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Silurus glanis



El siluro europeo (Silurus glanis), o simplemente siluro, es una especie de pez de agua dulce de la familia Siluridae, originario de los grandes ríos de Europa Central.

Se ha extendido artificialmente fuera del área de distribución natural, llegando a países como España, Italia y Kazajistán. En los países del Benelux y en Francia fue reintroducida con éxito, incluso en áreas donde no se puede demostrar arqueológicamente. En el sur de la isla de Gran Bretaña, el siluro fue introducido en 1880 en los lagos y grandes ríos, sin embargo, apenas pudo extenderse probablemente debido a las condiciones climáticas. En el sur de Finlandia, Dinamarca posiblemente fueron eliminados de nuevo. En algunas regiones donde el siluro no se mencionó al principio, es ahora considerado como una plaga, ya que pone en peligro las poblaciones de peces nativos.

La especie, por lo general, no se considera amenazada. En el noroeste de la cordillera de los Alpes escandinavos, especialmente en el sur de Suecia, debido a las desfavorables condiciones climáticas y al deterioro del hábitat el número de siluros se ha reducido hasta casi desaparecer. En Grecia, se tiene constancia que hubo en otros tiempos.[1]

Se cita en la Historia natural de Buffon. Su área de distribución se ha ampliado recientemente tras la introducción humana de pesca recreativa, lo que le permite conquistar numerosos sistemas fluviales en la mayor parte de Europa Occidental.[2]

Su presencia en España, concretamente en el Ebro se fija en 1974 en Mequinenza (Aragón). Está documentado que el entonces joven de nacionalidad alemana Roland Lorkowsky, pescador e ictiólogo, cruzó los Pirineos con 32 alevines de Silurus glanis procedetes del río Danubio, declarados como cebo vivo. Su intención era liberarlos en la desembocadura del río Segre en Mequinenza para introducir una especie en un embalse reciente construido en 1964. Del mismo modo en 1995, se completó la introducción por parte de otra suelta de unos 200 pequeños siluros procedentes del río Po de manos de Oliver Portrat.

Ambos ictiólogos habían calculado que el espacio sería el adecuado para que la especie se asentase y fomentar de este modo el equilibrio ecológico. Los dos principales depredadores en aquellas fechas en el Ebro, el lucio y el black-bass, iban a tener una merma considerable en pocos años debido a los embalses y en consecuencia ello fomentaría la proliferación indiscriminada de las carpas suponiendo una todavía más grave alteración del hábitat.

Lorkowski, que frecuentemente visitaba la zona, explicaba que ese “monstruo” no era tal, que se trataba del siluro que normalmente se pesca en el Danubio y otros muchos ríos de toda Europa. Desde entonces, Mequinenza se ha convertido en una capital económica y turística que mueve anualmente mucho dinero y ofrece la posibilidad de capturar unos animales que superan dos o tres veces en peso a los humanos. El Silurus glanis no supone un riesgo su captura, más allá de la propia resistencia de su peso, ya que incluso se puede coger por la boca para sacarlo del agua.[3]

Poco a poco, se ha extendido por otros puntos de la cuenca del Ebro, a lo largo del río Ebro. También ha sido objeto de introducciones a otros ríos, embalses y lagos de España. La última denuncia conocida sobre su presencia indeseada la hizo en octubre de 2009 la Consejería de Medio Ambiente de la Generalidad Valenciana y se refiere a la presencia de estos peces en el embalse de Forata (Hoya de Buñol).[4]​ La introducción del siluro ha provocado la total desaparición del barbo, que era una especie abundante hasta aproximadamente el año 2005, en el cauce medio del Ebro, produciendo un cambio en la ecología del río en forma de un gran desarrollo en la cantidad de vegetación acuática, sargazos y algas.[cita requerida]

Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, en España está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto,[5]​ estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.

La pesca del siluro es muy popular y a menudo espectacular. Dada su actividad nocturna, la pesca da resultados notables entre las 20.00 y las 24.00 horas y entre las 03.00 y las 06.00 horas. Conocido como el 'basurero' de los pantanos, el siluro es fácilmente atraído por la carne alterada, el hígado de cerdo y los intestinos de las aves, que son los más utilizados como cebo.

El anzuelo utilizado (simple o triple) debe ser grande y fuerte, en consonancia con la propia boca del pez. El siluro es atraído también por los tonos bajos. Los pescadores del Danubio usan una herramienta de madera, conocida como clonk, golpeando en el agua, produciendo un sonido similar al de un pequeño pez saltando sobre el agua, una rana o algún tipo de ave.

También se usan ondas de baja frecuencia, de baja intensidad, ya que tienen la propiedad de propagarse a través de largas distancias, obteniéndose resultados notables en tentar el siluro. El altavoz que se utiliza en este sistema debe poseer un diámetro pequeño, pero que pueda generar sonidos de baja frecuencia, y debe estar conectado a un generador electrónico de baja frecuencia (máx. 150 Hz).

El hilo utilizado para la captura del siluro debe ser muy resistente. Para los grandes especímenes se utiliza hilo trenzado de 0,4-0,6 mm o más; la caña debe ser resistente (de acción 100-300 g) y preferiblemente de dos tramos, y el carrete debe ser del tipo 'masivo', y muy robusto. Suelen usarse hilos trenzados con alta resistencia ya que los siluros poseen una dentadura en la que sus dientes están dirigidos hacia dentro y son tan pequeños que en vez de cortar, desgarran. Un hilo monofilamento, por mucha resistencia y anchura, le duraría muy poco en la boca, aunque si la captura no es demasiado grande, se saca sin problemas. Otra forma más económica, ya que el hilo trenzado es bastante más caro que el típico de nilón, es colocarle unos 40 cm de hilo de acero en el extremo. No hace falta preocuparse por el brillo o la opacidad del hilo de acero ya que el siluro prácticamente no ve, sino que se guía por sus barbas que captan todas las vibraciones. Por ello, hay veces que se encuentran hasta latas en el interior de los grandes ejemplares.

El período óptimo de pesca del siluro se sitúa a principios de verano y principios de otoño, hasta finales de éste, y se concentra especialmente en el mes de junio, en el que se suelen sacar los mejores ejemplares.[cita requerida]

Pueden sobrepasar los 30 años de edad.[6]

En América recibe el nombre de bagre, y en Japón, namazu. Curiosamente en todas partes se come por los humanos, y en algunos lugares como plato de calidad y elevado coste.[cita requerida]

La demanda de este animal, ha motivado la creación de toda una industria de eviscerado y envasado con millones de kilos anuales a nivel mundial. En Estados Unidos se procesaron más de 15 millones con un aumento del 11% en el 2013 frente a lo envasado en el 2012. Su producción es mucho mayor incluso en toda Centroamérica, Sudamérica, India, y toda Asia, donde incluso se cría en piscifactorías, con procesamiento y distribución congelada a todo el mundo, sin dejar de lado los procesados de alimentos para animales tanto en latas de desmigado, como en gránulos o en harina para piensos.[cita requerida]

En España ha habido algunas iniciativas para su aprovechamiento gastronómico. En 2009 la Generalidad de Cataluña autorizó la actividad de una empresa para el eviscerado, fileteado y envasado de siluro con destino al mercado europeo. La empresa realizó las primeras capturas pero no se autorizó su venta ya que tras las primeras muestras para su análisis se detectó que el pescado contenía gran cantidad de mercurio poniendo de manifiesto el grave problema de tratamiento de las aguas de los ríos españoles.[3]



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