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Siete preceptos de las naciones



Las Siete leyes de Noé (en hebreo: שבע מצוות בני נח, Sheva' Mitzvot Bene Noaj), también conocidas como Siete preceptos de las naciones o Leyes noájidas, son una colección de leyes que según el judaísmo rabínico, fueron otorgadas por Dios[1]​ como un conjunto de leyes que agrupan a los «Hijos de Noé», es decir, la humanidad entera.[2][3]

En detalle, cualquier no-judío que se adhiera a estas leyes, por ser reveladas a Noé, se convierte en un «justo gentil», y se le asegura un lugar en «el Mundo venidero» (en hebreo, עולם הבא, Olam Habá), la recompensa final de los justos.[4][5]

Las siete leyes son tradicionalmente listadas como:[6]

De acuerdo al Talmud,[7]​ los rabinos están de acuerdo en que las leyes fueron otorgadas a los «Hijos de Noé». Sin embargo, no pueden concordar en cuáles, precisamente, fueron reveladas a Adán y Eva. Las seis primeras leyes fueron derivadas del libro de Génesis, siendo la séptima establecida a través de cortes.

"La tierra era corrupta ante el Creador y estaba llena de violencia. Y el Creador vio la tierra y observó que era corrupta, porque toda carne había corrompido su sendero en la tierra. Y el Creador dijo a Noé: 'El final de toda carne ha llegado. La tierra está llena de violencia por su causa y por eso, los destruiré a ellos con la tierra...'" Así comienza la historia de la destrucción del mundo en los tiempos de Noé. Solo él y su familia fueron salvados del Gran Diluvio y cuando emergieron del arca que habían construido, Ha Shem (en Idioma hebreo se traduce literalmente como El Nombre y es una de las formas elípticas para referirse al Creador del Universo) celebró un nuevo pacto con ellos y en consecuencia con toda la humanidad. Bendijo a Noé junto a su familia y los instruyó en los senderos del nuevo orden, declarando: "Ahora te he dado todo.... Y por eso, de la sangre de vuestras almas voy a pedir cuentas...." Noé es el ancestro de la humanidad actual y al ser depositario de los siete preceptos universales (él, su mujer, sus tres hijos y tres nueras), por extensión su descendencia entera está sujeta a los tales.

El pacto del arco iris y la entrega de los siete preceptos fueron anteriores a la entrega de la Torá a Moisés por parte de YHWH, por eso tanto los israelitas como las demás naciones se guiaban por estos siete preceptos básicos. Los mismos patriarcas de Israel: Abraham, Isaac y Jacob se rigieron por estas sencillas normas como se puede observar en el libro del Génesis.

El Talmud es una de las fuentes principales de los 7 preceptos. Las distintas autoridades rabínicas discutieron el tema en relación a estos mandamientos y su aplicación, principalmente a los gentiles (los goyim) que vivían bajo dominio judío. En el tratado de Sanedrín se dictamina: "Nuestros Rabinos enseñaron: siete preceptos fueron ordenados a los hijos de Noé: las leyes judiciales, evitar maldecir a Dios, la idolatría, el adulterio, derramamiento de sangre; robo y comer carne cortada de un animal vivo" (Talmud Sanedrín 56a).[8]

En el Talmud hay muchos otros tratados donde se discuten las 7 leyes, su observancia y aplicación, así como su origen y trasfondo teológico.

De acuerdo a la tradición judía, el Decálogo o los Diez Mandamientos (aserciones en realidad, que son una síntesis de los 613 mitzvot) se aplica únicamente a los judíos; al resto de la humanidad corresponde observar las "Siete Leyes de Noé", con sus respectivas derivaciones, ya que son las leyes que Noé le dijo a sus hijos para que formaran la nueva humanidad.

El término noájida indica la universalidad de estas ordenanzas, ya que toda la humanidad desciende de los tres hijos de Noé que sobrevivieron al diluvio universal.

Según el judaísmo existen dos vías para agradar a Dios: por medio de los preceptos judíos o los siete preceptos noájidas. El primero es para la nación de Israel mediante 613 mitzvot o mandamientos (que incluyen también estos siete preceptos de las naciones) y el segundo para los gentiles, quienes tienen que acatar los preceptos dados a Noé y sus hijos después del diluvio y ratificados en la entrega de la Torá en el Monte Sinaí.

De acuerdo con el sabio judío Moshe Ben Maimón, un no-judío que cumpla estos 7 preceptos solo por convicción intelectual y no por obedecer al deseo del Creador y cumplir con su voluntad, entendiendo la dimensión interior de cada mandato, no puede ser considerado como jasidei umot o justo entre las naciones, y su cumplimiento sería nulo y no tendría parte en la recompensa de los justos en el Mundo Venidero (Olam Habá).

1. Seis de las Siete leyes de los hijos de Noé son prohibiciones.

2. Los hombres y las mujeres son iguales en la observancia de estos preceptos.

3. La persona es responsable, ante las Siete leyes de los hijos de Noé, a la edad de 13 años los varones y 12 las mujeres.

4. Es una máxima dentro de la observancia de las Siete leyes de los hijos de Noé que: “El desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento.”

5. Los noájidas tienen permitido:

6. Además de lo anterior un noájida también puede observar cualquiera de los 613 mandamientos de Israel a condición que sea permisible y adecuado para el servicio noájida, por lo que debe ser previamente consultado con un rabino judío que posea los conocimientos necesarios y se encuentre calificado para guiar a un noájida; pero está estrictamente prohibido realizar los preceptos que están prescritos únicamente para el pueblo judío como:

7. Los noájidas tienen prohibida la innovación en la religión (como crear festividades).

Cuando un noájida ora, ciertamente obtiene recompensa, como aprendemos del Profeta Isaías: “Mi Morada será declarada una casa para todas las naciones del mundo” (Isaías 56:7). Aun cuando no se encuentra obligado a involucrarse en la plegaria, es evidente que un noájida cumple un precepto cuando ora.

Cuando un noájida se ve presionado por una emergencia personal, se espera definitivamente que rece a Dios, tal plegaria demuestra una creencia básica en Dios, exhibiendo la confianza de que solo Él es Quién da el sustento y que solo Él sana. Aquel que no ora a Dios en época de necesidad demuestra que no cree en Él sino en otras fuerzas.

Aquí la pregunta surge: ¿Si un noájida ora solo en pensamientos merecerá recompensa o debe orar verbalmente? Concluimos que no será recompensado por una plegaria mental porque esta no es realizada en la manera apropiada. Puesto que la plegaria establece un lazo entre el ser físico y un Dios de modo personal, uno debe usar lo físico para crear este lazo, es decir, una plegaria verbal (moviendo los labios y produciendo voz).

La plegaria noájida no debe consistir en meras súplicas sino que deberá también incluir alabanzas a Dios.

El acto y la experiencia de orar a Dios (y es obvio que está prohibido orar a cualquier otro ser que no sea únicamente Dios) presenta niveles sin límites. Cuando uno suplica a Dios por sus necesidades y deseos, o por ayuda en época de peligro o estrés, o cuando se realiza una plegaria profunda y meditativa (a fin de elevarse espiritualmente), es siempre una experiencia mística, una comunión con el (Mismísimo) Creador del alma de quien ora. A través de la plegaria el hombre puede despojar de su conciencia todo materialismo y asuntos físicos, separándose a sí mismo de su naturaleza animal, llegando a ser un total ser espiritual. Por intermedio de la plegaria, uno puede alcanzar un nivel cercano al de la profecía.[9]

Y el Rey David escribió: “Alaben al Eterno, todas las naciones, exáltenlo todos los pueblos” (Salmos 117:1). Este verso de los Salmos se refiere específicamente a los Hijos de Noé.

Está estrictamente prohibido rezarle a cualquier persona, animal o cosa como forma de llegar al Creador, únicamente se debe rezar a Él, queda prohibida el animismo, la creencia de que un hombre puede ser una extensión o parte del Creador de Universo, ya que es idolatría hacer cosas así.

Queda prohibido invocar a una persona, animal o cualquier cosa que no sea el Creador del Universo en la oración o rezo.

La oración, rezo o cántico debe estar dirigida únicamente al Creador.

La oración, rezo o cántico debe empezar con alabanza, ya que cuando nos dirigimos al Creador estamos invocando al Rey del Universo.

La oración, rezo o cántico debe expresar agradecimiento.

1. Los sacrificios animales, como ofrendas a Dios, son vistos por el hombre moderno como una práctica cruel y primitiva, lo cual contrasta con el hecho de que las almas más elevadas que han vivido (Adán y Noé; Abraham, Isaac y Jacob; Moisés y Aarón; David, Salomón y Samuel) así como miles de exaltados seres humanos, ofrecieron sacrificios animales a Dios.

La razón por la que el hombre carece de la sensibilidad y entendimiento necesarios para comprender los sacrificios animales data del período previo a la construcción del Segundo Templo. Era un tiempo en que la idolatría campeaba. Se podría decir que el hombre realmente sentía ansias de idolatría. La situación llegó a ser tan desesperada que los Sabios de Israel oraron a Dios para que removiera del hombre tal profunda compulsión por la idolatría. Cuando las oraciones fueron aceptadas, se vio estallar a un león de fuego por delante del Lugar Santísimo. Los Sabios entendieron la respuesta de Dios. Puesto que él había creado el mundo de manera que lo bueno y lo malo estuvieran perfectamente equilibrados (para concederle al hombre libre albedrío), cuando el deseo por idolatría fue removido, el balance se mantuvo al quitar del hombre el entendimiento de los sacrificios.[10]

En resumen: ofrecer un sacrificio animal simbolizaba la subyugación y destrucción de la naturaleza animal del hombre. El animal era faenado y entonces incinerado sobre el altar, reduciéndolo a sus elementos (que ascendían a lo alto). A través de este proceso, una persona era capaz de nulificar su ser animal, acercándose entonces a Dios. De hecho, en Hebreo la palabra para sacrificio es korbán que viene de la raíz karav, que quiere decir cerca, puesto que el korbán acercó al hombre a Dios.[11]

A partir del tiempo de la destrucción del Santo Templo en Jerusalén, se les prometió a los judíos que el estudio de las leyes referentes a los sacrificios y la oración serían aceptadas por Dios en lugar de los sacrificios (en sí mismos), como está escrito, “Rendiremos las oraciones de nuestros labios en vez del sacrificio de bueyes” (Oseas 14:2).

¿Qué hay de los Hijos de Noé? En los tiempos del Santo Templo, los justos entre ellos, quienes seguían las Siete Leyes Universales, tenían permitido residir en la tierra de Israel e ingresar al Templo para ofrecer sacrificios a Dios. Más aún, los sacerdotes judíos ofrecían sacrificios a favor de las naciones de la tierra, siendo el mejor ejemplo los setenta bueyes que se ofrecían durante la festividad de Sucot, el Festival de las Cabañas.[12]

Si después de la destrucción del Santo Templo los judíos podían ofrecer sacrificios a Dios de una manera espiritual (mediante la oración y el estudio), ¿qué hay de los noájidas? ¿qué pueden hacer?

La respuesta es una gran sorpresa. A pesar de que un judío tiene prohibido ofrecer sacrificios en un lugar que no sea el Santo Templo, un noájida, en la opinión de muchas autoridades, tiene permiso para construir altares privados y presentar allí ofrendas a Dios aún hoy en día.[13][14]

Nota: De ninguna manera esto implica desmotivar el rezo a Dios entre los noájidas.

Aun cuando las leyes referentes a los sacrificios son realmente complejas y que, por tanto, quedan fuera del alcance de este artículo, los siguientes puntos son una breve reseña de sus principios generales.

2. Durante los tiempos en que el Santo Templo estuvo en pie en Jerusalén, un noájida tenía permiso para traer un korbán olá, una ofrenda a ser consumida totalmente por el fuego.[15]

3. Un noájida tiene permitido presentar animales salvajes que sean espiritualmente limpios, como lo son aquellos de la familia de los venados o ciervos así como también animales domésticos espiritualmente impuros. Por espiritualmente limpios se entienden aquellos animales que tienen pezuñas partidas y rumian sus alimentos. También podría traer aves limpias, incluso gallos. Pollos y animales salvajes espiritualmente limpios son aceptables solo cuando el noájida los presenta en su altar privado.[16]​ Cuando trae una ofrenda a Dios en el Santo Templo, deberá (sin remedio) corresponder a aquellas categorías prescritas por la Torá y la Ley Judía.

4. La ofrenda de un noájida deberá (sin remedio) tener todos sus miembros para que sea válida. Otras tachas y desfiguramientos menores no provocan la invalidez de la ofrenda. Esta indulgencia se aplica solo cuando el sacrificio es ofrecido en un altar privado. Cuando los Hijos de Noé traen sacrificios al Santo Templo, serán aceptables solo si cumplen con los criterios de una ofrenda judía.[17]

5. Los Hijos de Noé podrían construir altares y ofrecer sacrificios como ofrenda en cualquier lugar.

6. Uno podría ofrecer sacrificios del tipo korbán olá, ofrenda encendida, como una muestra del deseo por conectarse con el Dios de Israel. Esta ofrenda es completamente consumida por el fuego y está entre lo más santo de los sacrificios. El animal recibe muerte en el lado norte del altar, y se recoge su sangre en un vaso (para el servicio) en el lado norte del altar. Su sangre es entonces salpicada hacia la esquina nororiental del altar, esparciéndola de esa manera a lo largo de las cuatro paredes. Estos sacrificios requieren que la espaldilla del animal sea entregada a los kohanim (sacerdotes judíos). La carne del animal ha de ser entonces desollada y cortada en pedazos antes de que sea completamente consumida por el fuego del altar.[18]

7. Puesto que la mayoría de las autoridades de hoy en día prohíben que los kohanim acepten su porción de las ofrendas sacrificiales, existe duda respecto a la permisibilidad de estos sacrificios por parte de los Hijos de Noé.

8. Quien, con conocimiento de causa, ofrece un sacrificio que carece de validez, amerita castigo.

9. Algunas autoridades sostienen que si un noájida ofrece un sacrificio de un animal que ha perdido un miembro, transgrede un mandamiento positivo; pero, no es una transgresión de una de las Siete Leyes de los Hijos de Noé (lo cual ameritaría castigo por parte de las cortes de ley).[19]​ Otros dicen que no hay para nada transgresión, pero que el sacrificio simplemente es considerado no-válido.[20]

Día séptimo (Shabat)

Un hijo de Noé no debe observar el Shabat en la forma que un judío lo hace. Un hijo de Noé no debe dar ocasión para que un judío rompa el Shabat.

Hay quienes dicen que cada no-judío que vivió en Eretz Israel en la época del Sagrado Templo en Jerusalén (Ger Toshav), que ha aceptado formalmente la obligación de respetar las leyes de Noé frente a una corte judía, tiene que defender y mantener el Shabat (Rashi, Kritot 9, Ievamot 40). Hay espacio para sugerir que el noájida incluso hoy en día, mediante la aceptación de cumplir los siete mandamientos, se encuentra en la misma categoría que un Ger Toshav y debe, según Rashi, respetar el Shabat.

Así que se sugiere que el noájida celebre el séptimo día. Este es un día en el cual debería abstenerse de trabajar, dentro de las posibilidades.

En la víspera del sábado (viernes por la noche), los noájidas podrían tener una cena familiar festiva con comida especial y a la luz de las velas, después de la puesta del sol, en honor del Séptimo Día, como fue ordenado a Adán y a Noé. Durante la cena podrían entonar canciones para fortalecer sus creencias, incluidas las canciones acerca de la creación. No se debe llamar a este día el Shabat, pero si el "séptimo día" como está escrito en el Génesis.

En el séptimo día, si se puede arreglar sin dificultades, debe abstenerse de ir a trabajar. Si es posible, se debe ir al campo o a un parque para sentirse cerca del Creador del mundo. Si la congregación tiene una sesión de oración, se puede recitar los salmos relacionados con el día de reposo y de la creación (como el Salmo 104). También se debe estudiar porciones de la Torá vinculadas a los mandamientos de los hijos de Noé. No se puede estudiar de la porción semanal de la Torá que se lee el Shabat en las sinagogas, solo los temas que afectan a toda la humanidad y saltar los temas que se refieren específicamente a los judíos.

Al final del sábado (Motzei Shabat), al final del séptimo día y el comienzo de la nueva semana, se puede recitar la oración por la nueva semana (Havdalá) después de haber encendido una vela de Havdalá, dar las gracias a Dios por haber enseñado a Adán cómo hacer fuego, el cual es la fuente de toda la energía que ha permitido al hombre realizar cambios en este mundo.

Rosh HaShaná

El primer día de Tishrei es el día del juicio para todo el mundo. Este es un día en el cual uno debería abstenerse de trabajar, dentro de las posibilidades. Se podría tener una cena familiar festiva con comida especial y a la luz de las velas, después de la puesta del sol en honor a este Día El primer día de Rosh HaShaná debería ser un día de arrepentimiento y de una profunda reflexión interna acerca de lo que una persona ha hecho durante el año pasado. El Benei Noaj (noájida) debe recitar una oración pidiendo que todas las personas del mundo acepten y reconozcan la verdad sobre el Dios único y verdadero.

Yom Kipur

Yom Kipur es un día de arrepentimiento para los judíos, si bien no es un ayuno para un noájida, el arrepentimiento es una necesidad para un hijo de Noé.

Sukot

Se afirma en el libro de Zacarías (14:1-21) que después de que el templo sea restaurado, durante la festividad de Sucot todas las naciones del mundo peregrinarán a Jerusalén para postrarse ante Dios.

Este es un día en el cual uno debería abstenerse de trabajar, dentro de las posibilidades. Se podría tener una cena familiar festiva con comida especial y a la luz de las velas, después de la puesta del sol en honor a este Día.

Vale la pena que una persona tome sus vacaciones durante este tiempo. De este modo, un Benei Noaj puede utilizar este tiempo libre para estudiar, para observar la naturaleza y reunirse con amigos noájidas para la oración grupal, con énfasis en la paz mundial, como lo hacían en Israel cuando el Templo existía y, cuando además se realizaban sacrificios por el bienestar de todas las naciones, orando por la venida del Mesías quién va a modificar las formas del mundo.

Januka

Los noájidas están llamados a celebrar la victoria del judaísmo sobre el helenismo, ya que, esta victoria le mostró al mundo la fuerza de la fe de los israelitas en el Dios único y verdadero, su verdadera devoción y dedicación en el mantenimiento de la Torá y sus mandamientos. Es también un momento de oración especial para la restauración del Tabernáculo, el Templo y el culto divino.

Pesaj

Pesaj es la proclamación de emancipación en primer lugar. Se aconseja que un noájida durante este día de fiesta ponga un énfasis especial en la libertad de todos los seres humanos. En la víspera del primer día de Pesaj, se sugiere que los noájidas celebren una comida festiva con matzá y vino en honor de la libertad.

Shavuot

Esta Fiesta conmemora la entrega de la Torá. En este día hubo una revelación divina y la raza humana adquirió la Torá a través de esta. En este día se podría celebrar una cena familiar festiva con comida especial y a la luz de las velas, después de la puesta del sol en honor a este Día. Este es un día que debería ser reservado para el estudio de la Torá y los mandamientos de Noé.[21]

Desde la perspectiva del judaísmo, estos siete preceptos son los instrumentos para que los gentiles tengan su recompensa en el Olam Haba (‘Mundo Venidero’), donde van tanto justos como pecadores, pero con la diferencia de que mientras los justos son regocijados por sus obras rectas, los pecadores son atormentados por el recuerdo de sus malas obras.

El noajismo es el «pan espiritual» propio de las personas gentiles, y las siete leyes, el camino marcado por Dios para ellos.



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