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Sheshonq I



Sheshonq I o Hedyjeperra Setepenra Sheshonq Meryamón, príncipe de Heracleópolis, fue un faraón de origen bereber[1]​ de la tribu libia de los Mashauash.[2]​ Fundador de la dinastía XXII de Egipto, su llegada al trono se ha tomado como inicio del calendario bereber creado por el especialista en cultura bereber Ammar Negadi y publicado a partir de 1980.[3]​ La mayoría de los egiptólogos sitúan su reinado entre 945 y el 924 a. C.,[4]​ durante el Tercer periodo intermedio de Egipto, sin embargo estas fechas han sido revisadas recientemente de 943 a. C. a 922a. C., por algunos especialistas, entre ellos Erik Hornung, Rolf Krauss puesto que Sheshonq I habría vivido durante dos o tres años después de la campaña que terminó con éxito en Canaán, tradicionalmente datadaen 925 a. C.; si bien esta datación depende exclusivamente de los textos bíblicos[5]​.

Manetón lo denominó Sesonjis, según Julio Africano, Sensonjosis, para Eusebio de Cesarea, en la versión de Jorge Sincelo, o Sesoncosis, en la versión armenia, asignándole veintiún años de reinado.

Bajo la dinastía XXI, los Mashauash, o libios (bereberes), que controlaban las fuerzas armadas del reino, se habían asentado en el delta del Nilo, en torno a Bubastis, hacia el año 1000 a. C. y, paulatinamente, habían extendido sus territorios hasta El Fayum. Sus jefes se convierten en sacerdotes y líderes poderosos y el hijo de uno de ellos, Sheshonq I, se casa con la hija del faraón, Psusenes II de Tanis, y toma el poder a la muerte de su suegro, y se impone como faraón fundando la dinastía XXII, tomando el poder hacia 945 a. C.

Sheshonq I nombró a Nimlot I, uno de sus hijos, rey de Heracleópolis para que controlase el Egipto Medio. Se rodeó de gente absolutamente fiel, a quienes situó en puestos estratégicos, reforzando así el poder real. La reorganización del territorio se compartió entre los príncipes libios; todos los miembros de la familia son colocados en puestos importantes y reciben posesiones, pero esta política va a implicar la división del territorio del delta, el Bajo Egipto, a partir del siglo VII a. C. Su reinado supone cierto renacimiento, con la construcción de nuevos monumentos. La diosa Bastet, a quien el rey hizo erigir un gran templo en Tebas , se convirtió, asociada a la diosa Sejmet, en la gran diosa nacional. El culto de otros dioses se abrió paso sobre el culto de Amón.

Sheshonq I reanudó la política expansionista: reconquista Palestina y con un ejército compuesto por egipcios, libios y nubios, atacó los reinos de Israel y Judá; llevó a cabo incursiones contra los beduinos de los Lagos Amargos y se apoderó de Gaza.

Restableció relaciones comerciales con Biblos. Deja una estela en Megido y estatuas en Biblos. Según algunos comentristas de los textos bíblicos, sería él quien concedió asilo a Jeroboam I, primer rey de Israel, forzado al exilio por el hijo de Salomón, Roboam, primer rey de Judá de 931 a 911 a. C.

Sheshonq se casó con Karoma I y Pentreshmes y tuvo cuatro hijos: Osorkon I, que le sucede, Iuput a quien su padre nombra Sumo sacerdote de Amón en Tebas, principal general de los ejércitos y gobernador del Alto Egipto, Nimlot I, al que designa rey de Heracleópolis para controlar el Egipto Medio, y Tashepenbastet, una muchacha, que se casará con el tercer Sumo sacerdote de Amón en Tebas.

La fecha de fundación de la dinastía XXII marca el inicio del calendario bereber, cuyo primer día, Yennayer, se celebra entre los berberófonos del África septentrional. La propuesta partió del especialista en cultura amazigh Ammar Negadi.[3]

El rey Sheshonq llevó a cabo un ambicioso programa de construcciones en Tebas y Menfis.[6]

Los estudiosos de la Biblia, con frecuencia identifican a Sheshonq I con el rey egipcio Shishak (שׁישׁק Šîšaq),[7]​ mencionado en la Biblia hebrea en 1 Reyes 11:40, 14:25 y 2 Crónicas 12: 2-9.[8]​ como Sesaq, el Sisac o Shishak.[9]​ Según los relatos bíblicos, para salvar su vida, Jeroboam huyó a Egipto del rey Salomón hasta que este murió. Tras el fallecimiento de Salomón, Jeroboam regresó a su tierra para hacerse con el trono, diez de las doce tribus de Israel lo aceptaron como rey y fundaron el reino de Israel con capital Siquem, mientras que las otras dos reconocieron al hijo de Salomón, Roboam, como su gobernante, con capital en Jerusalén.[10]

Shishak invadió Judá durante el reinado de Roboam, llevándose consigo la mayoría de los tesoros del templo construido por Salomón. Los apologistas de la Biblia como Kenneth Kitchen afirman que el sucesor de Sheshonq I, Osorkon I prodigó 383 toneladas de oro y plata en los templos egipcios durante los primeros cuatro años de su reinado y tal cantidad, está directamente relacionada con el saqueo en Israel.[11]​ Otros académicos como Israel Finkelstein consideran que esa narrativa es una mera construcción teológica, más no referencia histórica.[12]



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