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Seny



En la cultura popular catalana, el seny (pronunciado /ˈsɛɲ/) es la ponderación o sana capacidad mental que predispone a una justa percepción, apreciación, comprensión y actuación.

Probablemente, la palabra tiene su origen etimológico en el vocablo sensus (en latín, «sentido»). Aunque puede traducirse de manera aproximada al castellano mediante los términos «sensatez», «cordura», «sentido común» o «buen humor», esta lengua no dispone en la actualidad de ningún sustantivo que aúne todas las acepciones del vocablo catalán (sí las reunía antaño una de las acepciones de la palabra sino, pero cayó en desuso).[cita requerida]

El seny como característica de la sociedad catalana, al igual que la «mesura» como cualidad castellana en el Cantar de Mio Cid, estaba basado en un conjunto de costumbres y valores ancestrales que definían el sentido común sobre la base de una escala de valores y unas normas sociales que imperaban en la Cataluña tradicional. Muchos de estos valores se transmitían, como en Castilla, por medio del refranero, de padres a hijos en forma de proverbios o aforismos e historias morales, gran parte de ellas inspiradas en la ética cristiana. Muchas lecciones de inculcación de valores morales tienen como protagonistas animales y plantas comunes en las zonas rurales de Cataluña, como en el refranero castellano de animales y plantas comunes en Castilla.

A principios del siglo XX, el obispo de Vich, Josep Torras i Bages,[1]​ estaba muy interesado en la transmisión oral del seny entre generaciones. Torras i Bages alentó a Josep Abril i Virgili (1869-1918) a recopilar el libro Bon Seny, serie más o menos representativa de lecciones morales catalanas ancestrales.

Ilustrado por Joan Junceda (1881-1948), el Bon Seny contiene aforismos, fábulas, así como ejemplos de humor local (chistes) basados en valores cristianos tradicionales catalanes.[2]​ Editado en catalán antes de la Guerra Civil, el Bon Seny fue un libro muy difícil de encontrar durante la época del franquismo, cuando mucho material impreso en catalán fue quemado por las autoridades del régimen, como en otras localidades de España se quemaron otros libros (por ejemplo, la edición del Cancionero y romancero de ausencias de Miguel Hernández).[cita requerida]

Se hizo una reedición limitada en 1959, cuando las publicaciones catalanas, al igual que otras muchas castellanas, se encontraban severísimamente restringidas por la censura. Entonces durante unas décadas, se convirtió en un artículo de colección raro, pero fue reeditado por una editorial católica en Barcelona nueve años después de la muerte de Franco.[3]

El tradicional debate entre el seny (la sensatez, el sino) y la rauxa (arrebato, rija)[4]​ se puede entender como una manifestación de principios contradictorios en la misma persona. En el marco tradicional catalán, el debate se definía como la lucha entre la virtud y el pecado. Característica de la cultura cristiana heredada de los antepasados, la figura de San Jorge luchando contra el dragón era un símbolo gráfico de esta lucha. Hay quienes ven en esta dicotomía un principio similar al del yin y yang del budismo.









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