cayo Samaná, otra pequeña isla también en Las Bahamas. Cayo Samaná es una pequeña isla alargada, hoy deshabitada, con 16 kilómetros de largo y aproximadamente 3 kilómetros y medio de ancho.

La hora del descubrimiento según el diario de a bordo de Cristóbal Colón serían "dos horas pasada la media noche", esto es las 2 de la madrugada del 12 de octubre de 1492, cuando se encontraban a dos leguas (marinas).

El ya citado libro Historia General y Natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, de 1535, en su Libro II, capítulo V, aporta mucho a este momento. En él se narra que primero, en la noche, Colón vio candelas en tierra, avisando a un par de tripulantes. Posteriormente, y aún de noche, un marinero vigía de Lepe avistó las candelas. Posteriormente cuenta que, a la mañana siguiente, en el amanecer, un marinero llamado Rodrigo de Triana fue el primero en ver tierra. Además, traslada el descubrimiento a la mañana del 11 de octubre, en lugar de situarlo en el 12 de octubre.

[...]

De acuerdo con el diario del primer viaje de Colón, los Reyes de España prometieron una recompensa de 10 000 maravedís al primero que avistara tierra. Al estar resultando el viaje mucho más extenso de lo inicialmente previsto, Colón ofreció además como recompensa por su parte un jubón de seda.

Rodrigo de Triana avista tierra a las 2 de la madrugada del 12 de octubre de 1492 (según el diario de a bordo de Colón, ya que de acuerdo con Historia General y Natural de las Indias, libro historiográfico de 1535, Rodrigo de Triana ve tierra al amanecer, correspondiendo el avistamiento a las 2 de la madrugada a un lepero el día 11 de octubre). Sin embargo, Colón argumenta que a las 10 de la noche del 11 de octubre, unas cuatro horas antes, él había visto por la ventana de su camarote luces que subían y bajaban en el horizonte, que él interpretó que podrían ser candelas en tierra, y que tras ver aquello avisó primero a Pero Guitiérrez, que dijo que podía ver las candelas también, y luego a Rodrigo Sánchez de Segovia, que dijo que no veía nada de eso, argumentando Colón que esto se debía a que Rodrigo Sánchez de Segovia estaba situado en un lugar donde no se podía ver lo que él quería mostrarle. De este modo, Rodrigo de Triana no cobraría la sustanciosa recompensa. El diario narra los hechos del siguiente modo:

De acuerdo con la obra Historia general y natural de las Indias (1535), al ver el lepero negada su recompensa, renegó de la fe y se fue a vivir a África. En Historia general de las Indias (1552) se menciona que se fue a Berbería, o sea, al Magreb.

Existen varias teorías de cuándo el ser humano llegó a América. Según los primeros estudios sobre la cultura Clovis, el hombre llegó a América hace 12 000 años, aunque otros tratadistas posteriores han situado el hecho hace entre 16 000 y 20 000 años. Otros, incluso, han llevado este hecho hasta hace 30 000 años. Se desconoce si los primeros pobladores llegaron a través del estrecho de Bering o en una ruta Oceanía-Polinesa-América del Sur.[7]

En el siglo XX se descubrieron indicios de asentamientos vikingos en Norteamérica.[8]​ Sin embargo, los vikingos abandonaron después estos asentamientos sin que esto tuviera repercusión en la cultura europea.

Fue la expedición de Cristóbal Colón de 1492 la que realmente tuvo una continuidad histórica, ya que tras de esta se iniciaron una serie de viajes sucesivos casi inmediatos de descubrimiento del continente americano, creándose la noción de Nuevo Mundo. Colón pensaba que se encontraba en Asia, a donde había intentado llegar, navegando hacia el oeste, con patrocinio de los Reyes Católicos. El avistamiento de Rodrigo de Triana de América marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, iniciando de lleno y en un instante la Edad Moderna.

En 1928 el Comité de la Exposición Iberoamericana de Sevilla le encargó al escultor Manuel Delgado Brackenbury una estatua de Rodrigo de Triana para ser colocada en la plaza de los Conquistadores, en la parte sur del recinto de la exposición. Tras la celebración de la muestra, la estatua fue llevada a los almacenes municipales. En 1948 la estatua se colocó en la plaza de Chapina, pero fue retirada de nuevo en 1962. En 1973 el escultor José Lemus realizó otra estatua diferente de Rodrigo de Triana, que fue colocada en la calle Pagés del Corro.[9]​ La estatua muestra a Rodrigo señalando la tierra sobre un pedestal de obra donde se lee "¡Tierra!". En la ciudad también hay una calle llamada Rodrigo de Triana.

En Lepe se honra la figura del lepero que, según la historiografía, avistó América. De esta forma, en Lepe una urbanización, un colegio y una de las principales calles del casco histórico se llaman Rodrigo Pérez de Acevedo, además de aparecer en el escudo de la ciudad en un puesto de vigía.

En Dos Hermanas, provincia de Sevilla, hay una calle llamada Juan Rodríguez Bermejo.

En 1992 se colocó en la plaza de Chapina un memorial titulado Monumento a los ángeles trianeros, realizado por Gabriel Mozas. Se trata de un relieve de bronce de arte moderno adosado a un muro de piedra.[10]​ Está dedicado a Rodrigo de Triana, Rodrigo de Bastidas, Andrés de Morales y al resto de trianeros que colaboraron en el descubrimiento y exploración de América.[10]

En 1988 el aventurero español Vital Alsar viajó con su barco Marigalante desde América hasta el Muelle de las Delicias de Sevilla y depositó en la capilla de la Virgen de la Antigua de la catedral un arcón con monedas de distintas partes del mundo en homenaje a Rodrigo de Triana y a todos los navegantes que participaron en el descubrimiento de América.[3]​ El cofre se encuentra depositado en las oficinas del cabildo catedralicio.[11]



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Comentarios
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La Rosa:
Felicitaciones a estos marineros valientes y testarudos por esta gran hazaña que hicieron al conquistar el nuevo mundo. Emocionante aventura.
2023-08-23 07:36:51
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gaMER:
ME GUSTO EL INFORME
2022-11-07 20:44:54
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cielo margarita rodriguez medina:
eee pues nose
2022-09-24 15:15:31
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