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Sinfonía n.º 6 (Beethoven)



La sinfonía n.º 6 en fa mayor, op. 68, también conocida como la «Sinfonía Pastoral» (en alemán, Pastorale[1]​), es una obra compuesta por Ludwig van Beethoven, terminada en 1808, una de las pocas obras de música programática[2]​ del compositor, quien la subtituló Recuerdos de la vida campestre. Se interpretó por primera vez en el Theater an der Wien el 22 de diciembre de 1808,[3]​ en un concierto de cuatro horas de duración.[4]

Beethoven fue un amante de la Naturaleza; pasaba gran parte de su tiempo caminando por el campo. Frecuentemente abandonaba Viena para trabajar en localidades rurales.[cita requerida]

No fue, sin embargo, el primer compositor en describir sinfónicamente la Naturaleza: por ejemplo, en su oratorio Las estaciones, estrenado en 1802, Franz Joseph Haydn similarmente pintó el amor por la Naturaleza, campesinos bailando, una tormenta, pájaros cantando y otros similares.[cita requerida]

Anteriormente, durante el Barroco francés e italiano, se compusieron piezas que pretendían imitar a la Naturaleza, aspiración muy propia de la Ilustración. El veneciano Antonio Vivaldi había compuesto sus celebérrimos Conciertos para violín Op. 8, Las cuatro estaciones, genial pintura de la Naturaleza, con tormentas, cantos de aves, moscardones, etcétera.[cita requerida]

Beethoven optó por componer una sinfonía, y así escapó del carácter sobre-literal que habría impuesto un libreto, en caso de componer una cantata o un oratorio. Como dijo el compositor, la Sexta Sinfonía es «más expresión de sentimientos que pintura de sonidos»,[5]​ y el mismo punto se ofrece en el título que colocó en el primer movimiento.

Los primeros bocetos de la Sinfonía pastoral aparecieron en 1802. Fue compuesta simultáneamente con la más famosa y feroz sinfonía beethoveniana, la Quinta Sinfonía. Ambas sinfonías se estrenaron en un concierto en el Theater an der Wien en Viena el 22 de diciembre de 1808, largo y escaso de ensayos.[cita requerida]

Fue recibida fríamente, sobre todo debido a su más brillante contraparte, la Quinta. Si bien la Sexta contiene algunos de los pasajes más hermosos del músico de Bonn, la gente deseaba otra obra cargada y aventurera, y la obra relativamente calmada e introspectiva no fue muy de su agrado.[cita requerida]

A pesar de su estreno poco auspicioso, la pieza, que dura alrededor de 40 minutos, se ha convertido poco a poco en una de las obras centrales del repertorio sinfónico. Es la favorita de muchos oyentes y es muy frecuentemente interpretada y grabada en la actualidad.[cita requerida]

La sinfonía rompió con el molde clásico al tener cinco movimientos, en lugar de los cuatro típicos. Los movimientos son:

Beethoven adapta su programa descriptivo a la forma sinfónica clásica habitual, insertando después del scherzo (III movimiento) un movimiento adicional (Tormenta).

Sólo el primer movimiento se acomoda a la forma sonata. El tercer movimiento responde a la forma Scherzo-Trío, modificada. Esta sección se enlaza sin pausa con los dos últimos movimientos, práctica que Beethoven solamente empleó en esta obra y en la Quinta Sinfonía. Felix Mendelssohn (Sinfonía de la Reforma) y Robert Schumann (Cuarta Sinfonía) retomaron este procedimiento décadas después.

La plantilla instrumental de la sinfonía difiere en cada movimiento y aporta escasas modificaciones a las previas obras sinfónicas del maestro alemán. Para los movimientos más líricos (el primero, el segundo y el final), Beethoven especificó una orquesta sinfónica clásica más bien pequeña: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 2 cornos, y una orquesta de cuerdas consistente en los usuales primeros y segundos violines, violas, cellos y contrabajos. Para el tercer movimiento, a ellos se suman 2 trompetas, y para incrementar la efectividad de la tormenta, Beethoven agrega 2 trombones, timbales y un flautín (piccolo).

La Sexta significó un paso más en el desarrollo de la música programática, que desembocaría por último en la aparición del poema sinfónico por Franz Liszt. Este proceso culminaría a finales del siglo XIX en los extraordinarios poemas sinfónicos de Richard Strauss y en sus sinfonías programáticas, especialmente en la estruendosa y lírica a la vez Sinfonía Alpina.

En 1940, Walt Disney incorporó está sinfonía en su película de animación Fantasía, aunque con modificaciones en la longitud de la pieza, realizadas por el director Leopold Stokowski.

Fragmentos del primer movimiento aparecen en la escena de la muerte de la película de ciencia ficción del año 1973 titulada Soylent Green.



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